Bueno, me presento.
Soy NorititaEscritora, pero me agradaría que me llamaran Nori o Norita, como gusten.
Aquí va el primer capítulo de mi primer Fanfic, ojalá les guste.
Disclaimer: Ninguno de los siguientes personajes me pertenece, sino a sus respectivos dueños.
Desde Esparta hasta Ti
Capítulo 1: Un mal Comienzo
"¿El mejor día de todos?"
"¡Ja! Este sin duda sería el mejor día de todos."
Eso era lo que pensaba yo antes de entrar en aquella habitación y que me dijeran aquello que al momento de escucharlo hizo que todos los sueños e ilusiones que tenía se esfumasen por completo.
Era una mañana soleada, más o menos las 6 de la mañana y sin embargo los rayos de sol entraban fulminantes a través de la ventana. Los demás seguían durmiendo... Pero yo no.- ¿Y cómo no? Si hoy era el día, el mejor de todos.- El silencio era descomunal, y seguiría siéndolo hasta dentro de una media hora más, que es cuando todos suelen despertar.
Para mí ya era rutina levantarme así de temprano, la verdad es que nunca le he visto el sentido a dormir, pienso que es perder el tiempo. Y la verdad es que hoy tampoco sería el mejor día para quedarme dormido. No hoy, que era mi décimo quinto cumpleaños, quizá la edad deseada a cumplir por todas las personas que habitaban este lugar.
"¡Para largarse!"
Sí, hoy sería el día en que yo, Len Kagamine dejaría el "CPVE" (Colegio Para Verdaderos Espartanos). "Un lugar al que entran maricones y salen hombres". –Solía decir el "jefe supremo" de la escuela. La verdad es que este lugar era un infierno al que solo eran bienvenidos los niños más fuertes de toda Esparta. Una vez nacer nos arrebataban de nuestras madres y nos hacían una prueba inhumana. Nos dejaban al campo raso una noche entera para ver quiénes eran los que aguantaban y de esta manera nos seleccionaban y nos llevaban a este gran internado. Pero esto no es todo, una vez cumplamos los 3 años, nos empiezan a enseñar a luchar y a aprender a sobrevivir o como engañar al enemigo… cosas así hasta la edad que tengo, que se da por terminada nuestra enseñanza.
¿Y todo esto para qué?
Pues simplemente para que nuestro ejército siga siendo el mejor de todas las polis del mundo. El gran ejército Espartano, al que todos nosotros tenemos la esperanza de algún día pertenecer. Claro que ese día para mí ya llegó. Por fin después de tanto tiempo, podría dejar este mugroso lugar y formar parte de nuestro insuperable regimiento.- Si soy sincero esta es la única razón por la que he luchado para ser considerado uno de los mejores alumnos de la escuela.- Sí, en este lugar era muy importante también la imagen que tenías, ya que no todos los que pasan por este sitio acaban yendo al ejército, solo van los más capacitados del colegio. Por eso que yo me he esforzado tanto y así llegar a ser uno de los estudiantes más reconocido de aquí.- De una cosa yo estaba seguro.
"Yo tenía que pertenecer a la tropa espartana."
Seguía hundido en mis pensamientos, hasta que un chico albino de 13 años empezó a despertarse, cosa de la que me percaté, ya que aunque estuviera distraído era bastante avispado y me daba perfectamente cuenta de lo que pasaba a mi alrededor. Me quedé mirando cómo se desperezaba y no paraba de bostezar, cosa que me hacía gracia y de la que siempre me burlaba cuando tenía la ocasión.
Poco a poco todos mis compañeros de cuarto comenzaron a levantarse. Éramos ocho los que estábamos ahí. Las camas en las que dormíamos eran literas. Yo me encontraba en la que estaba al lado de la puerta en la parte de abajo. Encima de mí se encontraba Ted, un amigo mío, su pelo era de un tono rosado tirando a rojo, al igual que sus ojos que contaba con unos 14 años, pero le quedaba poco para los 15. Todos empezaron a bajar de sus camas y comenzaban a vestirse y a prepararse para otro día más. Yo por mi parte, me limité a hacer lo mismo que ellos, pero con una sonrisa triunfante de que por fin saldría de allí para siempre.
-Len, qué con esa sonrisa tan tonta que llevas en la cara, ¿eh?- Me dijo un chico con el cabello verdoso un tanto enfadado.- De seguro está así porque me voy de aquí.- No pude evitar pensar.
-¿Yo?- Me hice el tonto.- Que va, yo estoy como siempre.- Dije intentándome aguantar la risa.
-Pues yo si fuera tú, la verdad es que ya me estaría burlando de todos ustedes por abandonar este cuchitril.- Respondió un chico de cabello aqua-marina con un tono desinteresado.- La verdad es que el chiquillo tiene agallas.- Pensé.
-¡Len-kun te voy a echar de menos!- Dramatizó un chico de cabellera rubia que llevaba un parche en un ojo, mientras me abrazaba con fuerza, mucha fuerza.
-Sí, yo también te voy a echar de menos Oliver, pero ahora suéltame, ¡por favor!- Musité con dificultad, debido al abrazo que me estaba proporcionando.
La verdad es que Oliver siempre ha sido considerado un chico un poco… afeminado. Hay varios rumores sobre él que dicen que para su corta edad.- Normal, solo tiene 12 años.- le gustan los hombre y se rumorea que ha sido visto con alguno en una situación comprometida.-Sí, aunque aquí solo practicamos lucha, hay otros a los que les gusta practicar más otras cosas.- Por eso no me gusta que se apegué mucho a mí, tengo miedo de que me quiera hacer algo.
-Y bueno Len, ¿ya sabes lo que vas a hacer una vez fuera de aquí?- Esta vez me habló un chico de cabellos grisáceos y de ojos rojos, es extraño que hable ya que siempre suele ser muy distante con nosotros.
-Eso creo que es evidente, seguro que lo mandan al ejército.- Dijo el chico albino.
-Bueno, eso aún no se sab- En ese momento entró el general Vaslab, dando un portazo que por los pelos me da a mí en la cara de no ser de haberlo esquivado.-La verdad es que ya se tardaba.
- ¡MUCHACHOS, TODOS ARRIBA! ¡LOS QUIERO FUERA EN 5 MINUTOS! ¡ENTENDIDO!- Todos asentimos con un poco de miedo, siempre nos gritaba de la misma manera, sin embargo ese terror que nos producía no se borraba. Normal que fuera uno de los tutores más temidos del internado. Pero antes de irse dijo.- ¡LEN A TI TE QUIERO EN EL DESPACHO DE JEFE SUPREMO! ¡YA!- Después de eso cerró la puerta y se fue.
Nada más oír las palabras de general, hicieron que mis nervios motores empezaran a funcionar y cogieran el uniforme de guerrero que teníamos cada estudiante y salir hacia el despacho. Mientras me iba pude oír risas de parte de mis compañeros. La verdad es que no era muy normal que mandaran llamar a un alumno justo en su último día. Y eso me causaba temor.
Una vez estuve delante de la puerta de éste no sabía qué hacer, si llamar a la puerta o esperar un poco, miles de pensamientos pasaban por mi mente de que sería lo que me dirían allí dentro. De una forma u otra, toqué a la puerta y en ese momento sentí que ya no había marcha atrás, así que decidí pasar.
Allí se encontraba un hombre de tez un poco morena y cabellos castaño oscuro. Tenía mucha musculatura, se notaba que era el jefe supremo. Se encontraba revisando algunas cosas mientras le daba sorbos a su copa de vino. Nadie articulaba palabra, yo me encontraba estático esperando a que él dijera algo, pero no fue así. Una vez que me hice con el valor le intenté preguntar pero…
-Así que al fin y al cabo te has dignado a entrar, pensaba que te ibas a quedar delante de la puerta como un pasmarote.- ¿Pero cómo sabía que yo había estado ahí?
-Fácil. He notado tus pasos, y como no entrabas, suponía que tendrías miedo, típico de un cobarde.- Decía mientras le volvía a dar otro sorbo a la copa que tenía entre su dedos. Era increíble, había leído mi pensamiento, solo me limité a abrir mis ojos de la impresión. Aunque no me gustó mucho el comentario que hizo.- ¿Yo? ¿Cobarde?, en serio, no me conoce.
-Bueno cobarde o no, necesito hablar contigo.- Dijo seriamente mientras yo tragaba saliva.- Len… he oído hablar de que eres uno de nuestros estudiantes más sobresalientes, por lo que me han dicho tienes un buen dominio de la espada y demás armas blancas.- Seguía hablando mirándome directamente a los ojos.- También he escuchado que tus estrategias son… ¡magistrales!- Al escuchar esto el miedo que sentía se fue desvaneciendo. -sabía que era astuto, pero tanto como para definirlo con ese adjetivo…- Eres un buen atleta y sabrías como desenvolverte en una batalla, de eso estoy seguro.
En eso alguien abrió la puerta lentamente, aunque es no hizo que el jefe supremo parara de hablarme. Miré de reojo a ver quién era, y vi a Vaslab tomando asiento y prestando atención a todo lo que me decía su superior.
-La verdad es que ya le he hablado al ejército sobre ti…- ¡No me digas, que mi sueño se va a cumplir!-… Y te quieren.- Mi rostro serio estaba cambiando a uno alegre y eufórico.- La verdad es que serías un gran guerrero Len…- ¡El mejor!-…Pero…-¿Pero?- No creo que tengas la responsabilidad y madurez que supone estar en el regimiento.- Dijo serio y cortante, mi mirada cambió de una contenta a uno triste.
-¡Pero jefe supremo, claro que soy responsable y maduro, es que acaso no me ha visto pelear y-
-Len, responsabilidad, madurez y fuerza no es lo mismo, y con lo que acabas de decir, me dejas totalmente claro de que estás incapacitado de ir.- Respondió seco. En ese momento sentía como el mundo se me venía encima, todo por lo que había luchado, ¡TODO! Todo había sido en vano.
-Pero jefe, ¿todavía no le dice la buena noticia?- ¿Ehh? ¿Buena noticia?
-¡shh! Vaslab, todavía no quería que lo supiera.- Dijo el jefe supremo. Lo miré curioso.- ¿Será que todo esto ha sido una broma? ¿Será que al final si iré al ejército?
-Bueno, creo que tendré que contártelo.- Lo miré nuevamente con una sonrisa en mi cara mientras que él cogía su copa de vino y le daba otro sorbo.- Len, eres un muchacho con muchas cualidades para la lucha y nos sería de mucha ayuda en la tropa…- Mis ojos se abrían cada vez más de la impresión, no sabía lo que iba a decir pero lo suponía.-…pero por tu falta de madurez, se te ofrecerá otro trabajo. Trabajarás de guardaespaldas.- En ese momento sentí otra vez que la tierra se me venía encima.- Solo será por 15 meses, de esa manera veremos si maduras y te vuelves responsable para así poder unirte al regimiento espartano.
¿Cómo? ¿Yo? Tenerme que rebajar a eso…
En ese momento veía al jefe supremo con un desprecio inaudito y con unas ganas de decirle un par cosas bien dichas ¡Detestaba la idea de tener que hacer de guardaespaldas! Para mí eso era una deshonra. Pero el saber que esto era momentáneo me aliviaba un poco, sin embargo si no lograba "madurar" y volverme "responsable" no podré cumplir mi sueño.
-De acuerdo jefe supremo.- Dije resignado pero todavía con un poco de ira, de la que por suerte él no se dio cuenta, ya que se encontraba mirando sus papeles y demás.- ¿Y quién será el afortunado al que deba cuidar?- Dije de forma sarcástica, a lo que él frunció el ceño.
-No sé si la conozcas pero es la hija de uno de los hombres más ricos de toda la polis.- ¿la hija de uno de los hombres más ricos de la polis?... interesante.- ¡y más te vale quitarte esa chulería o esa será una de las razones por las que no entrés en el ejército!, ¿entendido?- Dijo serio y seco.
- De acuerdo.- Dije yo con un poco de miedo.
-¡Ahora retírate! Y recoge todas tus pertenencias, en nada llegarán para buscarte- Dijo él mientras tomaba la botella de vino y se echaba más en su copa.
Salí de ahí un poco deprimido y todavía un poco enfadado por tener que ser el guardaespaldas de una niñita engreída. Todos se iban a burlar de mí… Aunque ahora que lo pienso, quizás no sea tan mala idea después de todo…
¡Hola! Bueno como dije aquí estoy con mi primer fanfic.
Espero que sean comprensivos conmigo ya que es la primera vez que hago uno. La verdad es que la historia me salió bastante fluida. Lo que más me costó fue el principio, ya que no sabía de qué manera comenzar.
Pero en general estoy contenta con el resultado. Me gustaría que me dieran sus opiniones. Creo que me ayudaría mucho para el siguiente que haga.
En el próximo espero que pueda hablar Miku, es lo más probable, tal vez empiece con un POV suyo. Bueno ya no doy más pistas, solo espero que les guste y que se animen a seguir leyéndome y a dejar reviews (si dejen reviews, eso es lo que me da vida).
~Nos vemos~
NorititaEscritora
