Esto esta dividido en dos partes, la razón es simple: La segunda contiene más comedia y sentí que podía arruinar el ambiente.

Más allá de eso, el mes del IR se va pero yo dejó una historia más.

Personalmente creo que Ichigo se siente así al final del manga, pues yo tuve la oportunidad de conocer a una persona que cambió mi vida y pasó de ser una completa desconocida a ser la mujer que me hizo sonreír de nuevo y abrir mi corazón hacia los demás, recordar los sueños de mi niñez y desear ayudar a los demás de forma sincera. Además fue la primera persona por la cual lloré de verdad y maldije mi inocencia por no comprender el momento en que se despidió de mí.

Eso sí, nada romántico. Fue más como una relación padre e hijo debido a que era mi profesora.

Bleach no me pertenece o polvito-kun hubiese sobrevivido.


Era malo al hablar de sus sentimientos de forma calmada, quizá era la persona más inútil en ese aspecto que conocía, vamos, que Byakuya pudo hablarle a Rukia sobre Hisana sin armar un alboroto, a diferencia de él que estuvo luchando contra el asesino de su madre y si no fuese por el discurso que Rukia le dio seguramente también hubiese muerto sin confesar su sentir.

Por desgracia eso no cambio mucho con el pasar de los años, sin embargo lo hizo en su forma de percibirse en el mundo. Había dejado de sentirse como una carga, la cual fue como una gran lluvia sobre él.

Finalmente tuvo la oportunidad de proteger a las personas por el solo hecho de querer hacerlo y que su voz fuese escuchada.

Aunque ese evento solo fuera el inicio de un plan y que fuese a cumplirse de cualquier forma, agradecía que su historia se hubiese cruzado con la de Rukia, pues no podía imaginar cómo hubiese sido de haberse encontrado con otro shinigami.

Si intentaba ser sincero, fácilmente podría categorizarla como "el amor de su vida" aquel por el cual daría la vida sin dudarlo, aunque estaba seguro que quizá no era visto de la misma forma por la capitana, pero realmente no le importaba eso. Le bastaba con saber que era feliz a un mundo de distancia. No negaba que al principio la lejanía estuvo a punto de matarlo en más de una ocasión, entre ellas en donde fingió extrañar sus poderes cuando en realidad añoraba tener a Rukia cerca.

Durante ese momento aún no entendía por completo como una persona a quien apenas comenzaba a conocer podría importarle tanto como su familia. Incluso tuvo que llorar en soledad para no caer en la locura.

¿Quién no lloraría por la persona que cambió tu vida? La cual tuvo que irse sin que pudiese hacer o decir algo para intentar impedirlo.

Vivir sin la certeza de volverla a ver era difícil y le aterraba la idea de que era mirada violácea llena de tristeza sería lo último que recordaría. Por fortuna no pasó mucho tiempo hasta que llegó una oportunidad que aceptó sin percatarse de que de nuevo había un motivo oculto, hasta que fue demasiado tarde.

Aun cuando ella le regresó sus poderes, no pudo decir nada. Estaba seguro que ella no entendería la felicidad que se encontraba en su corazón al tenerla cerca, y que de intentarlo posiblemente terminaría lastimándola o insultándola y de paso ganándose un golpe.

Los días que siguieron después de su reencuentro, él intentaba encontrar la palabra adecuada para expresarse. No pasó demasiado tiempo hasta que la encontró, pero por desgracia tenía demasiadas connotaciones que podrían fácilmente malentenderse.

Te amo.

Susurraba cada vez que terminaban de hablar y ella se alejaba lo suficiente para no escucharlo. Aun así intentaba buscar un sinónimo, algo que cualquiera pudiese entender sin intentar pensar de más, pues había aprendido que aquellas dos palabras habían sido malversadas en más de una ocasión por quienes le rodeaban.

Estaba seguro que de decirlas en voz alta, desataría peleas internas con los demás pues, aunque fingiera ser un despistado en varios temas, no lo era. Sabía de sobra que Inoue estaba enamorada de él desde hacía años, de igual forma comenzaba a ver que Abarai se encontraba interesado en Rukia, pero no quería pelear por amor, mucho menos hacer sentir mal a la shinigami que le había compartido de su sombrilla mientras él tiritaba de frio debajo de su lluvia.

Pronto se dio cuenta de la gran brecha entre ambos, una que de intentar saltarla conllevaría a la muerte de más shinigamis. Sabiendo esto, dejó que Rukia fuera libre... Aunque esto no significase que dejaría de amarla o que sufriera por no estar a su lado.

Con el tiempo aprendió que el verdadero amor no duele, aunque sepas que no significas mucho para la otra persona y que quizá te olvide, o en su caso que ella esté casada con alguien más y haya formado una familia.

Basta con saber que aquella persona es feliz.

Quizá no hizo nada para quedarse con ella porque el mayor regalo que podía darle era la libertad de escoger, sin verse presionada por intentar corresponder algún sentimiento para no romper una gran relación. Aunque después se percató de que también podía darle su sonrisa más sincera y no dudó en hacerlo, ella se la había ganado con honores.

Actos, no palabras.

Eso lo entendió a la perfección, pero estaba seguro de que Rukia hizo ambas por igual.

Y aunque para algunos no pareciera mucho el impacto de Rukia en su vida, para él se convirtió en su salvación, en su recuerdo más nítido y el cual apreciaría toda su vida. El cual podía superar por poco al recuerdo de su madre que comenzaba a disolverse en el tiempo, de forma irremediable; había olvidado su voz y apenas recordaba su aroma y calor, si no fuese por el retrato que tuvo su padre, seguramente su imagen sería borrosa.

Ella era invaluable para él.

Por eso, le rompió el corazón verla llorar casi veinte años después de aquella boda en donde la dejó libre.

Un engaño, solo eso bastó para destrozar a la capitana del décimo tercera escuadrón y hacerle cuestionar su vida por completo.

Al escuchar su voz cortada no dudó cargarla y llevársela a un lugar más privado, la anécdota continuó hasta que las lágrimas les interrumpieron.

La inexperiencia del pasado disfrazada de hosquedad había desaparecido, dando un lugar a lo que denominaba como "una versión sabía de sí mismo" la cual no dudó en abrazarla y esperar a que las lágrimas terminasen de caer.

Aunque aquella conexión que ambos tenían no hizo más que permitirle sentir el dolor del corazón de Rukia y en cuestión de minutos también comenzó a llorar en silencio.

—Te amo de verdad— dijo Ichigo por primera vez en voz alta buscando detener las lágrimas de ambos.

Rukia se sobresaltó ligeramente y por un instante su llanto cesó —Este no es el mejor momento para declaraciones— respondió para hacer una pausa —Entonces, ¿Por qué no intentaste detener la boda? — le preguntó con un poco de resentimiento.

Una leve sonrisa apareció en el hombre—Porque te amo de forma incondicional, solo necesito saber que eres feliz para saber que estoy haciendo algo bien... Si intento convencerte de corresponder o finjo tener más derecho sobre tu corazón, solo estoy siendo un egoísta. Lo único que puedo hacer para agradecerte es intentar caminar a tu lado y ayudarte cuando lo necesites, incluso cuando no lo quieras— dijo antes de estrecharla más contra sus brazos —Sin importar que esté con alguien más, sigues siendo la única persona a quien amo de verdad, sobre los demás sigo siendo apegado y por ende egoísta… O ya no me importan mucho.

Sus palabras no hacían más que confundir a la capitana quien dejó de llorar al escucharlo.

¿Cuándo fue que el adolescente que conoció se volvió un hombre tan dulce capaz de hacer el mayor sacrificio para muchos?

Fue la pregunta que surgió en su mente. Pero el silencio y el calor que desprendía el Kurosaki comenzaron a adormilarla y rápidamente la hicieron caer dormida, sin permitirle pedir una mejor explicación.

Al despertar se dio cuenta de que se hallaba acurrucada sobre el pecho de Ichigo a la sombra de un árbol a escasos metros de donde ella se había dormido, ahora el shinigami sustituto dormía sin una muestra de preocupación.

Rukia sonrió al ver ese rostro sin su característico ceño fruncido, solo le faltaba una sonrisa para que fuese perfecto para ella, soltó un pequeño suspiro antes de acomodarse de nuevo sobre el cuerpo de quien fuese su compañero de aventuras hace años. Intentó pensar sobre el problema que la había hecho llorar, cuando las emociones intentaban dominarla de nuevo, el calor de Ichigo lo evitó.

No era un calor físico, era como si en su pecho naciera una pequeña llama que alejara toda la tristeza de ella, asimismo las palabras del Kurosaki aparecían en su mente.

"Te amo de verdad".

Había escuchado tantas veces a Renji decirle "Te amo", pero comparadas con las palabras de Ichigo… Sus palabras sonaban falsas.

Quizá porque el Kurosaki decidió dejarla libre y no intentar atarla de alguna forma. Aunque eso significase para él verla formar una vida y familia bastante diferentes a la suya.

Cuando Ichigo la abrazó mientras dormía, ella sonrió de forma inconsciente. Nunca había imaginado como sería la sensación de ser abrazada por aquel chico cabeza de zanahoria al cual le entregó sus poderes cuando se conocieron. Y debía admitir que aquel calor en su pecho crecía y calmaban a su mente que aun intentaba divagar en las noticias de ese día.

Soltó un suspiro —Quizá así se siente que ya lluvia se vaya de una buena vez— murmuró antes de cerrar sus ojos mientras colocaba sus manos sobre las de Ichigo —Gracias por ser sincero conmigo.

No recibió respuesta más allá de una respiración pausada, pero le bastaba con ser embriagada por ese calor.

Tal vez había infravalorado lo que significó para Ichigo que ella apareciera en su vida, pero ahora podía tener una idea del gran sol que brillaba en el corazón de él. Aquel que pudo aparecer cuando la lluvia cesó y que no dejó que regresara aun cuando la persona que amaba se casó con alguien más.

—Eras tú el indicado, ¿Verdad? — dijo la capitana aun sin abrir los ojos —Aquel a quien he amado tanto como lo ha hecho conmigo, a quien dejé libre pensando que sería feliz viviendo en el Mundo Humano. Debimos hablar más y no dar por hecho que el otro lo hacía por convicción.

Una leve risa se escuchó a un par de metros de ambos, los pasos eran calmados y la energía demasiado familiar, aun así Rukia decidió permanecer quieta.

—Parece que Ichigo-kun ya puede saber con exactitud cuándo está en apuros y le necesita— comentó antes de detenerse a un par de metros de ellos —Pues la semana pasada ha firmado los papeles de divorcio, le entregó la custodia de Kazui a Inoue-chan e Ishida-san. No sabía nada de la aventura de Abarai, pero creyó que era momento de avanzar y regresar a su lado.

De nuevo las lágrimas comenzaron a recorrer el rostro de la capitana, quien miró al hombre que permanecía dormido a su lado.

—Ese idiota, siempre se preocupa de más— murmuró Rukia al limpiar su cara para observar a Urahara quien le sonreía de forma amable.

—Creo que esta vez él será quien te preste su sombrilla. Considéralo como un agradecimiento por aparecer en su vida— dijo Kisuke antes de quitarse su sombrero para sacar la insignia de shinigami sustituto de Ichigo y entregársela a la capitana. —Realmente significas mucho para él. Creo que ya sabes lo que deben hacer, ¿Verdad?

Rukia soltó un pequeño suspiro —Sí, pero no sé si él quiera hacerlo.

El rubio rio por segunda ocasión —Kuchiki-san, Ichigo-kun no dudaría en hacerlo si eso significa tomarte de la mano mientras caminan— respondió antes de colocarse de regreso su sombrero, solo para marcharse en silencio. Su trabajo ya estaba cumplido.

Después de eso, la capitana volvió a acomodarse en el pecho de Ichigo. Solo quería quedarse así un poco más mientras pensaba en las palabras de Urahara con seriedad, ya que en ese instante sentía que ese era el mejor lugar en donde podía estar.

Uno donde no era pasado, mucho menos futuro, solo un ahora. Aquel que siempre había ignorado debido a los eventos que habían amenazado a la Sociedad de Almas, pero era la primera vez que sentía su corazón realmente vivo, en esa pequeña y perecedera paz.

Quizá porque él estaría siempre para ella. Sin condiciones o buscando un beneficio, sin una motivación más allá del sincero agradecimiento.

Una suave brisa comenzó a soplar sobre ellos, era helada pero el frio se atenuaba ante su cercanía, aun así Rukia intentó acurrucarse aún más en Ichigo.

Hace horas se había sentido como la persona más desdichada de ese año, pero ahora pensaba que era la más afortunada, pues no muchos encuentran a su complemento y de ese grupo solo unos cuantos podían estar juntos y como si eso no fuese suficiente, eran contados los que tenían la dicha de ser amados de verdad.

Rukia permaneció en silencio, disfrutando del calor de su compañero hasta que este despertó.

—Ya es tarde y aun sigues dormida— mencionó Ichigo antes de bostezar.

—No es cierto— respondió la capitana solo para asustar al Kurosaki, quien la abrazó con fuerza al escucharla.

—Lo siento— se disculpó el hombre con un poco de vergüenza en su voz. Ante su silencio se agachó un poco, necesitaba cerciorarse de que ella no estaba llorando —¿Pasa algo?

Las mejillas de Rukia se encendieron ante las palabras de Ichigo, de cierta forma tenía miedo de preguntar algo así —¿Te gustaría irte por un tiempo conmigo a un lugar lejos de aquí? Creo que me vendría bien tu compañía— respondió antes de mirarlo.

Una amplia sonrisa apareció en el Kurosaki —Si es a tu lado, me encantaría— dijo antes de darle un pequeño beso en la frente a la capitana —Es la primera vez que te veo así y creo que eres adorable.

Sus palabras no hicieron más que colorear el rostro de Rukia de un color más intenso de rojo, además de que Ichigo se ganase un buen empujón para que soltase a la capitana.

—N-No estoy acostumbrada a escucharte decir cosas tan amables— mencionó Rukia bastante avergonzada y a modo de disculpa.

—Si quieres ya no lo hago…

Ella le interrumpió —¡Me agrada que hables así! — hizo una pausa para calmarse —Yo solo quiero agradecerte y quizá intentar hacer lo mismo con tanta facilidad.

Ichigo se mantuvo en silencio antes de extenderle su mano, cuando Rukia la tomó, él habló —En ese caso, yo haré lo mismo. Vamos a ser mejores juntos a modo de agradecernos, ¿Qué te parece?

—Tal parece que el tiempo te hizo más sabio, Ichigo.

—En ese caso, arreglemos las cosas con el Goitei y nos vamos a un lugar que no te recuerde a la Sociedad de almas ni a Karakura— respondió el Kurosaki antes de ver que Rukia sostenía su insignia de shinigami sustituto —¿Dónde estaba?, la he buscado como loco las dos últimas semanas.

—Urahara-san.

Ante sus palabras, Ichigo frunció el ceño —Ese sombrerero loco se volvió a meter en mi casa, pero cuando lo encuentre voy a hablar seriamente con él— dijo bastante serio.

Rukia rio ante el repentino cambió en la actitud de Ichigo, pero en lugar de que el Kurosaki se molestara comenzó a reír junto a la capitana. Pues su corazón se alegraba de verla contenta, prefería mil veces que ella se riera de él a verla llorar.

Mientras reían, Ichigo se acercó a abrazar a su compañera. —Gracias por aparecer en mi vida— dijo con voz suave antes de sentir los labios de Rukia sobre los de él.

Al separarse ella desvió la mirada mientras sus mejillas se teñían de un leve color carmín —Yo también agradezco que nuestros caminos se cruzasen de esta forma.