LA CAÍDA DE UN GIGANTE
Harry no podía creerlo, Dumbledore había caído. Draco lo dejó indefenso frente a los mortífagos que finalmente lo mataron. Snape fue quien dio el golpe de gracia, pero eso poco importaba, estaba seguro de que el director podría haber vencido a todos los mortífagos si hubiese tenido su varita. El odio crecía en su interior, sus manos temblaban por la rabia y la impotencia.
Draco cogió la escoba que le tendió Snape, él mismo se montó en otra y ambos se elevaron hacia la oscura noche. Harry sintió que la rabia explotaba en su interior y el hechizo salió de su varita sin ni siquiera pronunciarlo. Nunca se le dieron bien esos hechizos silenciosos pero esta vez le salió como si fuese lo más natral del mundo.
Vio a Draco caer y a Snape intentar frenar su caída y la satisfacción lo inundó. Los mortífagos se inclinaron en el borde de la torre para ver la escena. Bellatrix lanzó un alarido al ver como su sobrino se estrellaba contra el suelo al resbalar de la escoba de Snape a tres metros del suelo.
Los terrenos de Hogwarts se llenaron de gente asombrada. Unos miraban al director tendido en el suelo y otros observaban a Snape, ya con su máscara de mortífago, inclinado sobre Draco. Mcgonagall lanzó un hechizo a Snape, que éste desvió rápidamente antes de retomar el vuelo dejando a Draco tendido en el suelo.
Bellatrix volvió a gritar, insultando al hombre que dejó desprotegido a su sobrino, y eso hizo que la atención de alumnos y profesores se enfocara en la torre.
Los miembros de la orden del Fénix aparecieron frente a las puertas de los terrenos del colegio y ayudaron a cercar a los mortífagos. Bellatrix se resistió hasta el último segundo hiriendo de gravedad a Remus y Greyback atacó a Bill mientras intentaba huir por las escaleras de la torre.
El resto de los mortífagos fueron reducidos sin apenas problemas.
El gran comedor era un hervidero de murmullos. El director yacía muerto en la habitación contigua y cientos de alumnos asustados preguntaban por qué. Los heridos estaban siendo atendidos por la señora Pomfrey y algunos miembros de la orden mientras Mcgonagall, como directora en funciones, preparaba un discurso.
Harry, Ron y Hermione no prestaban atención a la charla de su ahora nueva directora. Harry le contaba a sus amigos lo ocurrido en la torre y como derribó a Malfoy de su escoba. Ron abría y cerraba la boca como un pez buscando las palabras adecuadas y Hermione escandalizada se tapaba la cara con las manos. Cuando Harry terminó con su relato Hermione comenzó a hablar como si le hubiesen dado a un interruptor.
-Harry pero cómo pudiste? Casi lo matas!
-Él es el responsable de la muerte de Dumbledore, quién va a parar ahora a Voldemort? Hermione esto es más grave que la vida de esa asquerosa serpiente.
-Bueno a mi no me parece que lo que hiciste estuviera mal, esto es una guerra al fin y al cabo.
-Cómo puedes decir eso Ronald? Si hubiese sido…
No pudieron seguir hablando ya que Mcgonagall mandó a todos a sus habitaciones. Cuando los tres chicos cruzaban las grandes puertas del gran comedor la directora los alcanzó.
-Potter, Weasley, Granger venid conmigo.
Siguieron a la mujer por los pasillos del castillo hasta llegar a la enfermería. Ron hizo el intento de ir a la cama de su hermano pero la profesora lo detuvo.
-Hay cosas que debemos atender antes que su hermano señor Weasley.
Caminaron hasta la mitad de la estancia y se asomaron a la cama de Draco que dormía todavía. Tenía un cabestrillo en el brazo y la cabeza vendada.
-Potter si no me equivoco es usted el responsable de esto-apuntó a Draco con el dedo mientras hablaba.
-Profesora es el responsable de la muerte de Dumbledore! No iba a dejarlo ir sin más!- Harry se desesperaba por momentos, todos querían hacerlo parecer el malo.
Las facciones de Mcgonagall se relajaron, podía comprender el dolor que sentía Harry tras la pérdida del anciano.
-De todas formas, Potter, no ha estado bien. Mañana por la mañana quiero verlo en mi despacho, tengo algunas cosas que comunicarle.
Tras decir estas palabras, la directora se marchó dejando a los chicos algo confusos.
-No te expulsaran no?-Ron fue el primero en hablar pero al ver a su familia entrar por el retrato fue con ellos.
Fue una noche horrible para todos los habitantes del castillo, todos llenos de preocupaciones e incertidumbre. Los heridos en el ataque se repondrían aunque quedarían algunas secuelas. Los mortífagos presos en las mazmorras del castillo estaban fuertemente vigilados por algunos miembros de la orden.
El amanecer no se hizo esperar demasiado y es castillo despertó. Harry se dirigió temprano hacia el despacho de la directora. No había nadie por los pasillos como era de esperar y pronto llegó a la gárgola que custodiaba la escalera.
-Te están esperando-fue lo único que dijo la estatua antes de dejarlo pasar, sin contraseña.
El chico tocó la puerta un sola vez y esta se abrió rápidamente mostrando a la directora detrás del escritorio que le resultaba ya tan familiar.
