Entre las familias de poder existe una profecía, que guardan celosamente. Esta basada en una vieja leyenda, y un contrato firmado entre dos clanes y un demonio. En el contrato le cedían al demonio el alma de uno de los gemelos que pariera la matriarca del clan más poderoso del siglo XXI, a cambio el demonio les daría poder eterno, y el gemelo poseído se casaría con la heredera del clan de poder bajo. El demonio juró con sangre ser el guardián de la joven con la que se casara su contenedor. Sin embargo, el demonio tenía una condición, el clan que le daría un contenedor, tenía que ser de ojos rojos y un cambia formas

El contrato fue firmado, según la leyenda, en presencia de una sombra blanca, sirviente de Satán. Aquél ser firmó en el contrato como testigo y aseguró que vigilaría el cumplimiento, de dicho pacto.

Cuando el demonio se haga uno con su contenedor, del cielo caerá lluvia de fuego, y los cambia formas se habrán librado de su destino maldito.


- Uchiha.

El infierno puede alcanzar a cualquiera Sasuke, a cualquiera, aunque no se trate de un alma malvada. Así que no confíes en nadie.

-Uchiha.

Volveré pronto.

-Sasuke-

-Tú nunca estuviste loco, ¿no?, te encerraron aquí porque querían privarte de algo. Yo te voy a liberar-

Nunca había sentido tan fuertes las voces en su interior, ni los recuerdos, ni la sensación de estar vigilado, ni el sentimiento de que algo iba a cambiar. Ni siquiera cuando lo habían encerrado en aquel manicomio, rodeado de almas cautivas en el infierno.

-¡Sasuke!-

-¡Ouch!- Un chico de cabello rojo, le dio un codazo al pelinegro.- ¿Qué te pasa?- el muchacho le señaló divertido con la cabeza al maestro, que los miraba serio. Toda la clase se quedó en silencio- ¿Mande?- preguntó Sasuke, el peli plata entornó los ojos.

-Suze, recuérdale a tu hermano porque lo acepté en mi clase- Suze asintió divertido.- No quiero arrepentirme, Sasuke-. Toda la clase rio.

-Hump-

Kakashi, el maestro, un hombre con una apariencia de treinta años, y cabello plateado, no recordaba cuando había tenido un alumno tan hablador y atento cómo Sasuke, al menos Suze participaba en clase. Se acomodó desesperado el cabello plata. Por otra parte estaba ese asunto, el gemelo perdido de Sasuke, el ''secretito de Fugaku''. Prosiguió a escribir una cita en el pizarrón: ''El miedo en sí, no es importante, lo más importante es el terror y cómo lo enfrentas''.

Se escuchó el timbre.

-Bien muchachos, ya se pueden…- cuando volteo ya no había nadie en el aula- ir, qué rápidos son-.

-Kakashi.

El peli plata brincó del susto y volteó a la puerta.- ¿Qué quieres Sasuke?-.

-Hablar contigo- pasó nuevamente al aula y se sentó en un escritorio.

- Yo también quiero hablar contigo.

-Dime.

Kakashi se acercó a él y tomó una silla. –Me alegra verte de nuevo, después de seis años, te veo sigues igual-.

-No lo creo- sonrió triste- te aseguro que seis años en un hospital psiquiátrico de mierda, sí te cambian. Quizás me veas igual en apariencia, y un poco la actitud; pero ya no soy el mismo- le mostró sus ojos carmesí, llenos de rencor.- Además, tenía doce años la última vez que me viste, y ahora tengo dieciocho-.

-Eso es un buen punto- Kakashi se levantó y acomodó la silla.- Siempre me pareció que Fugaku se precipitó al encerrarte en un lugar como ese, era normal que él se te apareciera o te susurrara cosas.- volteó a la puerta para ver si veía al hermano del azabache.- ¿Suze no te esperó?

Sasuke negó.- A él es al que menos le agradó que volviera, tiene miedo de algo, y no sé de que, así que hace todo lo posible por ignorarme- Kakashi le dio una palmadita en la espalda.

-Entonces te llevo a comer, y luego te dejo en casa, ¿te parece?- el azabache sonrió agradecido.

Salieron del aula platicando sobre trivialidades, grupos de música, y de vez en cuando su plática acaba en temas religiosos. Sasuke nunca se había sentido tan normal, en casa los únicos que lo trataban con naturalidad, era su madre y su hermano mayor, los demás incluyendo a las personas de servicio, lo trataban como si fuera un monstruo. La verdad es que él se sentía como uno, sentía que en cualquier momento se le escaparía del interior y destrozaría todo a su alrededor, casi como un huracán.

Llegaron a un pequeño local en el centro, pidieron sándwiches y soda.

-Deberías hablar con Naruto, creo que te extraña bastante-

-Hump-

-¿Recuerdas a Sakura?- Kakashi observó de reojo como Sasuke se atragantaba.

- La de cabello rosa- afirmó, tomando agua.

-Exacto; siguió entrenando con nosotros, Fugaku, me obligó, literalmente, a llevar a Suze, y se conocieron-. Kakashi analizó la expresión de Sasuke.- Yo no tengo la obligación de acercarme a los Uchiha, si no estás tú; pero en ese entonces a tu padre le valió cacahuate el pacto, me dijo que si no entrenaba a Suze, se iba a negar a cumplir con su parte; yo pude ignorarlo y dejarlo hacer lo que quisiera- le brillaron los ojos- si hacía eso mi jefe se valdría de todos los medios para conseguirte, incluso provocar una masacre- tomó un trago de soda- a mí no me gusta la sangre, así que accedí a lo que el me ''pidió''- lo último lo dijo alzando sus manos haciendo comillas.

- ¿Qué tiene que ver Suze con Sakura?- dijo Sasuke- ¿Son novios?

-¿Qué esperabas idiota, qué fueran mejores amigos y, se hicieran la pedicura juntos?-

Sasuke le dio la razón a la voz en su interior.

-Claro, él aprovechó muy bien el tiempo de tu ausencia, yo no culpo a nadie, no somos conscientes de lo que nuestro corazón quiere, así que somos vulnerables a su voluntad- se llevó el sándwich de pierna a la boca- nadie controla de quien se enamora-.

-En todo esto hay un pero, ¿verdad?- Kakashi asintió, se pasó el bocado y siguió con su relato.

- Suze se comprometió con Sakura el año pasado, el padre de ella piensa que tu hermano es el único hijo menor de los Uchiha, por eso accedió a firmar el contrato- Sasuke se encontraba un poco sorprendido por todo lo ocurrido en su ausencia.- Tu y yo sabemos que Suze es el producto de una de tantas aventuras que tuvo tu padre- Sasuke asintió- Que se parezca a ti y sea de tu edad, es algo que Fugaku tiene que agradecer al cielo. En fin, al único que le corresponde contraer matrimonio con la hija del Señor Haruno, es al hijo menor de los Uchiha, el legítimo-. Kakashi observó a Sasuke, se veía tan tranquilo, pero una tormenta se desataba en su interior. Finalmente miró a Kakashi con una sonrisa retorcida.

-No estoy interesado en niñas de cabello rosa-

- No es cuestión de interés, es un contrato que es más viejo que yo. No puedes hacer nada-. Sasuke maldijo bajito.

Ambos se levantaron, Kakashi pagó la cuenta y fueron en busca del auto.

-¿Cómo está Itachi?

-Haciéndose cargo de su crío.

- Esa chiquilla de cabello morado, no le dejó más que al pequeño Takeshi, y luego se fue ¿no?- Kakashi vio por el retrovisor esperando que ningún auto viniera.

-La asesinaron, Kakashi, mi hermano aún investiga quién y porqué. Yo no sabía eso hasta hace un mes, que regresé a casa- el peli plata se sorprendió.

- No sabía eso.

-Muchas veces no nos damos cuenta de cosas que están en nuestra nariz.

Después de lo dicho por Sasuke, se hizo un silencio agradable. El azabache observaba el paisaje de la autopista. Entre la espesura de los árboles apareció la mansión Uchiha. Kakashi aceleró, y abrió las ventanas, el aire entró y golpeó de lleno la cara de Sasuke, quien sólo pudo voltear a otro lado, minutos más tarde se encontraban frente a la reja riendo divertidos. Kakashi se bajó y llamó al interpone. El escudo de los Uchiha se alzaba imponente en la entrada.

-Bienvenidos.

Subió nuevamente al coche.

-Tiene una voz muy sensual la chica del interpone- dijo pícaro.

A Sasuke se le borró la sonrisa- es la voz de mi madre- la sonrisa de Kakashi también desapareció.

Se bajaron del auto y entraron a la casa.

-¿Dónde estabas?- le preguntó alguien desde la escalera.

-Estaba conmigo, Fugaku, espero no te moleste- el nombrado sólo volteó los ojos.

-Teníamos una cita, Kakashi, y creo que lo sabías.

-Sí, lo sabía, pero a mi jefe no le importan mucho las citas- Fugaku levantó una ceja.

- ¿Por qué no esperaste a Suze?- se dirigió a su hijo.

- Él se fue sin mí- Sasuke había dejado su mochila en un sillón- ¿y mamá?- sus ojos miraban más allá de la escalera, pero ninguna voz delataba la presencia de su madre.

-Mikoto salió.

Padre e hijo se miraron, ambos asintieron.

-Bueno, yo me voy Sasuke, hasta luego, Fugaku.

- Dile a tu jefe que lo quiero ver.

-Claro.

-Adiós, Kakashi- Sasuke le dio un apretón de manos y un abrazo. Fugaku observaba todo con molestia.

Kakashi salió.

Tan pronto como Sasuke se giró para recoger su mochila, su padre estaba enfrente de él.

-¿Qué hacías con él?

-Charlar, lo único que puedo hacer, desde que me prohibiste los entrenamientos- dijo Sasuke con veneno. El rostro de Fugaku se endureció.

-¿Puedo saber sobre qué?

-Hump- Sasuke se puso la mochila y subió las escaleras- De todo y nada Fugaku- dijo antes de que su voz se perdiera por la distancia.

Se quedó parado en el centro de la sala, viendo como se perdía Sasuke entre las sombras de la casa. ''De todo y nada'', corrió para alcanzarlo.


-¿Cómo sé que no es alguien a quien no puedo seguirle la pista?- un hombre de cabello negro y largo miraba a un pelirrojo.

-Nunca se sabe Ita- se llevó un cigarro a la boca y le ofreció otro al azabache, este negó.

- Todo apuntaba a que me había abandonado, pero de repente descubro esto- sintió una punzada en el corazón.

-Quizá fue un asalto que salió mal, ya ves donde encontramos el cuerpo- el humo del cigarro inundó la habitación.

-Sasori.

-¿Mmm?

-¿Aún quieres conocer a Sasuke?

Sasori abrió los ojos encantado-¿Por qué no?, siempre quise conocer al psicótico de tu familia- Itachi negó.

-No se lo digas en su cara, le tiene mucho rencor a Fugaku, y todo ese asunto lo pone triste- Itachi recordó cuando habían ido por Sasuke a casa, el horror y el miedo reflejado en las pupilas de su hermano, y el dolor de su madre. La sola mención de ese suceso ponía de malas a cualquiera de la familia.

- Itachi- por la puerta entró una mujer de unos cuarenta años, con cabello largo e igual de negro que el de Itachi, iba acompañada por una réplica en miniatura de él.

-Mikoto, ¿qué haces aquí?- dijo levantándose del asiento para ofrecerlo a su madre.

-Vine, porque Sasuke no llegaba, y Takeshi no se me despegó así que también lo traje- Mikoto abrió la puerta para que el pequeño entrara. Itachi lo levantó en brazos y le dio un sonoro beso en la mejilla, el niño hizo una mueca de asco, todos rieron.

-Menudo espectáculo de amor me estás dando- el pelirrojo abrió los ojos de par en par, y se rio- se parece demasiado a ti.

-Lo sé- miró a su hijo con una sonrisa- entonces, ¿vienes con nosotros?- Sasori asintió, recogió sus cosas y salieron hablando de como una selección de América despojaba de la copa, nuevamente, a Argentina.

Ninguno notó que un rubio los miraba con odio y rencor en lugar donde observaba todo, pero nadie lo veía a él.


Pasaba de las cuatro de la tarde. El viento soplaba con fuerza y se colaba por una de las ventanas del cuarto. Todo en aquella habitación indicaba la presencia de un ser maligno, las paredes se encontraban llenas de símbolos, algunos con sangre, y otros, simplemente con tinta negra comprada en un barrio bajo. Sólo una cama, un escritorio y dos sillas llenaban la habitación.

Un joven de veinte años le daba la espalda a otro de cabello plata.

-¿Viste al muchacho?

- Sí.

-Después de todo lo liberaron, creí que lo tendrían encerrado más tiempo ahí- volteó a ver al peli plata. Sus facciones eran felinas, y sus ojos arañaban con violencia el color del mar; el cabello negro le daba un toque siniestro. Todo su ser representaba el destierro del demonio de su propio infierno, la vestimenta del siglo XV, y la melancolía que lo rodeaba, sólo lo hacían más atractivo.- ¿Tengo cita con él?- se acomodó algunas hebras negras, con el dedo índice.

- Su padre, me ha dicho que tenía que verse hoy con usted.

Un golpe cayó sobre el escritorio, haciéndolo crujir.

-Yo quiero verlo a él, no a su padre- se limpió los pedazos de madera que se le encajaron- te encargo eso.

-Por supuesto, él también quiere verte, conocer la causa de su locura- el hombre rio- seguro que le agradará-. El azabache le dio la espalda, y caminó hasta la ventana por donde se colaba el aire, sintiendo en su rostro la caricia del viento.

- No hemos cambiado nada, ¿o sí Kakashi?

I´m come back.

Volví. Es la misma historia, no voy a cambiar la trama, e hice unos pequeños cambios.

¡Linda semana!

~AG