Todo lo que ella quería era que Kyosuke volviera a tocar el violín.
Que ella pudiera oírlo tocar. Que él fuese feliz.
Y así que para que Kyosuke fuera feliz ella dio su alma.
Sí, pero ella no se imaginó que él sería feliz sin ella.
Y justo después descubrió que se había convertido en una zombi tal y como Kyouko misma dijera.
Pero Kyouko no le dio el mismo sentido que Sayaka se formó.
No entendía que Sayaka no podía ver a Kyosuke a los ojos sabiendo que aquel cuerpo era algo falso.
Y luego de que Hitomi le dijera que quería darle esa clase de felicidad a Kyosuke… que era una felicidad que Sayaka supuestamente tenía el derecho de otorgarle.
¿Y Sayaka qué podía hacer? Ella no se comparaba con el talentoso Kyosuke.
Nada más quería salvar al mundo y salvar personas para darle nuevas fuerzas a su corazón.
No entendía cómo la situación resultaba ser tan injusta. Kyubey hizo realidad su deseo, ¿entonces por qué no era feliz? ¿Porque Kyosuke la había abandonado?
Fue entonces cuando ya no le importó ni lo que su gran amiga Madoka pensara sobre la situación.
No aguantaba más. Ya no quería vivir.
Ella había sido una idiota.
Una completa idiota.
Kyouko estaba cerca y le repitió que los deseos no se deben desperdiciar para con los demás ya que ellos nunca devuelven el favor siendo unos completos ingratos.
Ella fue una idiota.
Una completa idiota.
