Disclaimer: La idea original de Harry Potter, así como sus personajes son propiedad de J.K. Rowling.


EL OCASO DE LOS DIOSES

...

Summary: No fue sino hasta ese momento que comprendieron lo que estaba pasando; precisamente cuando el mundo se desmoronaba frente a unos ojos que ya no podían ver. – Hermione...- susurró una voz rota. – Nada es para siempre- dijo ella como si le hablara a un extraño y eso rompió su corazón un poco más. ¿Cómo llegaron a ese punto? AU EWE


[Capítulo 1: Belladonna]

...

"Oigo y veo a sagradas gentes
Grandes y pequeñas, en el reino de Heimdal
(guardián de la morada de los Dioses)
Me pides Valford (padre de los guerreros, otro nombre de Odín), que yo te cuente
los antiguos mitos de los hombres,
que me interne en las profundidades de la memoria"

- El mito de la creación en el Völuspá (Las profecías de la Sybila)


Los Potter parecían ser la familia perfecta.

La vida no podía ser mejor, vivían en una época de paz y prosperidad, rodeados de familia y amigos.

Parecía que no podían pedir más ni esperar más.

Sin embargo, los Potter tenían un secreto…

- ¡James, espéranos!- gritó un hombre de desordenado cabello color negro azabache cuando el aludido cruzaba la barrera de la estación King's Cross.

- Date prisa papá- lo apuró una niña de quizás 10 años que iba atrás del adulto intentando empujarlo para que caminara más rápido.

El hombre suspiró divertido, corriendo hacia el muro al lado de otro de sus hijos que llevaba un carrito cargado con su baúl y una jaula con una lechuza café en su interior.

Cuando atravesaron el muro, el pelinegro tuvo que detenerse en seco para observar con nostalgia la Plataforma 9 y ¾ que tanto lo maravilló de pequeño, cuando descubrió que su mundo era más de lo que imaginó y su vida realmente podría mejorar. Ahora, dos de sus hijos abordarían el mismo expreso escarlata que los llevaría a Hogwarts, el lugar donde descubrió su verdadero futuro.

- ¡Harry!- una entusiasta voz lo llamó desde algún punto de la plataforma.

- ¡Ron!- dijo el aludido reconociendo a su mejor amigo de inmediato por su llamativa cabellera anaranjada y fácil sonrisa- Llegaste temprano- bromeó acercándose a la familia de su amigo.

- Rose estaba muy emocionada por venir y nos arrastró con ella- rio el pelirrojo señalando a su hija con cariño, la cual se sonrojó al instante.

- Hola Rose, hola Hugo- los saludó Harry con sincero afecto.

- Hola tío Harry- saludaron los niños.

- Hey Albus, ¿estás nervioso?- le preguntó Ron al callado niño que venía al lado de su mejor amigo y que resultaba ser una réplica casi exacta de éste cuando tenía once años. Ron podía recordarlo perfectamente, como si fuera ayer, cuando entró al compartimiento donde conoció al tan aclamado Harry Potter y se hicieron amigos como si el destino así lo hubiera querido.

El niño de cabello negro se removió incómodo en su lugar, estaba definitivamente nervioso y su animoso tío Ron no le ayudaba a calmarse.

- Déjalo en paz, Ron- intervino una tercera voz.

- Tranquila hermanita, por cierto ¿dónde está James?- evadió el pelirrojo ante el gesto severo de Ginny, por experiencia sabía que no era recomendable pelear con su hermana ya que podría terminar físicamente herido o algo similar. El haber crecido junto a seis hermanos mayores, le había dado a Ginny un carácter digno de respeto.

- Seguramente sentado en su compartimiento- declaró otra conocida voz perteneciente a cierta castaña quien llegaba al lugar donde los demás se estaban reuniendo.

- Eso es perfectamente normal, Hermione- rio Ginny feliz de ver a su amiga, la amargura del pasado finalmente olvidada- La emoción de ir a Hogwarts nunca se pierde- agregó con cierto aire de nostalgia.

- ¡Tío Ron! ¡También yo quiero ir a Hogwarts!- la hija de Harry levantó la voz mostrándole a su tío un gesto inconsolable, acción que hizo reír a su padre.

- Oh Lily, aún no es tiempo pequeña. Tu primo Hugo también quiere ir…mmm, aunque pensándolo bien, podríamos infiltrarlos en el equipaje…- respondió considerando seriamente cumplir el deseo de su sobrina.

- ¡Ron!- lo riñó su hermana nuevamente. Le divertían las tonterías de su hermano, pero cuando se trataba de los niños, salía su instinto de sobreprotección heredado directamente de Molly Weasley.

- Era broma- se defendió éste elevando sus manos al aire- Al parecer, tendrán que esperar dos años más- le dijo a la niña y a su hijo con gesto apenado.

- ¡Quiero ir ahora!- pidió la pequeña inconforme con la respuesta.

- No cabe duda que sacó el carácter de su madre- comentó el pelirrojo a lo que Hermione rodó sus ojos y Ginny sonrió divertida.

- Parece que los Malfoy también vinieron este año- declaró Harry súbitamente mientras miraba dos inconfundibles cabelleras rubio platinadas.

Ron torció el gesto al identificarlos y Ginny ensombreció su mirada.

- ¡A nadie se le ocurra hablarle al hijo de Malfoy!- dijo Ron con firmeza.

- Irá en nuestro año, papá- intervino Rose.

- En ese caso, debes derrotarlo en todo lo posible- agregó el hombre con terquedad.

- No la mal aconsejes Ron. Draco y su familia han pagado su deuda con la sociedad- replicó Hermione con ese sentido de la justicia tan latente como siempre. No era como si pudiera olvidar su estancia en la Mansión Malfoy, sin embargo sabía que el ahora hombre no tenía culpa en eso, pues también él había sido una víctima de la guerra como muchos otros.

- ¡Papá!- la voz de James interrumpió la conversación.

- ¿Qué pasa hijo?- le preguntó el pelinegro a su hijo mayor quien cursaría su tercer año como un orgulloso gryffindor.- Pensamos que ya estarías sentado en un compartimiento- agregó.

- ¡Teddy y Victorie están besándose al otro lado del tren!- exclamó el menor con un gesto de horror que provocó una carcajada general.

- Astuto- rio Ron muy quitado de la pena.

- Bueno, parece que Teddy realmente quiere ser un Weasley en todo sentido- siguió Harry sinceramente complacido, después de todo tenía 19 años y toda una vida por delante.

- Fleur se pondrá hecha un basilisco- secundó Ginny visualizando a su cuñada al enterarse que su preciosa hija de 17 años estaba en una relación con el infame Teddy Lupin.

De pronto, el sonido del silbato reverberó por toda la plataforma indicando claramente que el tren estaba listo para partir.

- Es hora- dijo Harry con un suspiro al saber que él ya no abordaría nunca más ese tren como alumno- ¿Listo Albus?- preguntó mirando a su pequeño hijo.

El niño de ojos verdes miró a su padre con gesto aprensivo.

- ¿Y qué pasa si no soy un gryffindor como mamá y tú?- inquirió en un susurro.

Harry se agachó para mirarlo a los ojos y le sonrió.

- Nos sentiremos igual de orgullosos- lo calmó con total sinceridad.

- ¿De verdad?- el rostro del pequeño se iluminó ante eso.

- De verdad- reafirmó el adulto- Ahora sube a ese tren con tu hermano- lo apuró sonriente.

Los niños de despidieron de los adultos y subieron al expreso que los llevaría al Colegio de Magia y Hechicería del que toda su vida habían escuchado y que, para algunos, sería su primera visita como estudiantes.

Los adultos se quedaron en silencio contemplando la partida de sus pequeños, cada uno de ellos había pasado por esa etapa escolar y agradecían a Merlín que sus hijos tuvieran la misma oportunidad…aunque en un ambiente mucho más seguro.

Cierta pelirroja soltó un sonoro suspiro y rompió el silencio.

- Será mejor que yo también suba- dijo Ginny con entusiasmo mezclado con cansancio.

Hermione rio ante eso, sin duda su amiga era una mujer peculiar.

- Suerte con los niños, te los encargamos mucho- la abrazó la susodicha con una fuerza que delataba profundo afecto, después de todo lo que habían pasado era normal aferrarse a los momentos.

- Dale nuestros saludos a Neville- agregó Harry también abrazándola con fuerza.

- Lo haré, cuídense mucho y no tengan ninguna aventura sin mí- bromeó la mujer abrazando a su hermano y besando a los dos niños restantes en las mejillas.

Los demás la miraron abordar el tren de un salto justo cuando éste comenzaba a avanzar; luego, por las ventanas, los niños sacaron sus cabezas para despedirse mientras que los adultos agitaron sus manos en respuesta.

Ante ese sencillo gesto, Hermione no pudo contener unas lágrimas.

- Tranquila Hermione, estarán bien- dijo Ron abrazándola para tratar de consolarla.

- Nosotros seguimos aquí- intervino Hugo haciéndose notar mientras que Lily lo apoyó asintiendo vehementemente.

- Es cierto…- lo que el pelinegro iba a decir fue cortado por su gesto súbitamente serio- Todos tranquilos, Malfoy viene hacia acá- los alertó mirando al rubio en cuestión acercarse a ellos junto a su esposa quien, antes de casarse era conocida como Astoria Greengrass, una Slytherin un par de años menor a su generación.

- Potter's, Weasley's- saludó el rubio al llegar cerca del grupo, su esposa de aristocrática belleza los saludó con una suave venia, no parecía desagradable.

- Malfoy- respondió Harry en un tono tenso aunque cordial, el pelirrojo frunció el ceño.

- ¿Qué quieres?- espetó Ron sin poder contener su hostilidad.

- Solamente quiero aprovechar para agendar una cita con la Jefa del Departamento Legal del Ministerio- explicó tranquilamente mirando a la única castaña presente.

- Eso lo puedes arreglar con mi asistente- replicó Hermione sin alterarse pero sin querer ceder ante los caprichos del rubio.

- Creí que podríamos omitir ese paso ya que coincidimos en este lugar, además somos antiguos compañeros- sonrió el otro con descaro.

La mujer detectó el reto en sus palabras y supo que no podía negarse, al menos no sin que Kingsley le hiciera algunas observaciones respecto a la política del mundo mágico. Draco Malfoy se había convertido en un mago muy influyente en su mundo y no podía desairarlo tan fácilmente como antes.

- Revisaré mi agenda- dijo la mujer de vuelta, ignorando el creciente enfado de Ron.

- Excelente, entonces nos veremos en tu oficina- se despidió Draco sin agregar otra cosa, su esposa sencillamente les ofreció una educada sonrisa.

Ambos Malfoy se fueron de la Plataforma con ese aire arrogante que caracterizaba a los de su clase.

- ¿Quién se ha creído?- murmuró Ron con molestia.

- No me agrada ese señor- comentó Hugo con un infantil gesto de molestia muy similar al de su padre.

- Es una persona desagradable hijo. Será mejor que nos vayamos, Luna dijo que hoy regresaría de su expedición en Noruega- agregó el hombre soltado un suspiro para cambiar de tema y de humor.

- Dale un abrazo por nosotros- se despidió Harry abrazando a su sobrino y a su mejor amigo.

- ¡Recuerda traerme algo de Sortilegios Weasley, tío Ron!- le pidió Lily con naturalidad.

- ¡Lily!- la riñó Hermione.

- No hay problema pequeña, tranquila Hermione será algo inofensivo- dijo el otro despidiéndose de su mejor amiga con un beso y marchándose junto a su hijo.

Del grupo, solamente quedaron tres personas, dos de las cuales retuvieron un aire melancólico.

- Pareciera que fue ayer cuando todo se veía como un caos con Ginny y Ron…pero míranos ahora- suspiró la castaña observando alejarse a la figura de uno de sus mejores amigos.

- Afortunadamente todo se solucionó y aquí estamos- le sonrió Harry rodeándola por la cintura con sus brazos de firmes músculos.

- Sí, aquí estamos- le sonrió ella de vuelta mirándolo con una profunda adoración.

Y es que, desde hacía ya 15 años, se enorgullecía en llamarse Hermione Jean Potter, esposa de Harry James Potter y madre de tres hermosos niños: James Sirius, Albus Severus y Lily Jean Potter.

Cuando Harry derrotó a Voldemort poniéndole fin a la Segunda Guerra de Sangre, todos trataron poco a poco de reconstruir sus vidas desde el punto donde las habían dejado.

Harry, mejor conocido como El-Hombre-Que-Venció, retomó su relación con Ginny Weasley para dicha de toda la familia.

Ron y Hermione también iniciaron una relación amorosa deleitando a la Prensa Mágica con su historia de amor. Pues no había algo que vendiera tanto, como una historia de dos héroes trágicos totalmente enamorados el uno del otro mientras combatían contra el mal arriesgando sus vidas segundo a segundo.

Todo había regresado a su cauce y las cosas, por un tiempo, fueron fantásticas.

Sin embargo, la realidad les recordó que la vida no es un cuento de hadas…

Demasiadas cosas habían sucedido en la guerra, y había algunas heridas imposibles de curar…el Trío Dorado no era el mismo de antes, así como muchos otros, ellos tres habían quedado marcados de manera permanente.

Para el mundo mágico seguía siendo un misterio cómo es que Harry y Hermione había terminado haciéndose pareja, sólo supieron que Ron tuvo un duelo con Harry y que Ginny huyó de Inglaterra por tres largos años.

Sin embargo, durante los 15 años siguientes, hubo paz, dicha, alegría y mucha felicidad para el mundo mágico en general y para los Potter en específico. Harry se convirtió en el Jefe de Aurores del Ministerio y Hermione en la encargada del Departamento de Entrada en Vigor de la Ley Mágica.

Sus sueños se hicieron realidad el uno al lado del otro.

Y ahí estaban, 19 años después, despidiendo al segundo de sus hijos que iba a Hogwarts, el lugar donde se habían conocido, donde sus vidas habían realmente comenzado, donde dejaron de ser Harry Potter y Hermione Granger para convertirse en Harry y Hermione, los nuevos Potter.

- Mamá, ¿podemos ir a ver las escobas al Callejón Diagon?- le preguntó su pequeña hija de cabellera castaña y ojos color avellana sacándola efectivamente de sus recuerdos.

- Eso lo sacó de ti- bufó la adulta mirando a su esposo con falso reproche.

Harry soltó una carcajada y levantó en brazos a su única hija.

- Claro que podemos cariño- asintió el hombre mientras la niña sonreía con dicha.

- Diviértanse, nos vemos en casa para comer- declaró la mujer con cierta pena.

- ¿No vienes? Pedimos el día precisamente para traer a los niños- le preguntó Harry con duda.

- Así fue, pero ya escuchaste a Malfoy, armará un escándalo como la diva que es sino voy a la reunión que se programó él mismo- suspiró con hastío- Además, mi idea de diversión no es precisamente ver escobas e imaginar maneras de lastimarme con ellas- agregó medio en broma.

- No estoy de acuerdo pero sé que no podré convencerte de lo contrario, solamente cuídate- rio Harry besándola ligeramente en la boca, la amaba demasiado y no imaginaba una vida sin ella a pesar de su repelencia al Quidditch y su afición a la lectura.

- Siempre- le sonrió de vuelta- Nos vemos en casa cariño, recuerda que los jugadores de todos tus libros están locos- le dijo a su hija dándole un beso en la mejilla.

- ¿También la tía Ginny?- preguntó la menor con inocencia.

- Ella más que nadie- rio la adulta.

- Está bien mami, adiós- se despidió la pequeña.

Hermione dio media vuelta comenzando a caminar rumbo a la salida de la plataforma, una vez en las calles de Londres fue directamente hacia una de las entradas de visitantes del Ministerio. Como iba vestida a la moda muggle, tuvo que conjurar una de sus túnicas antes de entrar, y no porque le diera pudor ni mucho menos pero, debido a su puesto, debía estar siempre presentable para la comunidad mágica.

En cuanto pisó el Atrio del Ministerio, una joven hechicera de corto cabello negro apareció a su lado con varias carpetas flotando tras ella.

- Imaginé que se daría una vuelta por aquí, señora Potter- la saludó la joven con entusiasmo contenido.

Hermione le sonrió, era una joven prometedora de ascendencia irlandesa, su nombre era Catherine Slane y adoraba ser su asistente personal, o eso parecía; la castaña había tratado de ascenderla a un puesto fijo pero la pelinegra se negó aduciendo que era feliz justo donde estaba.

- Te he dicho muchas veces que puedes llamarme Hermione, luego de tres años podemos relajar el protocolo Catherine- le dijo tranquilamente- Solamente vine para ver al señor Draco Malfoy quien, supongo, no tardará en llegar- agregó sabedora de los innumerables compromisos que tenía.

- ¿El señor Malfoy tenía cita?- inquirió la otra revisando minuciosamente su agenda por si ese dato se le había escapado.

- No, lo encontré en King's Cross esta mañana- explicó la mayor saludando a varios magos que se cruzaba en el camino a su oficina- Sólo atenderé este asunto, puedes tomarte el resto del día- ofreció ya en la puerta de su oficina.

- Oh, no, no, no. Re agendaré sus pendientes y haré algo de papeleo- negó casi corriendo a su escritorio y como si la oferta hubiera sido algo impensable.

Hermione negó con la cabeza un poco divertida, quizás así fue ella recién llegada al Ministerio. Suspiró y entró a su oficina donde un hombre ya la esperaba examinando distraídamente sus libreros, no le sorprendía que hubiera burlado la vigilancia de su asistente.

- ¿No te dijeron que es de mala educación husmear?- inquirió ella cerrando la puerta tras de sí.

- No estaba 'husmeando' como amablemente dices, simplemente trataba de no aburrirme mientras llegabas- replicó el hombre con un gesto arrogante, el mismo que tenía durante sus años de colegio.

- Ni siquiera especificamos una hora para esta cita tan 'inesperada'- alegó ella tomando su silla tras el escritorio mientras el otro se mantenía de pie.

- Era evidente que necesitaba verte lo más pronto posible- respondió.

- Cada vez te pareces más a tu padre- comentó la mujer mirando sus ademanes- ¿Qué quieres?- le preguntó y el otro torció su gesto ante la declaración, pero decidió ignorarla.

- Para toda pregunta, vine a verte porque quiero protestar contra esa ley que está procesando tu Departamento sobre permitir a los licántropos asistir a Hogwarts…

La mujer frunció el ceño, ya se esperaba algo como eso sin embargo la manera en la que lo dijo no era usual.

- Para toda pregunta, diré que no te hice caso y te taché de conservador extremista. Ahora ¿a qué has venido realmente?- respondió demostrando su agudeza mental, cosa que el rubio apreció.

- He escuchado rumores sobre ti, rumores que me hubieran sorprendido sino te conociera como te conozco…por eso, hay algo que deseo proponerte- inició sentándose al otro lado del escritorio con evidente calma.

- No sé a qué te refieres Malfoy- respondió ella a la defensiva, no le agradaban esas insinuaciones.

Si bien los Potter tenían un secreto, era Hermione Potter quien lo guardaba.

- Por favor Granger, tengo fuentes que han jurado haberte visto merodear por el Callejón Knockturn a horas poco apropiadas de la noche. Además, algunas de tus nuevas 'amistades' en el Ministerio son de todos menos decentes, basta decir que también son mis 'amistades'- sonrió de lado con autosuficiencia, conocía bien a su compañera de la infancia. Jamás lo admitiría en voz alta, pero admiraba a la mujer en la que se había convertido y el que estuviera casada con Potter poco le importaba.

- Supongamos que esta conversación tiene un propósito, entonces debo asumir que tu 'propuesta' no es del todo lícita- dedujo ella con cierta ironía- ¿Qué te hace pensar que me interesa? ¿O que no te enviaré directo a Azkabán? Porque sabes que estás en el Departamento de Entrada en Vigor de la Ley Mágica ¿cierto?- agregó entrelazando sus manos bajo su delicado mentón.

El hombre esbozó una sonrisa tan arrogante que la mujer temió lo peor.

- Vengo a cobrar tu deuda- fue todo lo que dijo y eso desarmó a la otra de manera definitiva, su semblante perdió toda fiereza y sus hombros cayeron con derrota.

Soltó un suspiro y miró a su antiguo rival.

- ¿Qué necesitas?- preguntó finalmente.

- Asumo que este lugar tiene hechizos de privacidad- ella asintió mientras él se acomodaba en la silla frente a la otra- En realidad, vengo con una propuesta y sé que te interesará- inició satisfecho con la reacción de la otra- Involucra un conocimiento largamente perdido, y ambos sabemos que eso es algo que no puedes ignorar- declaró sabedor de tener razón.

Hermione lo miró fijamente durante unos segundos, no tenía otra opción más que escucharlo y acceder a lo que fuese que le pidiera…era cierto, tenía una deuda que saldar.

- Te escucho- accedió cediendo nuevamente, él sonrió.

- Después de la caída del Señor Tenebroso, un grupo magos particularmente poderosos se reunió con el único propósito de impedir que alguien más tratara de iniciar otra guerra o que pretendiera ser una amenaza para la paz tan largamente anhelada- comenzó a relatar- Desde luego, todo esto de manera clandestina, porque buscaban algo considerado como un mito, algo que los ayudaría a cumplir con su objetivo de manera definitiva- en esa parte hizo una pausa dramática y el ambiente pareció llenarse de suspenso- Deseaban encontrar el Oro del Rin- dijo con gravedad.

La castaña se estremeció ante esas palabras y sintió que una brisa helada recorría su espalda.

El mítico Oro del Rin que muchos habían buscado por siglos.

- Como dijiste, eso es un mito; un cuento para niños y una moraleja para los adultos- respondió ella sin mostrar expresión alguna en su rostro.

Draco la miró con diversión, era increíble que esa mujer fuera una gryffindor cuando bien pudo ser una serpiente a juzgar por cómo fingía.

- Ambos sabemos que los mitos siempre tienen algo de verdad- dijo el hombre.

- ¿Y qué ha logrado este 'grupo' en 19 años? ¿Ha conseguido descubrir la verdad dentro del mito?- preguntó claramente escéptica, pues ella no había encontrado absolutamente nada.

- Para lograr eso, necesitan a las personas más brillantes; Ellos se aproximaron a mí hace algunos meses y me solicitaron que concretara un encuentro contigo- confesó arrugando un poco su puntiaguda nariz.

Hermione apretó sus labios de manera despectiva.

- ¿Así que te convertiste en su secretario?- se burló sin poder creer lo que el otro le estaba diciendo, ¿qué se supone que querían estas personas con ella?

- Al igual que tú, no tuve otra opción- espetó el rubio sin encontrarle el humor al comentario de la castaña.

- No me interesa pertenecer a ningún tipo de secta, Malfoy- respondió ella de manera contundente, no sabía si estaban presionando al otro y tampoco le interesaba.

- Creo que todavía no te queda claro que esta no es una petición- argumentó con un tono seco.

Los ojos de la mujer se encendieron con furia, se levantó de su silla sin despegar su mirada del hombre.

- Esto rebasa los límites de nuestro acuerdo- soltó conteniendo su ira tanto como le era posible, detestaba que la presionaran a hacer algo que no quería.

- Difícilmente pasará algo malo solamente porque vayas a esta reunión, mi petición es que asistas mas no que te comprometas a algo o te pongas en peligro- le respondió Draco sin mostrar la mínima señal de exasperación, más bien parecía cansado.

- ¿Cómo puedo saber que no es una trampa?

- ¿Una trampa?- repitió la pregunta con mofa- ¿Por qué querría ponerte una trampa? Han pasado muchos años como para seguir guardándote rencor Granger- aclaró- Sólo piénsalo, Ellos tienen a las personas y los recursos suficientes para terminar de una vez por todas con esta búsqueda. Para ellos es tan importante conocerte que estoy dispuesto a finiquitar tu deuda si acudes a la reunión, nada más.

Hermione contuvo otro suspiro y cerró sus ojos para pensar en lo que debía hacer, si bien no podía negarse rotundamente a la petición, sí podía negociar los términos de esa deuda.

- ¿Confías en ellos?- preguntó pensando que quizás ir a la reunión no sería lo peor, considerando que Malfoy nunca había querido cobrar esa deuda hasta entonces.

- Soy parte de ellos- fue su única respuesta.

- ¿No me digas que este grupo logró lo que Voldemort nunca pudo? ¿Te sedujeron?- se burló nuevamente, seguía intranquila.

Draco borró su cansada expresión y se puso serio.

- Si los conocieras quizás lo entenderías- dijo.

- ¿Tu familia cree lo mismo que tú? ¿Tu padre accedió a poner nuevamente su apellido en riesgo?

- Mis padres no quieren saber nada al respecto, y mi esposa e hijo simplemente no necesitan saberlo de momento- aclaró como si eso no fuera importante.

Era peligroso.

- De acuerdo- accedió finalmente.

- Sabía que entrarías en razón- dijo sacando un sobre lacrado de su túnica para colocarlo sobre su escritorio- Será únicamente una reunión- aclaró poniéndose de pie con estudiada elegancia- Está de más decirte que seas discreta, sino te interesa no volverás a saber de Ellos.

- ¿No querrás decir de Ustedes?- inquirió aún con un tono tenso.

- Sabes a lo que me refiero. Hasta entonces- se despidió el hombre haciendo ondear su negra capa tal como su padre lo hacía.

La mujer no le contestó pero tomó el sobre para examinarlo con el ceño fruncido, el sello era el de un árbol de larga ramas retorcidas y sin hoja alguna. El estilo era celta sin duda alguna, entonces ¿por qué buscaban objetos mágicos de la mitología nórdica?

El Oro del Rin, en caso de existir, era algo tan peligroso como las Reliquias de la Muerte y quien lo consiguiera tendría sobre sí una maldición tan letal que su poder sería temible…se decía que se podía forjar una joya, la que fuera, con esa masa aurífera creada por los dioses mismos; y quien usara esa joya tendría el poder de dominar el mundo…pero renunciando al amor por completo. La literatura muggle había adaptado ese mito al Cantar de los Nibelungos, en el cual habían forjado un anillo del oro y una guerra se había desatado.

No obstante, la realidad era que habían pasado siglos y muchos magos habían muerto tratando de encontrar ese oro sin éxito alguno. Ella misma se había topado con el mito y no pudo evitar ser absorbida por el mismo, era fascinante aunque peligroso.

La castaña inspiró profundamente, su corazón inició un rápido palpitar y el sudor perló su frente…con manos ligeramente temblorosas rompió el sello de la carta y leyó su contenido.

'El Puente de la Torre. 10:00 pm'

Cuando sus ojos terminaron de leer la última palabra, la carta se incendió desapareciendo sin dejar rastro alguno. Definitivamente era peligroso.

-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…-…

- ¡Por favor, papi!- le rogó la niña de ojos color avellana que eran la perfecta combinación entre los marrones de su madre y los verdes de su padre.

- Cuando seas un poco más grande Lily, lo prometo- dijo el pelinegro tomándola de la mano- Por lo pronto, puedes volar conmigo en mi escoba- ofreció sin poder resistirse a la súplica.

- ¡Sí!- sonrió la menor.

'Hermione va matarme' pensó el hombre caminando por el Callejón Diagon.

- ¡Harry!- una conocida voz lo llamó desde el otro lado de la calle.

El ojiverde encontró a su joven ahijado abriéndose paso entre la multitud, lo distinguió principalmente por su llamativa cabellera color azul eléctrico.

- Teddy- lo abrazó- ¿Cómo estás? No pudimos saludarte en la plataforma porque al parecer estabas 'ocupado'- sonrió mirando al atractivo joven de 19 años quien saludaba a Lily.

- Sí, bueno, tenía que despedirme de Victorie- declaró rascándose la cabeza- Aunque no me salvé de un regaño en el Ministerio, como cierto Jefe de Aurores no fue a trabajar, nos dejaron mucho papeleo- se quejó a manera de broma y cambiando de tema. El carisma de ese joven le granjeaba la simparía de muchos, era el balance perfecto entra la timidez de Remus y la hiperactividad de Tonks.

- No desesperes, un año más y podrás unirte a las filas de los aurores, entonces los estudiantes harán parte del papeleo- sonrió palmeando la espalda del otro- Lily y yo vamos de camino a casa para comer, ¿nos acompañas?- invitó con naturalidad.

- ¿Tía Hermione cocinará?- preguntó con una piza de temor.

- ¿Estás loco? Claro que no, Merlín nos libre. Los elfos se encargarán de todo- lo calmó exagerando la negativa pues era bien sabido que la castaña podía preparar la más perfecta poción, pero no era capaz de cocinar algo más que sopa de hongos, o cosas que ya vinieran en un empaque.

Lily rio divertida por las caras de su papá y de su primo.

- Entonces vamos, Lily tú diriges- dijo el chico mirando tiernamente a la mini castaña.

- ¡Narices!- chilló la otra emocionada.

Ante esa indicación, Teddy se dedicó a cambiar la forma de su nariz a petición de la pequeña quien no podía estar más divertida. Al chico le gustaba hacer esa clase de trucos pues no consumía mucha energía mágica y, de alguna manera, se sentía más conectado con su difunta madre. Su abuela era genial claro y ni hablar de su padrino, pero siempre que veía a su tía Hermione con sus propios hijos, le dolía el corazón el saber que su madre no estaba con él y que jamás lo llamaría 'hijo'.

Usaron una de las chimeneas del Caldero Chorreante para llegar a la casa del Valle Godric, luego de haberla restaurado era un lugar bastante espacioso y acogedor, perfecto para una familia como los Potter.

- ¡Teddy!- la castaña mujer se acercó hacia el chico para abrazarlo, como si no lo hubiera visto en meses aunque se veían casi a diario.

- Hola tía Hermione- le respondió el joven agradecido por ese sincero recibimiento- Harry me invitó a comer- agregó explicando su presencia.

- Me alegra que aceptaras- le sonrió ella.

- Kreacher, ¿podrías traer la comida, por favor?- pidió Harry al anciano elfo quien, desde el incidente con el relicario, les servía con deleite.

- Enseguida Amo Harry- asintió la criatura desapareciendo con un 'pop'.

Los cuatro fueron al comedor sentándose alrededor de la mesa, Harry al lado de Hermione con Teddy a su izquierda y Lily al otro lado de su madre.

- ¿Cómo les fue en la tienda de Quidditch?- preguntó la mujer de manera casual.

- ¡Vimos muchas escobas y equipos y fotos y papá dijo que me llevaría a volar con él!- soltó Lily con emoción.

Hermione frunció el ceño.

- ¿Eso dijo?- preguntó mirando a su esposo quien le sonrió con inocencia.

- Estará frente a mí todo el tiempo, igual que con James y Albus- se defendió rápidamente.

- Y conmigo- añadió Teddy.

- Temo que contigo practicó Teddy, porque recuerdo haberte tenido que curar unos cuantos raspones y golpes- informó la castaña entre divertida y severa.

- Pero luego todo fue bien y aprendió a volar- sonrió el ojiverde.

- Cuando Andrómeda puso hechizos de rebote por todo el césped- rio finalmente la mujer recordando perfectamente aquella época.

- Bueno ese hechizo es muy útil, ¿recuerdas que Remus también lo usó cuando supo que Tonks estaba embarazada? Con lo torpe que era ella y lo sobreprotector que era él, lo colocó por toda la casa para no correr ningún riesgo- recordó el otro con una sonrisa nostálgica.

Las risas se apagaron y hubo un momento de silencio en el que los mayores recordaron a los Lupin, esa época infantil cuando aún creían que todos sobrevivirían a la guerra…

- ¿Los extrañan?- preguntó de pronto el joven de cabello azul.

Harry lo miró con fijeza.

- Todos los días- asintió sin dudarlo- Como mentores y amigos, para empezar sin la ayuda de Remus no hubiera sobrevivido a mi tercer año- declaró evocando con claridad el rostro cansado del hombre que dio la vida a cambio de un futuro para su hijo.

Hermione también miró a Teddy con gravedad.

- Los que nos aman nunca se van, siempre nos acompañan justo aquí- le recordó la mujer señalando su corazón. Harry le dedicó una mirada entristecida, también él añoraba a sus propios padres y podía comprender el dolor de Teddy.

- ¿Cuándo regresan James y Albus?- intervino Lily ajena a la melancolía del ambiente.

- Antes de Navidad cariño- le dijo su madre aceptando el cambio de tema- Eso me recuerda, me surgió un compromiso hoy por la noche y no sé cuánto vaya a tardar- informó.

- ¿Tan tarde? Siempre he dicho que el Ministerio te explota laboralmente- bufó Harry pero Teddy miró a su tía con suspicacia.

- ¿Debes ir mamá? Hoy será mi primera noche sin mis hermanos- le dijo Lily con tristeza.

- No te preocupes mi vida, hoy dormirás conmigo y mami nos acompañará cuando llegue ¿qué dices?- propuso su padre.

- ¡Sí!- asintió la pequeña olvidando su tristeza a lo que su madre sonrió, Harry era muy bueno con los niños, sin duda era un padre ejemplar.

- ¿Qué asunto tienes que atender, tía?- inquirió el metamorfomago con sincera curiosidad, su tía era una figura de autoridad y no era usual que le pidieran reuniones en esos horarios.

La castaña lo miró tranquilamente, aunque varió inconscientemente su postura.

- Catherine programó una conferencia con un rectificador, parece que encontró una laguna en cierto contrato de importancia y el hombre no pudo abrir espacio en su agenda más que a esa hora- explicó, los rectificadores eran magos dedicados exclusivamente a analizar leyes y contratos mágicos letra por letra, para revisar que no tuviera lagunas jurídicas, maldiciones o trampas.

- Debe ser realmente importante como para apresurar tanto la reunión- comentó el joven, no era suspicaz por malicia sino porque le preocupaba enormemente la seguridad de los Potter, después de todo eran muy conocidos, y tanto amados como odiados por muchos.

- Eso espero- asintió ella sin dar más detalles.

De ahí en adelante, la conversación se centró en temas más banales, como el trabajo, la casa, las escobas, dulces y demás cosas que hicieron amena la tarde. Algunas horas después de la comida, y antes de la cena, Teddy se despidió de la familia y los Potter se pusieron a jugar algunos juegos de mesa a petición de Lily quien quiso aprovechar a sus padres al máximo.

- Es hora de acostarse Lily- dijo su padre al verla bostezar.

- Cinco minutos más papá, quiero despedirme de mamá…

- Justo ahora me marcho hija, regresaré en cuanto pueda- se adelantó la mujer dándole un suave beso en la frente- Nos vemos Harry, te amo- añadió.

- Cuídate Hermione, también te amo- respondió él besándola en la boca por unos segundos.

Con eso dicho, la mujer caminó hacia su chimenea donde gritó su destino fuerte y claro: 'Ministerio de Magia'. Aterrizó sin problemas en una de las chimeneas del Atrio donde ya había poca gente, sin embargo procuró pasar desapercibida hasta llegar a su oficina de donde tomó una capa negra y desapareció en su punto secreto de seguridad.

Se materializó justo a un extremo del famoso Puente de la Torre, el puente más viejo de Londres y el más turístico; aún no eran las 10 de la noche y todo parecía iluminado gracias a las luces de la ciudad, pero sintió un escalofrío. Vio una gran cantidad de automóviles cruzando pero ningún otro mago a la vista.

Caminó hacia una de las dos torres en espera de algo, minutos antes de la hora, una presencia apareció a su lado.

- Granger- siseó una voz en su oído.

La mujer se alejó un paso del recién llegado y lo miró con severidad.

- Lo dejé pasar por alto Malfoy, pero tengo 15 años siendo Potter y sería bueno que lo recordaras- le dijo.

- Prefiero Granger, con un San Potter me basta- escupió.

- ¿Vamos a ir a algún sitio o me aburrirás toda la noche con tus comentarios?- increpó sin querer prolongar más de lo necesario ese encuentro.

- Cuando el Big Ben marque la hora, saltaremos al agua- declaró recobrando su seriedad.

Ella enarcó una ceja con escepticismo, ¿saltar al agua? La distancia para llegar al río era considerable como para salir ilesa de la caída, seguro estaba bromeando…además, había gente a su alrededor que, con suerte, los creería unos suicidas.

- No te preocupes por los muggles, cuando llegué conjuré un hechizo de camuflaje, no nos notarán- agregó el hombre como nota informativa y adivinando sus preocupaciones.

- ¿Utilizaremos hechizos burbuja o impermeables?- preguntó con sarcasmo.

- No serán necesarios- en ese momento sonó la primera campanada- Ahora- indicó saltando al agua sin dudarlo ni un segundo

Hermione inspiró profundamente decidida a que si eso era una broma, Malfoy se las pagaría. Saltó sin perder más tiempo y, por un momento, pensó que la helada agua la recibiría entre sus brazos, pero nunca llegó a tocarla pues una fuerza de succión la hizo avanzar por el aire en una especie de vórtice invisible, era casi como viajar en traslador y no gritó precisamente porque estaba relativamente acostumbrada a esa sensación.

Minutos más tarde, salió a unas catacumbas que, por el tipo de construcción y la humedad en el ambiente, dedujo estarían ubicadas justo abajo del río Támesis.

- Muy interesante- murmuró para sí mientras reafirmaba su postura.

- Sígueme- indicó el otro caminando por los túneles del lugar y dejando el tema de lado.

Dicho sitio, a pesar de su ubicación, estaba perfectamente iluminado gracias a la magia, y se asemejaba a un laberinto. La mujer terminó por desorientarse a la segunda vuelta pero el rubio parecía bastante seguro del camino así que no se preocupó, y pronto, comenzó a escuchar el sonido de varias voces.

¿Serían Ellos?

Llegaron a una enorme cámara de alta bóveda, donde estaba congregado un grupo de personas vestidas con una túnica color rojo sangre repleta de runas doradas y portando una máscara dorada que sólo cubría la parte superior de sus rostros pero los hacía perfectamente irreconocibles.

Ese atuendo no le gustó nada y tuvo unos enormes deseos de dar media vuelta para escapar.

- Bienvenida Hermione- la saludó una potente voz femenina proveniente de una de las misteriosas figuras, esa voz la hizo desistir de su huida.

- Cumplí con mi palabra- le dijo rubio con algo de amargura en la voz.

- Eso veo Draco, bien hecho- le respondió la mujer fijando su atención en la castaña- Hermione, ¿por qué no caminamos y hablamos un poco? Imagino que tendrás muchas preguntas, desde la inesperada invitación hasta quiénes somos- indicó avanzando hacia otro pasillo.

La aludida entrecerró sus ojos y siguió a la mujer aparentando templanza, aunque toda esa situación la intrigaba y la ponía extremadamente nerviosa, especialmente porque no tenía muy buenas experiencias con personas enmascaradas.

¿En qué rayos la había metido Malfoy?

Una vez que se alejaron lo suficiente de la cámara principal, la castaña decidió confrontar a esa misteriosa mujer, si algo llegaba a pasar tendría más oportunidades de ganar en una batalla de uno a uno.

- ¿Qué significa todo esto? ¿Quiénes son ustedes y por qué hicieron que Malfoy me trajera aquí?- preguntó esperando una vasta explicación.

- Somos personas que desean mantener la paz- inició la otra sin parar de caminar, su voz era inusualmente armoniosa- Creemos que la sociedad mágica necesita desesperadamente una guía, un faro de luz para lograr un orden único que pueda dirigir a aquellos que no poseen el conocimiento necesario para decidir por ellos mismos qué es lo mejor, evitando así el surgimiento de otros magos obscuros, Ministros corruptos, y de otros tantos defectos del mundo- dijo con una voz que transmitía anhelo y otras emociones más profundas, además hablaba de tal modo que la castaña no pudo más que admirar su elocuencia.

De poseer una mente más débil o fácilmente influenciable, la hubiese convencido con esas simples palabras.

- Inspirador discurso, sin embargo no puedo evitar imaginar una dictadura donde se quiere eliminar el libre albedrío; además, el Oro del Rin no es algo con lo que se pueda jugar- comentó caminando tras ella.

La otra mujer se detuvo y se giró para mirar a su invitada.

- Hermione, eres una hechicera excepcional y quiero que estés con nosotros en esta misión. El cambio es inevitable y lo único que puedes hacer es decidir de qué lado estarás: del de los guías o del de los seguidores. Nosotros tenemos los recursos, la magia y a las personas adecuadas para generar ese cambio, es algo innegable- declaró tras la máscara que le concedía anonimato.

- ¿Acaso esto es un 'únete o enfréntanos'?- retó la castaña percibiendo una sutil amenaza, sus instintos de guerra se agudizaron al instante y su mano derecha se tensó lista para empuñar su varita.

Pero lo único que se escuchó fue una risita.

- Es tu oportunidad de pertenecer a algo más grande que uno mismo, y no me refiero a una guerra sino a la preservación de la paz. Nosotros, unidos, podríamos asegurar el futuro de tu familia y amigos, para que jamás tengan que sufrir como su generación lo hizo; y no se trata de quitarles el libre albedrío sino de guiarlos como una madre haría con sus hijos- aclaró con fervor.

Hermione pasó una mano por la cicatriz de su cuello de manera casi inconsciente, era un hábito que había adquirido desde que fue torturada…era tanto lo que se había perdido a causa de Voldemort, tanto dolor y muerte que le era muy tentador aceptar la oferta y asegurarse que ningún otro Voldemort tuviera la oportunidad de surgir…pero…

- El mito dice que del Oro solamente se puede forjar una pieza, asumo que planeas forjarla para ti- declaró sabedora de tener la razón- El poder absoluto corrompe absolutamente, y no pienso ayudarte a suprimir la democracia- acotó- ¿Cómo se puede ser una buena madre si se renuncia al amor?- inquirió con reto.

La enmascarada se acercó a Hermione con lentitud, como para indicarle que no representaba un peligro, luego extendió su mano y acarició la mejilla de la hechicera como haría una madre con sus hijos.

- Únete a nosotros, dame tu lealtad y te prometo que no te arrepentirás- susurró suavemente.

La mente de Hermione no pudo resistirse a ser intoxicada por esas palabras, eran como agua fresca en medio del desierto, como si su magia vibrara con emoción y la orillase a aceptar…

Si se unía a ellos podría asegurarse de primera mano que no tuvieran obscuras intenciones u otros planes ocultos; podría hacer el papel de un espía, tal como hizo el fallecido Severus Snape en su época…bueno, eso si es que ese grupo era tan poderoso como clamaba serlo.

Pero… ¿valía la pena?

Malfoy le dijo que si no aceptaba, la dejarían marchar sin mayores consecuencias pero dudaba que sus palabras fuesen totalmente ciertas…no la dejarían marchar.

¿Se arriesgaría?

¿Debía huir o quedarse?

¿Denunciarlos o espiarlos?

- Te asegurarías de no dejar a más niños sin padres o a padres sin hijos- agregó la otra como tejiendo un hechizo alrededor de la confundida hechicera.

La castaña sintió el eco de esa declaración reverberar por los rincones más obscuros de su corazón…pensó en Teddy y en Harry, en Molly y en Arthur, en Andrómeda y en todo aquél que había sufrido por la muerte de un ser querido.

- Ni siquiera sé quién eres, cómo puedo confiarte algo tan importante, cómo puedo saber que no deseas el poder para destruir todo lo que amo- cuestionó tratando de resistir la tentación.

La enmascarada utilizó su mano derecha para arrancar la varita de la mano de la otra con una rapidez impresionante, luego tomó a la castaña por su antebrazo izquierdo levantándolo para mostrarle su marca.

- ¿Quieres que esto le pase a tus hijos?- inquirió revelando una tenue cicatriz.

Hermione estaba sorprendida por la agilidad de la desconocida y no pudo más que mirar las letras marcadas sobre su piel: 'Sangre sucia'.

Recordó el dolor de cuando las grabaron letra por letra sobre su piel y la sangre derramada en cada corte, así como los gritos que le arrancó ese cruel acto repleto de odio y demencia.

Sus ojos se cristalizaron pero no se permitió mostrarse vulnerable, no ante esa mujer que osaba exponer sus debilidades y usarlas en su contra.

- Quienes hicieron esto ya no están, la sociedad ya no es la misma de ese entonces- espetó soltándose del agarre con brusquedad- Y lo que ustedes pretenden hacer es regresar a la Edad Obscura, derrocar a la democracia no es la solución- declaró levantando su propia mano para convocar su varita de vuelta.

El arma regresó a su poder sin oposición de la otra quien soltó un suspiro.

- Es verdad que no me conoces, pero mi único deseo es mantener la paz que tanto sacrificio demandó de ti y de muchos otros- dijo con fervor- Bríndame tu apoyo para forjar un mejor futuro, no desprecies lo que te ofrezco sin antes conocerlo- insistió.

- No puedo…

- Hazlo por tus hijos- insistió- ¿Acaso crees que el Ministerio los protegerá? ¿Crees que si algo les pasara a ti o a tu esposo, el Ministerio los cuidará? ¿No recuerdas lo que le hicieron al Niño-Que-Vivió?- la cuestionó sin darle tiempo para responder- ¿Quieres ese destino para ellos?

Hermione sintió una opresión en su pecho, si algo les pasaba estaba segura que mucha gente podría cuidar de sus hijos…pero ¿acaso Lily Potter no pensó lo mismo respecto a Harry? ¿Acaso James Potter no creyó que Sirius cuidaría a su único hijo si algo llegaba a pasarle? ¿Cómo saber que la historia no volvería a repetirse?

- ¿Qué quieres de mí?- soltó con una expresión de angustia que no conmovió a la otra.

- Te quiero a mi lado, como mi segunda al mando, necesito tu mente- propuso retomando su caminata- Si aceptas, hoy mismo será tu iniciación…

¿Hoy mismo? El corazón de la castaña se aceleró nuevamente, al parecer no la dejarían irse para meditar la oferta, era aceptar o enfrentarse a las consecuencias de no hacerlo.

- ¿Cómo sé que mantendrás tu palabra?- preguntó sabiendo que estaba retando al destino.

Llegaron a otra gran cámara que estaba repleta de enormes estantes llenos de diversos libros y, cada segundo, un tomo nuevo se acomodaba entre los ya residentes. Era una especie de biblioteca que siempre se mantenía actualizada y completamente entera.

- No lo sabes- declaró sin agregar una mayor explicación.

Hermione miró el tráfico de libros volando sobre su cabeza y sintió que sus piernas temblaban, luego se derrumbó en el frío suelo incapaz de mantenerse de pie ante la devastación que la embargaba. Estaba a una palabra de traicionar todo lo que creía, de atentar contra su propia moralidad y de profanar la confianza de sus seres queridos…

- Esto es algo que ni siquiera tú puedes detener, así que dame tu mano y camina a mi lado hacia un mejor futuro…o ponte en mi camino y arriesga todo lo que amas- le susurró la otra mujer mirándola desde lo alto al tiempo que le ofrecía su delgada mano.

Hermione la miró con lágrimas saliendo de sus ojos marrones.

¿Qué podía hacer?

¿Qué debía hacer?

El eco de un dolor añejo se anidó en su corazón y tomó la decisión que cambiaría su destino para siempre…se aferró a la mano ofrecida a lo que la otra mujer le dedicó una sonrisa vacía.

- Haces lo correcto- le dijo ayudándola a incorporarse del suelo.

En ese instante, una mano le colocó un pañuelo cubriendo su boca y nariz para obligarla a aspirar la poción en la que había sido mojada la tela.

- Lo siento- escuchó mientras trataba de liberarse pero una serie de manos se lo impidieron y, poco a poco, su mente comenzó a nublarse y su cuerpo dejó de pertenecerle.

Sintió cómo era conducida nuevamente hacia la cámara principal, escuchaba voces que decían palabras que no lograba reconocer y su visión estaba borrosa pero distinguía los rostros enmascarados de las personas que había visto a su llegada.

Su mundo se llenó de luces y quiso cerrar los ojos pero no logró hacerlo, su cuerpo laxo fue colocado en el suelo desde donde distinguió más rostros mirándola y agitando sus varitas frente a ella.

- Hermanos- esa voz pudo escucharla claramente y trató de levantar su cabeza para ver a quien hablaba pero nuevamente se encontró incapaz de hacerlo- Esta noche, luego de una larga espera, iniciaremos al último miembro de nuestro grupo. Hermione será una de nosotros finalmente- indicó a lo que todos se movilizaron rápidamente.

Hermione vio cómo todos los enmascarados formaron una especie de círculo a su alrededor comenzando a recitar un extraño cántico y sus últimas barreras mentales se esfumaron, la magia de su corteza se agitó con fiereza y la obligó a abrir su boca para emitir unos sonidos que eran muy similares al cántico. El idioma le resultaba familiar y supo que era un lenguaje rúnico, uno que se consideraba una lengua muerta, sin embargo parecía poderla hablar.

La magia comenzó a inundar el ambiente y la castaña sintió cómo cada fibra de su ser respondía a algún tipo de llamado ancestral, era como si su sangre palpitara, cerró los ojos para percibir mejor esa embriagante sensación. En un instante, dejó de escuchar el idioma extraño y pudo entender cada una de las palabras de ese canto como si sus oídos se hubieran destapado súbitamente.

Se sentía poseída.

Una explosión de magia la invadió y, cuando abrió los ojos, se encontró recostada en su cama.

El reloj marcaba la 1 de la mañana y su esposo dormía a su lado, en medio de los dos estaba su hija.

¿Había sido una pesadilla?

¿Todo había sido producto de su mente?

Se incorporó con cuidado para no despertar a los otros dos, luego entró a su baño para mojarse el rostro en un intento de terminar por despertar.

La imagen que el espejo le devolvió parecía normal, tenía unas pronunciadas ojeras pero eso ya era normal, su cabello estaba revuelto y su rostro carecía de marca alguna.

Soltó un suspiro decidiendo que definitivamente todo había sido una absurda pesadilla.

Regresó a su cama para acostarse con una sonrisa aliviada sin saber que el futuro se encargaría de borrársela.

Hermione Potter guardaba un gran secreto.

Aunque todavía no lo supiera.

...


A/N: Hola a todos los lectores que llegaron a este apartado, estoy iniciando este nuevo proyecto y me encantaría saber qué piensan. ¿Cómo leyeron el primer capítulo? La idea me tiene fascinada y el desarrollo de la historia será sin duda interesante, como siempre, esperen lo inesperado.

Dicho eso, espero sus reviews.

Saludos.