Hola, esta es la primera vez que escribo un fanfic, pueden dejar Reviews para así yo saber, si les gusta mi idea, pero espero que les guste y aquí está el "prologo"...
El deseo de mi corazón era poder tener más tiempo para volver a verte, para tocarte, para sentir tus labios sobre los míos, para poder conocer, creer y descubrir lo bello que es amar y ser amado, para poder sonreír con naturalidad, para sentir ese calor que te brinda un amigo, para poder ser una típica chica de mi edad; vaya que ayuda a estos deseos egoístas a mi condición. Un corazón débil; débil, como si de un cristal muy delgado se tratara, que de tan solo tocarlo con la yema de los dedos podía fragmentarse en mil pedazos; no me lo permitía, el tiempo se acababa, y lo único más seguro que la cuenta de esos pocos instantes era lo que sentía por ti, lo que añoraba con fervor. Desee más tiempo, tiempo, para poder vivir…
Comenzó aquella noche de otoño; los incesantes llantos de mi madre atravesaban las delgadas paredes del hospital, pidiendo entrecortadamente que mi ser fuera salvado, mientras mi padre rogaba por una solución a mi problema al cardiólogo que negaba rotundamente con la cabeza y decía: -ya no hay más tiempo, para mañana ella no estará más aquí-, yo oía cada palabra, cada maleficio a mi mal, cada sollozo que carcomía de a poco mi alma. Recostada en una cama en silencio miraba las grietas del techo, recordando todos los momentos, amargo y dulces, que pase, las lágrimas caían como cuentas de una pulsera al romperla, primero una y luego de a montón, solo brotaban en silencio, ni un gemido, nada, sólo un silencio que mojaba mis mejillas, no quería dejar este mundo sin antes verle por última vez, a él, al único que me ha querido a pesar de la carga que conlleva quererme, a Ken. Intente olvidarme de ese amargo pasado que pisoteaba mi felicidad, procure pensar en Ken, en su sedoso cabello chocolate cortado en hongo, en sus hermosos lentes de fondo botella, en su manía por las galletas de chocolate, y en su sonrisa, ¡ah! Su sonrisa, sincera e inocente que a mi corazón hacia palpitar, al pensar en todo de él, llego a mí un recuerdo, 10 veranos atrás; una noche estrellada, recuerdo, insistentemente le pedí a Ken salir al patio:
-¡por favor Ken!- decía con voz mimada
-pero qué tal si tu mama se enoja- decía ruborizado puesto qué me había acercado mucho a el
-anda sí, no se enterara- espete con mirada tierna y dulce, a lo cual Ken respondió: -está bien- dijo con una sonrisa-¡vamos!
Salimos de mi habitación y fuimos al enorme jardín, lleno de flores que coloreaban la noche de rosado, azul y amarillo pastel, la luna imperaba en el firmamento, tan bella y fulgurosa, cercana a ella billones de estrellas tiritaban al compás de la melodía del viento.
-¡Increíble!- dijimos al unísono Ken y yo, de pronto todo comenzó a iluminarse con una luz verde-amarillenta, y del césped salieron luciérnagas que nos rodearon, gentilmente tome la mano de Ken –vamos a bailar- dije sonriendo sinceramente y el asintió, bailamos como dos amantes que festejaban su reencuentro, pero un punzante dolor en mi corazón, hizo detener el paso y caer en bruces delante de Ken.
-Freedert ¿estás bien?- dijo Ken arrodillado ante mí, preocupado.
-S-si- dije con dificultad y lastimosamente sonreí.
-Vamos intentare llevarte a tu cama- tomo mi mano pero la solté al instante.
-¡NO!- espete de nuevo con mucha dificultad-¡quiero ver las estrellas!- empecé a marearme-mama dijo que mañana volvería a ese feo hospital gris- me punzaba más el corazón y las lágrimas brotaban sin ton ni son.
-d-d-de acuerdo pero por favor t-trata de calmarte- acaricio mi mano, nervioso, respire hondo y el punzante dolor iba desapareciendo de a poco-¡MIRA!- grito Ken emocionado señalando al cielo, volví mi cabeza al cielo -¡las estrellas se están cayendo!-grite, lo que provoco una risita extraña en Ken –no, no es una lluvia de estrellas, mi mamá me ha contado que es un fenómeno mágico en el cual puedes pedir un deseo y este se hará realidad.
-¿en serio?- dije con mirada de ilusión -S-si- respondió Ken -¡vamos a pedir un deseo! Para corroborarlo- cerro los ojos y susurro algo que no entendí con claridad-¡ya está!
-¿Qué pediste?- dije curiosa.
–Es un secreto- me respondió, fruncí el ceño, al ver mi expresión Ken se puso nervioso y objeto- B-bueno te lo diré cuando salgas del hospital ¡vale!
-Ok- refunfuñe.
Volví a mí después de ese recuerdo, el gris hospital, del que por diez años no había salido ni una sola vez, seguía pareciéndome tan triste y horrendo, no había cambiado; se escucharon pasos; eran mis padres que se dirigían a mi habitación, cerré los ojo y fingí dormir.
-Solo esta noche estará aquí ¿verdad?- dijo mi madre con las lágrimas cortándole la voz
-Sí, nuestra hija morirá al amanecer- espeto mi padre conteniendo las lágrimas
-Quedémonos aquí hasta el amanecer por favor querido, por favor- mi madre se abalanzo en contra de mi padre y comenzó a llorar desmesuradamente
-Si querida- la abrazo fuertemente y se sentaron a llorar en silencio, hasta que su propio dolor los dejo sin energía y durmieron profundamente.
Abrí los ojos varias horas después, mire por la ventana que se hallaba a mi lado la noche era idéntica a la de hace 10 veranos, de repente un haz de luz paso, uno tras otro y otro, mire rápidamente a mis padres y el dolor que a ellos los seguía, lo sentí, recordé a Ken y las veces en que venía a visitarme, con flores en las manos, galletas, en flashback, vino a mi último encuentro con él, no lo vería mas puesto que su padre lo había obligado a irse a la escuela militar, prometió que volvería y me dejo un presente; un oso de felpa muy mono, comencé a sollozar, tenía que hacer algo.
-¡La lluvia de estrellas!- era una señal, mi última oportunidad para pedir aquel deseo que nunca pedí la primera vez que vi esa lluvia de estrellas, baje de la cama, tome la frazada y me cubrí, salí de la habitación, iba a la azotea, subí las escaleras, de nuevo un punzante dolor en el corazón me hizo detener, tenía que ser fuerte y rápida era mi última oportunidad, seguí lo más rápido que pude atravesé un haz de luz, llegue a la azotea agitada y apunto de desfallecer mire al cielo muy pronto todo acabaría, muy pronto amanecería, la última estrella tenía que pedir mi deseo pero no la veía, no, aun había un poco de tiempo, el dolor punzaba más, estrujaba mi corazón intentándolo hacer añicos, tome una gran bocana de aire y grite: -¡POR FAVOR ESCUCHA MI DESEO!-respire con dificultad y volví a tomar aire -¡DAME CUARTO ESTACIONES MAS DE VIDA!-el aire me intoxicaba a un mas -¡SOLO CUATRO ESTACIONES MAS! Por fav…- caí en bruces el dolor era más intenso, comencé a llorar y la luz del amanecer comenzaba a expandirse, mi fuerza, mi vida se había acabado, e ilusionada mire y sonreí. Era la hora de morir...o ¿no?
