Disclaimer: Todo le pertenece a J. K. Rowling

Este fic participa en el minireto de octubre para "El Torneo de los Tres Magos" del foro "La Noble y Ancestral Casa de los Black"

La fobia que me tocó fue Acrofobia (miedo a las alturas).


Lo que uno hace por los hijos


—Yo no me acerco a la ventana, Fleur.

—¡Mamá!

—Que no.

La voz de Apolline Delacour fue tajante. Estaban en el cuarto de Ron, recogiendo un par de cosas, cuando Fleur se había acercado a la ventada y le había lanzado un saludo a Bill que estaba en el jardín con Ginny y los gemelos. Después le había indicado a su madre que se acercara a saludar y la mujer rubia que, de mediana edad, aún conservaba una belleza exuberante. Apolline se negó con un tono de voz tan cortante que se hizo el silencio en la habitación en ese preciso momento y sólo se oyeron las quejas lastimeras del ghoul que estaba arriba.

A decir verdad, gracias a la criatura aquella, no había demasiado silencio. Pero sí una tensión que se podía cortar con un cuchillo.

—Vamos, mamá, verás como no estamos tan arriba… —insistió Fleur, sonriendo.

—¡Que no! —repitió Apolline Delacour en el mismo tono.

Evidentemente, Fleur no lo entendía. Esa sensación en el estómago y en las piernas, incluso el mareo que a veces aparecía, la ansiedad y la manera en que las manos comenzaban a sudarle y como se las retorcía y cómo salivaba y…

Respiró hondo.

—Mamá, no es muy alto… —indicó Fleur.

—Sí, sí… —dio un par de pasos acercándose a la ventana, pero se detuvo, detestaba las alturas, detestaba ver hacia abajo desde lo alto—. Chérie, esto me hace sentir mal. Se siento horrible, horrible.

Sin embargo, acabó acercándose y asomándose a la ventana para dedicarle a Bill Weasley un pequeño saludo. Se sentía terrible, como cuando de niña su tío Antoine insistía en sacarla al balcón más alto de la casa para que viera todo el paisaje desde allí y le decía lo hermoso que era sin percatarse de que la niña estaba blanca de miedo.

Saludó a su yerno con cara de estreñimiento y nerviosismo antes de quitarse de la ventana y volver a un lugar seguro, lejos de donde pudiera ver el vacío. Todo en menos de tres segundos.

—¿Ya ves, mamá? —le dijo Fleur—. No era gran cosa…

«Las cosas que uno hace por los hijos», se dijo la señora Delacour.

A Bill Weasley ni se le pasó por la cabeza que tuviera miedo a las alturas.

Estuvo una semana pensando que su suegra lo detestaba.