Encuentro Fortuito.

En el recién inaugurado hotel Khalifa Al Arab en los Emiratos Árabes se llevaba un evento de la U.B.C (Ultimate Battling Champion), la empresa más renombrada en el negocio de las artes marciales mixtas a nivel mundial.

*Narrador*

- Estamos en el tercer y último round de la pelea estelar de la noche, "El demonio" Uzumaki contra "Big House" Johnson estos pesos completos se han golpeado sin piedad. – En el octágono un chico rubio bronceado está sentado en su esquina recibiendo las últimas indicaciones.

- Escucha debes protegerte, te va a arrancar la cabeza si pierdes el control, debes aprovechar el daño que le provocaste en sus costillas. – Un viejo con lentes al estilo de gafas conversaba mientras esparcía vaselina por la frente y cejas del rubio parando la hemorragia que tenía.

Sonó la campana y regresaron al centro del octágono chocaron sus guantes y volvieron a golpearse mutuamente.

*Narrador*

- Y Johnson conecta un derechazo en la cabeza del "Demonio" para mí esto se acabó lo veo mal al rubio. – El rubio cayó al piso mientras recibía una oleada de golpes de su rival, él hábilmente atrapó el brazo del moreno y realizó una llave.

- Y la kimura señores! Este chico pide más oportunidades que habilidad para recuperarse… - El rubio mantenía la llave mientras inútilmente su rival trataba de zafarse – Se acabó Jonhson se rindió, que debut para "El Demonio" esperamos verlo más seguido a este laureado boxeador. - La gente gritaba enardecida y vitoreaba al rubio ganador de la noche.

Una hora más tarde en el más ostentoso y exclusivo burdel de todo Oriente Medio, El Jeque caminaba luciendo sus lujosas ropas tradicionales, lo acompañaba un hombre de rasgos árabes vistiendo un elegante traje de tres piezas detrás de ellos el rubio vistiendo con total desfachatez una camiseta negra con el logotipo de algún grupo de metal, una bermuda de verde camuflaje un poco más larga que sus rodillas y unos zapatos "Taylor" de caña baja con medias de tobillo.

- Señor espere en este cuarto y pronto vendrá la mujer más hermosa que haya visto… - Dijo con un español muy atropellado el hombre del traje que mostraba cierto desprecio por el rubio que tenía la cara lastimada y remendada con esparadrapo y gasas. - …y le pediría que la próxima vez que venga use algo más "apropiado". – El rubio abrió la puerta del dormitorio pero antes de entrar.

- No soy la ropa que uso "Amir" – El rubio acentuó la última palabra con el afán de molestar al sujeto, El Jeque no contuvo la risa y golpeó la espalda del chico.

- I love this guy. – El Jeque dejó al rubio y se alejó junto a "Amir" mientras en su propio idioma parecían discutir.

El rubio entró a la elegante habitación que tenía una decoración tradicional árabe pero totalmente equipada con los últimos adelantos tecnológicos para el entretenimiento.

- Bueno mientras espero revisaré como le fue a mi equipo. – El rubio sacaba su celular nada opulento pero si lo suficientemente tecnológico para ver streaming.

El rubio estaba acostado en un sofá del tamaño de una cama matrimonial mientras buscaba información de su equipo favorito, el futbol era una de las cosas que disfrutaba aparte de golpearse con algún desconocido, las puertas de la habitación se abrieron dejando entrar a una rubia de exuberante belleza, ella tenía su largo cabello sujeto en una cola de caballo dejando que caiga hasta por debajo de su cadera, vestía un juego de velos transparentes purpuras que dejaban ver una diminuta tanga negra mientras sus pechos se podían ver a través de los velos adivinando el color rosa de sus pezones. El rubio se levantó creyendo que veía a un ángel pero no sabía cómo comunicarse con ella después de todo solo sabía lo necesario de inglés para poder vivir en Estados Unidos y lo útil de japonés para insultar a alguien.

- Do you speak English? But If you can speak Spanish please do it. – El rubio lanzando cada palabra con el afán de comunicarse veía como la rubia hacía una pequeña reverencia.

- Señor puedo hablar español o inglés, usted pídamelo. – El acento de Europa del este de la rubia hiso que el rubio se derrita por dentro, él la invitó a sentarse en el sofá con él, ella obedeció sin decir nada.

- Que bueno que hablas español así nos entenderemos… - El rubio solo miraba como la chica no se movía, no lo miraba solo estaba ahí como estatua viendo al vacío. - … ¿Cómo funciona esto? – La chica lo regresó a ver con cierto aire de duda sobre el rubio, ella estaba acostumbrada a ser desvestida apenas entraba a la habitación y siempre eran viejos millonarios, Jeques, empresarios extranjeros o hijos de millonarios que podían pagar la tarifa que pedían por ella.

- Usted puede hacer lo que quiera conmigo señor, puede pedirme que haga lo que sea, por eso pagó toda la noche así que hoy seré solo suya. – La rubia se puso de pie temerosa acercándose al rubio, le parecía atractivo a pesar de su rostro con algunas gasas e hinchado pero no le agradaba el hecho de que fuera musculoso, muchas veces había terminado golpeada y muy mal herida por sujetos como él.

*Rubia*

- No debe ser empresario no estaría en forma y menos golpeado, hijo de algún millonario quizás pero no vestiría de esa manera… ¿qué es "Descomunal"? -la rubia perdida en su pensamiento miraba el logo en la camiseta negra del chico. - tal vez alguna cosa excéntrica sobre porno, definitivamente es deportista, luchador… o juega rugby… pero debe ser alguien importante para que lo hayan dejado entrar vestido así. – De pronto el grito del rubio la sacó de su mente.

- Ganó el "más grande" ya con eso tienen azules ajajaja. – El rubio saltaba por la habitación muy contento mientras la rubia lo veía como un bicho raro, él no se interesaba en la más mínimo en ella a pesar de tenerla semidesnuda frente a él.

- Disculpa te asuste es que ayer fue el "clásico" y bueno… - El rubio caminó junto a la rubia y cuando estuvo cerca sintió su dulce perfume que lo embriagó por completo. - Disculpa pero yo no pague por ti, El Jeque dijo que era el "otro premio" para los ganadores pero no me interesa tener sexo con quien no quiere hacerlo conmigo. – El rubio regresó al sofá y se lanzó pesadamente en el buscando el control remoto del televisor.

- Señor yo si quiero hacerlo con usted… - La rubia sin moverse sin siquiera mirarlo se mantenía de pie con sus manos entrelazadas a la altura de su cadera.

- Perdón, quise decir con quien está obligada a hacerlo conmigo… - El rubio finalmente encontró el control remoto pero no entendía cómo usarlo. - …me dijiste que harías lo que yo quisiese ¿verdad? – La rubia solo afirmó con la cabeza.

- Bueno quiero que hagas lo que tú quieras pero antes ayúdame a prender la televisión. – La rubia le ayudo y se mantuvo de pie junto a él, nunca había estado en esa situación y aunque ella quisiese hacer lo que quería no lo iba a poder hacer, bueno no iba a poder hacer lo que en verdad quería hacer en ese momento.

El rubio sintonizó un canal de dibujos animados y regresó a ver a la chica parada junto a él.

- Siéntate donde quieras, toma un baño, duerme un rato o mira la tele conmigo ya mismo empieza Esteban Galaxias me gusta esa serie. – El rubio seguía acostado y miró aliviado como la chica se sentó en un sillón cerca de él.

El programa era de un chico regordete con una cosa rosa en su estómago, el niño hacía cosas sin sentido y sus parientes o lo que fueran peleaban contra cosas, la rubia estaba confundida no había visto la televisión en años solo pasaba encerrada en su habitación sin nada que hacer esperando que la llamen y a veces escuchaba un noticiero que sintonizaban a todo volumen.

Luego de ese programa empezó uno de un niño con algo blanco en su cabeza con un perro amarillo, la caricatura no tenía sentido alguno para ella pero él se veía feliz viendo eso. Pasadas unas horas en las que excepto para ir al baño el rubio no hacía nada más que ver caricaturas sin sentido salvo una de unos niños mal dibujados y groseros, él se levantó y se puso de pie junto a ella.

- Disculpa ¿quizás sirven comida? – El rubio era demasiado cortés con ella no le molestaba eso pero se sentía incomoda o quizás eso era lo único que podía sentir, incomodidad.

- Señor junto al teléfono hay un menú de platillos que puede solicitar, los operadores lo atenderán en el idioma que use. – La rubia lo guio a una mesa de noche donde estaba el teléfono y el menú.

- Señor ¿puedo ir al baño? – La rubia parada junto a él esperaba que terminé de hablar.

- Por todos los cielos, primero me llamó Naruto no me digas "señor" me desespera, segundo te dije que hagas lo que quieras. – La rubia levemente casi imperceptible sonrió y se dirigió al baño.

El servicio al cuarto llegó con 2 bowls de "Ensalada Caesar" completa y con los aderezos aparte junto con 2 botellas de agua natural de 1 litro cada una, Naruto pidió eso porque tenía que cuidar lo que comía aunque hubiera preferido un pastel de chocolate, costillas de cordero y papas fritas pero tenía que volver a pelear en un mes y debía estar ligero y listo.

- Ten… - El rubio se sentó en la cama junto a la rubia y le entregó uno de los bowls, ella lo tomó nerviosa hasta ahora era el primero en darle algo de comer. - …no sé si puedes decirme tu nombre pero esta impersonalidad no me gusta. – Naruto tomaba el agua de la botella mientras miraba expectante a la rubia, ella comía muy despacio mientras dudaba en decirle su nombre pero algo en él inspiraba confianza.

- Me llamo Ino. – Ella muy cortante seguía comiendo la ensalada que en verdad estaba deliciosa a diferencia de lo que les daban de comer pero bueno tenían que estar siempre esbeltas.

- ¿No tienes apellido? – El rubio cortaba el filete de pechuga de pollo y seguía mirando a la rubia, ella en verdad era una belleza tanto que seguía pensando que era un ángel.

- Ino y nada más… - La rubia algo molesta tomaba agua mientras desviaba la mirada del rubio, seguía sintiéndose incomoda con él pero sabía que no era eso, simplemente había aprendido a sentirse así siempre.

- Otra huérfana genial, somos dos, somos cientos y somos millones. – El rubio dejó su bowl vacío en una mesa pequeña y se acostó en la cama.

- ¿Naruto es usted huérfano? – La rubia seguía con su ensalada a la mitad pero ya no podía comer más se había acostumbrado a porciones pequeñas.

- Algo así Ino, pero en verdad soy producto de la "hipocresía del tercer mundo" – Naruto sonreía mientras veía el espejo en el techo, entendía que ver a semejante belleza en "acción" debía ser algo único pero no se imaginaba la clase de clientes que Ino había tenido en esa habitación.

- ¿Qué significa eso? – La rubia se interesó en el rubio parecía alguien más inteligente e interesante de lo que había pensado.

- Es simple querida Ino, en la región de donde provengo no eres nadie, naces siendo nadie, claro al menos que tengas dinero y una buena posición social, para los pobres nos quedan pocas opciones, la mía me trajo a donde estoy… - La rubia estaba sorprendida en verdad ese inmaduro que ve caricaturas era alguien profundo.

- Pasé años viviendo en la calle tratando de conseguir dinero para ir a entrenar, tuve que robar y comer de la basura, acudí muchas veces a pedir ayuda pero solo me pidieron resultados notables, finalmente llegué a las olimpiadas y en algo me financiaron para estar ahí, conseguí la medalla de oro en boxeo a los 18 y todo cambio. – El rubio empezó a reír irónicamente mientras se sentaba al borde de la cama.

- Ahora era alguien en mi país, ahora si merecía toda la ayuda y ser "rescatado" de la calle hasta di un discurso en el congreso de mi país. – La rubia se sentó junto a él de a poco ese rubio empezaba a generar confianza en ella.

- Pero es bueno, es decir ya le ayudaron. – Ino quería acercarse al rubio pero el simple tacto con un hombre le producía asco.

- Obvio que sí pero te hablaba de la "hipocresía del tercer mundo", de donde yo provengo existen muchas necesidades como: educación, salud, hay muchos niños en la calle y siempre dicen que no hay recursos para ayudar a nadie… - La rubia lo interrumpió.

- Así es en todo lado. – Naruto sonrió al ver que al fin estaban entablando una conversación.

- Exacto! Así es en todo lado pero el problema es que los agarran robando millones de los programas sociales que según ellos iban a ayudar, desvían fondos destinados a ayudar a mujeres y niños víctimas de violencia a asociaciones de mujeres histéricas que dicen que las protegen, también dicen que luchan en contra de algo que en realidad no existe y al final las verdaderas víctimas no ven la ayuda nunca, mientras las otras salen en noticieros diciendo que "el aire acondicionado es sexista" – Naruto se calló un momento.

- Cuando estaba en la calle solo pedí vivir en la "Concentración Deportiva" y una ayuda para volver a estudiar y poder comer pero me dijeron que no había fondos para nada, cuando gané la medalla me dieron casi un millón y una beca para que termine el bachillerato. – Naruto sonreía al recordar eso. – Yo solo compré un departamento pequeño, lo amoblé con lo básico, me quedé con una parte para vivir, estudiar y seguir entrenando, el resto lo dividí y lo regalé a quien lo necesitaba. – Naruto se levantó y fue al baño dejando a Ino sola en la cama.

El rubio regresó y se sentó junto a Ino, ella se veía un poco más tranquila pero evitaba verlo directo a los ojos.

- Bueno y ahora dime tú, cuéntame de dónde vienes y quien eres. – Ambos estaban sentados casi juntos mirando fijamente al televisor apagado.

- No lo sé, no tengo recuerdos más que estar aquí pero me imagino que de algún lado del norte. – Ino quería cortar el tema de conversación sabía que Naruto la iba a bombardear con preguntas de su "trabajo" y ella prefería olvidar todo aquello.

- Eres una esclava, ya veo. – Naruto lo dijo con mucha frialdad y vio como Ino salió corriendo al baño y empezó a llorar.

Luego de algunos minutos la rubia salió con el maquillaje corregido pues se había regado por su llanto, al salir no vio al rubio por ninguna parte.

*Ino*

- Quizás se enojó y se fue. – Ino muy en el fondo sentía lastima de que se fuera pero así era su vida, un desfile constante de hombres pero esa noche ella tenía pensado algo.

En la oficina del dueño del burdel, el Jeque y Naruto discutían con el dueño.

- Ahora mismo "Amir" te transfiero 2 millones y me la llevó. – Naruto mostró su teléfono con la transacción a un solo "aceptar" para concretarse, los otros empezaron a discutir entre ellos en su idioma y finalmente el tipo hablo en su español atorado.

- No entiendo quien mierda se enamora de una puta, mañana en la tarde estarán sus documentos listos para el viaje pero si quieres hoy mismo te la puedes llevar. – Al final Naruto solo le dio a "aceptar" y firmó unos papeles para luego dejar la oficina acompañado de los guardaespaldas del Jeque.

En la habitación Ino se había dado un baño y luego de secar su cuerpo se desnudó para vestir ropa más cómoda que estaba en un armario, en ese momento entró el rubio viéndola desnuda y él tuvo una erección que apenas su holgada bermuda escondía.

Ino por instinto dejó que la vea desnuda mientras fingía una cara de sensualidad pero el rubio salió en dirección al baño dejándola sola en la habitación.

*Ino*

- Creo que es gay… - Ino se dio cuenta que había sonreído más esta noche que en todo el año pasado.

Ella había sido llamada por la administración y dejó al rubio solo en la habitación. Luego de unos minutos la puerta se volvió a abrir y entró una persona vestida completamente de negro incluso su rostro estaba tapado solo dejando sus ojos libres para que pueda ver.

- Disculpe la habitación está ya ocupada. – Naruto se había levantado del sofá al ver a la persona parada frente a él, Ino se deshizo de lo que tenía cubriendo su cabeza revelando su rostro lleno de lágrimas.

- ¿Me compraste? – Ino se abalanzó a abrazar al rubio pero pronto se alejó de él, sentía asco de él pero porque era un hombre no por nada más, pero estaba muy agradecida con él por liberarla de ese infierno.

Ambos salieron del burdel en un Roll Royce sin placas de color negro y con los vidrios polarizados, los dejó en el nuevo hotel donde había sido el evento y donde el rubio pasaría la noche.

A la mañana siguiente Ino despertó en la cama de la Suite que tenía el rubio, él la dejó dormir en la cama principal mientras él durmió en un sofá cama de la pequeña estancia.

*Ino*

- Pensé que había sido un sueño pero en verdad estoy fuera de ese sitio… ella repasaba cada instante que había pasado desde que conoció al rubio y se dio cuenta de algo. - …no soy libre ahora soy esclava de él. – Con miedo en sus ojos esperaba que Naruto entrará a la habitación y le dijera que la iba a vender de nuevo, tal vez esa apariencia condescendiente era solo eso una apariencia y todo lo que le dijo era mentira.

Luego de asearse buscó al rubio pero no estaba en ningún sitio, el sofá cama estaba plegado y no había señales de Naruto, alguien tocaba en la puerta y ella entró en pánico.

*Ino*

- Oh no! Vienen a llevarme… - En la puerta seguían tocando insistentemente y ella temblando fue a enfrentar su destino, un sujeto luciendo un traje muy formal y usando guantes blancos, pidió ingresar a la habitación cargando una charola con alimentos.

También le entregó una nota y salió dejándola comer.

"Ino sí lees esto es porque he muerto…

Mentira estoy en el centro de negocios arreglando el pago de mis honorarios, pedí que si no te registrabas en el restaurante para el desayuno hasta las 10 te llevaran uno a la habitación, espérame."

Naruto.

Nuevamente una pequeña sonrisa se vio en el rostro de la rubia, ella estaba paranoica y el rubio nuevamente la sorprendía con gentileza.

*Ino*

- No entiendo a este sujeto… - Ino saboreaba la fruta fresca, el jugo recién exprimido, el café hecho con granos recién tostados daba un aroma delicioso al cuarto.

Horas más tardes ambos rubios se encontraron con un tipo muy elegante quien les entregó en un sobre sellado los documentos de la rubia que ahora se llamaba "Ino Yamanaka" de nacionalidad inglesa y tenía los sellos de salida de Reino Unido y el de ingreso a los Emiratos del mismo día que el rubio había llegado.

- Vaya el dinero compra todo. – Dijo el rubio guardando las cosas en su mochila, nuevamente vestía a su estilo, una camiseta blanca con un extraño logo que decía "Thell Barrio", bermudas de color negro holgadas y los mismos zapatos "Taylor", la gente lo miraba con rechazo y a él parecía no importarle sin contar sus brazos llenos de tatuajes que ahora la rubia podía ver a detalle gracias a luz solar, ella usaba un vestido estilo árabe blanco y un velo del mismo color cubría su cabeza.

- Deberíamos ir a comprar ropa, bueno para ti a mí me gusta mi estilo. – El rubio sonreía mientras caminaba en dirección al gigantesco centro comercial.

Pasaron horas dentro y no porque Ino estuviera comprando todo lo que veía, todo lo contrario ella no quería aceptar nada pero Naruto pudo convencerla y él la llevaba a comprar lo que a ella le gustara, recorriendo un par de horas más el inmenso centro comercial.

- ¿Por qué eres bueno conmigo? ¿Qué quieres a cambio? – Ino estaba sentada frente al rubio en un restaurante italiano nuevamente comiendo ensalada.

- Nada no quiero nada y pues no lo sé creo que me vi reflejado en ti. – Naruto tomaba agua tranquilamente y cuando la rubia iba a hablar un grupo de turistas se acercaron al rubio pidiendo fotos y felicitándolo por su pelea de la noche anterior, él solo sonrió mientras trataba de que no le quiten las gasas del rostro durante la improvisada sesión de fotos.

Ino prefirió no decir nada, ella se sintió diminuta junto al rubio y estaba segura que si supieran que ella es o había sido prostituta el rubio quedaría mal.

- Volviendo al tema creo que hay algo que debo aclarar Ino, tú ahora eres libre de irte o hacer lo que quieras. – Naruto pagaba la cuenta y cargaba las bolsas de compras, en las tiendas no habían querido recibirlos por la apariencia del rubio y en las que sí los recibieron compró tanto que el rumor se extendió por todo el centro comercial y ahora lo buscaban para que regresé pero él ya no quiso volver.

- ¿Por qué? – Ino caminaba junto a él cargando una cartera roja que le había gustado pero casi se cae al piso cuando vio cuánto pagó el rubio, ella había intentado devolverla pero él se negó rotundamente. – No entiendo cuál es tu juego, no quieres nada ni siquiera sexo que es lo único que te puedo dar y ahora me dices que puedo irme ¿Qué clase de idiota eres? – Ino estaba en estado de pánico no podía confiar en nadie y menos si es que alguien es tan atento con ella, Ino sabía que "nadie es bueno por nada"

- El más grande de todos, ajajajajaja vamos rápido que mi equipo hoy sale y quiero agradecerles por su apoyo, también deberíamos comprar los pasajes de regreso. – Naruto caminaba delante de ella, algunas personas se acercaban a saludar con el rubio también pedían fotos y autógrafos que siempre el rubio daba mientras sonreía amablemente, Ino por su parte caminaba a paso lento cada vez se daba cuenta que con su actitud se volvía una carga para Naruto.

En el aeropuerto Naruto se despedía de su entrenador y su equipo, presentó a Ino como una amiga que recién había conocido y junto a la rubia fueron a comprar los pasajes aéreos.

*Naruto*

- Si este documento es falso me meteré en muchos problemas, fue buena idea despertarme temprano y cancelar mi vuelo. – Naruto por primera vez se había quedado callado y se veía preocupado, Ino notó esto y aunque trataba ella de empezar una conversación o por lo menos tocarlo pero no podía, su miedo, su asco y aversión por los hombres impedían que ella sociabilice con su nuevo dueño, aunque él diga que no lo era ella sabía que sí lo era.

- ¿Y su esposa va viajar también? – Ino salió de su pensamiento cuando escuchó a la señorita del counter preguntar eso pero no sabía que responder.

- Cariño debes decidir si vas conmigo a Colorado o prefieres continuar con las vacaciones. – Naruto sonreía tranquilo pues el pasaporte era real y trató de disimular pues Ino nunca aclaró si quería ir con él o no.

- Claro mi amor debemos volver a casa. – Ino fingió sonreír y vio como Naruto suspiró aliviado.

Los pasajes salieron emitidos para el siguiente día en la mañana, el viaje sería largo teniendo una escala en Ámsterdam y otra en Miami.

Ino se sentía cohibida ante el lujo y atenciones que el rubio le brindaba, los asientos en primera clase que más que asientos eran camas individuales y la sala V.I.P en los aeropuertos que tenían los mejores postres que culposamente Ino comió hasta hartarse mientras el rubio solo la veía sonriendo, él leía un libro o escuchaba música matando el tiempo entre conexiones.

A su llegada a Estados Unidos pasaron sin problemas por migración y aduanas, Naruto solo llevaba un bolso mediano mientras Ino tenía 2 maletas gigantescas llenas de la ropa y cosas que el rubio le había regalado.

- Olvidé de decirte aquí hace frío y mucho. – Naruto veía como Ino se abrazaba tratando de darse calor a pesar de tener un abrigo bastante grueso, ella solo negó con la cabeza mientras miraba por la ventana del taxi las montañas nevadas, a las personas por las calles y en general disfrutaba del cambio pero sentía que debía seguir a la defensiva.

*Ino*

- Nadie es bueno por nada… - Ino regresó a ver al rubio quien daba indicaciones al taxista para llegar a su casa.

- Listo llegamos, Bienvenida siéntete… solo bienvenida. – Naruto la dejaba entrar y que explore el lugar, ella ahora no entendía nada, el rubio había gastado en estos días cantidades realmente absurdas de dinero en ella pero su casa estaba vacía tenía un televisor gigante y un sofá grande enfrente, una computadora con su mueble y una silla plástica, esa era toda la sala, una mesa y cuatro sillas de plástico era el comedor, la cocina tenía lo básico solo el refrigerador era grande y nuevo el resto parecía hasta de segunda mano, su cuarto tenía una cama común y corriente sin nada más que una pila de libros amontonados en una pared.

- Disculpa de verdad ¿Qué clase de persona eres? ¿Qué quieres de mí? – Ahora Ino se había preocupado bastante, él podría ser un psicópata listo para huir en cualquier momento sin llevarse nada. – responde no sé qué pensar con todo esto. – Ino se sentó en el sofá esperando que el rubio conteste.

- Bueno yo creo que las cosas que tengo no me definen quien soy y mientras sirvan ¿para qué cambiarlas? Tampoco recibo visitas y vivo solo, yo no veo nada malo en esto. – Naruto llevaba las maletas al cuarto e iba a la cocina para sacar botellas de agua del refrigerador.

- Pero tienes dinero y debe ser mucho, todo este tiempo has gastado solo en mí y vives así seguramente tienes un problema. – Ino sentía que debía huir en ese instante y eso hiso.

El rubio solo vio como ella salió del departamento y la siguió tranquilamente.

Continuara...


Saludos!

Bueno les traigo esta historia que la tenía guardada, espero que la disfruten tanto como yo cuando la escribí.

Ya saben: Follow, Fav y por supuesto sus reviews son bienvenidas.

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