Disclaimer: Todos los personajes, y lugares son propiedad de J.K. Rowling.

Aviso: Este fic participa en el reto "Amortentia al azar" del foro "La Sala de los Menesteres".


Scorpius Malfoy, el día que cumplió doce años, juró no enamorarse. Había visto como el amor hacía que la gente fuera estúpida, y tomara decisiones aún más estúpidas que ellos.

Su madre, por ejemplo, estaba por consagrarse en el mundo de la danza cuando Draco Malfoy cayó rendido a sus pies. Después de tres años de amor, y una boda en el medio, Scorpius nació, y la carrera de su madre fue a parar al tacho de basura. Por supuesto, a Astoria Malfoy jamás se arrepintió de dejar la danza para dedicarse a su familia, aún después de veinte años, seguía tan enamorada de Draco como el primer día, y tampoco era que le habían cortado las piernas, solamente había abandonado las ligas mayores. Scorpius siempre vio eso como un crimen. ¿Dejar tu ambición para cuidar a un niño? ¡Tonterías!

Por ese motivo, no la historia de sus padres, Scorpius había jurado que si algún día se enamoraba, cosa que no veía que fuera a pasar pronto, que no iba a ser una de esas cualquiera con las que sus amigos solían salir únicamente para llevarlas a la cama. (¡Sería una desgracia para los Malfoy!) No, si algún día se enamoraba, lo haría de una mujer que valiera la pena conquistar.

"No puedo creerlo, Scor. Huele justamente como Mía… Estoy jodido, hermano." Dice Albus Potter, mejor amigo del joven Malfoy.

Potter, siempre dramatizando todo. "¿Cuál es el problema? ¿Está mal que huela a tu mejor amiga? Siempre fue obvio que ella es tu punto débil."

"¿Te imaginas la cara de tu tío Blaise si se entera que la Amortentia para mi huele a su hija? Empezaría con eso de que su hija es joven, y conociéndolo, terminaría siendo una charla de todas las mujeres que pasaron por su cama."

Scorpius rió. Al tenía razón. Todas las charlas con Blaise Zabini terminan siendo charlas de sexo. No importa cuál sea el tema inicial, ni siquiera si es su hija, la preciosa Mía Zabini, siempre deriva en historias de sus supuestos "años dorados".

"Bueno, Albus, ¿Slughorn te hace escribir que es lo que hueles? ¿Se lo tengo que mostrar?" La cara de Scorpius demuestra su pánico. Su punto fuerte no es precisamente expresar sentimientos, a menos que sea en privado y con sus queridos y selectos amigos.

"Lo sabrías si no te hubieras quedado dormido esta mañana, así que no voy a decirte." Maldito Albus, se suponía que lo iba a despertar antes de ir a desayunar, pero eso nunca pasó. Cuando el rubio despertó, ya había pasado la mitad de la primera hora de pociones, y no iba a apurarse, iría directo para la segunda. "Ah, y casi me olvido, ¿ya sabes que regalarle a Lily para su cumpleaños? Es este Sábado, y no tengo idea de que puede llegar a querer."

"Yo ya sé que le voy a dar, pero creo que una buena idea sería que le regalaras un pijama nuevo, lo necesita, y con unas chancletas, para completarla si queres."

Albus estaba a punto de responderle, cuando Slughorn abrió la puerta de su aula para dejar pasar a la clase de sexto año, compuesta por alumnos de Slytherin y Ravenclaw. El caldero conteniendo la poción se ubicaba en el escritorio del profesor, vapor en forma de espirales salía de él, haciendo identificable su contenido.

Después de quince minutos, en los que Slughorn lo reprimió por haberse quedado dormido, el señor Malfoy fue llamado al escritorio del profesor.

"¿A qué huele, señor Malfoy?" preguntó Slughorn muy curioso.

"Magnolias" susurró Scorpius, sorprendido, ya que realmente esperaba que la Amortentia no tuviera ningún tipo de olor para él. Después de la inicial sorpresa, el joven sonrió, sabiendo muy bien quien era la persona que amaba las magnolias.


Los jardines de la mansión Malfoy en primavera son una vista imponente, miles de pimpollos comienzan a florecer, dando lugar a una de las vistas más coloridas de todas. Astoria, junto a su sobrina Mía, riegan y cuidan las flores todos los días.

Los fines de semana, en ese jardín, los Malfoy dan pequeñas fiestas para su familia y amigos, entre ellos, los Potter, los Zabini, y los Tonks-Lupin, o lo que queda de ellos. Teddy Lupin, desde el final de la guerra, se había convertido en una parte muy importante de la vida de los Malfoy, Cissa y Andrómeda habían enmendado su relación, y Draco adoraba cuidar al pequeño Ted. El acercamiento de los Malfoy a Teddy, también trajo como consecuencia el acercamiento de los Potter a los Malfoy.

Una Lily de seis años caminaba por el jardín acompañada por Mía y Scorpius. Mía le iba mostrando todas las flores, nombrándolas y comentándole alguna de las características de las mismas.

"Mira, Lily, esas son las magnolias" hablo Scorpius.

Maravillada, Lily observaba las flores. Mía, escuchando el grito de su madre que los llamaba a comer, había comenzado a caminar hacia la mansión, mientras que Scorpius se quedó con Lily mirando las flores. Con una idea en la mente, Scorpius cortó una magnolia, y se la entregó a Lily. "Una flor para otra flor", le dijo, antes de comenzar a caminar hacia la casa, donde todos los esperaban.

Todos asociaban a Lily con los lirios, y ese era un gran error de ellos. Nadie le preguntaba cuál era su flor preferida, asumían que eran los lirios. "Se llama Lily, claro que le gustan los lirios" le había escuchado decir a James Sirius, una vez que uno de sus amigos le preguntó que flores le podía regalar a Lily para su cumpleaños. Todos menos él, que siempre que podía le llevaba un ramo de las magnolias más bonitas que encontrara, y la saludaba con un cursi "una flor para otra flor", como había hecho siempre.


Bueno, espero que les haya gustado. Y si, vuelvo con un Lily-Scorpius, pero realmente no pude evitarlo.

Saludos,

Connie :)