IMPORTANTE: Los personajes no me pertenecen, si así fuera... pero lamentablemente son de Rumiko Takahashi, así que ya lo saben!!

AGRADECIMIENTO: A mi tan querida hermana Itsuki-san, que me ha ayudado un montón en la creación de esta historia.

ACLARACIONES Y SIMBOLOGÍA:

Esta es una historia relatada por Sango, sin embargo, es necesario que conozcan otros detalles que ella no presenció, por lo que también tendrá partes narradas en tercera persona.

…blabla… es la naración de Sango

"…blabla…" es la narración en tercera persona.

-…blabla…- son los diálogos.

//…blabla…// son los flash back o racconto (más de esto último, creo), y están narrados en tercera persona.

"…blabla…" son los pensamientos.

--------------------O-------------------- cambio de escena.

Ahora los dejo con el primer chap de este fic, espero que les guste.


Summary: ["Mi vida es un infierno, odio a mi padre y a todos los hombres, porque todos son iguales... y nadie puede escuchar mi grito silencioso..." Su vida cambia cuando su hermana decide vivir con ellos, mostrándole lo lindo que puede resultar el mundo y que no todo es negro, y trayendo con ella otras sorpresas. Sin embargo, su padre no permitirá que ella reaccione y se aleje de él tan fácilmente.

Grito Silencioso

Capítulo I
Hermana

"((PSS)) ¡HORA DE LEVANTARSE! ((PSS)) ¡HORA DE LEVANTARSE!

El despertador quebró el silencio de la mañana, despertando al muchacho que dormía con las sábanas revueltas. El joven se levanta, va al baño y se mete a la ducha. Su nombre es Miroku, tiene 17 años, es muy popular en la preparatoria y su vida no es muy interesante como otras, por lo general se aburre, aunque a muchos les gustaría tener su vida, sin padres a los que pedirles permiso, una novia linda, excelentes calificaciones, muy bueno en los deportes... pero a él ya eso no le importa mucho. Su novia es Kikyou, una muchacha que vive con su madre, con quien no se lleva muy bien, pasan peleando; sus padres son separados y a ella le tocó quedarse con su madre, aunque no recuerda a su padre, la última vez que lo vio fue hace 9 años.

Miroku sale del baño con una toalla en las caderas y comienza a vestirse, para luego partir rumbo a la preparatoria. Una vez allí, se topa con su novia.

-¡Miroku!- Exclama Kikyou, abrazándolo con ternura.

-Hola, Kikyou ¿cómo has estado?- Le pregunta él, mientras la abraza.

-Pues, bien- sonríe ella tiernamente-. Me iré a vivir con mi padre.

-¿Qué?- exclama Miroku, sorprendido.- Hace como un siglo que no ves a tu padre... ¿y te vas a ir a vivir con él?

-Sí- Kikyou vuelve a sonreír-. Ya no puedo seguir conviviendo en paz con mi madre, anoche me echó de la casa... así que acudiré a la ayuda de mi padre.

-¿Y crees que él te acepte?- Pregunta el chico, mientras la acompaña hasta su sala de clases- O sea, yo creo que lo que menos debe venírsele a la mente es cuidar de ti.

-No sé, pero tendrá que hacerlo- dice segura, luego le da un corto beso y entra en el salón.

Kikyou es una muchacha muy segura, y eso hace que piense de esa manera. Sabe que su padre la cuidará, algo se lo dice. Miroku, en cambio, no tiene a nadie que se preocupe por él en casa, ya que sus padres pasan viajando por negocios, y dejan a una sirvienta para que le haga compañía. Aunque Miroku dice que no le importa, le encantaría poder tener una familia, como todos los demás.

Así, transcurren las clases, y al final de la jornada, Kikyou le pide a Miroku que la acompañe hasta la casa de su padre.

-Vive cerca tuyo- le dice con una tierna mirada.

-Bien, entonces vayamos- Miroku sonríe, tomando la mano de la chica y comenzando a caminar. Al rato, llegan a una casa enorme, con un hermoso jardín de rosas y unos amplios ventanales.

-Aquí es- informa Kikyou tras comprobar el número de la casa.

-¿Aquí?- Miroku la mira extrañado- ¿Eso quiere decir que eres hermana de ésa chiquilla rara?

-¿Rara?- Kikyou arquea una ceja, sin comprender- No sé a qué te refieres, hace como un siglo que no veo ni a mi padre ni a...- Kikyou medita un momento y luego abre los ojos, sorprendida- ¡Es cierto! Tengo una hermana mayor y no lo recordaba...

-Oh, Dios...- Miroku se pasa la mano por la cara, como si le cansara la actitud de su novia- ¿Cómo no recuerdas que tienes una hermana?

-Ay, Miroku, no es para tanto...- Kikyou sonríe ingenuamente- La última vez que los vi tenía 5 años, no es necesario que los recuerde...

-Bueno, en fin- Miroku mira la hora y sonríe-, tú eres muy diferente a esta niña. Ahora me tengo que ir, te deseo suerte. Adiós.

-Adiós.

Ambos se despiden con un beso, Miroku cruza la calle y camina hasta su casa, ubicada dos más allá de la del padre de Kikyou. Ella toca el timbre, y espera que le abran."

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¡¡DING DON!!

Estoy tranquilamente leyendo en la sala de estar cuando el timbre rompe bruscamente el silencio que me rodea. Extrañada, puesto que no recibo muchas visitas, abro la puerta y observo a la muchacha de tez clara y largos cabellos oscuros que espera afuera.

-Buenas tardes ¿se encuentra el señor Russeau, Náraku?- pregunta ella, sonriendo nerviosamente.

-Eh... sí, pasa- le contesto, un poco dudosa-. Lo llamaré en seguida... ¿de parte de quién?

-Ah... de Kikyou, gracias- responde ella, con una sonrisa.

Voy hasta el despacho de mi padre, le informo que lo buscan, y él baja a atender a la muchacha.

Mientras, yo me encierro en mi cuarto, me meto al baño y observo mi imagen en el espejo. Mis tristes ojos castaños son el reflejo de la horrible noche que pasé. Me quito la blusa y observo el moretón que quedó marcado en mi hombro izquierdo. Con rabia e impotencia, me meto a la ducha y abro la llave del agua fría. Después de mojarme un rato y despejar mi mente, salgo, me visto mi pijama y me meto en la cama, deseando que mi padre tarde horas y horas con esa muchacha y que luego se olvide de que yo existo...

Al rato, escucho como se abre la puerta de mi cuarto y rápidamente finjo dormir. Los pasos lo dicen todo, es mi padre, quien se acerca lentamente y se sienta en un borde de la cama.

-¿Duermes, mi pequeñita?- Me pregunta, acariciando suavemente mi mejilla- Ay, Sango...

-¿Papá, qué quieres?- Murmuro, mientras me acomodo en la cama, tratando de alejarme de él.

-Vine a darte una noticia- él sonríe con extrañeza-. Tu hermana se viene a vivir con nosotros.

-¿Qué hermana?- Miro alrededor, buscando con la mirada.

-La muchacha que vino a buscarme hoy, ella es tu hermana- responde Náraku, divertido al ver mi expresión.

-Me alegro...- murmuro al principio, luego comienzo a procesar lo que acabo de oír, alguien más vivirá en la casa, entonces…- ¡Eso quiere decir que no estaré más SOLA!

-Así es- él se coloca de pie y me indica con un gesto que lo acompañe-. Vamos, ven a conocerla.

Abandono la cama y lo acompaño hasta la sala de estar, en donde espera mi hermana. Nos miramos por unos momentos, le sonrío y ella me devuelve el gesto, mientras Náraku toma asiento en un sofá.

-Sango, ella es tu hermana Kikyou- presenta él, distraídamente-. Su madre la echó de la casa, así que vivirá con nosotros de ahora en adelante.

-Un gusto- saluda Kikyou.

-El gusto es mío- le vuelvo a sonreír. Supongo que debe extrañarle mi repentina felicidad, pero ella no lo entendería, mi vida es un infierno, pero si ella vive aquí, las cosas cambiarán-. Acompáñame, te mostraré donde dormirás...- casi lo olvido por completo, mi padre puede enfadarse conmigo por ser tan desconsiderada con su permiso, así que lo miro y le pregunto:- ¿Puedo, padre?

Náraku nos indica con otro gesto que vayamos sin cuidado, a lo que yo sonrío y llevo a Kikyou hasta la habitación contigua a la mía, abro la puerta y la hago pasar.

-Muchas gracias- Kikyou observa el cuarto-. Es muy acogedor.

-Me alegra que te agrade- vuelvo a sonreír. Debo parecer una tonta, pero realmente esto me hace muy feliz. Luego le indico cuál es el baño del cuarto, dónde quedan la habitación de nuestro padre y la mía, le enseño la cocina, el comedor, la biblioteca... en fin, le muestro toda la casa, creo que demasiado animada que lo normal. Kikyou me sigue, un poco extrañada por mi reacción. Al cabo de un rato, después de mostrarle todo el lugar, me detengo, suspiro y la observo.

-¿Qué sucede?- Pregunta Kikyou, observándome también.

-Nada, sólo que...- agacho la mirada, dudando. ¿Debería advertirle sobre nuestro padre? Dudo que él sea capaz de... pero aún así, debo hacerlo, es peligroso. Tomo aire y me preparo a decirle la verdad- ... es sólo que nuestro padre...

-¿Yo qué, Sango?

Náraku aparece de repente detrás mío, provocando que me paralice.

-Na-nada, señor- respondo, agachando la vista nuevamente-. Sólo le iba a decir lo amable y simpático que es, señor.

-¡No es para tanto, pequeñita!- Náraku ríe, provocándome escalofríos- Sango, te lo agradezco, pero creo que Kikyou se dará cuenta de eso a su debido tiempo. Ahora, me temo que tendré que interrumpir su diversión, ya es hora de que se vayan a dormir, mañana deben levantarse temprano para ir al colegio.

-S-sí, señor- murmuro, luego hago una pequeña inclinación de cabeza-. Con su permiso, buenas noches.

Me retiro, apenada. ¡Maldito! Estaba a punto de decirle toda la verdad a Kikyou. De todas formas, debo advertirle, no puedo dejarla desprotegida. Vuelvo a mi habitación y cierro la puerta con llave, deseando desaparecer. Lo odio, no puedo creer cómo es tan cínico. Bueno, por ahora no puedo hacer nada más, así que trataré de conciliar el sueño y así poder descansar.

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"Náraku observa como se marcha Sango y luego le sonríe a Kikyou.

-Bueno, ella es un poco extraña- murmura él, suspirando-. Realmente no sé por qué, le he dado todo lo que ha querido, no soy malo con ella, pero ella es extraña con todos...

-Conmigo se portó bastante bien- dice Kikyou, sonriendo-. Sólo un poco 'explosiva', pero muy simpática.

-Me alegra que haya sido así, espero que no cambie- Náraku sonríe, luego cierra los ojos, cansado-. Bien, es hora de dormir. Hasta mañana.

-Hasta mañana.

Ambos se dirigen a sus habitaciones, para descansar. Kikyou, sin embargo, seguía preguntándose que sería lo que Sango le iba a decir de su padre. ¿Tendría algún secreto? Pensando en eso, se queda dormida, sin saber lo que realmente ocurría algunas veces en esa casa."

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"Al día siguiente..."

"-¿Y?- Pregunta Miroku, mientras Kikyou bebe un poco de su jugo- ¿Cómo te fue ayer con tu padre?

-Bien, me recibieron sin ningún problema- responde Kikyou, sonriendo.

-¿Y tu hermana no hizo nada raro?- Miroku bebe también de su jugo.

-No- Kikyou sonríe-, ella me enseñó la casa y se portó muy amable conmigo. De hecho, me dio la impresión de que le estaba arreglando la vida, no sé por qué.

-Yo sigo creyendo que ella es rara- Miroku apoya el mentón en su mano derecha, pensativo-. Nunca sale, y por lo general no se lleva bien con los chicos, al parecer los odia... y no tiene amigas.

-Mmmm...- Kikyou lo mira, extrañada- Al parecer la conoces mejor de lo que pensaba.

-Eh... sí, un poquito- sonríe Miroku-. Lo que pasa es que a un amigo mío le gustaba, pero ella es muy antipática con los hombres.

-Vaya- Kikyou suspira levemente-. Bueno ¿qué te parece si me acompañas y la conoces?

-Mmmm...- Miroku piensa un rato y luego sonríe- Sí, supongo que sería algo divertido. Además, así aprovecho de conocer a tu padre.

-Bien, vamos- Kikyou se pone de pie rápidamente y lo agarra del brazo para que comiencen a andar camino a casa."

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El despacho de Náraku es un lugar frío y muy desagradable. Detesto venir aquí. El escritorio está al frente de una ventana, mirando hacia la puerta; muchos libreros y ficheros ocupan bastante espacio en la habitación; las paredes están decoradas con distintos cuadros de autores reconocidos, todas imitaciones originales de los grandes maestros; en la pared que da al exterior, tres amplios ventanales ocultos tras unas oscuras y gruesas cortinas que impiden el paso de la luz del día, ofrecen una vista panorámica de la ciudad.

Observo el respaldo de la silla en la que se encuentra mi 'padre', esperando que éste decida darme la cara. Al cabo de un rato, Náraku se gira y me observa detenidamente, con una malévola sonrisa.

-¿Q-qué sucede, padre?- musito, con cierto temor ante la mirada del hombre.

-Sango, ayer estuviste a punto de hacer algo que no debías- murmura Náraku, con frialdad-. Imagina lo que hubiera pasado si le dices la verdad a Kikyou... - él se coloca de pie y se acerca a mi, coloca sus frías manos sobre mis hombros y sonríe- Debería castigarte por tu impertinencia.

-Yo...- agacho la mirada, llena de miedo, rabia e impotencia- Yo lo lamento, no era mi intención, le juro que no iba a decirle nada...

-¡Basta de excusas!- Exclama Náraku, sobresaltándome- Sí era tu intención, pretendes arruinarme la vida. Yo te he dado todo lo que has querido, eres una ingrata. ¿Qué quieres lograr? No soy un mal padre, jamás te he puesto trabas para que hagas lo que quieras, pero aún así, tú pretendes hacer de mi vida un infierno.

Lo miro con recelo. ¿Su vida, un infierno? Realmente me sorprende lo cínico que es. ¿Y mi vida, qué? Será muy agradable. Sin embargo, aún no junto el valor suficiente como para decirle sus cuantas verdades a la cara. ¡Cómo me gustaría verlo muerto! Bruscamente, me voltea hacia él y me obliga a mirarlo.

-Explícame- me exige, mientras me observa. Luego de un rato de silencio, desiste-. Está bien, lo dejaré pasar por hoy, pero la próxima vez te arrepentirás de desafiar mi autoridad. ¡Es una orden que no le digas nada a tu hermana! Además, la más perjudicada serías tú ¿o no has pensado en eso?

Suelta una fría carcajada, que hace que se me erice la piel. ¡Cómo lo odio, pero cuánto le temo! Asiento con la cabeza, aún con miedo a que cambie de opinión y decida castigarme. Abre la boca para agregar algo más, pero el sonido de la perilla de la puerta lo interrumpe. Sonrío para mis adentros al escuchar la alegre voz de Kikyou.

-¡Papá, Sango!- Exclama ella, entrando al despacho.

-¿Qué no te han enseñado a golpear antes de entrar?- Murmura mi padre, molesto.

-Ay, padre, no tiene nada de malo- digo, volteándome a mirar a Kikyou-. Después de todo, no estábamos haciendo nada malo ¿verdad?

Náraku asiente, molesto. Kikyou sonríe, un poco incómoda.

-Sí interrumpí algo, me disculparán…- Kikyou nos mira con arrepentimiento.

-No, no te preocupes- le sonrío con amabilidad. Vaya, creo que es a la persona que más le he sonreído en mi vida, eso es extraño. Ella me devuelve el gesto, ya más tranquila.

-¿Sucede algo, Kikyou?- Pregunta Náraku, ocultando su enfado por la intromisión de Kikyou.

-Bueno, más o menos…- Kikyou nos mira, alegre- Lo que pasa es que quería presentarles a mi novio.

"Wow, un novio" pensé, mientras miro de reojo a Náraku y veo en sus ojos abiertos a más no poder la sorpresa ante la afirmación que acabamos de escuchar. Su expresión es graciosa, pero me aguanto la risa, no quiero que se enfade más conmigo.

-No es para tanto, papá…- murmura Kikyou, desconcertada ante la reacción de Náraku.

-Lo que pasa es que es la primera vez que recibe una noticia así- le aseguro, guiñándole un ojo.

-No lo sabía…- Kikyou lo observa unos momentos- Si no quieres, no bajes a conocerlo… no importa, lo invito otro día.

-No, pero sí ya llegaron hasta aquí- me adelanto hasta la puerta, segura-. Por lo menos yo sí quiero conocerlo.

-Bien, vayan ustedes…- murmura mi padre, recuperándose de la impresión- Yo bajaré después, tengo unos papeles que revisar.

-Entonces, con permiso- salgo del despacho seguida de Kikyou.

-¿Qué le pasa?- Me pregunta ella, con curiosidad- ¿De verdad no interrumpí nada?

La observo mientras siento como las palabras luchan por salir de mi boca, pero se detienen al recordar la amenaza de mi padre. Levemente bajo la mirada y respondo.

-No es nada, sólo estaba molesto porque bajé mis calificaciones…

Ella me mira, extrañada. Pero no tiene tiempo de replicar, ya que hemos llegado a la sala de estar, donde espera su novio, quien nos recibe con una amplia sonrisa. Lo observo unos segundos, sorprendida. ¡Es Miroku! Cuánto tiempo sin verlo. Lo saludo con un movimiento de mi mano, mientras Kikyou hace las presentaciones. Miroku parece no inmutarse conmigo, es como si no me reconociera. ¿Acaso no se acordará…? Kikyou le comenta que yo la recibí muy bien, que le mostré la casa, Miroku sólo sonríe, y de vez en cuando me mira de reojo, pero siempre atento a las palabras de su novia.

Les ofrezco algo para comer, necesito salir de ahí y ordenar mis ideas. Voy hasta la cocina y saco las galletas del aparador, las pongo en una bandeja y sirvo tres vasos de leche, tal como le gusta a Miroku… ¡Maldición! Es imposible que no me recuerde. Vivimos tantas cosas juntos, me duele que se comporte así. Nos alejamos justo en el momento en que mi vida cambió, y luego no pude volver a mirarlo a la cara, fui incapaz de decirle lo que me había pasado…

Pero debo calmarle, de eso ya han pasado muchos años, ahora él es el novio de mi hermana, y actuaré de la misma forma en que lo hace él, fingiré que no lo conozco. Tomo la bandeja con las galletas y la leche y me dirijo hasta la sala, sonriente. Las dejo sobre la mesa de centro, mientras pido disculpas por el retraso, Kikyou me dice que no tiene importancia. Miroku observa las galletas y la leche y, luego de un rato, reacciona, agradeciéndome. Seguimos hablando de cualquier cosa sin importancia. Sentí como a veces Miroku me observaba, pero no quise demostrarle que me importaba, no es de su incumbencia. De hecho, ya no me importa si me recuerda o no, él es igual a todos los hombres, así que no me preocuparé más por el asunto.

Bueno, y así transcurrió la tarde, después de un rato bajo nuestro padre, y también quedó impresionado al ver a Miroku, pero lo disimuló bastante bien. Realmente, él debería ser actor, lo hace muy bien.

Miroku se quedó a cenar y más tarde se marchó a su casa, Kikyou estaba feliz y Náraku había olvidado el conflicto que tuvimos en la tarde, espero que no lo recuerde en la noche. En fin, este día fue bastante bueno para mí.

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-¡Sango, ya basta! No te lo volveré a repetir. ¡Déjame entrar, o te arrepentirás!

Las amenazas de mi padre me despiertan en mitad de la noche. No quiero abrirle, pero eso sólo empeoraría las cosas. Él tiene llaves de cada una de las habitaciones de la casa, así que entrará de todas formas. Me levanto y abro la puerta, alejándome lo más que puedo de él.

-No te hagas la inocente- me dice, mientras cierra la puerta tras de sí-. ¿Cuántas veces debo decirte que no cierres la puerta con seguro? Detesto tener que forzar la entrada.

-Lo lamento, lo hice sin pensar- murmuro, sin acercarme a él.

-Espero que ésta sí sea la última vez- sonríe con malicia, avanzando hacía mí-. Ahora, pequeña, creo que me debes algo.

-No, por favor…- le pido, aún sabiendo que nunca escuchará mis ruegos.

-No empieces, sabes que igual tendrás que hacerlo- afirma, mientras coloca su dedo índice en mis labios-. Además, el hecho de que haya alguien más en casa no quiere decir que te librarás de esto.

Siento su respiración sobre mi cuello, y deseo desaparecer. Por favor, que esto sea sólo una pesadilla…


Bueno, hasta aquí dejo el primer chap de esta historia, espero que les guste y por favor dejen reviews, aunque sean críticas. ya que todo me ayuda a mejorar... pronto tendrán más notocias sobre esta historia y sobre mí, espero que les guste, dénme cualquier opinión o idea, serán bien recibidas!!

Hasta pronto, cuidense y Jane!!

EXTRAS

Ficha de los Personajes n° 1

Nombre: Sango Nadezhda (Esperanza) Russeau

Edad: 15 años

Fecha de Nacimiento: 10 de Octubre de 1992

Signo: Libra

País de Origen: Rusia

País de Residencia: Francia

Ocupación: Estudiante

Hobby (es): Leer novelas de suspenso y escribir narrativa y lírica.