No pude entrar a mi anitgua cuenta: LaBrujaEscarlata02

Asi que abri otra, lo seguire subiendo el fanfic en esta.

Pidodisculpas por la confusión

Capitulo 1

El infierno de Plaszow

Era de noche, la lluvia caía como torrentes helados, sobre el techo metálico de aquellas endebles barracas de madera, el viento soplaba con fuerza haciendo un leve zumbido al chocar contra el filoso alambre de púas de los casi dos kilómetros de cerca electrificada.

En torno a dicho perímetro se podían vislumbrar las figuras de uno que otro guardia envestido con un largo impermeable haciendo sus rondines habituales con un fusil en la espalda y la correa del mas fiero can alemán en la otra. Pero había algo extraño en el aire, se podía notar en ellos un cierto nerviosismo acentuado quizá por las ocasionales miradas alrededor mientras aceleraban disimuladamente el paso para resguardarse de la fría llovizna que azotaba el lugar. Las luces de los edificios del personal y las de las "torres" de vigilancia se mantenían encendidas, iluminando los puntos claves del plantel, tratando que el manto nocturno los absorbiese del todo, esperando nerviosos la llegada del nuevo dia.

En la esquina norte de aquel tétrico complejo, a modo de centinela sereno y sombrío se alzaba un vieja casona de pintura algo desgastada que hacia menos de una década era una de las "villas" más elegantes de la región y que ahora fungía de oficina central para el manejo de aquel "centro". Ahí en el segundo piso y al final de un largo corredor tapizado de color olivo, una joven albina de ojos carmesí de no más de25 años envestida con el uniforme de las SS observaba la lluvia que golpeaba la gran ventana de su oficina con gesto impasible, como si escrutara cada pequeña gota, pero en realidad su mente sopesaba cada evento transcurrido hasta entonces y como los había llevado a una situación tan desesperada … Ella, sabía...sabía que el final estaba cerca y se preguntaba como es que no se percataban de lo que para ella era obvio, pues en los últimos meses nada había salido como sus superiores lo planeaban, haciendo que cada falla estrechara mas el cerco a su alrededor, podía sentir las pisadas rítmicas de los aliados: Yankis, Ingleses, Rusos el nombre daba igual los estaban destrozando…su marcha los acercaba mas y mas a Berlín apretando así la invisible soga que terminaría por ahorcar a su nación, sin ella poder hacer nada… nada en absoluto, al menos no donde se encontraba pero que según su padre debía dar gracias de no estar exiliada o muerta por su propia idiotes.

Aun recordaba el casi siempre estoico rostro de su viejo inyectado de ira al enfrentarlo luego enterarse de su breve participación en el sitio fallido de Stalingrado, del cual y pese a cualquier protesta de la albina, su progenitor se había valido de todas sus influencias para alejarla de la batalla real, "sacándola" de ahí justo a tiempo solo con algunas heridas leves apenas meses antes de que todo se fuera al infierno. Y asi librandose de las deportaciones masivas a Siberia de las que sufrieron los soldados alemanes derrotados por parte de los Rusos. Aquel "rescate milagroso" como s padre lo llamo, no le sorpendio realmente después de todo el suyo aun era un apellido de peso en el partido NAZI y la alta sociedad alemana, pero incluso el poderoso Fritz Belchsmit tuvo que valerse de sus mejores cartas para evitar las seguras represalias que los altos mandos tomarian contra ella estando: la insubordinación, falsificación de documentos y el robo de identidad como los mas graves. Luego de una charla con algunos de sus "amigos mas queridos" asi como un generoso donativo al ejercito, los generales del consejo de guerra acordaron no someter a la joven aun juicio marcial, desestimando los cargos a un simple caso de desobediencia a un superior causado por el incumplimiento de "El verdadero rol de la mujer en la sociedad Alemana". Al final todo aquel esfuerzo termino en una suspensión indetrminada que acabaría solo 10 meses después además claro de contar con un vergonzoso "degrado" a Lagerführerin de la SS en el campo Plaszow en Polonia muy lejos de Berlín.

"Todo lo que tienes, todo lo que te pasa es consecuencia de tus propios actos egoístas, agradece haberte salvado del verdadero castigo y que te sirva de lección"-le decía su padre con semblante impasible mientras encendía su pipa e indicándole que se fuera.

La Albina apretó los dientes golpeando su escritorio con frustración al recordar ese hecho, aquel no era su lugar, ella era una guerrera una valquiria como decía su hermano, una autentica Hauptsturmführer de las SS, que había probado su valía dentro y fuera del campo de batalla, no importaba lo que los papeles o informes de esos oficiales ineptos dijeran. En su opinión aquello no difería mucho de un exilio, ser confinada a la comodidad de un escritorio le era totalmente desagradable, ella hubiera preferido que la dejaran morir luchando entre el humo y metralla. Pero no, estaba ahí condenada a ver desde lejos su imperio caer como un mero espectador mas.

Agradecida, si como no ¿realmente crees que me sacaste del infierno?- se dijo así misma con un aire de reproche y una sonrisa ironica- solo cambie uno por otro.

Aspiro profundamente buscando dar claridad su mente, sabiendo que nada ganaba enojándose en ese momento. Tomo el vaso sobre su escritorio y le dio un sorbo, el gusto del coñac le hizo rememorar el sabor amargo que la guerra había dejado en su ser, había visto las atrocidades de las que solo el ser humano es capaz, vio a Europa ser llevada a límite de la destrucción, víctimas que podían contarse por millares en ambos lados, entre el rugir de los tanques, el estrepito de las balas y las nubes de polvo que al disiparse revelaban las solo ruinas de las que antes fueren ciudades ancestrales.

Irónicamente quizás las atrocidades mas grandes acontecían en sitios como en el quela habían enviado para que aclarase su mente y que por asares del destino desde hace unos meses eran sus dominios absolutos, su campo de muerte, un jardín desolado y sin esperanza donde a las almas infortunadas se le extraía el ultimo gramo de esperanza que aun le quedara para luego ser arrojados a los verdaderos abismos de la muerte. Un leve nudo se formo en su garganta, todos los alemanes había oído hablar de ellos en algún momento sin comprender el verdadero horror que la palabra "Campo" englobaba.

¿Esos eran los cimientos del imperio de 1000 años que nos habían prometido?-susurro casi inaudiblemente cerrando los ojos con pesadez, viendo las enormes alambradas que se levantaban frente a ella-¿padre?

El sonido de la puerta la saco de sus cavilaciones, dando paso a un soldado joven, de pelo negro y ojos azules enmarcados por unas gruesas gafas.

Disculpe Heir Lagerführerin acaba de llegar esto de Berlín, el frente soviético se ha reorganizado más rápido de lo esperado –dijo el joven con la voz ronca y entrecortada reacomodando sus lentes- estarán aquí en medio día... a este paso nosotros…

Entiendo-susurro Julchen mas para ella, que para el oficial sin perder la vista de su coñac dando otro sorbo- llama a los demás guardias diles, que se preparen tal como les indique. ¡Rápido!

Si, señora-respondió algo dudoso el joven, saliendo de la oficina a pasos veloces para informar a su compañeros

Julchen sabía que no tenían muchas opciones y el tiempo era escaso, solo podían hacer una cosa por más humillante que esta le pareciera.

"Fritz cuando el sueño se convirtió en esta pesadilla"

A la mañana siguiente el sonido de la campana que señalaba el inicio de labores se escucho más temprano de lo usual, los prisioneros quedaron perplejos al ser sacados de sus barracas y llevados al patio principal a toda prisa 2000 metros cuadrados rodeados por un grueso alambre de púas con la única salida electrificada y custodiada por perros militares y soldados armados en torres de vigilancia. Confinándolos en dicho espacio,

Pero ese no era un día "normal" en aquel agujero del infierno, un ejército de hombres y mujeres vestidos con mugrientas ropas rayadas avanzo al patio aunque algunos más bien parecían sacos de huesos con piel que mas que pálida estaba grisáceas, de mirada vacía, semblantes oscos y los escasos cabellos sucios y enmarañados. Estos seres caminaron con pasos temblorosos por el suelo fangoso mostrando un claro asombro y una cierta incertidumbre al verse juntos hombres y mujeres luego de tantos y tantos meses de separación, muchos se preguntaban si al fin aquellos monstruos con rostro humano terminarían su agonía de una vez. Los rumores de la cercanía del ejército rojo habían llegado incluso a los de los pocos prisioneros que entendían Alemán, y la noticia se había propagado por todo el campo, pero los presos no querían ser muy optimistas no sin saber con claridad lo que aquellos monstruos les tenían preparado, mas aun luego de la que mitad de los prisioneros fueran enviados en tren a otros campos durante las semanas anteriores, mientras que los restantes habían pasado la semana anterior día y noche desmontando como podían las estructuras principales del ala de trabajos forzados y talleres del campo dejando apenas débiles cascajos de madera, parecía que no querían dejar nada útil de pie y eso solo podía indicar una cosa "Ellos" se marchaban, por lo tanto sus días en el campo estaban contados.

No pasaron ni veinte minutos luego que la ultima barraca fuera desocupada, que los temores de los presos vestidos de uniformes rayados, sus temores parecían hacerse realidad cuando vieron a todos los guardias varones salir a ambos lados de los edificios de personal con armas al hombro preparadas y cargadas, para luego formarse a dos filas horizontales uno detrás de otro frente a la oficina central, posicionándose unos pasos delante de los guardias femeninos que había llegado antes. Todos se quedaron quietos y firmes frente a la puerta de la oficina como cuando pasaban revista.

Pero algo pasaba, los normalmente impasibles guardias se agitaban nerviosos, algunos presos se atrevieron a analizar la escena buscando respuesta, la cual no tardo en llegar alzaron la vista y entonces lo entendieron, la bandera alemana ya no ondeaba a la entrada del campo, ni en la puntas de las torres de vigilancia y una sabana Blanca había tomado su lugar, "ellos" se habían rendido.

Los prisioneros empezaron a murmurar con nerviosismo a la espera de que algo pasara finalmente. Un silencio sepulcral invadió el aire al ver a la oficial a cargo del plantel salir de su oficina, serena y soberbia portando con orgullo su uniforme color negro de las SS, con su cabello blanco perfecto como siempre atado en un trenza cruzada que contrastaba perfectamente con la gorra de cuero negro que coronaba su cabeza esbozando un cráneo plateado al frente, en el brazo derecho y en su cuello altiva y serena su cruz de hierro que se ondeaba al viento y para finalizar un largo abrigo negro con la banda escarlata de las SS que llegaba hasta sus rodillas dejando entrever su pulcro uniforme. En el campo su sola paciencia imponía respeto y miedo tanto en los presos como en sus subordinados.

Ella se quedo al centro de las filas y dio la cara a los 40 guardias de los cuales poco menos de la mitad eran mujeres. Los que la esperaban con impaciencia.

"En unas cuantas horas serán hombres y mujeres libres"-dijo ella con voz fuerte y clara a todos los presentes pero sin perder su porte altivo-Los aliados estarán aquí dentro de poco.

Solo nos queda espera-dijo bajando el tono de su voz, ahora dirigiéndose a los guardias ahí presentes-si alguno desea abandonar su labores es libre de hacerlo, el ejército rojo pronto estará sobre nosotros y no se si podre responder por la seguridad de todos.

Acompáñenos, Her Lagerführerin-dijo una mujer rubia en la primera fila- aun estamos a tiempo de buscar refugio.

¡NO!-respondió ella fulminándola con su ojos escarlata –Soy la encargada de este lugar y mi deber es quedarme hasta el final, no huiré como perro con la cola entre las patas, esperare aquí.

Los guardias se miraron los unos a los otros algo desconcertados y luego se giraron a la albina como buscando su aprobación. Esta sonrío y luego aisntio.

Son unos tontos-dijo en voz baja, conmovida por la lealtad de esos jóvenes.

La sola presencia de la ojiroja les subía los ánimos, pese a no estar de acuerdo respetaba la determinación de los guardias de quedarse, ella no huiría esos eran sus hombres sus vidas eran su responsabilidad.

Pasaron las horas y ya ninguno de los presentes retomo sus funciones, se quedaron ahí en el mas absoluto silencio y esperaron, mientras el frio viento de enero les golpeaba el rostro.

-aaa...- soplaba intentando calentar esas frías manos a través del guante negro, cerrando un poco su chaqueta para protegerse del frio.

Ya todo estaba preparado, en cuanto fuera pertinente un grupo de voluntarios ondearían la sábana blanca frente al enemigo y confirmarían la rendición absoluta del campo. Todo los guardias en su mayorías jóvenes estaban asuntados y expectantes, podían sentir el retumbar de las botas y los tanques rusos acercándose, la bandera blanca que ondeaba no les daba ningún sentimiento de seguridad, hubieran preferido caer en manos de los británico los americanos que era un poco mas civilizados, hacerlo en manos de los soviéticos era aun más aterrador… las atrocidades cometidas por ellos a soldados alemanes eran bien conocidas…y su sed de venganza los hacía aun más sanguinarios, pero no había otra opción ellos mismos habían desechado la oportunidad de escapar y ahora era muy tarde.

De pronto, se oyó la reja crujir así como el salpicar de las ruedas de caucho en el suelo fangoso producto de la noche anterior. En cuestión de Segundos se apostaron frente a ellos unos 8 tanques y unas 6 camionetas de las que bajaron unos 20 o 30 los soldados fuertemente armados, con ropas desgastadas y algo sucias, la mayoría con largas capas grises para protegerse del frio. Ella recordaba esos trajes, los recordaba muy bien.

Los guardias Nazis dieron un respingo y muchos cerraron los ojos esperando lo peor al oír deslizarse los cargadores de las Subfusil PPS-43 y 41. Los soldados soviéticos se agruparon a su alrededor, con todos los rasgos faciales que las etnias de us inmenso territorio podían ofrecer, sus largos abrigos y sombreros de piel. Ellos rieron sonoramente sabiéndose dueños de la situación y esperando.

De uno de los tanques bajo un hombre joven, alto, demasiado, fácil 1 cabeza más que ella, de tez muy blanca y cabello por igual, pero no tanto como la Prusiana y de misteriosos ojos color violeta. El Ruso en cuestión era un oficial de alto rango, ella lo sabía con solo ver su indumentaria: una larga chaqueta más oscura que la de los demás y con insignias negras en los hombros, también portaba una gorra de piel con la estrella roja símbolo inequívoco de su posicion en el ejército Rojo, mientras en sus cuello se mecía al viento una larga bufanda color crema.

El Ruso estiro un poco sus entumidas piernas y luego observo las filas de alemanes uniformados apostados a lo largo de una cerca de metal. Camino despreocupadamente hacia ellos analizando una a una las caras asustadas de aquellos hombres, en este punto de la guerra ninguna expresión parecía conmoverle en lo más mínimo o eso pensó hasta que se topo con un rostro altivo y desafiante, que inmediatamente llamo su atención.

EL gran hombre chasqueo los dedos y dijo algo en ruso a sus subordinados, estos al instante comenzaron a separar a punta de pistola a los hombres de las mujeres.

Saludos perros Nazis da-dijo el con una sonrisa que estremeció a más de uno, en un alemán bastante aceptable con un tono algo infantil que desentonaba totalmente con aquel cuerpo alto y fornido -soy el Camandante Iván Braginski de la novena división del Ejercito Rojo y han de saber que a partir de ahora están en nuestras manos-agrego es tú ultimo esbozando un sonrisa algo torcida-Así que empecemos... Quien es el oficial a cargo Da

Yo soy-se aventuro a decir la albina con tono nuestro sin un atisbo de duda viéndolo a los ojos- Julchen Beilschmidt Jefa de este campo, y… confirmo la rendición absoluta de Paslow-agrego entregando sus armas: su fiel Luger P08 y sobretodo su daga de grabado con su vaina de acero y cuero negro prueba irrefutable de su pertenencia a las SS, los demás soldados solo arrojaron pistolas y garrotes al piso.

Vaya una mujer SS-dijo Iván con gesto divertido, a sabiendas que los nazis no gustaban de tener mujeres en la milicia por lo que ver a la albina lo divirtió-eso sí es una sorpresa.

Yo no soy cualquiera -respondió ella por inercia su personalidad soberbia a veces la traicionaba- Soy la mas asombrosa del lugar.

Eres graciosa-Rio Iván tomando el rostro de la albina ya haciéndolo hacia arriba, tenia curiosidad por verla más cerca, piel blanca, ojos rojos como la sangre y pelo blanco como la nieve-"en verdad un espécimen muy pelculiar de belleza aria"-pensó soltando la cara de la joven sin cuidado, para lego centrarse aquella elegante daga la desenvaino y admiro el grabado en la afilada hoja, riendo al final - "Sangre y Honor"… -dijo divertido- ¿Cuál perderán primero?

El oficial ruso resbalo aquel metal afilado sobre los botones del pulcro uniforme de la alemana haciéndolos caer uno por uno hasta llegar a la curvatura de sus senos. Julchen oculto su nerviosismo tras su firme expresión, esperando que ninguno de los suyos hiciera algo idiota.

Por su lado los otros Soldados rusos comenzaron a resoplar, repitiendo una frase en un ruso que Julchen definió como bastante vulgar pero cuyo significado le helo la sangre.

"Soldados del Ejército Rojo, arrancad por la violencia el orgullo racial de las mujeres alemanas!... ¡Violad, destruid, matad! Es hora de la venganza.

Iván hizo un ademan con la mano y algunos soldados se abalanzaron rápidamente sobre las guardias femeninas apostas al lado de Julchen y comenzaron a desgarrarles las ropas mientras las arrastraban de los cabellos hasta el edificio más próximo para refugiarse ellos de la llovizna fría que comenzaba a caer.

¡Que narices les pasa a tus soldados!-grito ella lanzándose hacia el oficial Ruso que veía inerme la escena.

Descargan un poco de energía y frustración -respondió este sin mucho interés- a pasado un tiempo.

¿Y lo ves normal? Joder como puedes permitir algo así- estepo Julchen con rabia, tomando la solapa de Iván con fuerza para luego asestarle una bofetada olvidando por completo su precaria situación.

Eres delicada y ¿tu permitiste eso da?-respondió señalando la cerca llena de escuálidos esqueletos vivientes-¿Entonces por qué me recriminas nada? …A cada uno le duele lo suyo da-agrego-

Los soldados Soviéticos desenfundaron sus armas y las dirigieron a la atrevida mujer, Ivan los detuvo, ella logro levanto su mirada y vio como el ruso sonreía como un niño chiquito, lleno de satisfacción, como si hiciera algo que le gustaba mucho y eso era lo que más le mortificaba del hombre de ojos violetas.

Aggg.- Gimió de dolor al sentir al ruso retorcer su muñeca y ponerla bajo su espalda- ¿Cuándo rayos…?

Her Comandante-exclamaron los guardas que había sido hincados en el suelo con preocupación listos para auxiliarla, ella solo negó con la cabeza.

Los mataran idiotas-afirmo ella haciéndolos desistir- Yo estaré bien.

-Suéltame.- Intentó deshacerse del agarre otro hombre–Si vas a matarme hazlo de una buena vez- Estaba molesta y asustada, era un coágulo de emociones.

-Niet.(no )- Sonrió-quiero jugar –

Dicho esto el enorme Ruso arrastro a la joven dentro de la vieja villa que ahora les fungía de cuartel. Camino firmemente por el pasillo hasta localizar una gran oficina en el segundo piso el lugar era sencillo pero elegante con un escritorio simple y muebles de oficina de madera con los emblemas del tercer Reich grabados, así como la Bandera Nazi colgando de una pared frente a la ventana.

Iván miro aquel lugar y cerró la puerta, examino mejor el entorno y luego arranco de golpe la bandera roja y blanca con gran facilidad mientras con la otra "despejaba el escritorio"

Esperaba algo más interesantes de tu oficina- dijo el mirándola de forma burlona- es tan plana y aburrida como la de cualquier otro nazi.

Julchen no le respondió, no pensaba intercambiar mas palabras de las necesarias con ese tipo y menos entablar una conversación, ya era bastante humillante el averse rendido sin pelar, pero sabía que no era por ella sino para preservar la vida de sus hombre en su mayoría jóvenes reclutas atraídos por el cómodo salario en esos tiempos de guerra.

-¿Eres alemana?- Habló con monotonía en un intento en alemán, hurgando en los cajones del escritorio como buscando algo y nada a la vez-¿Austriaca tal vez?

-Que te importa- Respondió ella despectivamente con un claro deje de incomodidad, podía escuchar los gritos desesperados de sus subordinadas siendo violadas una y otra vez por los soldados de aquel hombre.

Que ruda, da-sonrió burlonamente, al encontrar lo que buscaba-bueno entonces…ven- ordeno cambiando su tono por uno mucho más grueso y autoritario..

–solo mátame y termina con esta farsa- exigió ella.

Niet, morirás cuando yo quiera, de ti depende que las otras no sufran mas, he ordenado a mi hombres preferiblemente no matar a nadie, pero podría cambiar de opinión.-dijo este complacido al ver ella sorpresa e incredulidad en la cara de la joven..

EL ruso tomo dos vasos que estaban en un cajón y los puso sobre el escritorio para luego llenarlos casi al tope con el Vodka que siempre llevaba en el bolsillo interno de su abrigo.

Brindemos, da-dijo él con una sonrisa inocente, acercándole el otro vaso, ella trato de ignorarlo.-Por la pronta caída de tu amada Berlín "нацистских свиней умереть"

Bastardo- jamás se había sentido tan enojada con todo su alrededor. Quien se creía ese tipo para burlarse así de su país.

Vamos-insistió el divertido, sujetando su muñeca tomándola por sorpresa, Julchen no tuvo tiempo de protestar, pues el liquido embriagante estaba siendo vertido en su boca.

Un…nur-Repuso a duras penas sintiendo el liquido quemar su garganta, trato inútilmente de apartar el vaso, cuyo vodka no solo chorreaba de su boca sino que también caía en su nariz impidiéndole respirar-cough…cough…

-Casi me ahogas-exclamo ella intentando recuperar la respiración, enfrentando la mirada amatista – verdammte Bär – le Gritó.

-jajaja daa...-rio el otro divertido por aquella reacción-tan poco aguante tienes?

Iván dio algunos pasos hacia la chica, acabando su vaso de un sorbo. Analizando cada detalle de aquella "belleza aria" que emanaba aroma a Vodka, brazos largos piernas torneadas, cabello largo y elegante, así como unos rubís soberbios y desafiantes. El ruso sonrió para sus adentros pensando en lo mucho que disfrutaría haciendo todo ese orgullo pedazos, sujeto de los hombros arrastrándola hasta el escritorio y la obligo a sentarse. La sonrisa del ruso cambio por una mas siniestra, mientras acercaba su nariz a ese pecho que subía y bajaba debajo de él, tratando de calmarse. La albina podía sentir la respiración del ruso que subía lentamente en su cuello y eso la asqueaba.

-Bas...- Murmuró una vez más tratando de quitar la boca de Iván de su cuello. Quien sin darle tiempo de asimilarlo sujeto firmemente su rostro y le mordió los labios marcándola-

-No, ¡idiota! - Negaba mientras Iván la ignoraba sujetándole las muñecas y seguía en lo suyo tomándose su tiempo para analizarla mientras sonreía inocentemente, ,como un niño comprobando que su juguete nuevo este completo: cara, su pelo, sus ojos, pechos o al menos lo que aquel estorboso uniforme militar lo permitía ver.

Eres delgada da – dijo él finalmente en una especie de trance sujetando su mentón- tiene tetas de niña.

La albina involuntariamente enrojeció ante el comentario, mirando al rubio cenizo con indignación. Todos los hombres eran iguales siempre tratando de intimidarla para sentirse poderosos, pero no se lo concedería aese salvaje.

Ca..Cállate tonto, como te atreves a criticar mi asombroso cuerpo–Replico ella empujandolo - pero de seguro te gustan las putas grandes y gordas de tu tierra ¿no?-agrego esto último con saña, como escape a su frustración.-sabes deberías….

De repente sintió un gran golpe, que dejo un lado de su cara pegada a la madera de su escritorio, respiró hondo levanto la vista como pudo encontrándose con la eterna sonrisa del rubio ahora impregnada de un aura que no pudo definir. Un escalofrió recorrió su cuerpo. Entendió por completo cuáles eran sus intenciones e intento levantarse, pero fue interceptada por el ruso, era la segunda vez que se colaba detrás de ella y la tomaba por sorpresa y eso no era fácil, le sorprendía el sigilo innato de ese hombre.

Alemana, pareces no entender tu situación da- Dijo Iván de modo burlón jalando su rostro haciéndola mirarlo- Ustedes son nuestro botín-añadió cambiando su tono a uno mas grueso que uno juraría pertenecía a un hombre diferente.

La albina guardo silencio ante tan tenebrosa declaración, trato de no delatar su nerviosismo, suspiro hondo apartando la vista de oficial Ruso, mientras relajaba sus brazos poniéndolos a los costados, el ojivioleta sonrió satisfecho ante tal muestra de inesperada sumisión por parte de la ojiroja. Así pues deslizo una mano acariciándola un poco atreves del uniforme.

Lo vez Alemana da, no están difi…-Iván no termino de articular cuando sitio al impactarse contra su sien derecha

Soy Prusiana-exclamo ella levantándose del escritorio con velozmente

El ruso pudor sentir como el liquido carmesí le escurría levemente de la frnete mesclandoze con el destilado licor que momentos antes habia estado sobre la mesa, esto lo descoloco un poco. Julchen aprovecho el memento para tratar de huir corriendo hacia la salida, no había terminado de abrir la puerta cuando sintió la mano fuerte y pesada del Ruso clavando el cuchillo que le había quitado previamente a pocos centímetros de su cara, acorralándola con ojos encendidos.

Eso dolió-dijo él con un tono sombrío y mueca mas maniática que Julchen hubiese visto jamás, dándole una fuerte bofetada haciéndola caer al suelo- tendré que castigarte da.

Julchen cerró los ojos al ver a Iván acercarse esperando otro golpe, pero este no vino, el ruso había pasado de ella colocándose de nuevo frente al escritorio.

Ven aquí-Ordeno de nuevo, sentándose en la que antes fuese su silla con postura autoritaria, solamente que su voz cambió a la dulce voz de un niño contento mientras hacia un ademan.

Si crees que soy tu juguete estas equivocado Ruso-respondió ella levantándose del suelo tratando de ocultar el miedo que ese súbito cambio de personalidad le había causado- prefiero morir a que me viole una bestia como tu…

Te violara un regimiento completo si no vienes aquí da -respondió Iván con un extraño brillo en sus ojos purpuras mientras s ahora escalofriante sonrisa se ensanchaba un poco mas-ahora ven aquí- agrego retomando su tono infantil y haciendo un ademan.

La albina titubeo unos segundos pero no tuvo más remedio que obedecer, Julchen no era ingenua y sabia que vendería lo peor, pero también sabía que violar no es la única forma de humillar y someter a otra persona. La mente de la joven empezó a cavilar en busca de alguna alternativa favorable, no estaba en su naturaleza dejarse someter por nadie, solo debía aprovechar otro instante de descuido para escapar, después se las ingeniaría para llegar a Berlín. El labio de Iván tembló levemente y alzando su mano su mano la golpeó fuertemente en el rostro de nuevo sacándola de sus cavilaciones, por un segundo pensó que la arrastraría como a sus compañeras a algún rincón oscuro y olvidado, pero no lo hizo, pedo sentir las manos del ruso rodear su garganta y comenzar a apretar, cortándole la respiración la albina trataba inútilmente apartarlo pero la falta de aire lo hacia casi imposible.

-No me tientes da-soltó el de pronto sin aflojar el agarre sobre la albina- mi paciencia se acaba y no creas que te escaparas tan fácil.

Luego de un segundo Iván soltó a Julchen dejándola algo aturdida, pro aun así ya medio recuperado le dirigió una mirada de infinito despacio. Jamás le había agradado esa clase de depravados juegos, pero resultaba obvio que al otro no le molestaba, lo cual la enfermaba.

"Padre tenia razón todos ellos son peor que animales"-pensó ella fulminando al ruso con sus pupilas color rubi quien lejos de molestarse se mostro complacido.

Me gustan esos ojos mirándome da-dijo el sujetándola la cara apara tener esos ojos mas cerca-Los preliminares terminaron-añadió tomándola de los hombros estrellándola contra el escritorio una vez más.

Esta vez sujeto firmemente sus manos para evitar otro molesto intento de escape, noto como ella tragaba saliva sacudiendo su cuerpo en un vano intento de escapar del poderoso agarre del otro. Este acerco su lengua a su labio sangrante saboreándose aquel fluido carmesí que dibujaba un pequeño sendero en aquella pálida piel.

-"Así es como sabe la sangre de la que tanto se jactan"-pensó para sí-nada mal

¿Lo quieres en el escritorio? O ¿Lo quieres en el piso? Como la puta fascista que eres?- dijo él con el mismo tono que le helaba la sangre y con ese aire cruelmente burlón al saberse dueño de la situación- bien

Ella podía sentir su erección presionando sobre su abdomen asi como su peso aplastando su cuerpo. No supo como pero sin quererlo recordó el consejo que le dice su profesor de tiro contra cualquier situación dolorosa "aprieta los dientes, respira hondo y aguarda a que todo termine". Era tan humillante, jamás pensó que le pasaría algo así, pero no se rendiría asi pues comenzó a forcejear tratando de liberar una al menos una de sus piernas.

noch, No quiero que me patees-señalo el ubicándose en medio de ella separando sus piernas con las rodillas.

Ivan arranco de golpe los botones de su saco dejándola abierto hasta casi topar con los hombro de la mujer, luego ocuparse en desabotonar los que aún conservaba la camisa blanca que había quedado al descubierto de la que se podía translucir la ropa interior negra de la albina, que quedo inmediatamente al descubierto rebelando un conjunto sencillo sin ningún adorno. Julchen apretó los ojos inconscientemente unos instantes al sentir como su sostén era rasgado por una pequeña navaja, que ahora jugueteaba entre sus pechos, recorriéndolos de arriba abajo haciendo un pequeño corte en la clavicula, mientras el ruso miraba de forma lasciva extendiendo la lengua y degustando de nuevo la sangre alemana, nos sin antes pasearse por los pechos cuyos pezones se erectaban a causa del frio, estrujándolos sin cuidado alguno.

La albina inhaló profundamente por la nariz-Asqueroso-exclamo tironeando del unifime del ruso lo mejor que podia, estaba asustada y por mucho que le doliera dmintirlo indefensa-Suelta

El ruso solo sonrió esa actitud desafiante le encantaba, mordiendo su pecho derecho en respuesta y estrechando el otro con mayor fuerza. Luego procedió con el "examen pélvico".

Él utilizo una ligera fuerza empujándole las caderas haciendo que quedara boca abajo quitando de una vez el saco que entorpecía su tacto. Luego el ruso deslizo su mano por aquella pequeña espalda, tanteando su cuello omoplatos y columna dibujando un camino hacia la cadera, apretando sus glúteos por arriba de la falda.

La carrocería es buena da-susurro el ruso en su oído, mientras comenzaba a subirle la falda hasta los glúteos dejando al descubierto su ropa interior-ahora los interiores.

Julchen reunió todas sus fuerzas para apartar de si al enorme ruso, intento darle un codazo pero debido a su mala posición fue fácilmente detenido por el otro.

Quieta da-dijo Iván algo cansado, tomando su larga bufanda y atando de una vez las manos de la albina sobre su cabeza.

El cuerpo de la albina se tenso aun más la oír un sonido metálico detrás de ella, así como el cierre de un pantalón bajándose,

"Rayos, maldición"-pensaba ella con frustración. Nunca en su vida se había dejado de los demás y ahora ese ruso la tenía en su poder, como un gato que juega con un ratón antes de devorarlo-"acaba ya maldito cerdo"

-Por fin – dijo – Ahora, tomare lo que es mío da – Volvió a sonreír maliciosamente tomando su miembro acercándolo a la vulva de la albina penetrándola con fuerza, mucha fuerza.

Julchen trato de ahogar su grito mordiendo como pudo la cruz que yacía cerca de su rostro tratando de no evidenciar su dolor, mientras que él, sin importarle, empieza a moverse, rítmica y profundamente haciendo sacudiendo el escritorio en el que la mujer se apoyaba. Ella solo alcanzaba a apretar las uñas sobre la madera tratando de resistir.

Eres buena da-señalo él con esa sonrisa que ya la enfermaba jalándola del pelo, ella le profirió una mirada de odio, que pareció complacerle.

De pronto el toque de la puerta saco al ruso de su diversión. Iván chasqueo los dientes con molestia, pero se complació al notar inconscientemente los músculos de la albina se contrajeron haciendo que su vagina apretase deliciosamente el miembro Iván apresando su miembro deliciosamente, todo eso al presentir la irrupción de alguien la oficina , quien gimió levemente parando su vaivén un segundo.

Disculpe Señor-dijo la voz al otro lado de la puerta

Que pasa da-respondió el rubio tratando de modular su voz para que sonara lo mas neutra sin dejar de penetrar a la albina maravillándose con la contraída expresión que hacia ante cada estocada.

Señor-prosiguió el soldado en ruso, algo que Julchen luchaba por entender- hemos procedido a la liberación de los prisioneros, el camarada general desea hablar con usted para darle instrucciones.

Estaré ahí pronto, retírate da- ordeno el ruso acelerando el movimiento, levantando un poco el cuerpo de la otra para poder tener acceso a su pechos que libres de la opresión de la mesa temblaban suaves y turgentes en su manos.

Lo siento, pero esta vez será rápido da- le susurro el ruso mientras retiraba los mechones de pelo que cubrían los ojos de la chica que luchaba internamente por obtener las lagrimas de vergüenza y frustración.

Acto seguido, la penetro con más fuerza, si es que esto era posible, sujetándola de la cintura para facilitar una irrupción más profunda y rápida.

nicht, ni...- alcanzo a articular dificultosamente, sintiendo en medio de las dolorosas estocadas algo "extraño" que no alcanzaba a identificar-ah

Ivan apretó sus dedos en el blanco cabello de ella jalándolo hacia él, haciendo que su cuerpo tomase el ángulo precioso para el máximo disfrute, al menos para él. Su movimiento se volvió más frenético. Esa sensación primitiva de tomar algo de esa manera, en forma cruda y lasciva lo lleva al borde de su clímax. Podía sentir las paredes carnosas que rodean su miembro contraerse en un espasmo, Iván se sentía hipnotizado por esos ojos color sangre ahora llenos de vergüenza e indignación, que se entrecerraban a ratos tratando de no mirarlo. El no podría haberse detenido aunque lo hubiera querido, esos pequeños gemidos de la albina lo cautivaban de una forma extraña, aunque estos estuvieran lejos de ser gemidos de placer. Al final no importaba.

"Mi derecho de conquistador"-se repetía mientras la continuaba poseyendo

Julchen apretó tanto las uñas en el escritorio que pensó que estas se le romperían, deseaba que así fuese, cualquier cosa hubiera sido mejor que eso. El dolor entre sus piernas era irreal, la fricción de sus pechos desnudos contra la dura madera del escritorio era una agonía, podía sentir la frio hebilla del pantalón del ruso golpear su trasero, estar debajo de ese hombre totalmente acorralada era lo peor, nunca, ni siquiera en el infierno que fue Stalingrado se había sentido así. Ajeno a su pena, el grueso pene ruso se enterraba dentro de ella con tal intensidad que pensó que se su vagina se desgarraría, si no es que ya lo estaba. Ardía y dolía terriblemente, pero aun reunía la fuerza de voluntad que le quedaba para no llorar, no perdería ese último deje de dignidad con una bestia como esa.

Luego de unos minutos de intensa penetración, Iván anuncio su orgasmo con gran suspiro dejándose caer levemente en la cintura de la chica que trataba de recuperar el aliento ya sin poder contener un par de lágrimas que escurrieron por su mejilla, nunca se había sentido tan humillada en toda su vida.

Estuvo bastante bien da- dijo Iván inocentemente acomodando sus ropas y preparándose para salir-la próxima vez no será rápido-agrego mientras acomodaba sus ropas, se enrollaba la bufanda y salía del cuarto no sin antes cerrar la puerta con llave, por si acaso

La próxima vez….-pensó Julchen que yacía inmóvil en la mesa, sus piernas abiertas y ligeramente dobladas, sus brazos cayendo del escritorio ya sin fuerzas, un poco de sangre alrededor de su boca donde él la había golpeado. Su vulva mostraba ya los primeros signos de traumas y magulladuras, mientras de su maltrecha vagina podía sentir algo caliente y viscoso escurrir entre sus muslos. Reunió las fuerzas que le quedaban y acerco su mano al muslo lo que imaginaba, sangre con semen.

Julchen, se quebró finalmente el corazón lo tenía latiendo en la garganta, ahogándo las lágrimas y los sollozos, mientras las palabras del ruso retumbaban en su cabeza causándole horror.

"No seré rápido…la próxima vez"

...

Julchen entreabrió los ojos, su vista estaba totalmente nublada. Sintió un horrible dolor en la espalda. Se intentó incorporar pero no tuvo la voluntad suficiente. Se sentía totalmente sucia. La sangre seca manchaba su blanca piel, las cicatrices y moretones estaban por todo su cuerpo. Una aguda sensación de incomodidad le punzaba en su sexo.

Sintió asco por él. Sintió enojo, sintió humillación. Desprecio.

...

Notas Fanfic:

Lagerführerin: Jefa de campo

SS-Hauptsturmführer: rango equivalente a capitán.

Campo de Plaszow: El campo de concentración de Płaszów o Cracovia – Płaszów era un campo de trabajo y concentración nazi construido en el suburbio del noroeste de la ciudad de Cracovia conocido como Płaszów, situado al sur de la ciudad y hoy parte del distrito de Podgórze, poco después de la invasión alemana de Polonia y la creación del 'Gobierno General'. fue liberado pos lovieticos en 1944

Batalla de Stalingrado fue un enorme, largo y sangriento enfrentamiento entre las fuerzas alemanas y los ejércitos soviéticos por el control de la ciudad de Stalingrado, actual Volgogrado, entre el 23 de agosto de 1942 y febrero de 1943, durante el transcurso de la Segunda Guerra Mundial.2 3 Con bajas estimadas de tres a cuatro millones de personas.
Subfusil PPSH-41: Utlizada por la infantería soviética, constaba de un cargador de tambor de 71 cartuchos y un prismático de 35 cartuchos. La munición desarrollaba en la boca una velocidad de 488 m/sg., siendo la cadencia de tiro de 900 disparos por minuto.

El PPS-43 (Пистолет Пулемeт Cyдaeba 1943, Pistolet Pulemet Sudaeva 1943) es un subfusil automático soviético diseñado por A. I. Sudaev durante la Segunda Guerra Mundial (Gran Guerra Patria en Rusia) como arma de defensa personal para unidades de reconocimiento, tripulantes de vehículos y personal de servicio. Tiene dos modelos de diseño principales, el PPS-42 y el PPS-43.

La frese:fue usada como partde de la propaganda de Stalin, para incentivar a los sovieticos.

"нацистских свиней умереть":(mueran cerdos Nazis)

verdammte Bär: maldito oso

noch: quieta en ruso

nicht : no en aleman