Lo prometido es deuda y aquí tienen el KaixTakao que les había prometido. ¡No a la extinción! También, este es un intento de darles un final feliz a esta linda parejita (final que no les di en Barairo no Sekai xD)

Sumario: El plan de Kai no era pasar la semana completa con Takao… pero cuando pasan los 7 días, se da cuenta que no se quiere ir. Shonen-ai. KaixTakao.

Disclaimer: Bakuten Shoot Beyblade no me pertenece. Tampoco obtengo ningún tipo de beneficios al publicar esto, sólo estoy para entretener al público.

Advertencia: Shonen ai, si no les gusta, no lo lean… Ah, mucha miel, melcocha y cursilerías. xD Total, algunas veces lo necesitamos.

Notas:

1. "Blah" Diálogos.

'Blah' Pensamientos.

"Blah" Llamadas telefónicas.

2. No sé porque me gusta llamar a Kenny por su nombre americano en vez del japonés. Bleh, como sea --


Seven Days no Yuutsu

Algunas veces, el lugar en donde estamos no es el lugar al que estamos destinados.

Algunas veces aspiramos por cosas que ni siquiera queremos, y tomamos por sentado lo que en verdad amamos, perdiendo la pista de lo que en verdad necesita nuestro corazón durante el camino.

Y algunas veces toma una vida entera, un día, o sólo un momento, el darnos cuenta cómo regresar al camino correcto.


-Domingo-

Kai se encontraba de pie al lado de la ventana de cristal que llegaba al techo que decoraba más de la mitad de la oficina. La vista desde ahí era verdaderamente asombrosa, ya que presentaba una amplia imagen de la ciudad completa. La ciudad no había cambiado mucho, aunque el paisaje aéreo se veía día a día cubierto por más torres y rascacielos. Desde la destrucción del lugar durante la batalla entre BEGA y los BBA Revolutions, las reconstrucciones se habían encargado de dejar el lugar como era antes, e incluso mejor. Este edificio en particular había tenido la suerte de no sufrir daños drásticos.

'Tres años…' Pensó el joven adulto, observando a las personas caminar abajo en las calles. De alguna manera, no parecía como si tanto tiempo hubiera transcurrido desde… bueno, todo lo que pasó.

Kai volteó su mirada a un lugar específico, un lugar donde siempre veía cada vez que podía. Si forzaba lo suficiente su mirada y se enfocaba en ver más allá de su localización actual, el brillo del Domo del lugar donde se celebraban (y celebra) las Competencias Mundiales de Beyblade puede ser visto en un día soleado como lo era hoy.

Escuchando el estruendo que mezclaba los teléfonos y celulares sonando, computadoras y máquinas de fax zumbando y, atrás de él, sus compañeros de trabajo hablaban entre ellos. El muchacho dejó escapar un suspiro. Todavía se preguntaba por qué estaba ahí en vez de allá.

Fue el camino más obvio a tomar. Voltaire era bastante conocido entre las mayores empresas ya que él mismo había tenido éxito al levantar su propia firma.

Kai resopló y sus labios se curvaron en una mueca de desdeño. 'Y bastante bien que le hizo. Corrompido por su propia ambición… y fue lo que selló su destino detrás las rejas.' Pensó para sí. 'Bien merecido…'

El resultado de la caída de voltaire trajo como producto el que varias compañías buscaran un reemplazo en la línea Hiwatari. Después de todo, todavía tenía poder y estaba decidido que debía trabajar para subir de status en la nueva y mejorada Corporación Hiwatari, hasta el día en que su herencia le fuera entregada. El camino había sido tallado en piedra antes de que le hubieran dado la oportunidad de pensarlo detenidamente; y luego cuando tuvo la oportunidad de analizarlo, él no sabía qué más hacer.

La verdad era que no le importaba un pepino este trabajo… profesión… lo que sea… Día tras día era lo mismo. Le recordaba intensamente a aquella escuela internado a la que tuvo que asistir a la fuerza, y aún en ese entonces, había encontrado la manera para evadir las clases y escapar. Siempre había habido algo mayor que todo lo que le rodea y que era su objetivo encontrar. ¿Acaso podía pasar toda una vida haciendo algo que no le apasionaba? Hacia mucho tiempo desde que no sentía ningún tipo de pasión en su vida… Desde hace 3 años para ser exactos…

Cerrando sus puños con fuerza, Kai apreció la vista por la ventana por unos breves segundos antes de separarse y darle la cara a la ocupada oficina, intentando continuar el trabajo por el cual le pagaban.


"Ah, señor Hiwatari, me gustaría discutir con usted el último reporte que entregó." Dijo firmemente un hombre mayor que se acercaba al escritorio de Kai.

El muchacho de cabello bicolor se puso tieso. Si había algo que le desagradara más que el trabajo en sí, era su superior, el señor Kensaka. El viejo de pacotilla era un parasito, nunca le dejaba a Kai un momento en paz si había algo que pudiera ser hecho otra vez o agregarle más contenido. Era una pesadilla escucharlo y Kai llegaba al punto de ignorar al viejo imbecil.

"Este reporte no es aceptable, señor Hiwatari. Creo que 10 horas más de trabajo deberían ser suficientes para arreglarlo." El hombre levantó el fólder con los papeles y lo dejó caer con algo de fuerza sobre el escritorio del muchacho.

Kai frunció el entrecejo.

"Debería esforzarse más para llegar a los estándares de su abuelo. El fue un gran hombre." Le informó su superior en un tono que no dejaba cabida a dudas.

Furia como jamás la había sentido recorría las venas del joven empresario y rápidamente Kai se vio de pie frente al señor Kensaka, su mano apretando peligrosamente el cuello del hombre. Aquel era un comentario que simplemente no podía dejar pasar.

"Mi abuelo… ¿un gran hombre?" Rugió el bicolor, sacudiendo violentamente el cuello de Kensaka. "¡El era una basura y usted no sabe nada al respecto!"

Varios gritos apagados fueron escuchados en la oficina, todos se habían detenido horrorizados ante la escena. El propio señor Kensaka se había puesto tan pálido como un papel.

"No vuelva a decir eso otra vez." Espetó Kai, su rostro se mostraba salvaje y amenazador aún cuando liberó a su superior.

La expresión de temor de Kensaka cambió rápidamente a una de enojo y, mientras se arreglaba el traje, le indicó a Kai que quería hablar en ese instante con él en su oficina. "Señor Hiwatari…"

Kai apretó su quijada para tranquilizar su ira. "Sí… está bien."


El señor Kensaka se sentó en su silla de cuero detrás de su gran escritorio y le dirigió a Kai una mirada autoritaria. "Como había dicho antes, sus reportes son inaceptables; es muy descuidado con el material… No tiene ética de trabajo, no respeta de ninguna manera la autoridad en esta compañía… Y los demás empleados le temen." Dijo, concluyendo su listado.

Kai le respondió con una mirada insolente. "¿Y el punto es?" Le preguntó.

Los dedos del superior comenzaron a golpear la superficie de madera del escritorio repetidas veces y con la otra mano sacó un papel de su gabinete.

"Va a despedirme." Comentó el muchacho, sonando bastante seguro ante el hecho. Se sentía… aliviado porque no tendría que volver, aunque una parte de él se sentía ansioso. No tenía una alternativa preparada para esta situación.

El hombre suspiró y se pasó la mano por el cabello lleno de canas. "No, no estás despedido. Eres una ventaja demasiado grande para nuestra compañía como para cometer semejante disparate…"

Kai entornó sus ojos.

El señor Kensaka se arregló nuevamente el cuello de su camisa y acarició por unos momentos su piel lastimada mientras le dirigía al muchacho rebelde que tenía enfrente una mirada de pocos amigos. "Pero estás suspendido. Cuando regrese, la compañía estará esperando bastantes cambios de actitud, señor Hiwatari. Usted es capaz de mucho más que esto… después de todo, usted es el nieto de Voltaire."

El joven lo miró con más frialdad.

"Una semana." Le informó el hombre, escribiendo algo en el papel. "Y luego regresará."

Kai no dijo nada, prefirió mirarlo con sumo desagrado. El bicolor dio media vuelta y salió de la oficina.

'Una semana…' Pensó. 'Sólo una semana…' No era el tiempo suficiente para pensar dónde quería estar el resto de su vida. El muchacho recogió sus pertenencias y rápidamente se dirigió al ascensor del edificio, concediéndole una última mirada a la ventana acostumbrada antes de que las puertas de acero se cerraran.


Cuando el joven entró por la extravagante puerta de la vieja mansión de su abuelo, la casa estaba completamente desierta de no ser por él. Usualmente era así. Los encargados de la limpieza hacían su trabajo durante el día, y el único mayordomo se retiraba a sus aposentos antes de que llegara. ¿Podría esto llamarse hogar? Kai trataba de no concentrarse mucho en esa pregunta mientras hacía su camino hacia su propio aposento.

Era demasiado… esta enorme casa. Ahora más que nunca Kai temía pasar otra noche bajo la sombra de su pasado. Si hubiera sido posible Kai la habría vendido, pero era bastante complicado. Todo el dinero todavía estaba metido en la corporación y no tenía ningún derecho.

Al entrar a su habitación, Kai estaba colocando su maletín sobre la mesa cuando el teléfono comenzó a sonar. Ignorando el molesto sonido con facilidad (que le llegó por la práctica), la máquina contestadora emitió su normal chillido y el mensaje pre-grabado.

"Por favor, deje su mensaje después del tono." Dijo la voz mecánica del aparato y luego siguió el bip.

"¡Hey, Kai¡Es Takao! Pensé en llamarte por si ya te olvidaste del sonido de mi voz, jaja…"

Kai se volteó para mirar el pequeño aparato y escuchar la única voz que sería incapaz de olvidar.

"Sí, bueno… sólo estoy tratando de ponerte al día con mi vida. Hitoshi se fue a Hawai para enseñarles a los niños a beybatallar. Y el abuelo se fue con él… ¿puedes creerlo? Pienso que fue por el surf, el sol y la diversión. Como sea, estaré solo en el dojo durante toda la semana, así que si tienes tiempo libre, puedes pasar a visitar¿está bien? Vaya, estoy comenzando a preguntarme si este es el número telefónico correcto, porque siempre te pierdes mis llamadas…"

La verdad era que nunca se perdía los mensajes de Takao cada vez que venían. Muchas veces era el sonido de esa voz animada lo que le levantaba el ánimo. El único problema era devolverle la llamada… Cuando la situación lo ameritaba, nunca había sido capaz de hacerlo, y Takao nunca llamaba cuando tenía la oportunidad de levantar el teléfono… Sin embargo, el día de hoy su mano se encontraba por encima del aparato.

"… Así que… hablaré contigo en otro momento…"

El muchacho levantó el teléfono y lo mantuvo por unos segundo pegado a su oreja y sintiéndose bastante extraño.

"¿Takao?" Murmuró Kai.


"¿Takao?"

El antiguo campeón de beyblade, que estaba a punto de despedirse y colgar, parpadeó y sacudió su cabeza sólo para asegurarse de que no estaba imaginando cosas.

"¿Kai?" Preguntó dudoso. Escuchó atentamente, pero lo único que venía de la otra línea era silencio. Pero una simple palabra calmó sus ansias.

"…Hey…"

"¡KAI!" Vociferó por el teléfono, probablemente lastimando el oído del bicolor en el proceso. "¡Santo cielo, Kai¿Cómo estás¿Has estado recibiendo mis mensajes? He esperado una eternidad para que me llamaras de vuelta, grandísimo tonto." Divagó el peliazul, saltando del lugar que estaba ocupando en la cama para caminar y calmar su nerviosismo.

"Estoy… bien, Takao."

"Me alegra mucho escuchar eso." Le respondió el chico, usando sus dos manos para sostener el teléfono.

Siempre había tratado de mantenerse en contacto con todos. Max y Rei se habían marchado para vivir en América y China respectivamente, así que llamadas telefónicas e e-mails eran los mecanismos a seguir… Aunque nada le ganara a una visita. A Kenny y a Hiromi los podía ver cuando quisiera, así que con ellos no había ningún problema. Pero con el único con el cual tenía problemas para mantenerse en contacto era con Kai. Siendo completamente honestos, Takao estaba preocupado por su ex – capitán. Sentía como si poco a poco se estuviera alejando, dejando a todo el mundo atrás, enterrándose en su trabajo.

"Por cierto¿cómo está tu trabajo? Pareces estar muy ocupado últimamente." Cuestionó el chico de cabellos azules.

El silencio fue su única respuesta durante varios segundos.

"… Me suspendieron del trabajo." Contestó finalmente Kai.

"¿Te suspendieron?" Dijo de repente el campeón mundial, casi dejando caer el teléfono.

"Sí, yo… es por una semana completa…" Kai dejó aquella oración suspendida en el aire y Takao sintió como su corazón comenzó a latir con más fuerza. '¿La semana completa?' Pensó el peliazul.

"¿Eso significa que aceptaras la invitación de pasar la semana conmigo?" Le preguntó Takao. Cuando Kai no respondió, agregó. "Puedes venirte ahora mismo si quieres. No me importaría, además… ¿en qué otro momento podrás verme?"

"¿Por qué no?" Murmuró el chico de cabello bicolor. "¿Sabes?... Creo que sí…" La voz del antiguo capitán se escuchaba más segura.

"¿En serio vendrás?" Takao casi no podía creer sus oídos.

"Sí… tienes razón, después de todo."

Takao sonrió. "¿Vendrás esta noche?"

"… Estaré ahí." Se escuchó un suave click, y la línea dio indicaciones de que había sido cortada.


Takao ya había salido y estaba esperando a Kai antes de que tuviera la oportunidad de ingresar por la entrada ancestral del dojo. El peliazul se detuvo a poca distancia de Kai, y se notaba que estaba deseoso por abrazarlo. El chico de cabello bicolor pasaba su equipaje de una mano a otra, también pensando qué hacer.

Ambos se observaron detenidamente. No habían cambiado mucho en eso tres años. Takao todavía usaba jeans de color gris, con una chaqueta roja y su gorra de baseball al revés. Su estilo no había cambiado mucho, y probablemente nunca lo haría. Kai había optado por cambiar el saco y la corbata que su trabajo exigía por pantalones y camisa negra.

Había pasado mucho tiempo desde la última vez que se vieron, y lo único que podían hacer era mirarse.

"Es bueno verte, Kai." Dijo Takao, la gentil brisa jugaba con los mechones de cabellos que rodeaban su rostro.

Kai fue lo suficientemente amable como para concederle una pequeña sonrisa. "Lo mismo digo, Takao…"

Las estrellas en el cielo comenzaron a brillar, dando indicación de que la noche había caído. Takao fue el primero en romper el contacto visual. "Cielos, que mal anfitrión soy. Debes de estar muy cansado, mejor entremos¿si?"

Aquella era una idea bastante buena, ambos beyluchadores entraron al dojo y Takao extendió sus brazos y lo invitó a pasar adelante. "¡Siéntete en casa!"

Así lo hizo Kai y por primera vez en mucho tiempo se sintió relajado. 'No me importaría vivir en una casa como esta.' Pensó para sí.

"Ven, vamos a llevar tus cosas al cuarto de huéspedes." Le indicó el moreno, haciendo su camino a dicha habitación. El muchacho de ojos carmesí siguió a su amigo, regalándole a la casa en general una mirada más.

"Y dime… ¿Cómo fue que te suspendieron del trabajo, Kai? Pensé que eras alguien importante ahí…" Cuestionó el chico con suma curiosidad.

Kai sólo pudo suspirar. "Intenté ahorcar a mi superior."

Takao dejó escapar una carcajada hasta que se dio cuenta que Kai lucía su rostro de 'No dije ningún chiste… en serio.' "¿Estás hablando en serio?"

El susodicho permaneció en silencio.

"Vaya… ¿No crees que fuiste un poco duro?"

Kai se detuvo en seco y le dirigió una mirada que claramente decía 'Creo que no', y si tuviera la elección de hacerlo otra vez, esta vez no fallaría en romper su cuello.

"Comprendo." Dijo el moreno.

Abriendo la puerta la habitación se podía ver que era de un tamaño modesto, con todas las cosas que fuera a necesitar inmediatamente. Siempre había habido una habitación para huéspedes, pero cada vez que el equipo se quedaba, todos dormían en la sala de entrenamiento del dojo.

"¡Aquí es!" Anunció Takao y luego señaló una puerta al final del pasillo. "El baño está al final del corredor, por si lo olvidaste… y hay toallas limpias por si quieres tomar un baño."

Kai colocó su equipaje en el suelo cerca de la puerta, caminó y se sentó en la cama para probar qué tan cómoda era.

Ante el comportamiento atípico de su compañero, Takao no tuvo más remedio que sonreír. "Siéntete como en tu casa, Kai."


Kai no sabía cuanto tiempo había durado viendo el techo mientras estaba acostado en la cama. Parecía ahora como si se hubiera asentado el hecho de que había aceptado pasar la semana con Takao. ¿Acaso había pensado esto mientras estaba en sus cabales? 'Probablemente no.' Pensó el chico de cabello bicolor. El domingo había sido un día de rebeliones.

Quitándose las sabanas de encima y saliendo de la habitación, Kai caminó en silencio hacia la cocina donde sacó un vaso de uno de los gabinetes y lo llenó de agua. Era sorprendente como todavía podía recordar y encontrar las cosas en la casa, a pesar de tener sólo la luz de la luna como fuente de iluminación. Supuso que era porque se había quedado en casa de Takao en ocasiones anteriores, pero en esa época fue más por necesidad que por vacaciones… ¿Acaso estas eran vacaciones? El chico de ojos carmesí sacudió su cabeza y bebió un trago de agua.

"¡BOO!"

Un par de brazos rodeó su cintura desde la oscuridad y Kai casi escupe el agua que estaba tomando.

"Kai, amigo, estás en el espacio." Dijo Takao mientras se reía y sobaba la espalda de su compañero que estaba tosiendo. "Pensé de seguro que me escucharías."

Kai le regaló al moreno una mirada asesina mientras se secaba la boca con su mano. Oficialmente, las locuras habían comenzado. "¿Acaso hay una razón para que andes vociferando como un loco¿O es lo que normalmente haces a la 1 de la mañana?" Preguntó algo molesto.

"Lo siento, no podía dormir." Admitió el muchacho, sonando arrepentido. "Creo que es porque me siento… contento… porque pasaremos la semana juntos. Te extrañaba, Kai."

Kai lo observó por unos momentos, midiendo las palabras que se le habían dicho. "Yo…" El bicolor se empujó para reciprocar el sentimiento. "Yo también te he… extrañado." Concluyó, sintiendo en su estomago un montón de mariposas revoloteando.

La sonrisa de Takao se hizo más grande y Kai apartó la mirada.

"Ve a dormir, Takao. Porque no planeo levantarme tarde." Le ordenó el antiguo capitán, cruzando los brazos como solía hacer.

"¡Claro, Kai!" Dijo emocionado. "Este será el mejor lunes de todos."

CONTINUARA…


Por Hades¿qué estoy pensando? xD Bueno, sí sé: quiero romance, basta de historias darks. En fin¿qué les deparará el lunes? Será hasta la próxima actualización.

Gracias por leer y no olviden los reviews.

Y recuerden¡Digan NO a la extinción!