Xiao es un espíritu que, aburrido, decide poseer el cuerpo de una persona diferente cada día y vivir esa vida por 24 horas. Sin embargo tiene tres reglas para mantener el equilibrio, ¿Que pasará cuando conozca a cierta persona y las reglas dejen de tener sentido?
Nombres:
Hong Kong:
Espíritu y protagonista: Xiao-Chun
Humano: Siu-Chun
Iceland: Emil Steilsson
Advertencia previa: Xiao-Chun es Hong Kong. Siu-Chun es solo el dueño del cuerpo original.
Prefacio
¿Mi nombre? Xiao-Chun y soy el espíritu de uno de los nueve dragones del sudeste oriental. He vivido en este mundo por más de 4 000 años y naturalmente, me encontré aburrido con la vida llena de divinidad. Así pues, decidí poseer aleatoriamente el cuerpo de un ser humano para vivir su vida, un día.
Sin embargo me he impuesto tres reglas que no deberán ser quebrantadas.
No debo involucrarme ni interferir en la vida de la persona en cuestión.
No debo revelar mi identidad
No debo estar en el mismo cuerpo por más de 36 horas.
Sin esas reglas todo se volvería un caos. Se perdería el equilibrio. Pero asegurándome a mi mismo de no quebrantar estas voluntades, día tras día, amanezco en la vida y el cuerpo de una persona diferente, no suelo decidir de quién, Solo lo hago suceder.
Se aprende mucho de los humanos.
Un nuevo día.
Abro los ojos y me estiro, puedo ver a través de la traslucida cortina que ya ha amanecido, por el sol, parecería que no pasan de las 07:00. Cierro los ojos, suavemente para acceder – de manera superficial- a los recuerdos de este cuerpo. No puedo hacerlo a profundidad, solo lo suficiente para saber los datos básicos de quien, soy por el día de hoy.
Hoy mi nombre corresponde al de Lei Siu-Chun. Tengo 18 años y estoy por terminar la preparatoria, vivo con mis padres –un tanto disfuncionales- en un distrito al sur del país, en el barrio Chino. Es curioso, como muchas de las veces termino en el cuerpo de algún asiático, siendo yo mismo un espíritu de oriente.
Así mismo no deja de asombrarme lo peculiar del parecido entre nuestros nombres, y tengo el presentimiento que ésta vez, habrá algo nuevo.
Es momento de "reconocerme" y miro mis manos, miro alrededor y siento una extraña familiaridad en lo que me rodea, ya he visto esta escena antes, al igual que otros chicos de su edad, Siu-Chun es un chico bastante desordenado cuyo mayor interés son los videojuegos y si, lo compruebo al asomarme debajo de la cama, algunas revistas para adultos. Me levanto perezosamente e inspecciono el lugar de la vida que me ha sido prestada éste día.
Si u-Chun tiene mucho desorden en la habitación, no figura un solo libro en su espacio pero si mucha ropa, CDs de juego, un iPod descargado, un computador de escritorio súper equipado y comida chatarra en su mesa de noche. Todo eso, no es algo que me diga mucho de él, así que, decido llevarlo con calma, aún es temprano y aunque me siento cansado (Siu-Chun seguramente se duerme muy tarde) hoy le he ganado a la alarma.
Reviso la maleta que lleva a la escuela, un solo cuaderno con algunos esporádicos apuntes, algunas revistas, una consola de videojuegos portable, un par de libros de texto y basura y no tardo mucho en darme cuenta el tipo de chico que es el. El clásico chico problema que va mal en clases, desatendido y un tanto irresponsable.
Suspiro pesado. No me llevo bien en este tipo de vidas, viven en problemas y en más de una ocasión he terminado golpeado y golpeando a rivales de los chicos en cuestión, no es agradable y decido que entonces, en el caso de la vida de Siu-Chun llevaré con calma aquello. También hay algunas latas de cerveza, mal escondidas y colillas de cigarros. En definitiva, un adolescente de los difíciles. Sin embargo respeto su forma de ser, su identidad y su espacio. Aun cuando me encuentre perdido sobre el cómo reaccionaría ante diferentes situaciones.
Decido darme una ducha para empezar de una buena vez el día. Así es como termino en la habitación del baño frente a un espejo que esconde un botiquín con X cantidad de remedios homeopáticos y entiendo, que esta familia cantonesa, practica rigurosamente la medicina tradicional china y una sonrisa se dibuja en mi rostro. Es entonces cuando presto más atención a mi reflejo, pareciese como si la sonrisa que traigo en las comisuras fuese irreal, suave, pero de alguna manera irreal.
Siu-Chun tiene el cabello un tanto largo y castaño claro, estilizado aun cuando ahora está revuelto, pero tiene largos flecos que le dan una apariencia por demás atractiva, sus ojos, que ahora y por las siguientes 24 horas serán mis ojos, son de un delicado color miel y no puedo dejar de impresionarme ante esto pero no es lo único, las cejas pobladas, la piel suave y acaramelada un tanto clara (como para ser cantonés) y un cuerpo bien elaborado, en definitiva este chico posee una belleza predominante y está consciente de ello.
Desde luego que siendo como Siu-Chun es, no ha perdido la oportunidad de añadir "decorados" en su cuerpo y veo una argolla pequeña, plateada en la ceja derecha y un aro no muy grande en el lóbulo de la oreja izquierda, admito que le da un toque salvaje a su apariencia, entonces noto un último detalle sobre la apariencia física de este, naturalmente atractivo adolescente; De un mechón de su cabello, cuelga un largo lazo rojo, del que pende un nudo chino de la buena fortuna y una pequeña piedra entre otros pequeños nudos, dicho accesorio llega un poco más debajo de los hombros y lo tiene de costado, como una extensión de su propio cabello.
Sin duda, éste chico sabe lo que es.
Cuando termino mi exhaustivo examen, paso a ducharme rápidamente antes de bajar a desayunar algo rápido antes de alistarme para ir al colegio. Mis padres, están sentados en la mesa mientras yo, ya vestido con ropa casual sin exceso de accesorios, bajo y me encuentro con ellos. Ninguno de los dos me voltea a ver, mi madre, la de Siu-Chun solo emite una queja leve.
"Ayer te has tardado demasiado en volver, me he dormido sin saber si llegabas"
"Ah" respondí levemente abriendo la puerta del frigorífico para sacar el cartón de la leche "No recuerdo a que hora llegué" respondo finalmente, accediendo de manera breve a los recuerdos de Siu y veo, que la relación con sus padres no es la mejor, es casi indiferente. Justo como el padre que permanece en silencio. Acto seguido, me siento y mi madre pone algo de comida en mi plato, un poco de sopa de pollo a un lado.
"Seguramente tienes la resaca" comenta y veo que ha cedido un poco "O ya estarías quejándote, no deberías tomar entre semana" dice pero no exige, se ha cansado de hacerlo, Siu-Chun jamás le hace caso, quizás lo mismo ha sucedido con su padre.
"No" respondo y me lleno la boca de comida, un sabor exquisito y suave, me recuerda a casa, cuando amanezco en Cantón. "Un par de cervezas no causan resaca" Mi madre suspira y mi padre baja su periódico para empezar a morder salvajemente un pan antes de beber de la sopa que presumiblemente es recalentada del día anterior.
"Ya cállate y come" Dice él, no está acostumbrado a desayunar con su hijo, usualmente él sale de casa primero antes de que siquiera Siu-Chun despierte.
Obedezco y termino mis alimentos antes de subir corriendo a mi habitación, no sin antes percatarme de la cara de desconcierto en los dos. Cuando termino de alistarme, vuelvo a acceder a la memoria de éste chico, lo suficiente para saber que libros cargar y hacia dónde dirigirme el día de hoy.
Salgo y me despido de mis padres, un beso en la mejilla de ella y una palmada en el hombro de mi viejo, aquello los conmociona pero he decidido darles un poco de alegría con respecto a su hijo, aunque sea por un día.
Es así, que termino conduciendo hasta la escuela, hoy es jueves y los chicos de inmediato entran a empujones, es casi salvaje y no deja de asombrarme, El sistema disciplinario de este lugar con respecto a la educación es bastante laxo, prueba de ello soy yo, o más bien , Siu-Chun. Hay lugares en los que nunca dejarían que uno de sus estudiantes tuviera una perforación o que actuaran con total rebeldía, como Siu.
Clac
Un paso dentro y los demás se me quedan viendo alejándose levemente para dejarme pasar, y entonces adivino que Siu-Chun es ligeramente respetado si bien no anda por ahí de gamberro golpeando a los más débiles, tiene una pequeña banda bajo sus órdenes, no es sin embargo una banda criminal sino simplemente una pandilla.
La mera idea suena trillada pero admito que hasta cierto punto es interesante.
Encuentro mi casillero gracias a los recuerdos originales de Siu-Chun y cuando lo cierro, sucede. No puedo evitar girar a mi derecha en donde otra persona ha cerrado su propio casillero. Es un chico un palmo más bajo que yo, tiene el cabello un poco largo a la altura del mentón pero lo interesante no es eso, es el peculiar color rubio blancuzco, casi platinado que tiene, su piel es blanca también, como si se tratase de un demonio de la nieve, pero entiendo que es tan humano como los otros. Se me queda viendo, y yo no reacciono, sus ojos me atrapan y no parecen querer liberarme, son dos ojos color amatista, grandes, redondos y enmarcados por largas pestañas que parpadean en confusión una, dos y tres veces. Abre la boca, sus delicados labios color rosa pálido pronuncian algo pero yo no le escucho, me siento fascinado por esta criatura de rasgos tan hermosos que parece surreal.
Hay un silencio incómodo. Pero no puedo dejar de verlo.
"¿Estás bien?" le escucho preguntar y reacciono finalmente, me siento estúpido, en todos mis años de existencia me ha pasado algo semejante, algo tan idiota como quedarme boquiabierto ante la apariencia física de otra persona. No contesto, solo asiento levemente y el chico en cuestión frunce el ceño no satisfecho con mi intento de respuesta.
"no lo parece" añade y decido simplemente responder algo creíble que justifique mi estupidez al verlo.
"No dormí bien" respondo por fin y hasta ese momento caigo en cuenta de un pequeño detalle. Éste chico me habla con naturalidad, los demás temen a Siu-Chun, éste chico le pregunta como está. ¿Quién es? No puedo esperar para buscar la respuesta y lo hago en los recuerdos de Siu.
Su nombre, es Emil Steilsson, es de primer ingreso pero es muy inteligente, más que el promedio de los chicos en esta institución. Emil ha estado ayudando a Siu con sus labores como parte del programa escolar de tutorías de alumno a alumno. Por alguna razón aquello me satisface y a la vez me frustra. Me hubiera gustado que fueran amigos, me hubiera gustado saber que Siu tiene un amigo que le ayuda, pero probablemente Emil, con el tiempo, al igual que los padres, terminará harto del comportamiento de Siu.
"Lo siento" me dice levemente "No debí haberte hecho perder el tiempo entonces" suena la campana y maldigo, quiero escuchar lo que Emil tiene que decirme, ¿Qué ha sucedido? No puedo evitar fijarme en su lenguaje corporal, dice las cosas con falsa seguridad, mueve las piernas constantemente, nervioso, y juega con sus manos enredando los dedos en las orillas de su camisa y mangas del saco que lleva puesto. Se viste de una manera casi deliciosa, formal pero casual. Lo miro y admiro, mueve su labio inferior suavemente a la par que mira intensamente el suelo, es demasiado tímido, y sé que Siu lo intimida de alguna u otra forma.
"¿Te veré al rato?" pregunta y yo asiento "Te veo donde siempre..." añade, con su voz suave y tímida y se da la vuelta de prisa perdiéndose entre los corredores, entre la marejada de gente que le rodea y lo pierdo de vista a él y a su delicado caminar. A mi lado aun puedo percibir la fragancia de su perfume.
Debería haberle dicho "No, hoy no puedo" pero me doy cuenta que me encuentro esperando el final del día escolar para volver a verle, para escuchar lo que tenga que decir, para saber a lo que se refiere, quizás solo para estar en su presencia, quizás solo para escuchar su voz.
Pero me doy cuenta de algo serio...
Quiero llegar a conocerlo.
Tomo mis cosas y avanzo a las clases pero Emil no abandona mis pensamientos, su timidez me impresiona siendo él alguien tan inteligente y bello, entonces me doy cuenta que Emil mismo no está consciente de lo que él mismo es. Y me frustra, me enoja, yo quiero que él sepa lo mucho que otros desearían estar en su lugar, ser reconocidos por lo que él es reconocido.
Pero tal vez soy muy egoísta con ello.
Accedo a los recuerdos de Siu-Chun, no puedo estar un segundo más sin verlo, por alguna razón. Entonces a través de los recuerdos es como veo a Emil, casi claramente aunque de cierta forma difusa. Es un recuerdo al que Siu-Chun no accede a menudo por lo visto, pero entonces recorro los días hasta llegar al día anterior en mis esperanzas de entender el porqué de las palabras de Emil.
Mi corazón se detiene por escasos instantes.
Han discutido un tanto severamente dado el asunto que Emil pasaba más tiempo con otros estudiantes que con Siu. ¿Eran acaso celos? Presto más atención al recuerdo y veo que Siu parece no dejar que Emil se junte con otros que no sean él. La duda crece dentro de mí así, como mi miedo y presiento lo que está sucediendo.
Como si se juntaran las piezas del rompecabezas.
Llevan dos semanas saliendo, mi corazón se agita esta vez, ha sido Emil quien en un arrebato exasperado reveló que se sentía atraído a Siu-Chun. Por su parte, Siu-Chun le siguió la corriente. Me siento mal, lleno de ira hacia la persona que sin saber, me ha prestado este cuerpo.
Me enoja. Siu ha aceptado los sentimientos de Emil hacia su persona, pero no siente lo mismo, está jugando con él y puedo verlo. Presume frente a su pandilla porque al final, Siu también admite que, quien es su chico, tiene una apariencia atrayente. Pero no lo ama, no lo toma en serio y no planea llegar muy lejos con ese noviazgo del que se queja por "quedar siempre en segunda base" sin embargo, aun así, le controla, teme que Emil le deje primero, que lo humille dejándolo por otra persona, Siu-Chun no puede permitir eso. Yo, rechino los dientes al darme cuenta de esto.
La noche anterior a este día, han discutido por ese asunto, Emil ha terminado disculpándose pero les ha tomado mucho tiempo, al final, Siu-Chun lo ha ido a dejar a su casa y de ahí se ha ido de vago. Es la verdad, a Siu, el pleito lo tuvo sin preocupaciones, Emil por su lado, quizás pensó en el momento por largas horas y se ha puesto a pedir perdón hoy. No siento que lo merezca.
Quiero enmendar los horrores y errores que Siu-Chun ha hecho con él, quiero hacer algo por el que valga la pena, no debería, estoy rompiendo la primera de mis reglas, me estoy involucrando pero no puedo evitarlo, ansío involucrarme con Emil, ansío darle algo de alegría, ansío que Siu-Chun aprenda a valorarlo y así, antes de terminar la última clase, antes de salir y caminar "al lugar de siempre" escribo en un cuaderno, con mi puño y letra, la letra de Siu. "Aprende a valorar a Emil" lo hago en un arrebato de desesperación por que el dueño de este cuerpo, entienda y quiera verdaderamente a quien le entrega sus sentimientos. No se siquiera si Siu abrirá este cuaderno alguna vez para ver sus apuntes, anhelo que sí.
Accedo a los recuerdos y los bloqueo suavemente, me pone celoso de alguna forma u otra.
Por fin, avanzo hacia fuera del salón y encuentro la agradable sorpresa de que Emil espera por mí, tal parece que no confía en que llegase al "Lugar de siempre" pero claro, seguramente en más de una ocasión Siu ha llegado tarde, Emil odia la impuntualidad, por lo visto.
"Hey" le digo "Dame tus cosas"
Se me queda viendo con sus ojos grandes y brillantes, parece no entender lo que dije. Y analizo mis palabras, me rio de mi torpeza "Para cargarlas, o sea, como que, ¿qué te andas pensando?" hablo deliberadamente, siendo ya, Xiao en el cuerpo de Siu.
"Aah" responde pero no me las da "No te preocupes, yo puedo" entonces, se las quito de la mano, mi maleta esta en mi espalda, su pequeño portafolio en mi mano izquierda y con la mano derecha tomo su mano, respinga levemente pero no dice nada, al parecer su novio, no le toma la mano, pero por hoy, será diferente, me digo a mí mismo.
"¿Te apetece ir a comer algo?" pregunto mientras nos dirigimos al estacionamiento, su mano es suave, casi frágil pero es fría, las yemas de sus dedos y las puntas, son rojizas. Sonrío, quizás es parte de mi naturaleza asiática, pero eso siempre ha sido sinónimo de belleza. Lo noto consternado, quizás por el cambio de actitud de su novio, aprieta los labios suavemente. Emil tiene 15 años, es tres años menor que Siu-Chun, naturalmente lo ve como alguien superior. Para mí, la idea de que él sea tan joven me parece ambas, encantadora y tentadora.
"¿Te sientes bien?" pregunta finalmente cuando le abro la puerta del auto para que suba al asiento del copiloto echando nuestras cosas al asiento trasero.
"Yup" respondo levemente antes de cerrar la portezuela y entrar del otro lado, frente al volante. "Pero, Emi" digo con suavidad, acariciando el sonido abreviado de su nombre, acariciando cada letra, el breve sonido del hermoso nombre de esta hermosa criatura. Me pego mentalmente por ser tan cursi, pero no puedo evitarlo. "No respondiste que quieres comer"
"Lo que sea" responde él, se quita el saco, su fragancia de inmediato cubre el aire del auto, pero no lo envicia, me aprisiona. Es un olor cálido y suave, un poco dulzón y de esencia incluso cremosa, combinada con las notas de su perfume comercial. Me hace desear decirle "no te lo pongas" por que quiero sentir su esencia pura.
Me doy cuenta de algo terrible, lo estoy deseando.
Pienso y cavilo unos instantes sobre mi situación. A menudo, lo interesante es la persona cuya vida me ha sido prestada, sus necesidades, sus intereses gustos y pasiones, no suelo interesarme en las personas alrededor de esa persona. Esto, fue un asunto completamente nuevo, si bien Siu-Chun me interesa, jamás había encontrado interés, de esta manera, en alguien más. Emil viene a ser la epitome de lo diferente, incluso para mí.
Me siento naturalmente atraído a él, a sus palabras, su voz, su aroma, su calor, sus labios... su piel.
Podría ingresar a su cuerpo, poseerlo durante un día, pero no tendría sentido, yo no quiero poseerlo de esa manera. Por ello, la cabeza me da vueltas de una forma vertiginosa, el deseo que siento por él, de forma tan súbita me esta dominando y pego mi cabeza en el volante.
"¿Estas bien?" lo oigo decir y me dan ganas de decirle "Oh, Emil, no me hables, que tu voz me atrae como el polen a las abejas y no me deja pensar claramente y justo ahora te estoy deseando de la forma más vil, más pasional, más física y devoradora" sin embargo solo asiento, aun cuando quiero rodearlo con mis brazos, besarlo intensa y profundamente, acariciar su piel...como no lo he hecho con tanto deseo desde que empecé a hacer esto, la tentación es demasiada e intento controlarme, no me permito besar a nadie...
...Y cedo a la tentación, antes de siquiera ponernos en cinturón de seguridad, me aproximo a él, que tiene la mirada confusa, le tomo del mentón, me inclino hacia él y le beso por fin, sintiendo la suavidad inexperta de sus labios, el ligero temblor de su cuerpo, el cómo responde torpemente, fuera de ritmo hasta que, finalmente se acopla en movimientos suaves, sensuales pero inocentes, poco nítidos pero constantes. Siento sus manos aferrarse a mi playera, tiemblan también, bajo mi mano y le tomo levemente por la cintura, es curva es delicada y me dan ganas de perderme ahí. Abro los ojos mientras él aun los mantiene cerrados mientras nos besamos, quiero recordar este momento, recordarlo por completo.
Me separo suavemente para ver su rostro, me mira con ojos entrecerrados, sonrojado y con los labios parcialmente abiertos, invitantes a regresar a ellos. Pero no puedo, no debo, se me está saliendo de control la situación.
"Vamos a comer" le digo regalándole un último beso, breve, corto. Pero el asiente y sonríe, y creo que he visto lo más hermoso del mundo, esto, en un atisbo de algo cuya verdad sé, pero no necesariamente quiero aceptar aún.
Terminamos comiendo en un restaurante de comida rápida, al parecer Siu-Chun suele venir aquí, no obstante pocas veces sale con Emil, a menudo – y bloqueo el recuerdo porque me enoja y encela- lo que más hacen es encerrarse en el cuarto a que Emil le ayude con los deberes y después, no diario, juegan algo. A veces ocurren escenas llenas de besos, un tanto torpes y apasionadas. Pero ahora que he probado semejante cosa, no puedo culpar al chico de querer besarlo todo el día.
Gruño por lo bajo, Siu-Chun que tiene todo esto y no lo valora, lo va a lastimar si es que no lo está lastimando ya.
Escucho al chico hablar, dejo la puerta abierta para que me cuente sobre su día, parece ser algo completamente fuera de lo usual ya que se ha sorprendido, pero como he dicho, lo quiero conocer. Me pierdo en sus palabras y lo dejo hablar, escuchándole y así es como, por mi propia iniciativa, me entero que saliendo de la preparatoria quiere estudiar letras, y sonrío al hecho, pensando que no puede haber algo más perfecto para él que eso. Vive con sus hermano y sus padres, su hermano mayor es, aunque le cueste admitirlo, su inspiración y rio levemente. Y me doy cuenta de su terquedad y orgullo que se llevan de la mano con la elocuencia de sus palabras una vez que ha entrado en confianza, la suficiente para alzar un poco más la voz y dejar de hablar en quedos susurros, sonrío, quiero que sea capaz de hacerse escuchar, por que vale la pena que se haga notar.
Por fin alza más la vista y aunque nuestra charla no sucede con un constante contacto visual, puedo al menos verle de frente, y le sonrío divertido, gozando ínfimamente de este momento. "¿Estás bien?" vuelve a preguntar, volviéndose ya una de las tantas veces que lo ha hecho. "Si" contesto esta vez, "¿Tú estás bien?, haz estado preguntándome mucho eso" lo sé, entiendo que está confundido por, literalmente, estar pasando la tarde con una persona distinta. Me siento terrible al respecto pero no puedo evitarlo ni negarlo, ni quiero dejar de estar en su presencia.
"Estas actuando raro" responde y se entretiene bebiendo de su vaso refill de soda, entonces, ante mi falta de respuesta –estoy demasiado concentrado viendo sus reacciones- vuelve a hablar "Diferente"
"¿Tú crees?" pregunto lo obvio, y él se sonroja, como si tuviera el aterciopelado color del durazno en sus mejillas.
"Incluso ese beso en el auto, ha sido diferente"
Le miro sorprendido, lo ha notado. Pero, ¿En qué aspecto ha sido diferente? ¿Le ha gustado más de lo usual? Se la respuesta pero admitirlo quizás, es alardear. Pero ha sido más pasional. "¿Diferente? Como que, ¿A qué te refieres?"
Sigue sonrojado, baja la mirada y se concentra en su soda "no lo sé... ¿más...intenso?" Yo asiento y él continua, amo el uso de sus palabras, amo sus reacciones, su lenguaje corporal. Se lleva una mano al pecho, de forma inconsciente, suspira levemente quizás buscando las palabras exactas "Como si hubiera sido la primera vez"
Sé que le ha costado trabajo decirlo por como tartamudea algo ininteligible inmediatamente después, y me rio de ello también. "También... ríes más" añade y entonces sonríe honestamente.
¿Es posible saber el momento exacto en que uno se enamora? Si es así, puedo sentirlo en este momento, junto con la veraz necesidad de saber más de él, de escuchar más de él. Y entiendo lo cruel de mi destino, del suyo y de lo nuestro, de lo que no somos. Emil cree que charla con otra persona que en estos momentos no está aquí, yo no soy esa persona de quien él, está enamorado y es cruel, porqué Siu-Chun no le brinda la atención que le estoy brindando en estos momentos, tal vez ahora es más feliz de lo que ha sido desde que empezó su relación pero es una felicidad efímera, que es frágil, tan pronto salga yo de este cuerpo, Siu-Chun y su consciencia volverán y todo volverá a ser como antes.
La gente suele creer que existe el alma, pero el alma en sí es la conciencia, la mente y sus recuerdos. Siu-Chun es su conciencia, que una vez que yo desaparezca de este cuerpo, retomaran donde se quedaron, sin conocimiento de lo que ha sucedido ni "donde estuvieron", sin embargo, miro a Emil y no puedo dejar de pensar, que si hay alguien en este mundo con verdadera alma, es él.
"Será mejor que vayamos de una vez, tienes examen mañana" dice de pronto y entiendo, después de todo se supone que es él quien ayuda a Siu-Chun en el programa alumno-alumno. "Realmente yo no se cual es el problema" añade "Si puedes hacer las cosas bien"
Me rio y me encojo de hombros "Vámonos"
Subimos al auto y conduzco hacia mi casa, la casa de Siu-Chun y sus padres, cuando bajamos me percato de que no están, a menudo es así, la casa se queda vacía cuando Siu llega. En esta ocasión avanzó con Emil directo a la habitación y no tardamos en rodearnos en el piso con algunos cuadernos y libros. No es la primera vez que viene, no se asombra por el desorden, no hace comentario alguno y continúa hablando, esta vez sobre los temas escolares.
Sin embargo, son cosas que yo ya conozco, cosas que el verdadero Siu no esta aprendiendo ya que no esta presente, es una perdida de tiempo, incluso para la respiración de Emil. Suspiro y le digo "Ya me lo se todo" y procedo a hablarle de lo que me explica, claro, el no sabe que soy un espíritu divino que ha vivido experiencias como esta miles de veces. El resopla "Entonces me debiste haber dicho antes de venir"
Me siento en la cama y doy dos palmadas para que se siente conmigo y eso hace, estando tan cerca vuelvo a percibir su aroma, me seduce, el sonrojo de su piel de seda me llama la atención, altera mis sentidos y me pierdo, pierdo el control de todo, de mi propio sentido común, cedo a la máxima tentación, me acerco a él, me permite la cercanía, me inclino para besarle y me devuelve el beso de forme fehaciente, apasionada e intensa y me permite besarle con sed y necesidad. Me encuentro en la encrucijada de detenerme o continuar, con la cercanía y esa barrera de mi propia mesura, desaparecida, que me dice, me grita que puedo tocarlo, y lo hago, le atrapo en un abrazo y siento su cálido cuerpo de manos frías, me pierdo en el aroma de su ser, su dulce fragancia que me ha llamado hasta este punto. Y me estremezco.
Lo escucho gemir suavemente cuando he entrado en su boca, no se reprime y comienza a ser más asertivo en lo que desea, se entrega por completo y puedo sentirlo, con sus brazos rodeando mi cuello y mis manos aferrándolo de la cintura. Una de ellas, decido entramarla en su esponjoso y pálido cabello. Nos acostamos en la cama, empujando las cosas que hay sobre ella, y nos acomodamos sin separarnos, ambos sabemos lo que está pasando, y el no duda en lo que está haciendo, me permite tocar su piel desnuda por debajo de la ofensiva ropa que me estorba para hacerlo a plenitud. Toco su pecho suave y liso, beso su cuello con la misma desesperación acertada que me grita, y que me lleva a un punto incontenible donde lo que mas deseo, es tenerlo así conmigo, siempre, cada día. Emil, me permite llegar más lejos de lo que ha hecho en toda su vida, completamente pleno y dispuesto a que sea su vez primera de esta manera... y lo siento tan mío... aunque no lo sea.
Y eso es lo que me detiene, quiero tenerlo conmigo, juntar el cuerpo que tengo ahora con el suyo, acariciarlo por completo, escucharle gemir de nuevo, llevarlo a un punto placentero a el y solo a él, perderme en su cuerpo curvilíneo, hacerle el amor toda la tarde y toda la noche, sujetarlo entre mis brazos, pasar la yema de mis dedos por su piel; pero más que nada, quiero darle la dicha de sentirse amado por completo...
Pero no, él se está entregando a quien, el cree, es Siu-Chun, de quien está enamorado y no un extraño como yo, que aunque está fascinado y enamorado de él, no lo sabe. Nada me costaría, hacerle el amor, de forma tan pasional que yo, seguro lo recordaría por mil años más, pero Emil, el viviría creyendo que ha estado con Siu, Siu no sabría lo que ha pasado y así todo resultaría en una gran mentira.
Siento su frustración y no puedo evitar reír, beso su frente "Ahora, como que no es el momento" le digo y esa respuesta parece satisfacerle a medias.
"¿Quién te entiende?" y yo ya sé a qué se refiere. Y me hace gracia su tono y forma de decir las cosas, le abrazo, le beso la mandíbula, los labios, pequeños besos que recorren su bella faz, el, se queja al principio pero eventualmente deja de hacerlo y se relaja en mis besos-caricias. "Eres muy raro" me dice, y decido escucharlo aunque sienta que esas palabras no están dirigidas hacia mí, pero lo están. "Hoy ha sido el día más raro Siu" aprieto los labios al escucharlo llamarme así "Pero ha sido un lindo día, gracias" se da la vuelta y se rueda quedando sobre mí y le atraigo en otro delicado beso, entonces me siento, teniéndolo conmigo en mi regazo. Toma el pendiente de hilo rojo que cuelga de mi cabello enredándolo entre sus blancos dedos, la sola imagen es perfecta.
Por un escaso momento no quiero pensar en nada más que en él, no quiero pensar que mientras él está sentado en mis piernas jugando con mi cabello, afuera, se hace de noche y pasa el tiempo. La sola idea me paraliza, y siento sufrir. Pero lo evado y me concentro en abrazarlo, en no querer dejarlo ir. Me siento terriblemente enamorado como si no pudiera dar vuelta atrás en mis instintos. Me he traicionado a mi mismo, me he permitido enamorarme profundamente de toda la humanidad que yace en Emil. ¿Rápido? Quizás pero yo ya he conocido a muchas personas por un día, Emil sin embargo es el único al que he deseado, tanto física, como en un plano más existencial. De manera irrebatible e intensa, quiero que me hable de él, de su vida, que me cuente sus historias que me hable de lo que le gusta y lo que no.
Quiero que ría, que ría mucho y que ría feliz. Lo veo acomodarse el fleco detrás de su oreja antes de inclinarse para besar mis labios y le respondo el contacto, se lo respondo dichoso y anhelante. Como si dicho contacto no pudiese esperar otro día, otro minuto, otro segundo. Quiero verlo haciéndolo otra vez, acomodarse el cabello, sonreír. Quiero verlo, quiero verlo otra vez, de día, de noche, quiero estar ahí.
Me comienza a invadir la desesperación. El parece sentirlo porque se separa levemente de mí, y me dan ganas de jalarlo conmigo, atraparlo por siempre entre mis manos, enredo sus dedos con los míos, sus dedos finos y suaves me rozan con cuidado y quiero, anhelo y deseo que me toque con esas manos, que las enrede en mi cabello, que las pase por mis labios, pero sobre todo, anhelo que tome mi corazón. Se lo doy.
Es suyo.
"Debería irme" dice suavemente, casi en un susurro, que con su voz suena maravilloso aunque me rompa el corazón. "¿Nos vemos mañana?" pregunta y asiento, aún demasiado negado a aceptar la realidad.
"Seguro" le respondo, le miento. Sé que no habrá un mañana para nosotros. Lo habrá para ellos pero yo, yo ya no estaré envuelto. "Te llevo a casa" Dicho esto, tras otro beso, salimos de la habitación, mis padres aun no llegan pero se está haciendo de noche, por cómo es su familia debo regresarlo pronto. Subimos al auto y lo dejo poner la radio, escoger su música y elige, una melodía dulzona pero romántica de la vieja era, sonrío, yo viví esa época y me llega la nostalgia. Emil, canta suavemente, y yo decido no interrumpirlo, también quiero quedarme con el recuerdo de la melodía de su voz.
"Canta" me dice y canto a su lado in fragmento de una canción al azar que a partir de ahora se convertirá en lo más preciado, junto a todos los recuerdos de este día.
...
No me lo puedo permitir, soy más débil de lo que estoy dispuesto a aceptar. Decido romper otra de las reglas del juego. Usualmente no debo estar más de 24 horas en un cuerpo, 36 es el límite. Día y medio.
Pero no puedo renunciar a Emil, no puedo, no puedo.
"Mañana..." empiezo y de nuevo tengo toda su atención. "No vayamos a clases, vamos a otro lado, pasemos un buen rato, solos tu y yo"
"¿Pero qué dices?"
"Que nos escapemos"
Una sonrisa se forma en su rostro, no puede creer lo que digo pero anhela poder hacerlo. "¿Y a dónde?" pregunta, con la inocencia en el rostro y en un suspiro quiero decirle "te amo".
"No lo sé" respondo "¿Por qué no eliges?" Me mira y suspira, odia que lo haga elegir. "¿Podemos pasar un buen rato en, no sé, la playa?"
"Hace calor" se queja "¿Qué tal si mejor pasamos la mañana y tarde en...?" se queda callado, sé que no tiene nada que añadir.
Resoplo quedamente "De acuerdo" le digo "Que sea en el bosque, ¿Quieres?"
"La playa suena mejor" responde y yo, falto de una reacción mejor, me rio, me rio mucho de su indecisión e insólita torpeza. Respiro profundo para calmarme y observarle una vez más, tiene cara de berrinche, con las mejillas infladas como si estuviera a punto de reclamarme algo grave, pero no dice nada. Sonrío triunfante. "Mañana paso por ti, te veo en la entrada de la escuela"
Emil asiente y se baja del auto sin permitirme tener un gesto de caballerosidad con él, en un arrebato, me besa la mejilla y sonrió ante el gesto. Ha sido tan humano y real como los latidos que se han acelerado en este cuerpo. "Hasta mañana" me dice y se da la vuelta y yo sigo sus pasos con mi mirada, posando mis ojos en su figura, en su cabello que se mueve al viento en sus ropajes que se menean con su andar. Aprieto los labios, quiero gritarle su nombre, pedir que vuelva, decirle la verdad, que la cita de mañana será con un desconocido, que yo lo quiero, que quiero estar a su lado, que su sonrisa, su voz, su mirada y sus maneras son ahora, las cosas que más anhelo en esta existencia.
Por ahora, contengo la respiración y finalmente dejo escapar un suspiro. Para mañana habré roto ya dos reglas del juego, y sin embargo, apenas lo pierdo de vista cuando entra en su casa, mi mente da vueltas, mi corazón se vuelve a acelerar y pienso una y otra vez...
...que espero el día de mañana.
Fin del capítulo uno
¡Gracias por tomarse la molestia de leer!
¡Yup! Otra historia, mi querida "Comedia Romántica" ya va a terminar y en vez de escribir el capítulo final (voy a la mitad) escribí esto. I'm sorry. Pero tengo tantas historias de estos dos que tengo que irlas avanzando si/si
Nota: está vagamente basado en un libro cuya contraportada leí una vez sin embargo, es completamente diferente.
