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-¿Puedes tratar de escucharme?, de verdad estoy cansado de discutir…-
-¿Disculpa?, tú eres el que no quiso escuchar…-
-¿Ah sí?, Dime cuál fue tu primer frase cuando contesté al teléfono, ¿Te la digo?, "Danny necesito que…"-
-No sabía que no podía pedirte un favor…-
-¡Sabes que no es por eso!-
-Quizá debí pensar mejor en con quien gastar mi única llamada- La línea del teléfono se escuchó en repetidas ocasiones. Danny arrojó el teléfono contra la pared ante la mirada incómoda de su hermana.
-Sabes que ella…-
-No, no me digas nada- El chico sacó una cerveza del refrigerador y azotó la puerta del refrigerador con tal fuerza que el aparato se dañó y fue imposible cerrarlo –Otra vez no- Dio un trago hondo –Esta no era mi idea cuando pensé en venir de sorpresa-
-Ustedes dos se aman- Murmuró Jazz sentándose a su lado –Es algo así como una etapa…-
-Sí una de dos años- Estrelló su cabeza sonoramente con la mesa –No entiendo como pasó esto-
-Pues- Jazz le extendió su teléfono. La pantalla no dejaba de brillar con cada mensaje que recibía, entre los nombres que alcanzó a distinguir se encontraba el de Valerie y su madre, pero también habían nombres de agentes de gobierno, embajadores y correos que iniciaban con "urgentemente" –Creo que… es decir… Sabes que te amo, pero Sam es toda una inspiración para las mujeres de su edad…-
-Lo sé y en serio estoy orgulloso de ella- Dejó la botella vacía en la mesa y se dirigió nuevamente al refrigerador –Sólo que a veces la extraño… Tener tiempo para comer algo en la hamburguesa apestosa y patrullar juntos…-
-Danny…- Jazz suspiró con tristeza y se mordió el labio –Eso fue hace mucho tiempo, la hamburguesa apestosa lleva años cerrada y ese tiempo que extrañas…-
-¿Danny?- El chico moreno vestido de traje sastre entró a hurtadillas a la cocina. Danny se alegró de verlo y escucharlo "en directo", tenía demasiado tiempo escuchando su voz únicamente por medio de las noticias y escasos eventos sociales en los que se cruzaban por minutos -¡Amigo que gusto verte!, ¡Pensé que llegarías hasta mañana!-
-Tucker- Se rió un poco cuando la horda de guardaespaldas invadieron la cocina casi aplastando a su amigo -¿O debo llamarte su majestad?-
-Con Alcalde es suficiente, dije que me esperaran afuera- Después de saludar a su amigo le dio un beso en la mejilla a su novia –Iremos a comer en mi helicóptero antes de que Jazz comience su curso en Yale, ¿Quieres acompañarnos?-
-Quizá en otra ocasión- Suspiró –Sam…-
-Sam- Exclamó Tucker con poco entusiasmo –Está en su casa, sumamente molesta- Su voz fue haciéndose más baja en medida que Danny arqueaba su ceja –Sí, por ella supe que estabas aquí… Sabes es genial que siga siendo tan entusiasta y defienda sus creencias, pero cada vez es más complicado que la saque del departamento de policía por revoltosa o por iniciar disturbios… Viejo soy el alcalde, pero también tengo límites-
-No creo que sea correcto hablar de ella cuando no está- Murmuró Jazz –Sam es un impresionante modelo femenino para las generaciones futuras-
-Sí y también es una desquiciada- Gruñó Danny
-Vaya, me alegra saber que eso piensas de mí- Danny sintió un fuerte escalofrío. No quería girar y mirarla; en ese momento al pensarlo con detenimiento se dio cuenta que hacía aproximadamente un año y medio que no coincidían en AmityVille. -¿Algo más que quieras agregar?, Por cierto Tucker necesitas otros guardaespaldas, los esquivé muy fácilmente-
-¿Vez?, Esas son las cosas que te meten en problemas- Explotó Danny girándose. Los ojos violetas de Sam lo fulminaron al instante –Esta es mi casa, Tucker está aquí, Jazz está aquí no es necesario que infrinjas la ley cada que tienes la oportunidad-
-Ya basta- Sam lanzó su mochila al suelo y tras unos instantes de permanecer agachada tomó algo en su mano y miró de manera decidida a Danny antes de darse media vuelta y subir a la habitación del chico. Danny se quedó estático unos momentos y tras una breve mirada tensa con su hermana (quien asistió tristemente con la cabeza) subió las escaleras hasta su vieja alcoba. Sam estaba sentada en la orilla de la cama, tenía los ojos clavados en el suelo y los puños cerrados.
-No podemos seguir haciéndonos daño- Susurro ella. Su voz fue rígida y sin emociones –No hemos tenido una llamada decente en meses, teníamos más de un año sin vernos y cada que lo hacemos terminamos de esta manera… Yo… Yo no quiero esto para mí-
-Sam yo…- Pensó en decirle que la amaba, que lo disculpara por ser un idiota, que a veces tenía días malos, que era muy estresante no tener privacidad, que se sentía culpable todo el tiempo porque el mundo esperaba que lo salvara a cada instante, de los fantasmas, de las guerras, de la naturaleza… en lugar de eso sólo miró a la joven, sin sentir esas mariposas a las que estaba acostumbrado y asintió levemente.
-Toma- Sam extendió la mano de forma casi violenta –No sé que hacer con esto desde hace tiempo- Se levantó de la cama y se colocó justo frente a Él –No sé si esto será temporal o permanente… Pero sé que es lo mejor para mí-
Danny lo recibió y guardó de inmediato en su bolsillo. Sabía que era su anillo, aquél que le había entregado hacía 10 años, cuando eran apenas unos adolescentes; Cuando la miró quedó impresionado con lo hermosa que era; su cabello negro largo hasta los hombros y su piel pálida habían dejado de verse como los de una chica y proyectaban ya la sensualidad de una mujer, incluso parecía que iba vestida para resaltar su belleza, pues usaba un vestido negro con transparencias que permitía apreciar su figura.
Sin mediar palabra alguna la tomó de la mano y la jaló hacía él. Ella opuso un mínimo de resistencia cuando la besó y en el momento en que Danny se transformó y se elevó por los aires, ella aprovechó para aferrarse con ambos brazos a su cuello y soltar algunas lágrimas que seguramente pasarían inadvertidas dada la gran velocidad a la que viajaban; Ella sabía que esta vez era diferente, no habría un "disculpa" o un "vamos a intentarlo una vez más", lo supo en el momento en que había mirado a Danny a los ojos. Ambos estaban demasiado exhaustos.
Cuando descendieron en el balcón de su habitación, Sam se esforzó para mantener la compostura, se contuvo de exigirle que entrara en razón, que se diera cuenta de que estaba pidiéndole demasiado, que ella había sufrido su ausencia todo el tiempo, su fama y su falta de entusiasmo hacía todo lo que ella amaba, pero no lo hizo… no estaba dispuesta a intentarlo una vez más.
En el momento en que ambos se desprendieron del abrazo se miraron con lágrimas en los ojos, pero con una sonrisa y después de que Sam lo besara en la mejilla, susurró "Vete por favor… Tengo mi forma de hacer las cosas".
Danny recordó esa frase y el gesto de la chica, justo eso le había dicho hace 10 años, mientras hablaban de tiempos inciertos y de aventuras. Sintió un deseo inmenso de gritar, de patear algo, de volver a besarla… pero lo único que atinó a hacer fue una mueca mientras asentía con la cabeza y se elevó a toda velocidad para alejarse de Sam.
