He aquí otra desvariación de mi mente tras ver 300 (demasiado musculo junto) y ver lisistrata (demasiado mariconeo junto) consecutivamente. xDDD
Espero que os guste.
Abrí los ojos al alba, y pude ver las nubes teñidas de rojo y ocre. Los prematuros rayos del sol iluminaban lo que la noche anterior fue un campo de batalla. Un millón de imágenes, sonidos y sensaciones acudieron a mi mente. Recordaba los miles de pasos retumbando en el suelo; los desgarradores gritos de dolor; el llanto de quienes ante sus ojos perdían hermanos, amigos, hijos, padres. Las suplicas de aquellos que luchaban en contra de su voluntad. Los gritos de ánimo de nuestro rey. El sonido del acero al chocar contra el escudo. El olor de la sangre y el sudor. Y sobre todo, le recordaba a él. Recordaba sus ojos verdes tras aquel casco espartano, su negro cabello, su cuerpo…recordaba a aquel maldito "hijo de Hércules" que fallo en su intento por quitarme la vida.
Mire a mi alrededor co la esperanza de encontrarle, y, ante mis ojos pude verle arrastrándose entre los cadáveres de mis compañeros. Sus ojos rezumaban lágrimas, y sus delirantes palabras suplicaban mi perdón. ¿Éramos enemigos? No es cierto. Éramos amantes, amantes condenados a luchar en una batalla sin sentido. En una guerra absurda por el poder perdido.
Finalmente llegó junto a mí. Y con tibieza acarició mi rostro. Sus manos estaban cubiertas de sangre seca. De mi sangre y de la sangre de mis gentes.
-Te odio…TE ODIO…-anuncié con toda la potencia de mi voz-
-Sin embargo Paul, yo te amo. Y odio amarte, pues soy un maldito espartano.
Me perdí en sus verdes ojos, al igual que el se perdió en los míos.
-Mark…no te odio, yo…
-No lo digas, no hagas que traicione a mi pueblo, a mi rey…No me obligues a posar mis labios sobre los tuyos. No me incites a fundir y sellar nuestro amor. Nosotros…
-…Siempre hemos de ser enemigos…- Me permití terminar por él, y de esta manera expirar mi último aliento.
Él, murió sobre el escudo, conservando su honor. Y yo…morí junto a él, junto a mi amado espartano.
