¡Hola! He vuelto nuevamente para esta vez traerles cinco drabbles sobre los cinco sentidos del ser humano: Tacto, Vista, Olfato, Oído y Gusto, con una pareja poco conocida, pero no por ello poco interesante.

Soy conciente de que la Daphne que más me gusta es la que describe Metanfetamina, pero como esta serie de drabbles iban a intentar ser tiernos tuve que alterarle un poco la personalidad, bueno cambiarsela por completo en realidad.

Personaggio fue la primer persona que leí escribiendo algo así y me inspiró.

Creo que Theodore y Daphne necesitaban contar su historia y me propuse hacerlo, espero que les guste. Sin más que decir aquí les dejo el primer capítulo: Vista.


"Para ver claro, basta con cambiar la dirección de la mirada"

Antoine De Saint Exupery.


1.

Admitía que las cosas después de la guerra no habían estado fáciles para ninguno de los ellos, pero Theo no culpaba a nadie, ni siquiera a su padre. La mitad de sus compañeros de curso habían hecho lo incorrecto y todos los slytherins habían tenido que pagar con las consecuencias de igual manera.

No se arrepentía de haber quedado en dicha casa y estaba orgulloso haber sido una serpiente, pero todos los días se replanteaba el haber seguido los pasos de su padre los primeros años de su vida con el fin de lograr un poco de atención, nada más y nada menos que eso.

Parecía sentir todavía la mirada llena de rencor de la gente que lo cruzaba, juzgándolo casi sin conocerlo, deseándole el peor de los castigos, la peor de las muertes.

Aún sin ser culpable de nada, había tenido que hacerse un espacio en el mundo mágico poco a poco, paso a paso. Y hoy en día no podía creer lo que había logrado construir, con una humildad que no creía poseer y sobre toda mucha fuerza de voluntad.

Hacía exactamente una hora y media cronometrada con el reloj de su mesa de noche, que Theo Nott observaba a su esposa dormir, se estaba dedicando íntegramente a grabarla en su memoria con el fin de recordarla en cada momento que deseara.

Ante sus ojos Daphne era la perfección en persona, con el largo y rubio cabello cayendo sobre la almohada, su delicada piel de porcelana brillando con la luz de la luna, y las hermosas curvas propias del embarazo y que lo volvían loco.

Podía quedarse mirando a Daphne dormir toda la noche y la sonrisa boba de su rostro no se borraría un solo momento.

—¿Theo?—balbuceó Daphne entre dormida de espaldas a él y sin moverse.

—¿Qué?—preguntó él divertido acariciándole el brazo de arriba con parsimonia.

—¿Qué haces despierto a esta hora?—Daphne no era consciente del horario, pero estaba segura que era muy temprano, tenía demasiado sueño para que fuera la hora de levantarse, de eso estaba segura.

—Te observaba. –respondió con naturalidad. No tenía nada de qué avergonzarse, amaba cada célula de ella y no le costaba admitirlo.

Daphne sonrió con los ojos cerrados y bostezó.

—Me parece genial, pero ven aquí Theo, hace frio. Abrázame—le dijo imperativamente aún con los ojos cerrados. Theo no pudo evitar sonreír de nuevo. Daphne no era precisamente la persona más romántica que existía, pero de una u otra forma ellos sabían entenderse. Se acercó a ella acortando la distancia que los separaba y la abrazó por la espalda apoyando sus manos sobre el abultado y visible vientre de la joven que se retorció incómoda al contacto de las frías manos de su esposo sobre su caliente cuerpo, pero se acomodó rápidamente y volvió a dormirse con una inocente sonrisa surcando su rostro.