¡SALUDOS!

Decidí hacer un fanfict que será de Kuroshitsuji (2 capítulos), yaoi, y la pareja será Sebastian x Bard. Digo, está bien que el Ciel x Sebastian me gusta mucho, pero pues no sé, en cierto modo sí me llama bastante la atención *.*

DISCLAIMERS:

***El contenido de esta "obra" será sexualmente explícito (sexo entre dos hombres) Si te asusta, no crees poder aguantar o de plano no te gusta, ¡evítame la pena y NO LO LEAS! Y si eres menor de edad (creo que no, pero por si las dudas), estás bajo tu propia responsabilidad...luego no me culpes luego que tienes pesadillas o cosas similares). XD

***Los personajes mencionados NO ME PERTENECEN, ya que con de la mangaka Yana Toboso (Kuroshitsuji), así que no gano ni un centavo...es por puro entretenimiento.


CAP 1.

Me desperté de repente, sentí un frío súbito desde la nuca hasta donde termina la espalda. Miré adormilado por la ventana y aún estaba oscuro, el sol descansaba. Me senté en la cama, sacudí lentamente la cabeza poco a poco y volteé a ver a Finny y al señor Tanaka durmiendo como si nada malo o raro ocurriese. Me levanto de la cama sin hacer ruido para no despertarlos, enciendo una vela gastada y camino por el pasillo. El reloj anunciaba las 5 de la madrugada. La pereza me gobernaba todavía, pero decidí que no volvería a la cama.

Bajé las escaleras y fui a la cocina sin la idea de qué hacer. Agudicé el sentido del oído para ver si no habían ratas o cualquier bicho que rondara por las proviciones. Coloqué la vela en la mesa y me senté. Contemplé la pequeña pero hipnótica que resplandecía...¡era linda!

-Ojalá te levantaras todos los días a esta hora.-dijo una voz que estaba detrás de mí. Sobresaltado, pude ver que era Sebastian y me senté correctamente de nuevo.

-¿Acaso tú no duermes o qué? ¿Eres una especie de vampiro o algo así? -le dije mientras encendí un cigarro que había sacado de un cajón de la alacena de madera.

-No me consideres tan bajo. -sonrió el mayordomo que siempre me regañaba por tratar de hacer mis proezas culinarias. -Supongo que los otros dos siguen en el más profundo sueño.

-¡Tú lo has dicho! -gruñí.

-Entonces ya que estás despierto y andas de acomedido, ayúdame a hacer el desayuno. -prendió el horno y metió una mezcla amarilla ahí.

-¿Disculpa? ¿Estás borracho o qué? -lo miré más extrañado que de costumbre. -Tú siempre te quejas que soy un bueno para nada y no me dejas usar mi lanzallamas.

-Porque si me ayudas, te recompensaré deliciosamente- volviendo su mirada penetrante hacia mí y esbozando una sonrisa un tanto maliciosa, como que algo en su retorcida mente revoloteaba.

-¿Vas a usar tu pijama por el resto del día? ¡Vístete, que no te quiero ver en esas fachas! -me llamó nuevamente la atención Sebastian.

-¡Bah! No es necesario que me grites... -repliqué y tiré mi cigarro por la ventana.

Una vez ya con mi uniforme regresé a la cocina y encontré al mayordomo batiendo una crema. Por alguna extraña razón en cierta manera me sentí hipnotizado por los movimientos que hacía.

-No te quedes contemplando el vacío y dame por favor el refractario redondo de cristal que está a tu izquierda. -me ordenó y con el sonido de su voz hizo que volviera a la realidad.

Tomé el recipiente y se lo dí. Luego en él colocó una capa de frutas cortadas en pequeños pedazos bañados en almíbar y enseguida virtió la crema. Con una palita esparció la crema uniformemente.

-Pruébala y dime qué tal está. -me dijo.

Agarré una cucharita de plata del cajón y en cuanto ya iba a probar, Sebastian me arrebató el cubierto.

-¿QUÉ CARAJO HACES? -me enojé. -¿Quieres que pruebe esto o no?

En eso, él metió su dedo índice a la crema y lo puso muy cerca de mis labios. Yo lo miré y me dí cuenta que sus ojos estaban inundados de una mórbida fruición. Por fin introdujo su dedo a mi boca. Sabía bien...no lo voy a negar. Comenzó a lamer mi cuello con suavidad, pero reaccioné y con mi brazo me zafé de golpe para librarme de sus manos.

-¡Ahora sí llegaste al límite, Sebastian! -le grité furioso. -¿Por qué haces esto?

-Digamos que simplemente quiero ser tuyo, ¡y con lo que me gusta provocar! -sonrió mientras que me sujetaba de los hombros y paso a paso me puso en contra de la pared. Ahora sus labios besaron los míos y esta vez no opuse resistencia.

CONTINUARÁ…