Disclaimer: Este fic participa en el reto de Febrero "A través de las estaciones" del foro "Del Yaoi & el Slash".

Pareja: Kurt y Blaine.

Género: Romance y Drama.

Rating: "T".

Datos: Cuatro estaciones. Un total de cuatro viñetas.


Primera viñeta: Girasol diferente.

Palabras: 741.

Estación: Primavera.

A Kurt le gustaba la primavera. Era una de sus épocas favoritas. Le gustaba poder sentir el aire de una mañana soleada de mayo, caminando por las calles de New York. También le gustaba sentarse en uno de los bancos de ese enorme parque que se encontraba en medio de la ciudad y perder su mirada en los niños que pasaban corriendo con sus padres persiguiéndoles. También ver como los ciclistas pasaban por allí, y como las palomas revoloteaban por miedo.

También le gustaba esos días donde el frío se apoderaba de las flores de tonalidad alegre, o de los grandes árboles con sus hojas verdes. Esas mañanas que aún no eran cálidas como en el verano, pero sí que le hacían pensar que el romanticismo era mejor en aquella época del año. Lo que más le gustaba era que, después de tanto tiempo, Blaine se sentase a su lado con dos cafés del Starbucks. Esos que hacían que sus labios ardiesen un poco. Pero el gesto del azabache no le pasaba desapercibido, y siempre se lo agradecía con un beso en sus labios.

Le gustaba besar la boca de Blaine en primavera, pero porque el chico iba cambiando de chicles por temporada. Y en primavera tocaban los chicles de menta. Esos que se apoderaban de su boca y hacían que el beso fuese como un viento refrescante en él. Y por eso, el castaño no podía evitar sonreír con esa sensación en su interior. Con la sensación de que no le había perdido pese al paso de los años. Daba igual las veces que rompiesen. Quizás, al final, lo hacían por esas reconciliaciones con el sabor de chicle de Blaine y el sabor a café de Kurt.

También le gustaba que entrelazase su brazo con el suyo. Esa solía ser su rutina desde hacía dos primaveras. Tomarse unos minutos para ellos dos en ese banco. En su banco. Una sonrisa siempre se solía dibujar en el rostro de Blaine, el que depositaba siempre al final un beso en los labios de su novio antes de levantarse. A veces, con un deje que hacía que el otro se quedase con las ganas de un beso más intenso. Que se quedase con las ganas de besarle y perderse en esos ojos que poseía el moreno. Una muestra de amor que se le hacía a veces irreal.

Pero lo que más le gustaba a Kurt de la primavera era ese romanticismo que se apoderaba del ambiente. Él creía firmemente que era la mejor época para ser romántico, más que nada por ser perfecta. Y en verdad, era así. Todo lo que alguien le entregase en esa fecha solo indicaba lo que él ya sabía. Lo que tenía en su mente desde hacía tiempo. A Kurt le gustaba poder ser romántico, y que Blaine lo fuese, aunque sabía perfectamente que lo hacía por la recompensa que recibía a la noche, bajo las sábanas de la cama.

Pero ese día, fue un poco diferente. Blaine se retrasó más de lo normal. Llevaba una camisa suelta de rayas morada. Era algo inusual en el moreno, pero se le veía bastante entusiasmado. Los ojos azules de Hummel se clavaron en los del apuesto chico, que no pudo evitar sonreír extensamente. De acuerdo. Así el posible enfado de Kurt disminuyó notablemente, y… ¿Cómo poder resistirse ante la mirada de Blaine? Era la mayor debilidad del castaño.

― ¿Dónde estabas, Blaine? ¡Estaba empezando a preocuparme!

El aludido rio entre dientes, ladeando la cabeza. Kurt siempre sería su reina del drama. Pero era algo que le gustaba y le maravillaba. Esa, seguramente, era una de las razones por la que quería tanto a Kurt. Era él. Era su "porcelana", como le llamaba Sue Sylverter al chico. Pero era su chico de porcelana. Era esa fragilidad que le hacía entender numerosas cosas.

―Me he entretenido…Quería darte esto.

Y entonces se lo entregó. Lo había visto de repente en medio del prado antes de llegar. Un triste girasol apartado de los demás. Pero estaba vivo. Era el más destacado de todos ellos. Y a Blaine le llamó la atención, cortándolo y llevándoselo a su novio.

― ¿Y esto a que viene?

―Para que sepas y tengas constancia de que solo me enamoro de las personas que son verdaderamente especiales.

Y con esa sonrisa que se dibujó en el rostro de Blaine, Kurto Hummel tuvo una razón más para adorar a la primavera.