ESTOS FICS ESTÁN DEDICADOS A LUTY MALFOY Y SLASH TORRANCE YA QUE SUS TEXTOS LLENARON DE IMAGINACIÓN MI CABEZA, SOBRE TODO A LUTY QUE ME HIZO AMAR A ESTA PAREJA (STAN Y KARLA) QUISE ESCRIBIR ALGO ORIGINAL DESDE MI PROPIO ESTILO Y EN TRES EN MIS GÉNEROS FAVORITOS.

RANQUEADO "T" PORQUE QUIERO SER POPULAR XD

SIN MÁS QUE DECIR LOS INVITO A LEER.

TODOS LOS DERECHOS DE LOS PERSONAJES LE PERTENECEN A SU CREADOR EL GUAPÍSIMO Y SENSUAL ALEX HIRSCH

PUNCHING BAG

Crecer en los suburbios no es tan fácil como parece, mucho menos cuando tu persona es para nada extraordinaria salvo por tener un hermano gemelo además de no ser porque compartimos la misma cara sino juraría que es un extraterrestre. No me puedo quejar tuve una infancia tranquila aunque nuestra madre falleciera cuando teníamos 10 años, nuestro padre era estricto con los dos pero ambos sabíamos que su manera nos amaba siempre nos alentó a ser alguien en esta vida, además estaba él que a pesar de siempre haber sido un bicho raro comprendía mis locuras y yo las suyas tal vez eso es lo que la gente llama vinculo de hermanos.

Cuando cumplimos doce años el abuso en la escuela se intensifico lo que más me importunaba era recibir golpizas por su culpa, en esa época éramos tan parecidos que muchos nos confundían constantemente entonces cuando ese cerebrito usaba su labia elocuente para insultar a un gorila descerebrado en clases era yo quien terminaba recibiendo una paliza a la hora de la salida. No me molestaba recibir una tunda con tal de defender a mi hermano sin embargo me enloquecía que le importara tan poco lo que los demás pensaran sobre él, también he de decir que a los dos solían golpearnos ya que al encontrarnos juntos poco le importaba al matón quién era quién. Ese día después de la escuela y la golpiza cotidiana ambos un poco maltrechos llegamos a casa, para nuestra sorpresa papá se encontraba en casa:

-¡Stanford y Stanley Pines vengan de inmediato!- dijo en un tono muy serio.

Los dos fuimos hasta el sillón de la sala donde se encontraba leyendo el periódico y fumando un puro.

-¿Volvieron a pelear verdad? –nos preguntó.

-Más bien sólo a recibir golpes –dije sin pensar eso me hizo recibir un codazo por parte de mi hermano.

-Cállate –murmuro Stanley.

Papá arqueo una ceja y dejo el puro en su cenicero, nos pidió que nos sentáramos en otro de los sillones de la sala mire a mi hermano sabía que eso sólo significa una cosa, tendríamos que escuchar uno de los famosos discursos de George Pines ambos tomamos aire y nos dispusimos a escuchar.

-El cuerpo está sujeto a las normas sociales, históricas y culturales es esté un instrumento de don o tortura, de amor o crueldad, de contener a un tirano o a un líder, de guiar una revolución o de oprimir al pensador. Pero sobre todo el cuerpo contiene nuestras mentes –al hacer esto se tocó la sien –eso que nos permite discernir entre lo inmoral y lo correcto, es el lugar donde se guardan nuestros sueños y esperanzas, donde se construye la clase de hombres que seremos. Entonces es importante cuidar de esa mecánica tan compleja porque una vez rota es difícil repararla así que en conclusión…

Los dos no entendíamos del todo lo que nuestro padre trataba de decir, pero asentimos con fingido interés.

-Desde el lunes practicaran box después de la escuela –añadió papá.

-¡Agghhh! –refunfuñamos al unísono.

-¿Pero papá que pasara con nuestros deberes? –protestaba Stanley.

-Un hombre de verdad enfrenta los retos y lo vence –le respondió parsimoniosamente nuestro padre.

-¡El chiste era que ya no nos golpearan! –dije en tono de queja.

Se levantó del sofá y se puso frente a nosotros nos dio un leve garnuchazo* en la nariz –La vida siempre nos golpeara hay que saber defendernos.

Esa fue su última palabra a partir de ese día la rutina fue escuela, comida, tareas escolares y box, no se necesita mucha imaginación para saber que en los primeros años fuimos un asco además de que Stanley siempre se la pasaba con la cabeza dentro de un libro, en lo personal a mí me gustaba pensar en la posibilidad de romperle la cara a alguno de los matones de la escuela. Los años pasaron cuatro para ser exactos, no habíamos cambiado mucho que digamos ambos éramos victimas del acné, de un poco de sobre peso a pesar del ejercicio Stanley siempre decía que era a causa de la genética ¡qué diablos es la genética! Además de nuestras clásicas gafas, a mi hermano no le molestaba usarlas pero yo prefería evitarlas la mayor parte del tiempo, de hecho sólo lo hacía cuando iba a la escuela y eso en clases no todo el tiempo o en el cine para poder disfrutar de la película, el no usarlas también ayudaba a que nos distinguieran estaba harto de solo ser uno de los "Gemelos Pines". En esa ocasión lo convencí de acompañarme al cine, realmente había estado aburrido en esa semana ya que aunque soy casi tan listo como mi sabiondo hermano preferí pasar la preparatoria con una pasmosa normalidad, por lo que tuve que lidiar con estúpidos exámenes finales. Stanley siempre me regañaba por eso, me decía que desperdiciaba mi talento y sin embargo yo prefería un poco de tranquilidad en mi vida.

-¿Qué película vamos a ver Stanford? –me pregunto mientras fruncía el ceño.

-¡Elígela tú! –dije mientras me formaba ya que ese bobo molesto todo el camino al cine y me reprochaba el distraerlo de sus "actividades", por lo que no tenía ganas de discutir acerca de lo que veríamos. Sin embargo me gustaba pasar esos instantes con ese presumido que no dejaba de ser mi hermano y mi mejor amigo, unos gritos me sacaron de mi pensamiento:

MI BOLSO! –gritaba una chica detrás de mí.

Sin pensarlo lo golpee, fue un gancho directo a la barbilla el sujeto cayó al suelo soltando el bolso para después echarse a correr. La gente alrededor me vitoreo lo cual me hizo sentir avergonzado, la chica se acercó a mí me dio las gracias y un beso en la mejilla, eso me apeno mucho más por lo que hui al lado de mi hermano.

-¡Eso fue genial! –dijo entre risas.

-¡Hasta que el box dio resultado! –respondí emocionado.

Acabamos viendo el Exorcista cosa que no me sorprendió ya que Stanley escogió la película pero resulto bastante interesante, además pude asustarlo más de una vez en esa semana utilizando una que otra referencia de la película. El verano llego sin menor contratiempo nuestro padre era agente de seguros por lo que viajaba mucho lo bueno es que al tener 16 años las niñeras habían quedado atrás, muy probablemente pasaría todo el tiempo en alguna de las locuras de mi hermano que veía un misterio en cada esquina de New Jersey. Se había quedado sin suministros por lo que fuimos al centro comercial, fui a comprar unas papas y un refresco en lo que él conseguía sus cosas ya que a decir verdad no quería escuchar ni la fecha, ni el cambio que le significaba al mundo cosas como un encendedor.

-Regreso en un instante –dijo mientras se alejaba.

Me disponía a devorar las papas cuando alguien se sentó enfrente de mí, era la chica del cine esa noche no había puesto mucha atención pero ahora que la veía resultaba ser muy hermosa tenía un largo cabello negro y lacio que le llegaba a la cintura, era un poco morena además de tener unos preciosos ojos negros también me pareció llamativo el que usara una pequeña flor en el pelo.

-¡Hola! –dijo ella mientras sonreía.

-Holaaa –respondí casi atragantándome con una papa.

-Gracias por lo de esa noche, quise agradecerte de nuevo pero ya no te encontré. Me alegre al verte en el centro comercial –decía ella.

-No fue nada, es lo que todo hombre haría –conteste queriendo parecer interesante.

-Me llamo Karla, Karla McCorkle –estiro su mano para saludarme.

Limpie mi sudorosa mano en mi pantalón sin que lo notara- Stanford Pines –dije nerviosamente.

-¡Mucho gusto Stanford!, ¿Puedo llamarte Stan? –pregunto tranquilamente yo solo asentí.

-Bueno Stan y ¿qué haces en el centro comercial?

-Acompañe a mi hermano a comprar unas cosas –respondí un tanto incrédulo.

-¡KARLA! –gritaron un grupo de chicas desde las escaleras.

-Lo siento Stan me tengo que ir, pero este es mi número llámame para salir alguna vez –dijo mientras escribía en la servilleta.

-Gracias de nuevo –volvió a besar mi mejilla y se alejó.

Estaba atónito no podía creer lo que paso, enserio un chica tan bella quería salir conmigo incluso me había dado su teléfono.

-¿No sabía que eras un conquistador? –dijo Stanley a mis espaldas.

-Lo viste todo ¿verdad? –pregunte mientras mi hermano se sentaba a mi lado.

-Sí, desde la tienda y ¿entonces la llamaras? –decía con intriga comiendo parte de las papas.

-Aun no lo sé –conteste sin mucha seguridad.

-Llámala, sino lo haces no dejare de atormentarte hasta que lo hagas –me amenazo él.

En efecto molesto toda la tarde y dos días más, incluso le dije que si tanto quería hacerlo lo hiciera él para que dejara de fastidiar, sin embargo no es que no quisiera hacerlo temía que me rechazara. Al borde de la locura además de un incesante picoteo en la cara y las costillas por parte de mi hermano decidí llamarla, mientras el teléfono daba tono mi corazón se aceleraba más y más.

-¿Bueno? –escuche una linda voz femenina.

-Hola, buenas tardes soy Stan Pines ¿se encontrara Karla? –dije mientras Stanley miraba.

-¡Stan eres tú!, creí que no me llamarías –me dijo con entusiasmo.

-Lo siento estuve un poco ocupado –me excuse pero un vocecilla decía desde el sofá –cobarde.

-¿Me preguntaba si quisieras salir conmigo? –le dije sin un poco de seguridad en mis palabras.

-Claro que sí, ¿a dónde iríamos? –pregunto Karla.

La verdad es que no había pensado llegar tan lejos por lo que no tenía ni la más remota idea de a donde invitarla a salir, así que dije lo primero que se ocurrió.

-Vamos al parque Five Points –decía en tono más de pregunta que de afirmación. El parque no era muy grande pero si bonito además de tener un pequeño mirador de la cuidad.

-Me parece perfecto, ¿a qué hora? –pregunto ella.

-A las dos enfrente del parque –decía un una determinación desconocida.

-Maravilloso, entonces nos vemos mañana. Bye Stan –colgó al decir esto.

-¿Entonces qué paso? –pregunto Stanley levantando una ceja.

-Tengo una cita mañana –dije sin creer mis propias palabras.

-Jajaja, ya eres todo un hombre –decía mi hermano mientras golpeaba mi cabeza.

La noche fue bastante angustiante nunca había salido con una chica mucho menos con una tan bella como Karla, además me costaba interactuar con los demás no sabía realmente si la cita en realidad era una buena idea. Stanley pudo notar mi preocupación incluso lo hizo sacar la cara de ese gigantesco libro que tenía días leyendo.

-Tranquilo una vuelta más a la habitación y harás un hueco en el suelo –dijo con cierto enojo.

-¡Aghh!, ¿Es que no sé qué hacer mañana? –respondí con desesperación.

-¡Jajaja, es cierto nunca has salido con una chica! –se burló de mí.

- Yo al menos he tenido tres citas –añadió en tono de victoria.

-Ahh, si lo olvidaba llamas "CITA" a hacerle la tarea a tus compañeras –dije para molestar.

Me miro con cierta rabia ninguno de los dos era muy popular con las chicas que digamos, incluso en eso nos parecíamos.

-Stan sólo se tú mismo –dijo con firmeza.

-Gracias por tu sabio consejo –conteste con sarcasmo.

Aquella fue una noche larga no sólo porque mi hermano se pasó toda la noche leyendo mientras mordía su estúpida pluma, sino que no podía pensar en otra cosa que no fuera Karla. La mañana siguiente no fue muy diferente, las manos me sudaban, el cuerpo me temblaba, mi boca esta reseca en pocas palabras era un desastre. No sabía que usar para no parecer un bobo, le pregunte a Stanley que opinaba pero hizo caso omiso a mis preguntas y la final solo dijo lo que sea estará bien, finalmente me decidí por un pantalón recto café y una camisa azul con rayas. Mire el reloj eran casi la una y media si bien el parque quedaba relativamente cerca de la casa no quise llegar tarde, tome mi chaqueta y salí, puede escuchar como Stanley gritaba -¡Suerte!

Cuando llegue faltaban diez minutos para las dos por lo que me tocaba esperar, por un instante me sentí ansioso de que ella no llegara, sin duda quedaría como un bobo y mi hermano estaría fascinado de recordármelo cada minuto de mi existencia. Eran las dos con diez minutos cuando ella apareció, llevaba un lindo vestido blanco con flores naranjas y una igual en el pelo, me saludo a lo lejos yo hice lo mismo. Mientras se acercaba me di cuenta de que cree muchos escenarios y posibilidades entorno a que no llegara pero nunca pensé que haría si está se presentaba.

-Hola Stan, lamento haberte hecho esperar –dijo mientras sonreía.

-No te preocupes –respondí tímidamente.

-Bueno que estamos esperando, ¡Entremos! –señalo Karla.

Recorrimos el pequeño parque un par de veces mientras hablábamos muchas cosas, en un principio pensé en alardear como lo hacían los compañeros de la escuela, pero en uso de mi sentido común seguí el consejo de Stanley sólo fui yo. Sin darme cuenta la tensión se había ido, ella me platicaba como en ese mismo parque cuando tenía cinco años un ardilla había robado uno de sus zapatos por lo que tuvo que regresar descalza a casa.

-Y eso no fue lo peor sino que en casa me castigaron por una semana por molestar a las ardillas, ¡algún día me vengare de ustedes ratas de cola peluda! –decía mientras levantaba el puño con ira, yo solo podía reír como tonto.

-¡Eso no es nada una vez por culpa de Stanley que estaba seguro que había sirenas en el estanque acabamos llenos de sanguijuelas! –dije mientras reía.

-¿Stanley y tu son muy unidos verdad? –pregunto ella.

-Supongo que sí, pasamos mucho tiempo solos además creo que es por ser gemelos –conteste.

-¿Son gemelos? –decía con asombro.

-Sí y creo también es mi mejor amigo –agregue.

-¡Woow!, que maravilloso Stan a mí me hubiera gustado tener una hermana, ya sabes alguien con quien compartir pero soy hija única – respondía con cierta melancolía.

-Jajaja, pero no siempre es así a veces puede llegar a ser un gran dolor en el trasero y me dan ganas de arrancarle su sabionda cabeza –ella rio por mi comentario.

Sin darme cuenta el tiempo se fue volando ya era casi las cinco de la tarde, me empeñe en acompañarla a su casa, sorpresivamente solo vivía a unas cuantas cuadras de la mía.

-Realmente me la pase bien contigo Stan –dijo mientras me miraba a los ojos no pude hacer otra cosa más que ruborizarme.

-Yo también –dije evitando mirarla.

-Gracias –dijo y al hacerlo beso mi mejilla.

-Podemos salir cuando quieras –agrego con una ligera sonrisa en sus rojos labios.

-¡Sin duda! –respondí sin esconder mi entusiasmo.

Me aleje sintiendo muy feliz para haber sido una primera cita no había estado nada mal, camine tranquilamente mientras caía la tarde y esta vez sabía que no dudaría en llamarla ni un solo instante. Llegue a casa y como siempre Stanley estaba en una de sus investigaciones por lo que decidí ignorarlo, fui a la cocina y me puse a preparar la cena, era un habito que tenía desde que mamá vivía siempre le ayude a preparar la comida por lo que cuando estábamos solos yo me encargaba de esta.

-¡La cena esta lista! –grite desde la cocina, serví ambos platos había preparado un poco de lasaña.

Comimos sin ningún predicamento, hasta que él rompió el silencio.

-¿CÓMO TE FUE? –dijo casi gritando.

Lo conozco tan bien que sabía que moría de curiosidad pero por la poca consideración que me había tenido en la mañana decidí hacerlo sufrir un poco.

-No es de tú incumbencia cabeza hueca –respondí.

-¡JA! De seguro salió corriendo al darse cuenta lo TONTO y FEO que eres- contesto en tono de burla.

-Lo de FEO no lo discuto con ver tu cara sé que es verdad –al darse cuenta de ese comentario se sonrojo.

-Pero si realmente quieres saberlo MMMM, ¡tendrás que lavar los platos un mes! –dije retándolo.

Lo pensó por un momento sin embargo su personalidad curiosa pudo más.

–Está bien sólo habla.

Le conté todo con lujo de detalle, de que era una chica realmente agradable y sencilla además de que me sentía muy cómodo en su compañía.

-Lo mejor es que quiere que volvamos a salir –dije lleno de emoción.

-Espero que ya no te comportes como un cobarde –dijo con afán de molestarme pero había sido un día tan perfecto que nada lo cambiaria.

En efecto no lo dude y la llame a partir de ese momento salíamos casi todo los días, fuimos al cine, al centro comercial además de otros muchos lugares de la ciudad pero el viejo mirador del parque era nuestro lugar favorito. Incluso le presente a Stanley, al instante se agradaron sobre todo porque ella también era una apasionada de la lectura claro que de una enormes e interminables novelas románticas, incluso teníamos un pequeño círculo de lectura que hacíamos todos los miércoles en la casa de Karla mientras ella leía "Cumbres Borrascosas" y Stanley un gigantesco libro "Sobre el Método Científico" yo me entretenía con algunos comics. Todo era perfecto hasta que ese nerd tuvo que hacer la pregunta.

-¿Cuándo le pedirás que sea tu novia?

-¡Nunca!, sólo somos amigos –respondí un tanto molesto.

-Por favor Stan Pines es obvio que te gusta y estoy seguro que también le gustas -dijo en un tono risueño.

La verdad era que sin duda me gustaba Karla, como en sus novelas románticas mi corazón se aceleraba con únicamente mirarla, mi mente siempre pensaba en ella y me hacía decir cosas como "eres tan bella como el universo", claro esto siempre se quedaba en el interior de mi cabeza. Pero seguía siendo inseguro temía ser rechazado y sobre todo perder su amistad, por lo que no estaba dispuesto a arriesgarme.

-¿Entonces qué harás? –volvió a preguntar Stanley.

-No lo sé –dije con tristeza.

-Bueno SEÑOR COBARDE, lo único que puede pasar es que alguien con más agallas que llegue y te la quite SÓLO puede pasar eso –dijo poniendo un fastidioso énfasis en sus palabras.

Pero tenía razón como la mayoría de las veces que fastidioso es tener a un hermano como él, lo medite varios días quería que esa ocasión fuera especial por lo que pensé en el lugar más adecuado y sin duda este era el mirador del Five Points. La llame y acordamos la cita incluso le compre un pequeño collar con una florecita de plata el cual le regalaría sin importar su respuesta, el sábado llego, me sentía igual o peor que en nuestra primera cita incluso pensé en mandar a Stanley en mi lugar no cabe duda soy un IDIOTA. Ese día me arreglé más de lo usual incluso utilice un poco de colonia, limpie mis lentes, trate de arreglar ese tan despeinado cabello que tenía y sobre todo busque las agallas necesarias en todo mi ser, una vez más salí sin prisa rumbo al pequeño parque podía sentir como el corazón se me salía de pecho a cada paso que daba. Me sorprendí al verla cuando llegue, aun faltaban unos minutos para la hora acordada las cuatro de la tarde, la salude ella traía un pescador verde y una blusa rosa sin mangas además de su característica flor me sonroje al pensar que se veía espectacularmente bella.

-Karla llegas temprano –dije con fingida naturalidad.

-Lo sé, solo que tenía muchas ganas de verte –dijo ella.

Su respuesta me dejo completamente rojo – yo también –agregue.

Entramos al parque caminamos viendo lo enormes árboles, las flores, lo pájaros, una que otra ardilla todas esas cosas eran las mismas de siempre sólo que con ella todo se tornaba maravilloso. Llegamos al estanque le arrojamos un poco de pan a los patos, Karla sujeto mi mano cuando una rana saltó cerca de muy esta y la asusto, sentí su calidez a través de sus dedos lo mejor es que no nos soltamos hasta llegar al mirador. Era el lugar y la hora perfecta comenzaba a atardecer, respire profundo en busca de la fuerza necesaria para hacer por fin mi confesión.

-Karla… mmm…este tengo algo que decirte –hable entre tartamudeos.

-Sí, Stan ¿qué pasa? –dijo mirándome a los ojos y sujetando mis manos.

-Este…bueno…tú…me…-articulaba torpemente mis palabras hasta que una voz me interrumpió.

-¡Pero miren es uno de los IMBECIMELOS! –enuncio en un gran tono de burla.

Era Henry y un par de sujetos, el era bravucón de la preparatoria ese infeliz tenía peculiar saña con nosotros por lo que no me sorprendió su actitud.

-Henry por favor vete y no molestes –dije con tranquilidad.

-¿Quién te crees que eres para decirme que hacer? –respondió él.

-Sólo déjanos tranquilos –volví a decir.

-Aunque me sorprende que estés con esa BELLEZA –dijo mirando a Karla – ¡Hey lindura!, ¿qué haces con este IDIOTA?

-¡No es de tu incumbencia! –decía con frialdad.

Se acercó con a ella e intento tomarla por el brazo yo lo sujete diciendo -¡NO TE ATREVAS A TOCARLA!

Este se soltó de mi agarre y dijo -¿ASÍ QUE CREES TENER LO SUFICIENTES PANTALONES PARA TOCARME?

Lanzo el primer golpe y lo esquive no tuve tanta suerte con el segundo ya que los gritos de Karla me distrajeron, los compañeros de Henry se habían acercado a ella en un descuido y ahora la sujetaban.

-¡SUÉLTENLA ELLA NO TIENE NADA QUE VER EN ESTO! –grite.

-¡ERES UN CHISTE! –decía Henry con sarcasmo.

Al ver a Karla en las manos de esos sujetos recordé lo que nos dijo mi padre en esa ocasión "Si la vida te golpea hay que defenderse", lance un certero puñetazo contra la nariz de Henry esto lo hizo caer al piso inmediatamente, se levantó del piso he intento golpearme una vez más pero todos sus movimientos eran descoordinados por lo que me era fácil esquivarlos.

MALDITO DEJA DE MOVERTE! –grito furioso.

Volví a lanzar otro golpe ahora directamente en su mandíbula, de nuevo fue a dar al piso ahora incluso sangraba de la nariz y boca, una vez más se incorporó lanzándose contra mí, al hacer esto me fue muy fácil darme un puñetazo directo en la boca de estómago haciéndolo caer pesadamente al piso. Mire a los otros dos tipos que para ese instante ya habían soltado a Karla, hice un gesto con mis manos de que los estaba esperando, corrieron al lado de Henry lo levantaron y se marcharon. No supe si fue por la frustración aculada de los años de abuso pero se sentía sumamente feliz por lo acontecido, además de que la había defendido pudiendo dejar mis miedos a un lado, ella corrió hacia mí revisando el único golpe que tenía en la mejilla.

-¡Eso fue sorprendente Stan! –dijo emocionada.

-Te dije que practico box –respondí con una pequeña sonrisa.

-Sí, pero no que fueras tan bueno –añadió ella.

-Claro en un inicio solo era como una bolsa de golpear, además jamás dejaría que lastimaran a la chica que me gusta –dije sin pensar.

-¿La chica que te gusta? –decía con sorpresa.

Me sonroje completamente al darme cuenta de lo que acababa de decir, ahora ya no podía retractarme sólo quedaba seguir.

-Karla…tu…me…gus… -una vez más no pude terminar la frase ella me besaba. Fue un beso pequeño pero hermoso, pude sentir sus labios rosando los míos además de su respiración a través de estos.

-Tú también me gustas Stan –dijo mientras se sonrojaba.

Aun no podía asimilar el beso y mucho menos que ella correspondiera mis sentimientos, recordé la pequeña cajita que guardaba el regalo.

-Karla tengo algo para ti –dije sacando la pequeña caja roja, se la di con algo de timidez.

Ella lo abrió lentamente – ¡Stan es hermoso!, ¡Gracias!, ¿Me ayudas a ponérmelo?

Asentí con la cabeza, ella se dio la vuelta, levanto su hermoso pelo pude ver su largo y hermoso cuello no pude dejar de sentir cierto estremecimiento. Ahora sólo quedaba la gran pregunta.

-¿Karla…quieres…ser… mí…novia? –pregunte tartamudeando.

-Creí que jamás lo dirías, por supuesto que si – puso sus manos sobre mi cuello y volvió a besarme, en esta ocasión pude corresponderle, toda esa tarde fue perfecta de principio a fin.

La acompañe a su casa todo el trayecto fuimos tomados de la mano, al regresar a mi casa el sabelotodo de Stanley no dejaba de molestar, claro que le conté todo pero no sin antes hacer que prometiera que lavaría la ropa por dos meses. Salíamos todos los días el estar con ella se volvió mi motivo de existir, su risa, su mirada, sus besos, sus caricias, su presencia, toda ella era lo que me hacía feliz, jamás había conocido una sensación tan cálida en mi pecho, incluso las bobas preguntas de mi hermano me resultaban menos molestas todo gracias a Karla.

Salió unos días con su familia de la ciudad, pase el tiempo con Stanley que decía que lo empezaba a hacer a un lado. Además decía que molestándome pasaría el tiempo más rápido y en efecto así fue. Karla dijo que únicamente saldrían tres días pero ya había pasado una semana y no volvía, mientras leía un comic sonó el teléfono Stanley fue quien contesto.

-Ah, claro aquí esta. ¡STAN ES KARLA! –grito desde la sala. Me sorprendí eran casi las 8 de la noche por lo que baje rápidamente, tome el teléfono y escuche.

-Stan necesito verte ahora mismo, te espero en el mirador –decía con voz temblorosa. No supe que decir aunque en mi mente había mil preguntas. Tome mi chaqueta y salí corriendo escuche como mi hermano gritaba -¡¿STAN QUÉ PASA?!

Corrí al mirador lo más rápido que pude, cuando llegue me faltaba el aire además de que mi cabeza era un caos. Ahí estaba mirando la cuidad.

-Karla –dije con palabras entre cortadas.

-Es muy bonita no crees –decía mirando la ciudad.

-Sí, pero no tanto como tú –respondí. Llegue a su lado y sujete su mano, Karla se apretó contra mi pecho y comenzó a llorar.

-¿Qué pasa? –pregunte lleno de angustia.

-Stan, me voy de la cuidad –dijo entre lágrimas.

-¿Qué?, ¿Por qué? –dije lleno de desesperación.

-Mi papá consiguió trabajo en California –respondió ella.

-¿Cuándo te marchas? –pregunte con tristeza.

-Mañana –dijo volviendo a llorar.

-¿PERO CÓMO ES POSIBLE? –dije con la voz quebrada.

-Por eso tardamos, arreglo todo desde California hoy mismo partió el camión de mudanza –decía entre sollozos.

-Así que estos son nuestros últimos momentos juntos ¿eh? –decía intentando contener mis lágrimas.

-Sí, pero no quería irme sin despedirme. Stan yo realmente te AMO no quiero marcharme –dijo sin dejar de llorar.

-Yo también te AMO –decía mientras la abrazaba

Aquella situación era horrible y lo peor es que nada podíamos hacer al respecto, aquellos eran nuestros últimos minutos juntos. La abrace tan fuerte como pude tampoco quería que se fuera no sabía cómo iba a seguir existiendo sin ella, nos besamos varias veces, me negaba a olvidar el sabor de sus besos, eran dulces y melancólicos, despojados de toda esperanza. Sonó el reloj del parque ya eran las diez de la noche, el momento de decirnos adiós había llegado.

-Stan debo irme –lloraba una vez más.

-Lo sé –dije agachando la cabeza.

-Toma esto es tuyo – dijo poniendome el collar en mano.

-Claro que no es tuyo, te lo di porque era muestra de mi amor –volví a ponérselo.

-Gracias Stan, nunca te voy a olvidar- decía sollozando.

-Yo tampoco –conteste conteniendo mis lágrimas.

Intente acompañarla a su casa pero ella se negó dijo que esa manera seria mucho más difícil decirme adiós, nos besamos una última vez y luego se fue, vi como su pequeña figura desaparecía en el parque. Me senté en el borde del mirador observando la ciudad, tenía razón sin duda era hermosa sentí una mano en mi hombro, esa mano que a veces por vergüenza permanecía dentro de la chaqueta pero que siempre me había sabido reconfortar.

-Stanley, ¿cómo algo puede ser tan hermoso y horrible al mismo tiempo? –pregunte dejando salir las lágrimas que hasta ese instante había contenido.

-No lo sé, pero es mejor haberla tenido y perderla que jamás atreverse –dijo mientras pasaba su mano por mi hombro.

-Como siempre tienes razón nerd –conteste dejando escapar una leve sonrisa.

Llore mientras mi hermano me abrazaba entre esa inmensidad de luces y estrellas, la mía sólo era una pequeña historia que se perdía entre otras tantas de la gran ciudad pero para mí esa historia tenia nombre y se llamaba Karla.

FIN

Notas del Autor:

Bueno creo que es un tanto cursi sobre todo para mi estilo, como ya sabemos la historia de Karla no tiene un final feliz pero eso no implica que el intermedio no haya sido bueno.

Sé que la película que se exhibía en el Bijou era "Grandpa the Kid" pero bueno esa sólo era la cartelera, jajaja además el Exorcista me pareció mejor ya que iba con Stanley.

Utilice la frase de Dipper porque es simplemente genial sobre todo para hablar del amor adolescente.

Quede que les contaría algo de mi bueno soy muy inteligente y no me importa presumirlo (en eso me parezco a Dipper), sin embargo soy y fui una "estudiante peculiar" ya antes de los quince más bien dentro del periodo de la secundaria me habían corrido de 5 escuelas y por qué se preguntaran bueno simplemente no se quedarme callada cosa que hasta estos días me ha traído problemas laborales. Siempre he criticado y cuestionado el porqué de las cosas y en una sociedad como la mía eso no es bueno, sin embargo creo que la educación puede cambiar el mundo jajaja claro eso es una tarea titánica.

Si quieren saber más sobre mí sólo pregunten.

No se preocupen este no será el último encuentro entre KARLA y STAN porque recuerden este fic se llama TRES HISTORIAS SOBRE KARLA.

DENLE NEXT Y AVERIGÜEN LA SIGUIENTE HISTORIA.

*Garnuchazo: Golpecito con el dorso del dedo índice o medio impulsado por compresión con el pulgar.