Tengo miles de cosas por hacer y una buena cantidad de historias por terminar, pero simplemente me era imposible no escribir algo acerca de mi nueva obsesión. Además, hace tiempo andaba con ganas de escribir algo medio Angst. Ah, como que últimamente he escrito bastante shounen-ai, pero ¡es inevitable! Y creo que el SouMako es ¡mi nueva OTP!


Remordimiento

Habían pasado, ¿cuántos años ya?, bueno, la verdad es que no quería ni siquiera recordarlo. Porque la sombra del pasado continuaba atormentándolo. Y es que, él tampoco había querido dejarlo ir, olvidarlo. Continuamente, Yamazaki Sousuke volvía sobre sus pasos, hasta aquel momento en que todo se había ido al carajo. Y esta era, precisamente, la razón por la cual había sido incapaz de mantener una relación por más de una semana. No importaba si era hombre o mujer, al fin y al cabo, Sousuke terminaba por aburrirse. Nadie le era suficiente.

Se miró en el espejo y su reflejo le devolvió una inexpresiva mirada. Terminó de acomodarse la corbata negra, a juego con el elegante traje entero que le tocó vestir en esa ocasión. Se pasó una mano por el cabello, desacomodándolo más de la cuenta. Volvió a mirarse en el espejo y pudo ver, tras ese gesto inexpresivo que siempre había sido su sello personal, una pizca de remordimiento.

Sí. Aún después de haberlo dejado claro en aquel momento en que ambos comenzaron con su affair – por despecho, por tristeza, por lo que fuera – que no debían permitir que se involucraran los sentimientos, Sousuke sabía que sólo se estaba engañando a sí mismo. Después de que "terminaron", Sousuke no había vuelto a encontrarse cara a cara con Tachibana Makoto.

Algunas veces lo había visto a lo lejos, en la floristería donde parecía trabajar a medio tiempo. Y, por muy egoísta que pudiera sonar, no podía evitar enfadarse cada vez que veía su sonrisa. ¿Cómo podía Makoto sonreír cuando él se desmoronaba y lloraba por dentro? ¿Por qué? Sonrió a su reflejo, dándose cuenta de lo estúpido que estaba siendo y, tomando sus llaves, cerró la puerta del apartamento, encaminándose a la boda de su mejor amigo.

Llegó al salón hermosamente decorado – cortesía de Gou – más rápido de lo que le hubiese gustado. De pronto comenzó a sentirse nervioso. Porque volvería a ver a Makoto y no estaba muy seguro de cómo debía reaccionar. No tardó en encontrar su mesa, justo al lado de la mesa reservada para los novios. Nagisa y Rei ya estaban allí y conversaban animadamente con Nitori y Momotarou. Sousuke los saludó con un movimiento de cabeza, antes de ocupar su lugar al lado del hiperactivo rubio de Iwatobi. Miró rápidamente a su alrededor. Sólo faltaba una persona.

—Es raro de Mako-chan el llegar tarde —comentó Nagisa, como quien no quiere la cosa.

—Ah, pero recuerdo que últimamente llega tarde a nuestras reuniones en casa de Haruka-senpai y siempre dice que se quedó dormido —añadió Rei —Ha de estarse excediendo de nuevo en sus entrenamientos con el cuerpo de bomberos.

—Él… ¿ha estado bien? —Sousuke se sorprendió cuando las palabras abandonaron sus labios atropelladamente. Nagisa se mordió el labio, mirando hacia la entrada, antes de voltearse hacia Sousuke.

—Mako-chan… pues sólo digamos que no la ha pasado muy bien desde… —Rei le lanzó una mirada reprobatoria —Bueno, el caso es que todos nos hemos dado cuenta de que Mako-chan ya no es el mismo, aunque él intente ocultarlo. Trabaja hasta el cansancio, incluso se ha enfrascado en el natación más que antes y…

—¡Ah, buenas noches! Lamento llegar tarde, Haru.

Esa voz. Suave, reconfortante, dulce, inolvidable. Los ojos de Sousuke se posaron inmediatamente en el hombre que caminaba hacia su mesa, junto con el novio, Nanase Haruka. Ambos se dedicaron unas palabras, mientras Haruka ajustaba la corbata negra de su mejor amigo. Makoto se sentó en el único asiento libre, justo al lado de Sousuke, quien miró de reojo cómo Makoto se acomodaba los lentes de montura cuadrada, antes de beberse el contenido de su copa de champán de un solo trago.

—Mako-chan, ¿seguro que te sientes bien? —el de ojos verdes miró a Nagisa y asintió con una leve sonrisa.

—Otra vez has vuelto a trabajar hasta tarde, ¿no es así, Makoto-senpai? —intervino Rei, quien no había perdido la costumbre de dirigirse a Makoto como "senpai". El castaño se rascó la cabeza, nervioso, y desvió la mirada. Fue entonces cuando Sousuke recordó que Makoto era un pésimo mentiroso.

—¿Seguro que te sientes bien, Mako… Tachibana? —notó que Makoto parecía incómodo con la formalidad con que se estaba dirigiendo a él, pero simplemente no podía llamarlo por su primer nombre. No en ese momento.

—Ah, sí, no es nada, en verdad —contestó, con voz temblorosa, llamando a uno de los meseros para pedir una nueva copa de champán que se bebió de un trago —Nagisa y Rei se preocupan demasiado —añadió —Entonces, ¿cómo has estado… Yamazaki-san? —odiando la forma en que Makoto acababa de dirigirse a él, pero sabiendo que no podía pedir más, Sousuke le devolvió su más encantadora sonrisa, antes de decir:

—Podría estar mejor, pero no puedo quejarme —Makoto desvió la mirada y Sousuke podría jugar el haber visto un encantador sonrojo en sus mejillas.

Vio cómo el castaño agachaba la cabeza, apoyando la mejilla en una de sus manos, mientras bebía otra copa de champán. Sousuke casi se sintió aliviado cuando vio el dolor apoderarse de aquel angelical rostro. Era un completo malnacido por pensar de esa manera, pero no podía evitarlo. Porque eso le daba, al menos, una pequeña oportunidad. Se dio cuenta, entonces, de que se habían quedado solos en la mesa. Extendió la mano para tocar el hombro de Makoto y se dio cuenta de que gruesas lágrimas habían comenzado a rodar por las mejillas del muchacho de ojos verdes.

Sousuke sintió entonces que regresaba a aquel fatídico momento. El momento en que, luego de uno de sus tantos encuentros – no precisamente para charlar como buenos amigos – él abandonaba el apartamento de un Makoto que le rogaba, con lágrimas en los ojos, que no lo dejara. Cuando le imploraba por un poco de amor. Cuando le pedía que le diera la oportunidad de amarlo, de hacerle olvidar a un Rin que jamás podría corresponderle. Fue entonces cuando un susurro lo trajo de vuelta a la realidad.

—¿Por qué? —Makoto volteó su lloroso rostro hacia Sousuke —¿Por qué, a pesar del tiempo, no pude olvidarte? ¿Por qué jamás fui capaz de odiarte?


Y este mi primer intento de SouMako. Probablemente escriba un capítulo más, si me siento motivada y encuentro algo de tiempo en lo que me preparo para la defensa de mi tesis. Pero, ¡gracias por leer!