El sol brillaba con fuerza iluminando y calentando todo su paso. Mabel quien tenia diecisiete años se encontraba en la orilla del lago lanzando piedras y haciéndolas rebotar en el agua.
Estaba de vuelta a Gravity Falls y muy pronto tenía que volverse a ir. Lanzó otra piedra y vio como dio cinco saltos antes de hundirse en el agua.
En este momento se encontraba sola. Su hermano Dipper se había ido a una cita con su novia Pacifica y estaría mintiendo si decía que no se encontraba un poco celosa. Estaba feliz por su hermano, pero se sentía un poco triste de no haber podido encontrar un amor ni en Gravity Falls como en California.
Tal vez era demasiada efusiva...
Negó con la cabeza porque así era ella y no iba a cambiar para hacer que se le enamoren. Tomó una piedra y comenzó a juguetear con ella mientras la mantenía en su mano. Con una sonrisa, pensó luego de esto en ir a ayudar -molestar- a su hermano en su cita con Pacifica.
No obstante, justo cuando iba a lanzar la piedra. Un disparo resonó por todo el bosque, los pájaros volaron y los demás animales como criaturas fantásticas huyeron.
Mabel se detuvo, soltó la piedra y cayó de rodillas. Llevándose las manos a su abdomen... le habían disparado. Estaba sangrando. Su suéter estaba manchado con su sangre. Vio sus manos sin poder creerlo.
Comenzó a atragantarse, a faltarle el aire. Las manos seguían presionando la herida. Le dolía, termino por recostarse en el suelo quedando cegada por el sol brillante.
"Es un sueño"
Se decía, sin apartar la mirada del sol. Sin cerrar los ojos.
"Voy a despertar"
Aunque el dolor era insoportable.
Unos pasos comenzaron a escucharse en la cercanía. "Ayuda" Quería decir Mabel, pero las palabras se mezclaban con la sangre que chorreaba por su boca. A cada segundo se le hacía más difícil respirar.
— ¿Que acabo de cazar? —Pregunto una voz un poco familiar a Mabel por el tono de voz. Poniéndose a la vista de ella, obstruyendo la vista del sol, aunque esa persona era muy brillante como el mismo. Tenía el pelo rubio, era alto y llevaba un traje que era amarillo con combinación de negro.
Ella miraba al único ojo que tenía descubierto sin querer cerrar los de ella porque sentía que si lo hacía no los abriría.
— Estrella Fugaz... —Llamó con fingida compasión— Te estas apagando —Añadió mirándola desde arriba entretanto Mabel escupía sangre, intentando respirar... intentando vivir.
Ella sabia que le había hablado, notaba el movimiento de su boca, pero se le hacia muy difícil oír lo que decía. Su mente estaba gritando: "Iba a morir" "¡No quería morir!"
Lagrimas comenzaron a correr por sus mejillas. Ahora se le hacía peor. La garganta se le cerraba.
¡No! ¡No! ¡No! ¡Sálvenme! ¡Alguien!
Su mente decía a gritos. Gemidos agonizantes solo salían de su garganta.
La persona que estaba enfrente de ella comenzó a hablar, sus oídos intentaban escucharlo, pero solo eran murmullos, balbuceos... ¿Qué decía? ¿Qué puedo vivir? ¿Me ayudara?
Mabel vió como estiro su mano, firme con todos sus dedos juntos y poniéndolo de forma horizontal.
— No quiero morir —Fueron los últimos pensamientos de ella antes de tomar la mano que le ofrecía. Si iba a morir, al menos quería estar acompañada. Cerró los ojos y todo se volvió negro.
— Es un trato —Dijo Bill sonriendo.
