Disclaimer: Los personajes pertenecen a Rumiko Takahashi. La historia es mía y la hice para para el Foro La aldea entre las hojas.
Summary: Todo puede pasar durante cuatro estaciones del año. Porque en la primavera el amor esta en aire; en el verano a Kagome no le gusta usar mucha ropa; en invierno siempre es bien recibido un abrazo de Inuyasha; y el otoño despierta curiosidad en Shippo. (Este fanfic participa en la actividad "Estaciones" del foro "La aldea entre las hojas")
Aviso:
Este es el primer capitulo de cuatro:
Verano: ¡Eso no es ropa, Kagome! *
Primavera: El amor esta en el aire.
Invierno: Solo te abrazo porque tengo frió.
Otoño: ¿Por que caen las hojas, Kagome?
Cuatro momentos
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Verano: ¡Eso no es ropa!
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...
"Ya se ha retrasado, dijo que volvería al mediodía y el sol ya se movió de su posición a esa hora. Esa tonta siempre llega mas tarde de lo prometido".
¿Es que acaso no entendía que el quería verla?... Aunque siempre se escudaba detrás del "hay que seguir buscando a Naraku", lo que menos le importaba, cuando estaba lejos de él, era esa araña traicionera.
El calor era abrumante, incluso con las ocasionales brisas. El verano golpeaba con toda su fuerza en el antiguo Japón. Sango, Miroku y Shippo se hallaban en el resguardo que proporcionaba la cabaña de la vieja bruja con un abanico y vasos de agua; en cambio yo estaba sentado sobre el techo, directamente bajo los rayos solares y muriéndome por insolación y deshidratación. Sus compañeros de viaje le habían pedido en reiteradas ocasiones que fuera a la sombra, pero luego de varios gruñidos dejaron de insistir. Desde ese lugar podía ver y olfatear mejor los alrededores, buscando monstruos que podrían llegar a alterar el regreso de Kagome.
—¡Inuyasha! —El grito provenía de de la exterminadora.
Él solo gruño nuevamente, dejando en claro su poca predisposición a bajarse.
—¡No gruñas, perro! Es de mala educación. —Ante el reclamo del molesto zorro, hizo otra vez el sonido, solo para demostrar que el hacia lo que quería.
—¡Deja de actuar como animal rabioso y escúchanos! —Esta vez fue el turno del monje pervertido.
Sin mirarlos, pero dejando de gruñir, se dispuso a escucharlos.
—Si tan desesperado estas porque vuelva la señorita Kagome, ve a buscarla. —Dijo el monje.
Inuyasha siguió sin mirarlos ni hablar. Si fuera por el ya habría ido y traído a la sacerdotisa del futuro incluso a rastras. Pero antes de partir, Kagome le había obligado a prometer que no iría tras ella. Su técnica resultaba bastante efectiva, una negativa de su parte era un "¡siéntate!" del suyo, solo tolero veinte siéntate's hasta que se rindió... estaba seguro que un "no" más y habría terminado conociendo a ese tal Satanás* que Kagome nombro una vez.
—Feh. —Fue su única respuesta, la cual logro un chillo de frustración de parte de la mujer.
—Mira, Inuyasha, si sigues así vas a caerte desmayado por la alta temperatura, y no vas a poder buscarla.
Él lo pensó. Aunque su traje de rata de fuego podía absorber bastante bien el calor, ya se sentía un poco mal. Con resignación salto y cayo perfectamente enfrente de los tres pesados que se creían con derecho a decirle que hacer.
—Muy bien, buen perrito. —Felicito Miroku mientras le palmeaba la cabeza, ganándose primero una mirada desconcertada luego un golpe.
¿¡Quién demonios se creía para tratarlo de esa forma!?
—Perro malo. —Murmuro el monje.
—Tranquilízate. A Kagome no le va gustar que andes golpeando a todos. —Canturreo Sango.
Mis ojos ámbar se estrecharon.
—Atrévete a decirle y... —La amenaza perdió sentido cuando olfateo el aroma hermosamente indiscutible de su sacerdotisa.
Sin decir nada mas, salio corriendo en dirección al pozo devora huesos. Cruzo el bosque, esquivando ramas y raíces con habilidad, y en tan solo segundo ya estaba allí para verla.
Una delicada mano blanca se asomo por el borde, y el se apuro a tomarla. La ayudo a subir primero la gran mochila, y luego a ella. Mientras la sacaba, le recrimino por haber llegado tarde.
—Lo siento, Inuyasha. Pero hacia mucho calor y mi mamá no me dejaba irme. —Murmuro ella con la cabeza baja.
Al verla así, se dio cuenta de que tal vez sonó demasiado duro e iba a decirle que no pasaba nada... bueno, eso hasta que vio la forma en la cual estaba vestida, y se olvido de como hablar. Su usual uniforme de colegiala no estaba, y en su lugar se hallaban lo que parecía ser un ajustado pantaloncito que solo cubría un quinto de su muslo y una ajustada remera.
—Kagome, ¿Qué demonios es eso? —Susurro en cuanto su cerebro hizo conexión nuevamente.
Las mejillas de ella se sonrojaron, y ¿cómo no se iban a colorear cuando estaba así? Esa tela que llevaba definitivamente cubría mucho menos que la anterior y ademas se ajustaba a su cuerpo dejándola demasiado expuesta. Si tenia que ser sincero, a su vista era una delicia, ¡pero esa visión no podían verla todos! Ella dejaba demasiado expuesto, y no iba a tolerar más hombres babosos detrás de ella.
—¡Cámbiate ahora! ¡No podes andar así. —Exigí con apuro, no quería que nadie la viera.
—No puedo, solo traje ropa de este tipo, ademas le prometí a mi mamá que vestiría así durante lo que durara el verano...
¿Tres meses usando eso? ¡No! Mataría a cualquiera que la observaba, y tenia el presentimiento que serian muchos los machos humanos los que lo harían.
—No. Eso ni siquiera es ropa, así que no podes llamar vestimenta a un pedazo de tela.
—¡Si es ropa, tonto! Si no lo fuera, ¿no crees que hubiese terminado presa por andar desnuda en la vía publica?
Ella lo había usado en su época, se lo puso allá. La imagen de su Kagome vestida así, y con miles de hombre mirándola con deseo, hizo que su temperamento estallase.
—¡No es ropa! ¡Maldita sea! Te prohíbo que uses esas cosas, ponte tu traje de colegio.
Pude ver el momento exacto en el cual sus ojos comenzaron a llamear. Creo que escogí las palabras equivocadas...
—¿Acabas de decir "prohíbo"?
Con el valor que me quedaba asentí con la cabeza.
—¡Estúpido! Tu no eres nadie para decirme que usar, yo soy del futuro y atengo a mis costumbres. ¡Si quiero me pongo un traje de baño y voy así por todo el Sengoku!- Gritó. Su voz resonó alrededor, espantando unos cuantos pájaros.
Todo mi coraje regreso. Yo sabia que era un traje de baño, los había visto una vez en la casa de ella, y cuando me explico que eso se lo ponían para ir a la playa, casi muero de un paro cardíaco. En el maldito futuro eran unos indecentes.
—¡Cámbiate!
—¡No! Tengo derecho a vestirme como quiera, ademas hace mucho calor. —Argumento la muchacha con enojo.
—¡Cambi...!
—¡Siéntate!
El golpe me mando derecho a besar la tierra.
—No me digas como vestir. ¡Siéntate! —Nuevamente esa maldita palabra me hundió más en el suelo.
—Kagome. —Logre decir con esfuerzo.
—No puedes prohibirme nada. ¡Siéntate!
Más presión, más tierra.
—Si quiero voy y me paseo frente a Koga y Miroku vestida en ropa interior. ¡Siéntate!
Estaba furioso, quería responder pero la tonta no me dejaba.
—Y por ultimo, ¡¿Por qué nunca me recibes con un: "Hola, me alegro de que hayas venido"?! ¡Siéntate! ¡Siéntate! ¡Siéntate! ¡SIÉNTATE!
Solo pudo escuchar los pasos de la endemoniada mujer yéndose y dejándolo ahí.
—¡Kagome! Maldita sea no me dejes así. No puedes ir vestida de esa forma.
-¡SIÉNTATE!
Luego de esa ultima orden, supo que debería aprender a guardarse algunas opiniones.
—¡¿Kagome?! Ya aprendí la lección. ¡Kagome!
Solo los pájaros parecieron oírlo, burlándose de él con sus cantos alegres.
Odiaba el verano. Odiaba el collar de dominación. Y por sobre todas las cosas, odiaba la "ropa" de su chica del futuro.
...
Satanás: También conocido como Lucifer, demonio o diablo.
