Rutina

Nuevo día, misma rutina.

Su día comienza temprano, se levanta y baja rápido al comedor, donde sagradamente a las 7:00 am todos toman desayuno, y con todos me refiero a Soun, Kasumi, Nabiki y por supuesto Akane. Siempre es un momento agradable, bastante tranquilo, el señor Tendo lee el periódico mientras las hermanas conversan sobre las actividades que tienen planeadas para el día, y así rápido llegan las 7:30 am, a esa hora Nabiki sale a la universidad, Akane comienza su trote de todos los días para iniciar su entrenamiento personal, Kasumi empieza a hacer los labores de la casa, Soun sigue con el periódico tomando más té. Le gusta mucho el té.

A Akane le toma toda la mañana completar su entrenamiento, lo termina poco antes de la hora de almuerzo, así que al finalizar rápidamente se da una ducha y ayuda a Kasumi en lo que haga falta para luego almorzar con ella y su padre, dependiendo del día Nabiki puede salir temprano de la Universidad y se les une.

Luego de almorzar es tiempo libre para Akane, lo usa principalmente para descansar su cuerpo, suele leer algún libro o escribir. Hace algún tiempo lo hace, pequeñas historias que no llega a mostrarle a nadie, algunos poemas o canciones, nada muy complicado según ella. Otras veces realiza tareas en el jardín, ha comenzado a plantar flores y algunos pequeños árboles frutales por el patio del Dojo y le encanta ocuparse de ello. En algunas ocasiones ve alguna película en la televisión, también sale a pasear con sus amigas, ir al cine, o cualquier cosa, lo importante es que siempre debe hacer algo, nunca esta quieta.

Tiempo antes de ser las 15:00 pm prepara todo para las clases que van a comenzar, tiene tres grupos, divididos por edades y habilidades, los dos primeros son para principiantes y los divide por sus edades: el primero es de los pequeños, luego a las 17:00 pm para los más grandes, y el ultimo a las 19:00 es de cualquier edad, pero que tienen más experiencia, es gracioso ver como pequeños de 12 años pueden ganarle a los de 16, pero son peleas justas, Akane nunca haría competir a sus estudiantes entre ellos si sabe que alguno puede salir lastimado.

Tenía todo un sistema de entrenamientos, con distintas etapas y distintos objetivos para cada día, lunes y miércoles trabajaban el área cardiovascular, los hacia trotar grandes distancias y hacer ejercicios que duraban largos minutos, una parte importante de un artista marcial es su capacidad aeróbica, de resistencia, ya que habían combates que podían durar horas. Los martes trabajaba fuerza y potencia, cada golpe que dieran se debían sentir como si de mil toneladas se trataran, jueves y viernes trabajaban la técnica de cada uno, de nada sirve durar un día entero dando golpes con una gran fuerza destructiva si la técnica es ineficiente. Akane revisaba cada detalle y lo corregía, su ojo crítico no dejaba pasar ninguna falla, cada codo mal extendido, hombro mal flexionado o pierna que no llegara a la altura requerida ella lo corregía. Y por ultimo, cada día destinaba los últimos minutos de los entrenamientos en relajar los músculos usados y en la meditación, debían controlar sus impulsos, la rabia que muchos creían era una buena arma para luchar podía arruinar todo un combate si no era controlada, ella lo sabía muy bien.

Eran un buen grupo, numeroso y dedicado. La fama del Dojo comenzó a crecer rápidamente cuando Akane fue ganando de manera fácil los primeros torneos locales a los que comenzó a participar, y como no iba a ser así, si por más de 1 año su padre, el tío Genma y hasta el viejo Happosai se dedicaron de lleno a entrenarla. Cuando finalizo su preparación no había quien la parara, y ahí estaba, 6 meses después, ya presentándose en torneos regionales y ganándolos, incluso su nombre ya sonaba como la próxima en ganar el campeonato nacional de artes marciales, era la Sensei del Dojo Tendo, sus alumnos la miraban con respeto y orgullo, ella les inspiraba a seguir entrenando día a día hasta poder ser como ella. Su padre también estaba orgulloso, ella sola había levantado el Dojo que con tanto esfuerzo él y su amada esposa habían mantenido por tantos años. Miraba esa sonrisa que había costado tanto volver a ver y él sonreía con ella.

Terminada la última clase toma una vez más un baño, si lo hace dos veces al día, pero este suele ser más largo, ahí ella intenta relajarse, calmar sus maltratados músculos. Siempre dice que debe parar por algún tiempo o solo calmarse, quizás disminuir sus grupos o no entrenar por las mañanas, ya que el hecho de dar clases también era un entrenamiento, pero no podía, no, porque al momento en que ella detenía su cuerpo, su mente trabajaba rápidamente trayendo amargos recuerdos.

Como ocurrió ese día.


-No puedes estar hablando enserio.

-Por favor Akane, entiéndeme.

-¿¡Cómo quieres que lo entienda!? ¡Te vas! Así como así, y no tienes por qué hacerlo, sabes perfectamente que a mí me da igual, a tu padre también, ya todos lo aceptamos, hasta tu madre lo acepto.

-¿Acaso no importa lo que yo piense? ¡Debo hacerlo Akane! Y lo haré, aunque tenga que recorrer el mundo entero, lo haré.


Se sentó rápidamente dentro de la bañera, con su cabeza gacha, ocultando su mirada en el flequillo, debía seguir en movimiento si no esos recuerdos volverían otra vez.

Bajó a cenar con su familia, esta vez había cinco personas en la mesa: Nabiki que ya volvía de sus clases en la Universidad, Soun que la había ayudado en algunos detalles en el Dojo, Kasumi y Tofu, que por fin estaban comprometidos. Si, el joven doctor pudo con la timidez y se declaró, Kasumi no podía estar más feliz, pero se lo tomarían con calma, solo llevaban saliendo un poco más de un año y hace solo unos par de meses que estaban comprometidos, debían aun organizar la boda, y por supuesto juntar el dinero. La noticia trajo nuevamente alegría a la casa.

Luego de la cena Kasumi acompañó a la entrada al Tofu, Nabiki fue a su habitación para completar sus deberes de la universidad, Soun se quedó viendo la televisión y Akane, tan agotada como todos los días se fue a dormir. Ese era otro motivo por el cual entrenaba tanto cada día, para poner su cabeza en su almohada y dormirse rápidamente, para no darle tiempo a su cabeza y a su soledad para recordar, para pensar. Lástima que no podía controlar lo que soñaba


Estaba en su cuarto, sentada en su escritorio, intentando dejar de llorar, él se iría, no importo todas las suplicas de ella, ni las de su madre o incuso las de sus otras prometidas, él se iría, pero ella tenía un plan.

No movió un solo músculo cuando la puerta se abrió de golpe, ya sabía perfectamente quien era, sabía que en cualquier momento iría.

-Vete, no quiero que te despidas.

-No vine a despedirme.

Su tono de voz sonó frío, firme, harto de que todos los criticaran, ¿Acaso no entendían que era algo necesario? Él iba muy enserio, ya estaba decidido.

Lo escuchó caminar por su habitación, ella giró y lo vio acercarse a su armario, de ahí saco su mochila de viaje, la cual ya estaba preparada para seguirlo, la vació completamente y comenzó a despedazarla ante los ojos incrédulos de la chica.

-¿¡Qué demonios crees que haces!?

-Así no me seguirás

-Eres un completo idiota, no tenías que rasgarla

-Si no lo hacia volverías a empacar y seguirme, entiéndelo Akane, no irás conmigo, es peligroso.

-Yo sé cuidarme sola,

-Aun así, sabes que no podría concentrarme y retrasaría el viaje por cualquier cosa que te pase… o, acaso ¿No confías en mí? ¿Aún piensas que no volveré?

- …

- ¿¡Tan poco confías en mí!? Entiéndelo Akane, no estoy huyendo ¡Volveré!

-¿¡Como sabes eso!? Te puede ocurrir cualquier cosa, podrías incluso morir, tampoco tienes a donde ir, ya sabes que las pozas están destruidas.

-Eso no lo sabemos, es solo un rumor.

- Le mandamos cartas al guía, él lo confirmo

-No me importa, algo encontrare, y volveré

-¿Cuando?

-No lo sé Akane pero volveré

-¿¡Cuando!?

-¡Un año! Estaré de regreso en un año, si no es así… si no estoy de regreso en un año… da el compromiso por disuelto, y has con tu vida lo que quieras.

Ella lo miro devastada, eso era mucho tiempo, esperaba que le dijera un par de meses, a lo mucho medio año, ¿Y a que venía eso de romper el compromiso? Ella no hablaba de eso cuando le pregunto cuando volvería. Estaba sumergida en sus pensamientos cuando él volvió a hablar.

-Recién te mentí, en verdad… si vine a despedirme.

Se acercó a ella, acorralándola con su escritorio, pegándose a su cuerpo, intimidándola, dejándola petrificada por su repentino acercamiento. Tomó ambas mejillas con sus manos y la acerco a él. La situación la superaba, asustada cerró sus ojos, dejando que él hiciera lo que quisiera, rogando que coincidiera con lo que ella esperaba. Los segundos pasaron y los nervios y ansiedad se hicieron presentes, sintió su corazón doler en su pecho por la fuerza de su latido. De un momento a otro sintió como su prometido dejaba sobre su frente el beso más tierno que en su vida recibió, fue un tacto ligero, pero juró sentir como si el mismo fuego la besara. Cuando él se alejó abrió los ojos rápidamente pero ya no estaba, solo había un frío insoportable, que contrastaba terriblemente con el calor anterior.

Abrió los ojos al escuchar su alarma, y el mismo pensamiento de siempre llego "Cobarde, ni un beso pudo darme antes de irse".


Tras su partida Akane se hizo un propósito: Ella no lloraría. No tenía por qué, él le dijo que volvería, en un año como máximo, quería pensar que la idea de su compromiso roto fuera más importante que su maldición y volviera. Así que seguiría adelante, lo esperaría, le daría el tiempo que el mismo sugirió, y cuando volviera la vería siendo ella misma, no un vestigio de lo que en algún momento fue, no, ella era Akane Tendo, nadie se lamentaría por ella, ni ella misma. Pero para eso debía seguir con su vida, y en ese momento se lo preguntó ¿Cuáles eran sus planes? Abrir el Dojo, dar clases, seguir con su título de heredada de la escuela Tendo de combate libre. La respuesta llego tan rápida a su mente que lo tomó como una señal. Así comenzó a entrenar, a dedicar sus mañanas a volverse más fuerte, a recordar viejas técnicas que creía olvidadas, a ser la mejor.

Al ver que Akane no se echó a morir como todos pensaban, sino más bien le dio más fuerza para comenzar a preparar su futuro se tranquilizaron. Todos pensaron lo peor cuando la vieron levantarse la mañana siguiente a la partida de Ranma, pero ella estaba bien, por lo menos eso demostraba, con su ropa deportiva lista para comenzar esa misma mañana a entrenarse. Los días fueron pasando, así también las semanas, y los demás la seguían viendo bien, feliz, al parecer ocuparse en entrenar le traía alegría, le daba un propósito, al ver esto algunos personajes se fueron interesando en su entrenamiento.

El primero fue obviamente su padre, luego de que él se marchara (Si, el Señor Tendo no podía pronunciar su nombre, le dolía) según Soun, Akane quedaría en un vacío, en la nada, ya habían terminado sus estudios en la Escuela Furinkan, no había ingresado a la universidad, ya no sabía si él volvería para cumplir su compromiso y encargarse del Dijo, entonces, ¿Qué sería de su hija? Él era de los más preocupados, pensaba que volvería a perder la hermosa sonrisa de su hija, que la vería hundirse en la depresión, pero no fue así, ella seguía sonriendo. Y él no lograba entender como su hija lo hacía, siempre sonreía, en todo momento, cuando salía con sus amigas, cuando cenaban en la casa, cuando la veía entrenar, y entonces su preocupación desapareció, si su hija estaba bien él sacaría fuerzas de alguna parte, porque el habrá visto como se marchaba un muchacho que él consideraba su hijo, pero ella vio a su amor alejarse de ella por su propia voluntad, sin duda era valiente al seguir sonriendo, si ella podía él también. Pero un día notó un detalle, no era su sonrisa, era otra, no sonreía con todo su rostro, sus ojos no brillaban, no aparecían esas imperceptibles arrugas alrededor de sus ojos, no se sonrojaba levemente, era la misma sonrisa que tuvo por años luego de la muerte de su esposa, una sonrisa para calmar a las personas que la rodeaban. Entonces recordó lo que él hizo para volver a tener la hermosa sonrisa de su hija en esos años, entrenar con ella, ayudarla en perfeccionar el arte. Y así lo hizo. Como cuando era pequeña, le enseño todo lo que sabía, aumentó sus horas de entrenamiento, mas días a la semana, busco pergaminos con viejas técnicas que podían serle útiles y parecía funcionar, a momentos volvía a ver la sonrisa de su pequeña. Se volvió su primer maestro dentro de esta nueva etapa.

Cuando pasaron algunas semanas de la partida de Ranma las tres locas que se hacían llamar prometidas tomaron sus cosas y salieron en su búsqueda, lo curioso era el por qué no partieron antes. Sorpresivamente Ryoga salió con ellas, las últimas palabras que dijo antes de partir fueron "Si ese idiota tiene la cura yo también la quiero". Y como si fuera la verdad más obvia del mundo lo descubrió, él era P-chan, todo calzaba, las desapariciones de uno cuando el otro estaba, todas las indirectas de Ranma, sus enojos cuando dormía con su mascota. Sabía que tenía que estar furiosa, fue estúpidamente engañada, pero no podía, no valía la pena, él también ese había ido, no tenía a quien culpar, ni a Ryoga por ser literalmente un cerdo o a Ranma por ocultárselo. Luego de la partida del grupo se respiró tranquilidad en la ciudad, Ranma se llevó con él a todos los locos que había traído consigo.

Lástima que la tranquilidad le duro poco a Akane. Poco a poco le fueron llegando cartas o paquetes a la casa, cada día iban aumentando, hasta que todos y cada uno de sus ex compañeros de la preparatoria, personas de la ciudad o gente que la conocía se fue sumando a la locura. Le enviaban regalos, la invitaban a salir, descaradamente le pedían matrimonio, todos debían aprovechar que estaba sola, que la habían dejado para poder cortejarla. kuno obviamente fue el más pesado de todos, enviaba costosos regalos que ella no llegaba a abrir. También recibía regalos pequeños, de muchas personas que ella conocía, que nunca pensó que quisieran algo con ella. Otras veces recibía paquetes de personas que nunca había conocido, de nombres jamás escuchados y de lugares bastantes lejanos, pero ninguno los abría, se los pasaba a Kasumi o a Nabiki, que ellas recuperaran algo que podía serles útil y lo demás que lo regalaran.

A pesar de lo molesto que llegaba a ser todo este asunto, Akane cada día iba a recibir el correo con una sonrisa, revisaba rápido los remitentes de las muchas cartas o regalos que recibía, pero ninguna era de él. Ranma desde su partida no había dado ninguna señal de vida, ninguna llamada o carta, y eso la tenía preocupada. La preocupación aumento cuando luego de un par de meses las tres prometidas volvieron a Nerima. Todos esperaban que Ranma volviera con ellas, pero no fue así, es más, ellas dijeron que no pudieron encontrarlo, ninguna señal o pista de un chico de pelo negro y trenza o chica de pelo rojizo trenzado. Hacían meses que no sabían nada de él, todos comenzaron a pensar lo peor, menos Akane, él mismo dio un tiempo límite, y aún faltaba más de la mitad.

Los señores Genma y Nodoka siguieron viviendo con los Tendo, sabían del trato con Akane, así que mientras transcurriera el año ellos permanecerían ahí, esperándolo. Genma al ver el entusiasmo que Soun y Akane ponían en los entrenamientos decidió ayudarla también, de alguna forma debía pagar la ofensa de su hijo al irse y dejar a su prometida, Nodoka lo regañaba cada vez que hablaban del tema, siempre en su recamara por supuesto. Él no debía decir eso, Ranma volvería, amaba a Akane, para ella era algo obvio, ella tenía fe.

Con la nueva ayuda de Genma, Akane fue avanzando rápido en su entrenamiento, le dedicaba toda la pasión que tenía, se sentía ella misma mientras lo hacía, de alguna forma extraña se sentía cerca de Ranma. Aprendiendo las técnicas que él mismo tuvo que ir adquiriendo en su proceso de entrenamiento, a momentos entendía el resentimiento que le tenia Ranma a su padre. Solo tuvo una petición, que nunca le intentara enseñar nada con animales, ni perros, aves, osos, y por supuesto nada de gatos, amaba mucho a los animales como para agarrarle fobia a alguno.

Viendo que Soun y Genma ayudaban a Akane y la destreza que ella fue demostrando, el tercer maestro se unió a la causa. Happosai estaba consiente de que Ranma debía haber vuelto ya, sabia de sus habilidades, él mismo lo entreno en algunas posibilidades, y si no había dado señales de vida o si aun no había vuelto él pensaba que debía de estar gravemente herido, o incluso muerto, pero no se atrevía a decirlo, no frente a Akane. Así que decidió hacer lo correcto, tomo a la más pequeña de las Tendo como su discípula, hace tiempo que tenía muy presente su avanzada edad, en cualquier momento abandonaría el mundo, y su deber era dejar a un heredero de su estilo, un artista marcial de nivel que pueda llevar el liderazgo de su escuela de combate estilo libre. Entrenaría a Akane como a su propia hija, como a sangre de su sangre.

Akane acepto de inmediato, mientras más se preparara para poder liderar el Dojo mejor, pero con Happosai al mando de sus entrenamientos estos se volvieron cada vez más severos, ya no bastaban las instalaciones del Dojo, se hacían necesarios los viajes al bosque u otras ciudades para perfeccionarse. Y fue así como los cuatro, Genma, Soun, Haposai y por supuesto Akane comenzaron su temporada de viajes, estos no duraban mas de una semana, iban y volvían, de ciudad en ciudad, sin alejarse demasiado, todo por petición de Akane, nadie hablaba del real motivo de esos pequeños viajes, pero todos los sabían, Akane no quería estar lejos por si Ranma volvia.

Pero el tiempo pasaba, y seguían sin haber señales. Poco a poco fueron pasándo más semanas y pronto los meses, entre viaje y viaje el día acordado llegó. Todos estaban en la casa Tendo, la familia, las prometidas y alguno que otro enemigo, y a pesar de eso reinaba un silencio que pocas veces se había escuchado, Akane había permanecido en el comedor de la casa durante todo el día haciendo como que miraba la televisión, acompañada por su tía Nodoka. Las horas pasaron lento, parecían querer torturarla, pero finalmente habían llegado la hora, el reloj marcaba las 00:00 del nuevo día, Akane se levantó lentamente y subió las escaleras en dirección a su cuarto, mientras Nodoka comenzaba a derramar silenciosas lagrimas.

Todos pasaron la noche en vela, pensando en que podía cometer una locura, se turnaban fuera de su cuarto para vigilar, atentos a cualquier indicio de llanto o de furia, pero nada de eso vino. Su silencio contrastaba terriblemente con el llanto de Nodoka, que había comenzado lentamente, pero luego fue desgarrador. Ella estaba segura de que volvería, que volvería por Akane, pero al no ser así un miedo atroz la lleno, la única razón para que su hijo no volviera por su amada era que debía estar muerto. Y ese pensamiento se calo hondo en su ser, no paraba de llorar por su hijo, por su bebe, ese niño que le arrebataron tan prontamente, que no alcanzo a disfrutar, ya no podría ver sus ojos, su voz llamadola mama, no podría verlo en el día de su boda o cuando le presentara a su primer nieto, ya nada de eso vendría, y eso la rompía, cada vez mas.

A la mañana siguiente, ya cuando los llantos de Nodoka no se escuchaban, la puerta de la habitación de Akane se abrió, de ella salio la misma Akane que estaba hace unas horas en el comedor, salvo que ahora tenía algunas ojeras por el poco dormir y su mochila de viaje, mas llena que todas las otras veces que viajo, se dirigió lenta hacia la habitación de Nodoka, allí se encontraba Genma apoyado en una pared con su esposa en los brazos, se veía que había pasado horas consolándola.

Nodoka despertó al escuchar la puerta, le dedico una mirada llena de amor a su esposo por haberla cuidado toda la noche, luego vio a Akane, se acerco a ella, y se abrazaron, fuertemente, Nodoka volvió a llorar, más no Akane, ella no derramaría ninguna lagrimas, hace exactamente un año y un día se había echo ese propósito, y lo cumpliría. Se separó de Nodoka e intentó calmarla, le aseguró que su hijo no estaba muerto, que no llorara más, que simplemente decidió no volver, que nada podía matar al gran Ranma Saotome. Eso hizo sonreír levemente a la mujer, quería creer eso, y lo haría, si no, no podría volver a vivir una buena vida.

Con la mujer más calmada desertaron al señor Genma y bajaron al comedor, ahí ya solo quedaba la familia, los demás habían partido a penas el reloj marco el nuevo día. Akaneles dijo que se marcharía, que tomaría la invitación de Happosai, se irían a un largo viaje de entrenamiento, que no volvería en meses al hogar, pero que no se preocuparan, iría avisando de sus avances y lugares por los que estuvieran. Se despidió amorosamente de cada uno de los ahí presentes. A su padre le prometió que volvería sana y salva, siendo la mejor, a su hermana Kasumi le pidió que por favor la esperara para casarse, que se moriría si no la veía unir su vida al hombre que eligió, a su hermana Nabiki le pidió que siguiera cuidando de todos, a su manera claro, a Genma le agradeció el tiempo que dedicó en ella, le agradeció cada técnica enseñada. El hombre usando toda la seriedad que su ser le podía otorgar le pidió que dejara en alto el nombre de la Escuela Saotome de combate libre, de la cual ella era la nueva representante, ella acepto orgullosa el titulo, por supuesto que así sería. A Nodoka, le ofreció quedarse en la casa, que era tan suya como de ella misma, pero la mujer se negó, ya se había cumplido el plazo y ella debía seguir su vida con su esposo, o por lo menos intentarlo, la abrazó nuevamente, como cuando estaban en la habitación y suavemente a su oído susurró "Adios mamá".


-Sería todo más fácil si me explicaras por qué es tan urgente, ya te lo hemos dicho mil veces, con o sin maldición eres un hombre entre hombres, todo un macho lleno de testosterona, nadie duda de tu hombría o piensa que eres travesti u homosexual, que se yo.

-No es eso, no pienses que soy tan básico, que piensen eso no me interesa en lo más mínimo.

-¿Entonces por qué lo haces?

-…

-Vamos, estoy esperando

-Es por… el compromiso.

-¿Que?

-No puedo cumplir el compromiso si no soy todo un hombre.

-¿Hablas de nuestro compromiso? ¿De casarnos?

-Si, ¿De que otro quieres que hable?

-¡De los otros tres que tienes!

-¡Sabes perfectamente que Kodashi no cuenta!

-¡Que alivio! ¡Solo son otros dos entonces!

Se formó un silencio entre ambos, estaban sobre el tejado, la noche previa al viaje de Ranma.

-No tienes que mentir – Le dijo en un susurro Akane – Si no quieres cumplir el compromiso sol tienes que decirlo y yo hablare con nuestros padres.

-¿De que estas hablando?

- Sé que ahora que terminamos la secundaria nos pedirán casarnos, pero eso podemos arreglarlo, no necesitas poner como excusa tu maldición para no hacerlo.

-De verdad que eres tonta, ¿Es que no has entendido nada?

-Es fácil de entender, No quieres casarte, inventas un viaje para no hacerlo y poder huir, siendo que es tan fácil como decir que no quieres casarte conmigo y ya.

-¡Como es que puedes ser tan cabezota! - Le respondió poniéndose de píe - Por supuesto que quiero casarme contigo, tonta, pero antes quiero ser un hombre ¡Como pretendes que me case siendo un fenómeno así! Te mereces un hombre completo, ¡Como puedes ser tan tonta de imaginarte toda una historia así! ¡Yo no soy ningún cobarde para poner como excusa mi maldición! Que tan bruta eres para no entenderlo.

Y pasando por alto la confesión que se ocultaba entre tanto insulto Akane enfureció, termino abofeteándolo.

-¡No me trates así!

-Te trato así porque te lo mereces, era una completa idiota cuando quieres.

Dicho esto desapareció, no lo volvió a ver hasta al día siguiente, cuando fue a despedirse a su cuarto.


Fueron meses de entrenamientos, visitaron muchos lugares, montañas inmensas, bosques espesos, los mares mas bravos que pudieron encontrar, Happosai le enseño todo, absolutamente todo, no guardo ninguna técnica, si se había propuesto declarar a la Joven Tendo como Patriarca de la Escuela de combate libre, en este caso Matriarca, debía prepararla para ello.

La base que le habían dejado esos primeros meses con Son y Genma era buena, tenia una increíble fuerza que se habían encargado de pulir añadiendo destreza y precisión, era muy ágil, y lograba entender y aprender de forma rápida cada nueva técnica, pero ella tenia un gran talón de Aquiles. Durante los primeros meses viajando solo los dos, el viejo Happosai había llegado a conocer a su joven aprendiz, pudiendo reconocer cuando en verdad sentía esa felicidad que tan bien aparentaba, y cuando no. Sabía que muchos de esos días en verdad estaba furiosa, se le notaba en la leve torpeza de sus movimientos, en hacer acciones apresuradas que podían resultar en graves lesiones, como en combates con él mismo una furia tremenda salía a relucir. Akane siempre fue una chica algo violenta, que se enojaba con facilidad, quizás era solo eso, pero si le estaba afectando su rendimiento en el arte debía preguntarlo, más cuando ya era cosa de todos los días, y no pudo haber tenido una peor idea.

¿Qué por qué estaba siempre tan enojada? ¡Y COMO NO ESTARLO! Su prometido, el idiota que ella amaba por sobre todas las cosas la había dejado, se fue sin consideración alguna con su persona, a curar una maldición que a ella le importaba una mierda ¿Que lo hacía por ella? ¿Por poder casarse siendo un hombre? Puras mentiras, lo hacia por es un maldito egoísta, por no tener el valor de romper su compromiso de frente, como un verdadero hombre lo haría. ¿De que le servia tener pene a toda hora del día, con o sin agua caliente, si en verdad era un cobarde, un poco hombre por no enfrentarla? Y estaba harta, estaba cansada de hacerse la fuerte, de no haber derramado una lagrima desde que se fue, estaba harta de aparentar que todo seguía bien, harta que seguir su vida cuando solo quería tirarse a llorar, y ahora, cuando ya estaba claro que el no volvería tenia mas rabia aún, rabia por no saber de él, por no tener si quiera idea de si esta vivo o no, porque el muy maldito no se digno a mandar ni una sola carta ¡Nada! Y ahora podía estar muerto por ahí.

Y entonces lloró, lejos de todos los ojos que podían tacharla de débil o de desesperada lloró, libero todas las lagrimas que había tenido guardaba por todo un año, que eran bastantes. Happosai la dejo, era necesario, debía liberar toda su furia, su pena y su amor de alguna forma.

Como si nada pasaron otros 6 meses, cuando volivo a su hogar, luego de haber completado su entrenamiento, su padre salió a recibirla, la observo detalladamente, era su niña, la misma que había decidido viajar para volverse mas fuerte. Le sonrió y ella de vuelta, y pudo ver esa sonrisa que tanto añoraba.

Pronto llegaron sus hermanas pasa abrazarla y darle amor, la pusieron rápido al día, los señores Saotomes un par de semanas después de que partió se fueron a su casa, estaban en un barrio vecino así que frecuentemente se veían. Los preparativos para la boda cada día estaban mas avanzados, pero aun faltaban muchos meses, y Nabiki era la mejor en sus clases de la universidad, como siempre. Le entregaron varios paquetes que venían en su nombre, los acosadores siguieron enviándolos aun a pesar de que ella no estaba, se encontró con algunos nombres conocidos y otros nombres que no, como siempre, desconocidos de lugares lejanos.

A los pocos días de llegar fue a su primer torneo, el cual gano fácilmente, así comenzó a correr el rumor de la nueva novata del año, la futura promesa, siguió ganando más y más torneos y haciéndose un nombre, dando a conocer a la Matriarca de la Escuela de Combate Libre, única representante del estilo, en una técnica que combina las enseñanzas del mismo maestro del arte y las Escuelas Tendo y Saotome. Con su nombre ya sonando fuerte en el circulo de Artistas Marciales dio el anuncio de la reapertura del Dojo Tendo, teniéndola a ella como su Sensei. Todos los cupos se llenaron rápidamente, viniendo gente de otras ciudades solo para adquirir las enseñanzas por parte de ella.

Con la ayuda de Nabiki y su de su padre comenzaron a organizarlo todo, el señor Genma iba al Dojo una vez por semana para dar alguna clase, y otras veces más a jugar Shōgi con su amigo. Las visitas de los Saotomes eran recurrentes, también las idas a su casa. Ukyo, al entender que Ranma no volvería tomó su carro de Okynomiyakis y regresó con su familia, Shampoo, Mouse y la vieja momia volvieron a China, ya no podían perder el tiempo en Japón, no se supo nada más de Ryoga, al parecer a los pocos días de salir con las chicas en búsqueda de Ranma se perdió y no volvieron a verlo.

Así comenzó a hacer su rutina de todos los días, entrenar para ella, dar clases, ir a torneos. Le agradaba ver a su familia unida y feliz, al fin había logrado que sus amigos dejaran de mirarla con lastima, ya no recibía cartas o propuestas de matrimonio, salgo por algún pequeño paquete de desconocidos. Amaba ver como sus alumnos mejoraban día a día, la hacía sentir una agradable sensación en el pecho, quizás era felicidad.

Si, lo era. A momentos, Akane Tendo era realmente feliz. Aun que daría lo que fuera por ser feliz siempre.

Nuevo día, misma rutina, o eso pensaba.

Como siempre habían desayunado los cuatro juntos, pero durante la tarde todo sería distinto, excepto por Akane. Nabiki volvería hasta la tarde de la universidad, Soun iría por el día a visitar a sus amigos los Saotome y almorzaría con ellos, también llegaría hasta tarde así que no podría ayudarla con el Dojo y Kasumi, aprovecharían el día libre del doctor para poder pasear como los prometidos que eran.

Salieron todos de la casa y ella siguió con sus planes. Comenzó trotando como siempre lo hacía, volvió al Dojo a seguir su entrenamiento personal. Luego de su primera ducha de todos los días se dedicó a hacer las cosas de la casa, las cuales termino rápidamente, tendría que pensar en algo para comer, quizás se anime a preparar algo o quizás no, le daba pereza cocinar algo grande solo para ella sola, también podría ir a almorzar con sus amigas, pero antes se dirigió al jardín, ese día debía regar sus amadas plantas, así que conectó la manguera para comenzar a darle agua a cada árbol del lugar.

Se respiraba una gran paz en el Dojo, como ocurría cuando quedaba sola, o eso pensaba. No se había percatado de que alguien la observaba desde hace un tiempo, solo fue consciente de ello cuando lo escuchó hablar.

-Hola

Notas de la autora: ¡Hola! Volví ... ¡Y NO ES UN ONE-SHOT! Pero tranquilos, no se emocionen, tampoco será una historia larga. Espero les guste, quise usar a una Akane que a pesar de que Ranma, su gran amor, se fuera ella seguiría siendo ella, una mujer fuerte que sigue con su vida y que si se propone algo lo hará, se propuso ser la mejor y abrir el Dojo nuevamente y así lo hizo. Odio cuando leo historias en donde Ranma se va o no está y ella llora como magdalena por él.

Veremos como avanza esta cosa.

Como siempre mi twitter: nube_escarlata, abrazos a los que siempre andan por ahí, si quieren algún saludo en algún capitulo me dicen, yo solo quiero dar amor.

Besitos.

Pd: La verdad estoy algo nerviosa, ojala resulte bien está historia, no me gusta mucho no tener algo listo cuando lo voy a publicar, solo tengo la historia en mi cabeza, pero bueno. Mientras no se me olvide todo bien, no?