Y regreso con un nuevo FF, bien, es mi primer FF largo así que necesitaré de mucha paciencia por parte de cualquiera que lo lea porque no me será posible actualizar continuamente por cuestiones de la escuela. Llevo avanzada una gran parte, pero todavía falta el revisar la gramática y todas esas cosas que me llevan tiempo. Traigo hoy esta pequeña 'introducción', espero que sea del agrado de alguno ~

South Park es idea intelectual de Trey Parker y Matt Stone


Castle of death

PRÓLOGO

South Park, Colorado.

Un asesinato.

Releía una y otra vez las columnas del periódico. Últimamente la ciudad yacía infestada por misteriosos asesinatos; quien cometía el crimen salía huyendo del lugar sin dejar rastro alguno. La ciudad ya no era segura. Negó con la cabeza unas cuantas veces, cómo iría a terminar ese pequeño poblado cuando había asesinos merodeando en la oscuridad de la noche acabando con la vida de cualquier pobre inocente que se les acercara.

Soltó un bostezo, estaba agotado, quería regresar a casa ya, pero el pequeño trayecto de camino a su casa se le hacía de repente como un montón de kilómetros que al final no sería capaz de recorrer. Gruñó molesto. Sentirse fatigado no era una de las cosas que le agradara mucho. Llevó su mirada hacia la acera por donde pasaban algunos transeúntes, tan tranquilos, tan despejados, frescos.

Suspiró con pereza y decidió levantarse por fin de su asiento, dobló el periódico y lo colocó sobre el asiento que hace segundos ocupaba. Dio una pequeña sacudida a sus ropas y se dispuso a marcharse.

Sus pasos estaban llenos de pereza infinita, lentitud inimaginable. La luz del día comenzaba a escasear, vaya momento en el que decidió emprender camino. Cuando menos lo esperó su alrededor se encontraba sumido en la oscuridad. Bufó de forma nasal. Sólo esperaba no encontrarse con algo que dificultara su llegada a casa, la que se encontraba a algunos escasos diez metros.

Pasó lentamente por un pequeño callejón ensombrecido, en el cual escuchó ruidos extraños. ¿Qué podría ser? Detuvo su caminar escuchando atentamente con la mirada hacia el camino que recorrería. Algo parecido a un golpe seco hizo eco en el negro del callejón. Respiró profundamente y se dispuso a emprender camino nuevamente, pero los pasos acelerados retumbando en el silencioso lugar llamaron su atención. Recargó suavemente la espalda en una de las paredes de los dos edificios que lograban crear aquella área oscurecida. Los pasos se acercaban, ligeros, casi inaudibles. Un hombre enfundado en una gabardina negra (o algún color oscuro, pero con la negrura de la noche parecía imposible distinguir un deje de color), salió rápidamente y desapareció de la misma manera en la oscuridad.

Parpadeó buscando enfocar la huida del hombre en gabardina, pero no pudo encontrar ningún rastro palpable. Giró su cabeza hacia el callejón. ¿Habría dejado algo ahí? El recordar el eco de un objeto pesado cayendo le hizo pensar que sí, pero qué sería. Algo dentro de esa oscuridad parecía llamarle. Curioso, se adentró en la profundidad misteriosa de aquellas paredes hasta llegar a lo que parecía ser un bulto. Ladeó la cabeza examinándolo. Extraño. No tenía forma que pudiese distinguir. Un escalofrío le recorrió de pies a cabeza. Un mal presentimiento. Pasó saliva con dificultad y decidió estirar su mano derecha para poder palpar y darle forma al 'objeto'.

Cuando pudo llegar a tocarlo, 'eso' dio un quejido que lo dejó helado en su posición.

—A-Ayud-a… — entrecortado, 'eso' habló. Y fue en ese momento que un olor bastante potente profanó sus fosas nasales. Era un olor bastante peculiar, agridulce, algo repulsivo, penetrante.

Alejó su mano rápidamente y la convirtió en puño haciéndole palidecer, algo tibio se encontraba extendido por su palma. Aguantó la respiración y tembló. Un pensamiento acudió de forma inmediata a su mente, debía salir de ahí. Las piernas le temblaban, lo que dificultaba su salida rápida.

Cuando de luz le alumbró y pudo observar su mano, quedó estupefacto. Su palma derecha se encontraba empapada de un color rojizo, carmesí, viscoso. Sangre. Fue tanta la sorpresa que casi se salen los ojos de sus cuencas. Cerró y abrió la mano varias veces teniendo la sensación de la tibia sangre, que comenzaba lentamente a secarse, entre sus dedos. Algo en su interior despertó repentinamente.

Esa fue la primera vez que Stanley Randall Marsh, con 17 años de edad, tuvo la experiencia de tocar sangre humana y no le desagradó.


Y bueno, me quedó algo OoC pero es por el bien del desarrollo de la historia(?) pues está basado en H. , aunque sólo en algunos aspectos ... dejen sus reviews para saber sus opiniones ~

Kami fuera ~