LLORANDO LAS PENAS DE AYER

No podía más, estaba cansada de luchar por lo que quería. Deseaba desaparecer, acabar con todo, tal vez retroceder 6 meses en el pasado y no haber salido ese día de casa y así poder descansar, deseaba desaparecer, tal vez morir en ese instante, pero no, no debía descansar ni morir, tal vez si desaparecer durante algún tiempo por el bien de todos y sobretodo por aquel hecho muy importante que se avecinaba y cambiaría su vida para siempre.

CAPÍTULO 1. EL FIN DE UNA HISTORIA, EL COMIENZO DE OTRA.

6 Meses atrás

Poco a poco el sol iba apareciendo, la luz se filtraba por la ventana, iluminando la habitación de color ocre de donde se encontraba Harry tumbado junto a Ginny.

De repente Harry escuchó un grito vociferoso.

-¡Ronald Weasley! ¡Como se te ocurre…!-Gritó Hermione.

-Es lo que tenía que hacer, no había otra solución. Si no te hubieras quedado dormida en frente de la chimenea cuando estabas leyendo, no te hubiera pasado nada.

Como no, otra mañana empezando con gritos.-Pensó Harry mientras bajaba por la escalera.

La casa de lo hermanos Weasley parecía una casa de locos, en ella convivían los dos hermanos pero al poco tiempo Harry y Hermione fueron dos constantes en esa casa, y a pesar de ser amigos desde siempre los gritos eran algo normal en esa casa, ya fue por discusiones de amigos, parejas o simplemente luchas entre chicas y chicos.

-Hermione podrías tranquilizarte, no será para tanto lo que Ron supuestamente haya hecho mal.-Dijo con tono tranquilizador Harry-

Justamente al acabar la frase y bajar el último peldaño, contempló a una Hermione Granger empapada de arriba a bajo.

¡¿Cómo que no es para tanto?-replicó Hermione. ¡Casi me ahogo esta mañana!

Harry no pudo contener la risa. Hermione le lanzó una mirada fulminante mientras también se reía de ella misma.

-Lo siento Hermione, el sofá estaba lleno de huevos de Ashwinders. Fue lo primero que se me ocurrió, además yo prefiero a una Hermione empapada, antes que una Hermione chamuscada. Ron mientras le dedicaba una sonrisa pícara-.

Entonces la Gryffindor empapada frunció el ceño y replicó-Esta bien, perdonado, pero que sepas que los huevos de Ashwinders se apagan mejor con hechizos congeladores, no con toneladas de agua.

Se escurrió el polo blanco que llevaba puesto y se encamino rápidamente hacia su cuarto a cambiarse de ropa, por que ya llegaba tarde al Hospital. Mientras tanto, Hermione se preguntaba si iba a sobrevivir al matrimonio con ese hombre o mejor como podía haber aceptado casarse con ese hombre en apenas dos meses.

Finalmente, se arregló, cogió sus cosas y se teletransportó al hospital de San Mungo , lugar donde le esperaba un largo día.

- Tío, Ron , por lo que más quieras, ¡Hermione es una mujer maravillosa cuidala por lo que más quieras! ¡Por que no te imaginas lo que te quiere!- Le dijo Harry a Ron entre una Gran sonrisa , una palmadita de felicitación y un guiño.

-Jaja, tomaré nota.- Se rió Ron.