Hace tiempo que no publico nada, no me convence nada de lo que escribo. Al fin me animo a publicar esta historia sobre el libro 'Crepúsculo', antes de que salga 'Luna Nueva' y la autora introduzca algún dato nuevo que me haga modificar la historia...

Capítulo 1

No sé cuánto tiempo llevo aquí encerrada, ya que mis recuerdos empiezan a fallar a causa de las drogas que me administran día y noche. Empiezo a sentir claustrofobia, aquí no hay ni una sola ventana por donde irrumpa la luz del sol, sólo intuyo que es de noche porque no entra luz por la rendija de la puerta. Llevo semanas en un estado semiinconsciente, pero esta noche puedo pensar con claridad. Todo es gracias a él. No me pincha las inyecciones y me ha quitado la camisa de fuerza. Sabe que no me voy a auto lesionar. Sabe que no estoy loca, me cree. Sé que si se enteran de lo que hace lo despedirán y se acabará mi lucidez, pero sospecho que eso es algo que no ocurrirá porque él es el único que entra aquí.

Esta mañana, cuando me ha traído la comida, lo he visto preocupado. Lo he notado en sus ojos oscuros que a veces me producen escalofríos.

-Tengo que sacarte de aquí -me ha dicho al dejar la bandeja con la comida enfrente mía y guardarse las pastillas en el bolsillo de su bata. Mi alegría ha hecho que una sonrisa cruzara mi rostro, pero inmediatamente se ha transformado en preocupación al notar la urgencia en el tono de sus palabras y sus movimientos apresurados.

-¿Qué sucede?

-No sé si deberías saberlo todavía. Esta noche vengo a por ti y nos vamos de aquí. Llamaremos menos la atención por la noche, durante el día merodea demasiada gente por los pasillos.

Esta tarde he tenido una visión, la primera desde que estoy aquí. Seguramente las drogas las habían neutralizado, al igual que a mi cabeza. No ha sido agradable, he visto como él me atacaba al entrar en la habitación esta noche. Un miedo irracional me ha hecho estremecer. ¿Me ha estado engañando él todo este tiempo, haciéndome creer que me ayudaba, mientras su intención era la de matarme? Me cuesta creerlo, pero mis visiones nunca fallan con apenas unas horas de margen. Quizá hubiese otra explicación que yo no era capaz de ver.

Lo espero con impaciencia. Sé que estará aquí de un momento a otro. No sé que me va a suceder, pero tengo la certeza de que cambiará mi vida para siempre, para bien o para mal.

Oigo el sonido de la llave al girar en la cerradura, y veo abrirse la puerta. Con una rapidez asombrosa entra en el cuarto y cierra la puerta. Se vuelve lentamente y me mira a los ojos. Creo que ha notado mi temor e inquietud porque no soy capaz de controlar el temblor de mi cuerpo. Mantengo su mirada mientras se acerca a mí lentamente e intento descifrar sus intenciones.

-No es a mí a quien debes temer –susurra cuando su rostro está apenas a unos centímetros del mío. Su mano helada me acaricia el rostro mientras un escalofrío me recorre la espalda–. He tomado una decisión, no sé si es la correcta, ni sé si después de esto podrás perdonarme, pero creo que no conseguiremos escapar de él. He estado investigando sobre él y lleva muchos años dedicándose a esto en cuerpo y alma. No nos dejará en paz hasta que te vea muerta, y eso es algo que no voy a permitir. Sé que mis palabras no tienen ahora sentido para ti, pero pronto lo comprenderás. Y espero que me perdones -dicho esto, acercó la boca a mi garganta y noté sus colmillos clavándose en mi cuello.

Mi sangre empezó a brotar, y sentí cómo un abrasador líquido se introducía por mis venas. Él retiró su boca de mi garganta y me tapó la herida con una gasa. Me acercó la ropa que me había traído y me ayudó a cambiarme, mientras murmuraba algo sobre mi... ¿olor?

La herida del cuello me estaba empezando a arder dolorosamente y los latidos de mi corazón eran cada vez más violentos e intensos. El ardor se extendía por mi cuerpo a cada latido. "¿Qué me está ocurriendo?" le grité en medio de una oleada de dolor al tiempo que caía de rodillas al suelo. "Te estás transformando" me dijo mientras pasaba los brazos por mi espalda y me levantaba sin esfuerzo alguno. Vi cómo cruzábamos los pasillos a una velocidad sobrenatural y salíamos del psiquiátrico sin que las enfermeras de guardia nos vieran pasar.

Cruzamos un par de calles y entramos en un deteriorado edificio que parecía abandonado. Me dejó sentada en el suelo de lo que parecía el salón con la espalda apoyada en la pared mientras él atrancaba la puerta con un viejo armario que aparentaba ser muy pesado.

-No tardará en aparecer -dijo simplemente. Se sentó en el suelo a mi lado y me cogió la mano–. Lo siento. Todo ha sido por mi culpa, no debí acercarme a ti. Tarde o temprano alguien te hubiera sacado de allí y podrías haber vivido una vida... normal.

No contesté. No podía articular palabra. Mis músculos habían dejado de obedecerme en aquellos momentos y sentía un agudo dolor en el pecho. Sin embargo, a pesar del dolor, al fin era libre. Hacía tiempo que no veía nada más que oscuridad.

Escuché un ruido que golpeaba la puerta y él se levantó de mi lado caminando en dirección a la puerta. Segundos después el pesado armario caía al suelo con un estruendo y un hombre entraba en el salón. Los dos cruzaron una mirada y el extraño se acercó a mí. Me miró con curiosidad, y al ver la venda que cubría mi cuello, sus ojos se oscurecieron y sus facciones se tensaron.

-Llegas tarde -oí que decía una voz conocida al fondo de la habitación.

-Me has hecho enfadarme –dijo el extraño con una calma escalofriante-. Me has impedido probar la sangre más apetitosa que he olido nunca -me estremecí al escuchar sus palabras-. Pero no creas que vas a salir de ésta con... vida.

Se acercó a mí, apoyó su mano en mi barbilla y me golpeó la cabeza contra la pared. Me derrumbé inconsciente al suelo. Cuando desperté, no recordaba nada de lo sucedido.