Título: Salvando a Connor
Sumario: AU, eventual HP/DM, (un muy) Slytherin!Harry. El hermano de Harry, Connor, es el Chico-Que-Vivió y Harry se ha dedicado a protegerlo, siendo un chico normal y ordinario. Lamentablemente, algunas personas no se conforman con dejar a Harry escondido entre las sombras. Esta es una traducción del original de Lightning on the Wave.
Advertencias: Son más para el lenguaje y la violencia que para el sexo. El slash se hará presente a partir del cuarto libro y múltiples personajes morirán en historias posteriores.
Nota preliminar de la autora: Bueno, este es el primer capítulo de lo que espero sea una larga y complicada historia de la juventud de Harry en un mundo alternativo. Habrá eventos, lugares y personas tomadas del canon, pero no voy a seguir la linea temporal de los libros por completo. (Habrán personajes y objetos mencionados en HBP (El príncipe mestizo) durante el sexto año pero es probable que cuando lleguen al sexto libro de mi versión ya se hayan leído HBP o renunciado a la historia). Siempre he disfrutado los fics en los que Harry tiene un hermano que salvó el mundo mágico e historias en las que es sorteado en Slytherin, pero en la mayoría de los casos todos los personajes, exceptuando a Harry, terminan siendo una caricatura de sí mismos. Este es mi intento de escribir un Harry que es Slytherin pero no es necesariamente malo, y un Draco y un Snape que pueden ser buenos, pero no agradables; y un hermano (Connor, su gemelo) quien es su propio yo.
Nota general de la traductora: Alguien en AO3 me hizo notar que esta serie había sido comenzada a traducir acá pero fue abandonada en el segundo libro. No, y repito, no abandonaré esta historia, me gusta demasiado y ya he sido decepcionada en otros cientos de historias, al nunca ser terminadas, no soy de esa clase de personas que no termina los trabajos. Ya tengo finalizado el primer libro y a la fecha voy casi a la mitad del segundo, por lo que no hay peligro de retrasarme. Publicaré una o dos veces a la semana. Lo otro que quería comentar es sobre los permisos. Bueno, la cosa con ellos es que la autora nunca jamás me va a responder porque dejó su vida en el fanfiction detrás de sí, si hubiera llegado unos años antes quizás hubiera podido salir con algo, el punto es que a pesar de que he dejado mensajes en diferentes partes nadie me responde por nada, por lo que esta es una traducción no autorizada. De todas formas, si algo sucede la retiraré sin ningún problema. Espero que disfruten.
Descargo de responsabilidad: Las personas, lugares, eventos y hechizos reconocibles en esta historia no pertenecen ni a la autora ni a su traductora si no a JK Rowling. La trama es adjudicable en su totalidad a su autora Lightning on the Wave y la traducción me pertenece. Ninguno de los implicados en este trabajo recibe ni recibirá un beneficio económico por el mismo.
Capítulo 1: El guardián del hermano
—¿Cuáles son tus votos, Harry?
Harry sabía cuáles eran, a pesar de solo tener cinco años. Susurró junto a su madre las palabras hipnóticas que había escuchado toda su vida mientras ésta lo sostenía por encima de la cama de su hermano.
—Mantener a Connor a salvo. Siempre protegerlo. Asegurarme que vive una vida tranquila hasta que tenga que enfrentarse a Lord Voldemort de nuevo —hubo una pausa para recuperar el aliento, su madre siempre la ha hecho y da la impresión de estar asustada. Harry esperó hasta que ella empezó a hablar de nuevo y, a continuación, unió su voz a la de ella—. Ser su hermano, amigo y su guardián. Amarlo. Nunca competir contra él, nunca superarlo en nada y nunca dejar que nadie sepa cuán cercanos somos. Ser ordinario, para que él pueda ser extraordinario.
Harry recordó haber tropezado en esa palabra, de vuelta en el cumpleaños de su hermano y suyo, cuando su madre le enseñó a decir los votos y no sólo a escucharlos. Nunca había preguntado qué significaban. Sus padres, a veces, pensaban que era más listo de lo que aparentaba. Sin embargo, ahora quería saber, así que se giró hacia su madre apenas ésta lo puso sobre su cama y le preguntó.
—Mamá, ¿qué significa "extraordinario"?
Lily Evans Potter dudó por un largo rato, miraba a Harry como si no supiera cómo responderle. Luego sonrió débilmente, negó con la cabeza y se sentó junto a él. Harry se retorció bajo las sábanas. Mantuvo sus ojos sobre su cara, nunca moviéndolos. Ambos tenían los ojos del mismo color, verde esmeralda, mientras que Connor compartía el color avellana con su padre. Harry consideró, en la caja de sus pensamientos, donde ponía todo lo que no decía, que tenía un vínculo especial con su madre debido a sus ojos. Él sabía que aquello no era verdad, por supuesto, no cuando Connor era el Chico-Que-Vivió, pero a Harry le gustaba fingir, a veces.
Lily alisó el flequillo sobre la cicatriz en la frente de Harry de forma ausente. Tenía la forma de un rayo. Harry sabía cómo había llegado la cicatriz—de un puñado de rocas que cayeron cuando Voldemort los atacó, esa terrible noche que no podía recordar. Lily y James habían sido llevados lejos de la casa con la falsa idea de que sus gemelos habían sido secuestrados. Voldemort los encerró a él y a su hermano y le lanzó a éste último un Avada Kedavra que Connor logró desviar y golpeó devuelta al mago oscuro, destruyéndolo. Connor tenía un corazón en su frente, una cicatriz maldita.
Pensando en esa noche, Harry se dio cuenta de que sabía el significado de "extraordinario" incluso antes de que Lily se lo susurrara.
—Significa… especial, Harry. No ordinario. Destacarse del resto —ella vaciló de nuevo cómo si no supiera cómo decir el resto.
—Y tengo que ser normal, para que así Connor pueda ser especial —dijo Harry, asintiendo. Él entendió. Su hermano pequeño necesitaría de su ayuda. No era un destino fácil, Lily se lo había explicado todos los días, su hermano tendría que enfrentarse a Lord Voldemort, tarde o temprano. Voldemort no había sido derrotado, y volvería algún día. Y Connor tenía que estar listo para ese día, debía concentrarse, otra palabra que Harry había aprendido muy pronto. Por lo que Harry le ayudaría a concentrarse siendo ordinario.
No sabía cómo lo haría, pero lo averiguaría. Cada vez que miraba a Connor sentía una oleada feroz de amor hacía él. Connor era especial, e iba ser aún más especial. Harry lo ayudaría.
Cuando volvió a mirar a su madre, ella le sonreía, esa pequeña sonrisa secreta que ambos compartían. Ella asintió con la cabeza y murmuró. —Sí, Harry, eso es, exactamente —y le dio un beso antes de ponerse de pie y salir de la habitación.
Y Harry supo entonces, en un arrebato de alegría, que su vínculo especial era verdadero, después de todo. Su madre confiaba en él para cuidar a su hermano pequeño. Eso era importante. Y especial.
Se dio la vuelta y se inclinó en dirección a la cama de Connor, un gesto que había aprendido de una vieja historia que su padrino le había contado el otro día. —Te protegeré, Connor —dijo—. Seré tu caballero y tú podrás ser el rey.
Connor suspiró en su sueño.
Harry sonrió, sabiendo que no iba a despertar—Connor tenía el sueño pesado— y cerró sus ojos.
—¡Buen intento, Harry! Casi atrapas la snitch.
Harry sonrió y aterrizó suavemente, apuntalando sus pies en el suelo así no despegaba de nuevo, accidentalmente. Amaba tanto volar que era capaz de dispararse a sí mismo al cielo sin querer. —Gracias, Connor —dijo, bajando de la escoba y asintiendo hacia su hermano—. Voy a seguir intentando. Estoy seguro que contigo como entrenador, no me tomará mucho tiempo mejorar.
Connor, ya fuera de su propia escoba, dio un salto y desordenó el cabello de Harry, no que necesitara mucha ayuda. —Mejorarás —dijo—. Próximo partido —después arrojó la snitch al aire, pasó por encima de su escoba, saltó sobre ella y empezó a seguir a la pequeña bola dorada.
Harry se recostó en la hierba caliente y observó. Connor ya estaba a cincuenta metros del suelo, luego sesenta. Y entonces se disparó hacia el suelo en una atrevida zambullida, perdiendo la snitch e internándose en la hierba alta. Salió de ella y Harry soltó un suspiro nervioso. Le había enseñado a su hermano cómo hacer la zambullida, porque Connor tenía que ser bueno volando. Sin embargo, el nudo de su garganta no cedió por si éste era el momento en el que Connor se estrellaba.
Una mano se posó en su hombro y Harry giró la cabeza hacia atrás, sonriendo en cuanto se percató de quién era. —No sabía que estabas aquí, Canuto —dijo y se incorporó para abrazar a Sirius, Su padrino le devolvió el abrazo con sólo un brazo y luego se sentó a su lado. Sus ojos sobre Connor, también. Firmemente convencido de que esa era la forma en la que debía ser, Harry se apoyó en Sirius y cerró los ojos.
—James quería llevar a tu madre a algún lugar privado —dijo Sirius finalmente, y luego miró de reojo a Harry.
—¡Sirius! Ew —Harry arrugó la nariz. Realmente, no quería pensar en sus padres teniendo sexo. Su onceavo cumpleaños era mañana y ambos recibirían entonces sus cartas de Hogwarts. Harry sabía que sus padres se habían pasado todo el mes preocupados por enviar a Connor al mundo mágico, pero no quería saber qué hacían para soltar la tensión acumulada.
Sirius le revolvió el pelo. Harry se había resignado a ese hecho hacía mucho tiempo. —De todas formas —Sirius añadió—, querían que alguien les echara un ojo, por si acaso.
Harry se tensó y se apartó. —Me ocupo de él —dijo—. Eso es lo que hago.
Sirius le sonrió suavemente. —Lo sé. Harry, pero Connor es todavía un niño —suspiró y miró hacia arriba. Connor había perdido la snitch y tenía la escoba al revés, persiguiéndola—. Y, a pesar de que Peter —escupió el nombre—, aún está en Azkaban, hay más Mortífagos rondando ahí afuera, esperando la oportunidad perfecta para hacerle daño.
Harry asintió. Él sabía todo acerca de los Mortífagos. Sus padres le habían dado los nombres de aquellos que ciertamente lo eran, lo hicieron estudiar sus árboles familiares e influencias en el mundo mágico y practicar algunos hechizos especiales hasta que fue casi lo suficientemente bueno para detener Mortífagos. Casi, se repitió a sí mismo. Quería pensar que era ya lo era lo suficientemente bueno, pero eso sería algo difícil de mostrar, al menos hasta que se enfrentara a un Mortífago de verdad. Además, tenía que practicar en secreto. Era un poco más rápido para aprender hechizos que Connor, algunas veces, pero no podía avergonzar o superar a su hermano.
Un poco más rápido, eso es todo, protestó y, luego se recostó de nuevo para ver a Connor perseguir la snitch. Y un poco más rápido con la escoba, también, pero siempre me contengo un poco. Nunca lo sabrá. Ni él, ni nadie más. Todos ellos pensarán que él es mejor.
Eso complació a Harry. A parte de darle a Connor un poco de felicidad—cosa que merece después de haber sido marcado por Voldemort para morir—las ventajas adicionales serían útiles algún día. Un Mortífago que piense que Harry es lento en la escoba podría subestimarlo. Y luego Harry lo destrozará y acabará con cualquiera que intente hacerle daño a su hermano.
—Merlín, Harry, a veces actúas como si el peso del mundo estuviese sobre tus hombros —dijo Sirius, sacándolo de su ensoñación—. ¿Estás bien?
Harry se encogió por un momento y luego se relajó. Recordó para sí mismo que tanto Sirius como Remus pensaban que era serio e infantil cuando hablaba sobre proteger a su hermano. Ellos no sabían la verdad, no como su madre. Nadie la sabría. Harry sería un chico normal.
—Estoy bien —dijo—. Y no soy yo el que lleva el peso del mundo sobre sus hombros. Déjale eso a Connor.
El rostro de Sirius se suavizó y una vez más miró hacía Connor, quien atrapó la snitch. —Él va tener un camino muy duro —concordó.
No será tan duro, se prometió Harry a sí mismo, mientras llevaba las rodillas a su pecho y ponía los brazos alrededor de ellas. Voy a estar a tu lado siempre, Connor. Te cuidaré la espalda y nadie me verá a menos que intenten lastimarte y ahí sabrán de qué soy capaz.
Esa era su vida. Sería un chico normal y, sin embargo, estaría dispuesto a defender al Chico-Que-Vivió. Esa era su forma de asegurarse que Connor sobreviviera a cualquier cosa.
Escuchó a su gemelo, destinado a una vida de miseria y dolor, reír, y no pudo imaginar algo que no fuera a sacrificar para mantener esa risa intacta.
