Disclaimer: Harry Potter no me pertenece y bla,bla, bla.

N.A: Esta historia participa en el reto Más de 3.000 historias del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black. Escogí el reto de Una imagen, una historia y me tocó la imagen "Chocolate Frog?" que pertenece a burdge . La verdad es que no me inspira nada ni la tercera generación ni el trío, por lo que no he escrito graaan cosa. Es algo pequeño, y no me gusta mucho, pero bueno. xD Quiero dar las gracias a MeriAnne Black por betearme los pequeños errores que he tenido.


Cromos y ranas de chocolate


Cuando Harry entró en la cocina, se encontró a Lily mirando con detenimiento el contenido de una bolsa. Parecía bastante concentrada, ya que tenía el ceño fruncido y no paraba de murmurar por lo bajo.

—Cielo, ¿qué haces? —le preguntó curioso.

Ella levantó la mirada y una sonrisa se extendió por su pecosa cara al verle.

—¡Papi! —exclamó, levantándose de su asiento y abrazando sus piernas, ya que por su altura no podía llegar a otro sitio. Harry se agachó para darle un beso en la mejilla—. Tío George ha venido y me ha traído una bolsa llena de chuches. Estaba pensando cuál de ellas me comería primero.

—Querrás decir que lo ha traído para ti y para tus hermanos, ¿no crees?

Lily pareció pensarlo por un momento.

—Bueno, para ellos también. Pero solo un poco.

Él rió.

—Claro, Lily. Solo un poco —se acercó a la bolsa y miró su contenido. La verdad es que le había dejado una buena cantidad, y no pudo evitar sonreír al imaginar la segura reprimenda que le habría dado Ginny a George por traerles tantas golosinas a sus sobrinos—. Pero coge solo uno. En un rato vamos a comer, y no quiero escucharte decir que no tienes hambre.

—Vaaaaale —respondió ella, sacando una rana de chocolate y metiéndosela en la boca rápidamente antes de que ésta decidiera saltar—. ¿Quieres una rana? —preguntó.

Harry se lo pensó un momento, pero terminó cogiendo lo que le ofrecía su hija. Hacía bastante tiempo que no comía ninguna, y echaba de menos hacerlo. Estaba a punto de meterse la rana en la boca, cuando se detuvo al ver el cromo que le había tocado. Podía reconocer esa imagen en cualquiera parte. Leyó la pequeña inscripción por si se estaba equivocando, y dio un pequeño quejido al ver que no era así. El-Chico-Que-Vivió le estaba devolviendo la mirada con una sonrisa, y se preguntó si las caras de sus amigos también estarían allí.

—¿Qué pasa, papi? —preguntó Lily al ver la cara de su padre—. ¿Te ha tocado un cromo repetido?

Rió ante la inocencia de su hija.

—No, cariño. Es otra cosa.

Y se lo guardó en el bolsillo trasero de los pantalones. Parecía que a partir de ahora tendría que tener más cuidado si no quería que sus hijos descubrieran antes de tiempo cuán famoso era su padre.