NOTA:

Clasificación M por futuras escenas vulgares y eróticas.

Disclaimer: Los personajes pertenecen a DC Comic. La historia esta basada en los TEEN TITANS de la serie animada y mezclando los personajes originales junto con sus historias de los comic.


Incomodidad.

I.


Chico Bestia miro hacia otro lado cuando Cyborg fijo su mirada en él.

Todo eso era, incomodo. Una exhalación de cansancio salía de sus labios mientras escuchaba los agudos sonidos de los monitores, eran muchos, insoportables pitidos por todos lados y él los podía escuchar con tanta claridad que era molesto, pero prefirió prestar atención a eso en vez de a su amigo mecánico.

—Bestia.

Pero bueno, no es como si Cyborg fuera a dejar pasar las cosas. El titán mecánico pronuncio aquello con rudeza, de una forma molestamente preocupante que hizo que el cambia pieles se encogiera de hombros y lo mirara reticente atravesó de sus pestañas, con sus enormes ojos llenos de culpa.

—¡¿Qué demonios es esto amigo?!—Le pregunto con tono alarmante.

Y Chico Bestia solo pudo encogerse aún más, sintiéndose estúpidamente tonto mientras un mohín de incomodidad se hacía en sus labios. Junto sus manos y comenzó a friccionarlas entre si nervioso.

—Es algo sin importancia.—Le respondió por fin.

Cyborg gruño a la vez que estampaba su mano contra su rostro, completamente frustrado.

La enfermería de la torre de los Titanes era un lugar enorme lleno de aparatos electrónicos demasiado avanzados para la mayoría de los hospitales, con camas cómodas que se amoldaban al cuerpo y lleno de cables que solo necesitabas pegar al cuerpo sin tener que inyectar directamente. El titán mecánico estaba a gusto con ello, su padre era un genio y él también, por lo que no le era difícil entender a la tecnología sacada de la nave de Superman, y era más fácil ahí verificar los estados de sus amigos.

Como el de una alienígena con un sistema biológico casi completamente diferente al humano. Starfire tenía un sistema nervioso complejo, distinto al humano y al de un Kriptoniano.

También estaba el de un medio demonio capaz de traer la destrucción al mundo.

O como para un hombre que había sido convertido casi completamente en un robot al que aún se le necesitaba hacer operaciones para verificar que su cerebro puede manejar completamente el sistema operativo de una máquina.

Y con esos casos, esos tipos de cosas facilitaban aún más verificar el estado normal de un humano, como Robin.

Aunque, también servía para verificar el estado de un chico con un ADN mutado, como lo era en tal caso el joven sentado frente a él.

El titán gruño aún más fuerte a la vez que apuntaba con su mano la pantalla enorme a su lado, en esta se podía ver la figura completa de Chico Bestia y al lado la información de su estado de salud. El cambia pieles miro hacía la pantalla también antes de desviar nuevamente su mirada a su amigo, notando el ceño fruncido que rara vez portaba Cyborg.

—Amigo, esto claramente no es algo sin importancia.—Vocifero fuerte y claro—¡Casi matas a ese tipo!

El titán de piel color verde tuvo la vergüenza de sonrojarse por aquellas palabras, alejando la mirada de su mejor amigo por un momento, aun que, una leve sonrisa de lado se apodero de sus labios llena de satisfacción la cual reprimió en el instante en que la sintió.

—¡Bestia!—Espeto enojado el otro.

Y el joven cambia pieles suspiro, mirando por fin de frente a su amigo, enderezándose para poder sincerarse con él, aunque fuera de mala gana.

—Yo solo… sé que me pase pero, ese torpe se ha acercado demasiado a Raven y yo…—Chico Bestia bajo la mirada en ese punto—Sé que a Raven no le gusta que las personas se le acerquen.

Cyborg rodo su ojo ante aquello, mirando después de nuevo la pantalla y luego a su compañero. Aunque Chico Bestia parecía de lo más normal ahí, sentado como si todo eso no tuviese ninguna importancia, él podía ver atreves de su capa de desinterés. Como la forma en que recargaba su peso en su brazo izquierdo o como su labio superior tiraba un poco hacía arriba, también la forma en que sus hombros caían. Para cualquiera sería la imagen de un berrinche, para él era la clara muestra de incomodidad o de mentiras recién dichas.

—Bueno, ese no es realmente el problema Bestia. De eso Robin se ha encargado.—Cyborg apunto con su dedo índice la pantalla—El problema es lo que hay tras la reacción de eso, y yo no estoy hablando exactamente de lo celoso que fuiste.

Otra mueca se incomodidad se hizo presente en los rasgos del cambia pieles, que intento llevar su peso hacía el otro brazo, pero se quedó rígido donde estaba.

Ahí estaba de nuevo.

Lo sentía.

Su nariz se arrugo levemente y sus parpados cayeron unos milímetros logrando hacer rendijas en sus ojos. Lo podía sentir, lo podía oler y su cuerpo entero se estremeció perceptiblemente a la vez que podía sentir sus colmillos crecer en su boca. Rayos, él casi parecía un vampiro loco ahora.

El titán mecánico levanto sus cejas sorprendido al ver aquella reacciones en su amigo, casi daba la apariencia de un gato erizado sobre la camilla en la que estaba. Una "o" perfecta se formó en sus labios al ver como los ojos del cambia pieles se empezaban a transformar, dejando una pupila fina, como la de los gatos.

—Cyborg.

Aquello hizo que el mencionado girara levemente sobre sus talones para mirar entrar a su lider. Robin caminaba hacia él algo rígido y aun que no pudiera ver sus ojos, él sabía que no era el foco de atención del chico maravilla. Tras él iba Raven, ocultando su cuerpo con su capa y llevando la mitad del rostro oculto por la capucha.

—Chico Bestia, ¿Te encuentras bien?—Pregunto Robin.

Era una pregunta trampa. Chico Bestia lo supo inmediatamente, por lo que trato con todas sus fuerzas mirar a su lider mientras obligaba a sus ojos volver a la normalidad. Aun podía sentir los colmillos amoldándose en su mandíbula, y su nariz seguía arrugada a pesar de haber dejado de respirar.

—Por supuesto.—Contesto de forma alegre, levantando la fachada.

—Pareces nervioso.

Y allí estaba ella. Un sentimiento doloroso casi lo partió por dentro cuando su escueto tono se infiltro por sus oídos. Era tonto, era estúpido y degradante, pero era algo que estaba ahí, justo en su cabeza, en su cuerpo, jugando con su razón de forma sádica. Pero lo controlo, lo controlo como lo venía controlando desde hace dos años atrás, aunque ahora parecía más difícil que antes.

—Ya veo…Entonces estás listo para que te pregunte, ¿Qué paso allá afuera?—El chico maravilla se cruzó de brazos y levanto una ceja en la espera.

Y el lugar se sumió en silencio.

Era incómodo. Aún más que antes, las miradas de sus compañeros estaban sobre él, casi parecían juzgarlo y él tuvo que mantener bajo control sus respuestas físicas como mentales, lo cual era molesto. Robin era difícil de engañar, demasiado tiempo al lado de Batman hacían del chico maravilla un detective demasiado perspicaz y persistente, así que mantener sus recientes hábitos de transformación frente a él era imprescindible. Y después estaba Raven.

La chica era empática, un simple pensamiento descuidado haría que todo se fuera por el caño. Y él no estaba dispuesto a que eso sucediera, así que ejerció el más duro autocontrol sobre su cuerpo y mente, su psique no debía romperse.

—Yo solo trataba de ayudar, sabes. La última vez que tuvimos esta… cosa de romper el espacio personal de Raven, sabes…hu…sucedió eso.—Dijo vagamente.

Robin lo miro fijamente unos segundos que parecieron eternos. Buscaba un signo de mentira, de debilidad. Pero él se estaba controlando, había pasado el tiempo suficiente con el chico maravilla, lo había visto en acción en sus interrogatorios y había puesto atención a aquellos delincuentes que habían logrado mantener en estado de desesperación y desconcierto al que un día fue pupilo de Batman. Él lo estaba poniendo en práctica.

El moreno dio un paso atrás y ladeo levemente su cuerpo, mirando en dirección hacia la Raven esta vez. Y él lo agradeció por completo, porque realmente había divagado con la respuesta, no sabía que decir a su reacción en aquel lugar, pero al ver el comportamiento de su lider el realmente noto los engranajes en su cabeza rodando, recordando alguna situación con su compañera que hacía verídica las palabras de Chico Bestia.

—Lo entiendo.—Dijo por fin Robin—Vamos Raven, aún tenemos que dar el informe de lo sucedido.

Y otra vez el sentimiento, un rugido casi animal amenazo con salir de su garganta y la chica lo volteo a ver. Ella lo había sentido, y el maldijo dentro de su cabeza por eso, por lo que tuvo que mirarla con gesto amistoso obligado, con una sonrisa enorme con los labios juntos para que los colmillos anormalmente más grande no se mirasen.

Después de eso, ambos salieron de la habitación y él se dejó caer sobre la camilla, cansado. Cyborg solo negó con la cabeza un segundo antes de hacer lo que un amigo preocupado haría.

Un amigo hombre, claro.

—Ves hombre. Si no fuera porque ninguno miro la pantalla ahora tu serias seriamente puesto en una habitación para ser interrogado. Me debiste haber dicho que ocurría, lo sabes.

Bien, él lo sabía.

Eso no lo hacía sentir mejor de todos modos.

Chico Bestia lo había sentido desde esa mañana. Estaba ahí, era más fuerte que antes y aun que lo reprimió por todo el día, el simplemente hecho de ver a aquel joven acercarse a su compañera hizo que explotara. Ese día no habían tenido que ser héroes, simplemente fueron un grupo de chicos disfrazados hiendo a cenar pizza, todo iba bien, iba estupendo a decir verdad hasta que su compañera de equipo se levantó a para ir al tocador y en el trascurso de su ida alguien la intercepto.

Era mayor que ellos, aún más grande que Cyborg. Con su ropa costosa y su cabello bien engominado, aquel tipo alto y de cabellos rubios se había acercado demasiado a Raven, le había pedido su número, y probando su suerte, también una cita.

Y él lo escucho todo. Pudo olerlo todo.

Ese era un macho alfa, demostrando su poder de dominio con sus movimientos y palabras, dando todas las señales de alguien interesado. La bestia dentro de él rugió con ira cuando al mirar hacia esa dirección pudo notar como aquel tipo había posado su mano en la sinuosa curva de la cadera de su compañera. Se levantó y lo alejo de un empujón, tirándolo con toda intención al piso.

—Esto realmente es un problema Bestia.—Dijo finalmente Cyborg.

—¿Tú crees?—Pregunto desanimado, pero aun con un deje de burla.

En la pantalla se podía ver una gráfica del estado de Chico Bestia. Su ritmo cardiaco, su sistema biológico, su calor corporal. Todo eso era fuera de lo normal de una persona ordinaria, y aun peor, era fuera de lo ordinal para el joven cambia pieles.

Su ritmo cardiaco era más rápido que el que normalmente tenía. Su sistema biológico era inestable. Su temperatura corporal cambiaba de forma vertiginosa, aumentando tanto como bajando. Él estaba hecho una mierda en ese momento.

Pero era razonable. Aunque… su problema seguía ahí.

—¿Por qué razón te has guardado esto?—Pregunto con incredibilidad el titán mecánico—Si me lo hubieses dicho antes… Tú me habías asegurado que la Bestia había desaparecido aquella vez.

Pues bien, la maldita no lo hizo.

Un gruñido nació de su pecho, paso por su garganta y salió al final por sus labios. Fue un sonido horrible, más bestial que nada, que resonaba en la habitación como si un millón de animales lo hiciesen hecho, y tal vez eso había pasado.

La Bestia era considerada como un paracito al principio. Algo apartado de su propia personalidad, como si no estuviese en su cuerpo, como si fuese otra persona. En esa época en que apareció él lo quiso ver como un accidente, después de todo Adonis se convirtió en algo igual. Pero no era así.

La Bestia ya tenía mucho tiempo dentro de su cuerpo, residía en cada animal en el que se convertía y aun que él le hubiese puesto nombre, la cosa no era así. La Bestia eran los instintos reprimidos de sí mismo, como cuando un animal va creciendo, al principio se le educa, aunque se batalla cuando es un juguetón sin sentido, después cruza esa etapa de adolecente y al final, llega a la edad adulta. Y la Bestia había llegado a la edad adulta hace un tiempo.

Quizá Chico Bestia como humano era un menor de edad, contando solo con diecisiete años era el más joven de los Titanes, era solo un niño. Pero hace un tiempo que en estado animal él ya había madurado, a los quince años él ya estaba listo, completamente activo como un macho, aunque ahora era participe de una manada, y él no era el alfa. El alfa era Robin, y él estaba feliz con eso, no se creía capaz de ser un lider.

Pero seguía siendo un macho, y un macho necesita una hembra. Y él hace un tiempo que había elegido a una, aunque hubiese probado con otras antes, todos sus sentidos le hacían ir encontrar, tiraban de él hacía atrás, reprimiendo sus emociones hacía otras chicas. Y bueno, al parecer él estaba tratando muy duro como un pavorreal para que la receptora de sus afectos lo mirara.

Y la maldita perra no lo hacía.

Chico Bestia parpadeo sorprendido cuando aquel pensamiento cruzo por su cabeza. Gruño por sí mismo de pura frustración ante aquello, preguntándose cómo diablos alguien como él empezaba tener ese tipo de pensamientos irrazonables. No es que tuviese el mejor léxico de todos los superhéroes, pero de que tenía buenos modos, los tenía. Así que era algo nuevo y extraño para él comenzar a hablar como un marinero, aunque solo fuese en sus pensamientos. Y venditos pensamientos se estaba cargando últimamente.

—¿Por qué te lo guardaste?—Le pregunto Cyborg de la nada.

El cambia pieles miro a su amigo con cansancio. Agotado por toda la lucha interna con la que él había tenido que lider esos días. Así que fue como una salida de salvación aquella pregunta, una muy buena pregunta que ameritaba una buena respuesta, la cual para ser sinceros, no tenía.

—No quería preocuparlos.

Dejo salir de la nada, como si no fuese una respuesta que quisiera dar. Se sorprendió enormemente de que siquiera fuera capaz de decir tales palabras. Y por la reacción de su mejor amigo, supo que eran las indicadas, por lo que muy probablemente los regaños serían un poco menos constantes a partir de ese punto.

El titán mecánico puso un gesto comprensivo, mirándole fijamente con clara muestra de preocupación. Y Chico Bestia lo agradeció, pues desde que aquel tipo quedo tendido en el piso todos sus amigos le enviaron miradas crudas, molestas, curiosas y condescendientes. Pero no Cyborg, él solía mirarle solo con seriedad, incluso preocupación. En cuanto los Titanes se crearon ellos habían tenido este lazo de amistad, aun le sorprendida que pudieran soportarse y hasta complementarse de tan buena manera.

—Lo entiendo Bestia, pero…—Un suspiro nació de Cyborg—Esto es un problema, ¿Desde cuándo te pasa esto?, ¡¿Desde cuándo esas cosas te suceden?!

¡Ho Bueno, no todo es miel sobre hojuelas!

Murmuro una maldición débilmente antes de enderezarse sobre la camilla, sus ojos encontraron los de su amigo. Él sabía a qué se refería con las preguntas, su amigo era el único que lo había visto tener aquellas transformaciones repentinas. Los gestos del cambia pieles se quedaron estoicos mientras intenten taba buscar en sus pensamientos una explicación coherente.

Que no llegaba.

—¡¿Chico Bestia?!

—¡No lo se, amigo, no lo se!—Grito—¡Quizá un par de días después de lo de Adonis!, ¡¿Unas semanas?, no me acuerdo sabes!

Cyborg iba a responder a aquello, sin embargo, las palabras murieron en sus labios al comprender el significado de lo recién dicho por su amigo. Su mandíbula se aflojo y sus ojos contenían toda la incredibilidad que tenía. Chico Bestia solo salto de la cama y se puso de pie.

Ho, como él amaba ahora su estatura, desde donde estaba solo tenía que alzar un poco la cabeza para mirar a su mejor amigo, sin esa dolorosa contorción de cuello que hacía hace un par de años. Él había crecido lo suficiente para llegar a la barbilla de Cyborg, lo que lo hacía estar a la par de Robin, pero, aun que él amara ese tema en especial, él no podía distraerse del tema que en verdad estaban tratando ahí. No importaba cuanto quisiera dejarlo pasar.

—Yo…Yo evite contarte sobre eso. Cuando me ayudaste aquella vez, yo no te dije la verdad. Pero en ese tiempo yo no la comprendía.—Murmuro apenado, llevando una de sus manos a la nuca en gesto nervioso—Cuando visite a Doom Patrol, vi a mi padre, le conté lo sucedido y él comprendió. Me explico lo que pasaba.

Cyborg asintió en signo de comprensión, aun así, su ceño se frunció y su rostro adopto gestos serios, un poco molesto por lo que el cambia pieles decía. Chico Bestia en cambio estaba dando todos los gestos físicos que conocía para acabar una conversación. Hombros hundidos, mirada desviada, pies mirando a direcciones opuestos. Pero el titán mecánico los ignoro, dándole solo un sonido de aprobación para que siguiera. El joven chasqueo la lengua ante aquello, removiéndose inquietamente en su lugar.

—El accidente no fue realmente provocado por aquello que me callo encima, lo que paso fue que con la electricidad Adonis se infectó con mi ADN, solo que su cuerpo no acepto de buena manera el gen y lo convirtió en su estado más primario.—Chico Bestia miro atreves de sus pestañas a Cyborg—Y mi yo inconsciente lo detecto. La Bestia apareció porque detecto a un macho alfa con igual equivalente, sintió su territorio amenazado.—Desvió la mirada después, con un tono rojizo apareciendo en sus mejillas—Sintió que su pareja era amenazada.

Bien, él solo diría eso.

Que se conformara, era todo lo que saldría de su boca y si su amigo quería más, pues que llenase los huecos él solo.

—Así que la Bestia no fue producto de los químicos. Ella ya estaba ahí.—Dijo Cyborg, asintiendo ante sus propias palabras—Es por eso que cuando eso ocurrió, tu solo actuabas de manera ofensiva con Raven. Ella es la pareja de la Bestia, y como Adonis era igualatorio en fuerza y aspecto era plausible que temiera que se la arrebataran.

Un gruñido de rabia salió de los labios del cambia pieles ante aquellas palabras. Chico Bestia le lanzo una mirada amenazante al titán, abriendo un poco la boca para mostrar sus colmillos, arrugando la nariz mientras que sus ojos parecidos a los de un gato le daban una mirada llena de promesas dolorosas.

—Ella es mi pareja.—Soltó con otro gruñido, dando un paso en dirección a Cyborg—Yo no temo porque me la quiten, yo solo odio cuando otro quiere acercarse a ella.

El hombre mitad maquina retrocedió ante aquel aspecto que daba ahora el cambia pieles. Cyborg estaba tan acostumbrado al chico alegre, optimista y relajado que le fue difícil creer que ese frente suyo fuera Chico Bestia. Nunca había sido tan consiente de cuan afilados eran esos dientes, o que tan extraño e intimidante podría ser la mirada de un humano al cambiar al de un animal, también estaba el hecho de que de cierta forma los músculos de los brazos del joven resaltaban más con esa pose de ataque.

—Hombre, cálmate. Yo jamás dije lo contrario.

Al ver la cara llena de alarme en su amigo, Chico Bestia retrocedió, sacudió su cabeza a la vez que llevaba sus manos ahí, buscando que aquellos recientes cambios desaparecieran. Aun no se acostumbraba de todo a esos rasgos animales que aparecían en él, pero lo sobrellevaba mejor que al principio de esas metamorfosis.

Tardo solo unos segundos en recuperar la cordura, parpadeando confundido ante el hecho de él acababa de hacer una escena frente a su mejor amigo. Pero en vez de que la vergüenza lo apresara, fue la impotencia. Se frustro enormemente de no poder controlar aquellos ataques de actitud pesada.

—Perdona, tengo esta tonta veta posesiva.

Cyborg lo miro un poco antes de soltar una carcajada.

Era una locura, casi irrealista. Pero ahí estaba, frente a él.

Chico Bestia, el titán más joven en la torre. Él chico que siempre los hacía reír aun sin que él realmente lo intentara. Jamás había necesitado ayuda verdadera, Garfield Logan no era tipo de esos que les gustaba ir mostrando sus problemas por el mundo, él era más de los que escuchaban aunque no supiesen que decir, de esos que con su presencia te demostraba apoyo. Y aun así, con todo ese problema en sima, el chico seguía igual. Luciendo como un completo imbécil, aun con aquella sonrisa vacilante bailando en sus labios.

—Wow hermano, sí que me sorprendiste sabes. Esa mirada aterradora me ha hecho casi freír mis circuitos.

Chico Bestia rió ante aquello, alegre. Desahogando un poco la tensión que se había acumulado en él ese día. Le lanzo una mirada amistosa a Cyborg, con toda la camadería que podía trasmitir para que el titán mecánico supiese cuanto apreciaba esto ahora.

Sí, era incomodo, y sí, él lo detestaba totalmente, pero…

Pero Víctor lo entendía, el enorme chico sabía que era no poder controlar su propio cuerpo, y bueno, también sabía acerca de sus sentimientos románticos y tontos hacía su compañera de actitud gótica. El gran ex futbolista fue el primero en tomarle el pelo con el tema, haciéndole comprender con los años porque era tan difícil para él interactuar con la hechicera. Y porque aun intentaba tan duramente tener aunque sea un poco de su atención.

—Si tuvieses ese tipo de veta cuando Aqualad se cola por aquí, ese chico no volvería a pasear por esta torre.—Menciono repentinamente Cyborg, dándole una mirada picaresca antes de continuar—Robin te estaría muy agradecido por ello realmente.

Una risita con poco animo salió del cambia pieles. Bueno, él comprendía al chico maravilla y toda esa actitud sombría y frívola que tenía cuando el guapo joven proveniente de la Atlántida los visitaba. Starfire y Raven iban tras Aqualad con esa cara de enamoradas, siendo todas complacientes con el chico. Los celos bullían tanto de Chico Bestia como de Robin todo el tiempo, no podían siquiera ser un poco amables con nadie.

—Aunque…—El titán mecánico lo miro seriamente—No creo que esto fuera agradable para nadie…Bestia, creo que es hora de concentrarnos seriamente en tu problema.

La sonrisa murió en los labios del cambia pieles después de esas palabras. Chico Bestia miro sus pies mientras se sobaba con una de sus manos la nuca. Y aun así, desde donde Cyborg estaba, pudo notar el tic en la ceja izquierda de su amigo, la mueca de molestia y sus parpados cerrados fuertemente.

—Bien…Lo trataremos seriamente, Víctor.