Dragon Ball Z y High School DxD no me pertenecen son obra de Akira Toriyama y Ichiei Ishibumi
1. El nacimiento de un demonio
Los Juegos de Cell acabaron, sí, pero las cosas no salieron como las planearon. La muerte de Goku fue uno de los peores sucesos, su sacrificio fue en vano, Cell se convirtió en una bomba de tiempo gigante dispuesto a destruir el planeta como lo conocen.
Son Goku se llevó a Cell. junto con él al planeta de Kaio-sama, pero el monstruoso androide sobrevivió a su propia explosión y volvió a su forma Perfecta dispuesto a acabar con los terrícolas con un Kame Hame Ha.
Son Gohan estaba sin fuerzas, no le quedaba ni una gota de Ki, estaban perdidos. Ya nadie podía hacer nada contra ese monstruo, Gohan aceptaría su destino con sus compañeros y amigos ya no le importaba que Cell destruyera el planeta, solo quería que acabe con esto rápido.
De pronto, la voz de su padre sonaba en su cabeza diciéndole que luchara con todas sus fuerzas, él lo ayudo, juntaron ambas fuerzas lanzando el Kame Hame Ha más poderoso de la historia. Quedando victoriosos al final, gracias al esfuerzo y a la ayuda de Goku.
Pasaron 3 meses después de la muerte de Goku y Cell, la gente ya no hablaba del tema como si no hubiera necesidad de nombrarlo. Cómo la paz había regresado, Dende decidió convertir las Esferas del Dragón en simples piedras para evitar que caiga en manos equivocadas.
Mirai Trunks regreso a su línea del tiempo derrotando a n18 y n17, y a Cell en su primera forma evitando que vuelva al pasado y traer paz a su futuro.
Y eso no es todo, Milk volvió a estar embarazada, algo muy feliz para su padre y su hijo Gohan. Él mismo siguió con sus estudios, su abuelo no dejaba de traer regalos para su futuro sobrino y para el hermano mayor.
Ya pasaba el tiempo y Milk estaba en el noveno mes del embarazo y tenía que consumir más alimento para su bebé, al tener genética saiyajin en su vientre requería consumir más alimento.
-¡Gohan-chan, ¿me haría el favor de traer comida?! – no era una simple pregunta mas bien una orden de su madre. Su hijo acepto con gusto, ya quería que su hermano naciera y así podría entrenar con alguien que este a su nivel.
El híbrido saiyajin estaba en una pradera de un río enorme compuesta de rápidos y grandes peces. Gohan se quitó los zapatos dejándolos tirados en el césped, se tiró en lo profundo del río por unos minutos y con las dos manos agarró unos peces d kilos o más.
-*Suspiro* espero que esto sea suficiente. De otra manera tendré que llevar el doble o incluso empezar a trabajar – su abuelo estaba corto de plata, había ocurrido un incendio en su casa y no podía pagar mucho que digamos, así que su madre tuvo que apoyar con la fortuna que él le había dado a su hija cuando se caso con Goku.
Caminaba directo a su casa, pero se detuvo un momento. El clima esta soleado, el sitio era amplio y no había civilización por ningún lado así que…
-Un entrenamiento rápido no haría daño a nadie – se rió entre dientes y dejo el par de pescado en el suelo.
El tiempo paso demasiado rápido, no se dio cuenta que ya era tarde y el Sol estaba por ponerse. Por lo tanto su madre estaba preocupada por él, claro, no llamo a la policía ni nada por el estilo ella sabía que podía cuidarse solo.
-Se está tardando… - dijo soltando un suspiro, no tenía tanta hambre como antes pero su bebé le exigía comida.
La puerta de entrada rechino haciendo que Milk girara su cabeza y se dirigiera a la puerta, no tenía idea del castigo que le esperaba por la tardanza.
-Bien, por ahora es suficiente – se dijo limpiándose las manos, su ropa de entrenamiento que llevaba puesta estaba sucia al igual que su cara. Miro al cielo viendo que tenía un color anaranjado - ¡Diablos, mamá me va a matar! – agarró los dos pescados y corrió lo más rápido posible.
No estaba tan lejos de su casa, podía ir a pie sin tener la necesidad de volar. Cuando llego puso una mano en la perilla, pero algo andaba mal, la puerta estaba entre cerrada.
-Que raro, debí dejarla abierta – cuando entro no tuvo señal de su madre, el ambiente estaba oscuro y había un olor fuerte y áspero – Mamá, ya llegue – no recibió señal alguna, encendió el interruptor de la luz y lo que vio nunca se lo quitara de la cabeza.
Milk estaba tirada en el suelo boca abajo, la sangre se esparcía sobre ella, rápidamente se dirigió a ella - ¡Mamá, ¿Que te sucedió?! – le pregunto girándola, su rostro estaba pálido, su estómago fue cortado por un tipo de cuchillo de cocina permitiendo la salida de una grave hemorragia.
-¡Mamá, resiste, por favor! – Milk abrió sus ojos para ver a su hijo, no tenía mucha fuerza, solo sentía la sangre derramada por su cuerpo.
-Go-Gohan… - puso mano en su mejilla ensuciándole con su sangre – T-Te quiero… - sus ojos se volvieron blancos, su pulso se detuvo.
Gohan estaba sosteniendo la mano de su madre, las lágrimas se caían y se resbalaban, no quería aceptarlo, no quería creer que su madre estaba muerta.
-No… - se pasó ambas manos a la cara, miro la sangre derramada por el piso, luego observo las pequeñas manchas de sangre en las paredes, y por último sus manos, ensuciadas y manchadas de la sangre de su propia madre que dejo abandonada.
Sus ojos estaban en blanco, sus piernas y rodillas le temblaban, su mirada clavada en el techo y con la boca bien abierta. Tenía frió, su cuerpo no le respondía, lagrimas seguían cayendo sin fin.
-¡MAMÁ! –
Cuatro años han pasado después del horrible incidente, no fue el único en saberlo, Bulma, Vegeta, Krillin, Piccoro, Roshi, el padre de Milk y Dende se enteraron de la tragedia. A partir de ahí, Gohan no siguió siendo el mismo de antes, su forma de ser cambio totalmente, era serio, amargado, básicamente se comportaba como Vegeta pero de algún modo diferente.
No recordaba cuando fue la última vez que habló con Piccoro, y menos con Bulma. No dormía muy bien por las noches, siempre tenía el mismo sueño y lo primero que veía era sangre.
Era todo un adolescente renegado, no cometía crímenes ni nada parecido, es más, empezó a trabajar a partir de los 13 años. Trabajaba junto con Lao-san junto con su nieta Lime en la tienda y también ayudaba y rescataba a los animales que estaban siendo atacados por cazadores.
Actualmente se viste con el mismo gi de color morado, su cabello sigue igual de despeinado, lo increíble es que aun no le creció la barba. Su entrenamiento se volvió algo moderado.
Nadie lo detenía, ni un cazador lograba hacerse con un animal y siempre terminaban golpeados, uno que otro inconsciente, pero ningún muerto hasta ahora.
Él estaba en la pradera, parado, con las manos guardadas en los bolsillos y sus ojos cerrados mientras que la brisa golpeaba su cabello.
-Por Dios, ¿Aun sigues aquí? – dijo un cazador con su típico uniforme, una camisa verde, chaqueta y pantalón color beige, botas de cuero negras, un pañuelo atado a su cuello de color rojo.
No estaba solo, tenía un ejército de aproximadamente 20 o 30 hombres, y algunos traían motos. El saiyajin no mostraba ninguna señal de reacción, inhalo y exhalo el aire fresco que tenía alrededor.
-Por favor, chicos, sabemos que ninguno de ustedes va a salir vivo. Así que lo mejor que pueden hacer es irse con las manos vacías y… -
-¡Disparen! – ordeno a sus hombres, estaba harto que un niño este ahí y arruine sus oportunidades de conseguir esas exóticas pieles.
Cada individuo disparaba a con sus ametralladoras de alto calibre, Gohan atrapaba cada una de ellas con su mano izquierda. Cuando pararon de disparar vieron que el mocoso seguía ahí de pie sosteniendo su puño cerrado enfrente suyo.
Su mano se abrió mostrando una cascada de balas de cobre cayendo al césped. Todos tenían la boca abierta, estaban impactados y no dejaban de estarlo, todas las balas fueron detenidas al instante.
Gohan apareció enfrente del soldado que había ordenado el disparo a discreción, y lo empujo solo con su dedo índice a varios metros de distancia. Golpeo a cada uno de ellos sin mostrar piedad alguna, no dejo a ninguno en pie, todos estaban inconscientes.
-Mmmm… Supongo que tengo que hacer algo al respecto – se dijo sacando una red de caza que era lo suficientemente grande para agrupar a diez personas cada una. Amontono a un grupo de diez por cada red y los dejo varados en el océano que no estaba tan lejos de la isla.
Luego de ocuparse de ellos entro al pueblo, caminaba por la calle pasando varios locales, había más gente después del ataque de Cell hace varios años. Caminaba callado, con las manos en los bolsillos y la vista en el suelo, ignoraba las miradas de la gente y de algunas chicas que lo observaban.
Se podría decir que era muy popular, siempre ayudaba a la gente con algunas tareas del hogar o de algún trabajo en particular. Las chicas, que eran casi de su edad, lo veían pasar admiradas por su valentía y carisma.
-Tsk, ojala se callaran – murmuro por lo bajo, no tenía ningún interés en salir con cualquiera de ellas.
Cuando estaba por entrar al local del viejo Lao, Lime apareció detrás de la puerta y lo sorprendió con un fuerte abrazo por la espalda.
-¡Gohan-kun, cuanto tiempo! – le dijo sin dejarlo ir aunque él intentaba quitársela de encima. Lime tenía 14 años, siempre estaba una edad atrás de Gohan, y el desarrollo de su cuerpo es notable; su pelo castaño estaba atado por dos colitas, usaba la misma ropa y su pecho tuvo un mejor desarrollo que antes.
-Y-Ya suéltame, m-me estas asfixiando – una vez que Lime lo soltó su rostro estaba casi de un color parecido al azul.
-Que bueno verte por aquí, Gohan – dijo el viejo Lao apareciendo por la puerta detrás del mostrador.
-Hola, Lao-san –
El viejo saco de uno de los estantes de madera una botella de vidrio llena de leche, saco un vaso que estaba guardado debajo del mostrador. Gohan se sentó en una silla que estaba delante del mostrador tomando un poco de leche.
-¿Volviste al campo por los cazadores? – le pregunto Lao mientras limpiaba con un trapo los estantes y los marcos de los cuadros.
-Si, como yo nací afuera de la civilización siempre estaba jugando la mayoría del tiempo con los animales que me encontraba. Así que decidí protegerlos – respondió tomando otro sorbo de leche.
-Deberías tener cuidado, Gohan-kun. Podrías hacerte daño o… - Lime no siguió su frase ya que él entendía a donde quería llegar, pero no le importaba en absoluto.
-Yo puedo cuidarme solo, no necesito que me trates como a un niño. Deberías estar más atenta a tu cabello – le dijo pasando una mano por su pelo castaño.
La pequeña Lime se molestó por lo último dicho que lo tomo desprevenido y con una mano le pellizco la mejilla derecha provocandole un gran dolor.
-¡No deberías tratar así a una dama! – reprocho a un tirando de su mejilla hasta dejarla roja.
-Ay, ay, ay, ay, ay, e-esta bien, lo siento –
-Así me gusta más – lo soltó mientras sonreía mientras Gohan se frotaba su mejilla roja.
Los dos jóvenes empezaron a trabajar en el mostrador atendiendo clientes, entregando encargos, acomodando y limpiando los estantes, repisas, etc. El tiempo en el trabajo era un chiste para ellos, era muy divertido para ellos.
Era tarde y la tienda estaba por cerrar, como Gohan dejo de vivir en su casa ahora vive con Lao junto con su nieta en una habitación extra. Todas las noches soñaba con lo mismo: sangre.
La sangre era lo primero que veía en sus sueños, luego la muerte de alguno de sus amigos, otras veces tenía un recuerdo de haber estado en un lugar del pasado, reviviendo las muertes.
Sus pesadillas eran tan profundas que no podía controlar su propio cuerpo, se movía con movimientos bruscos, decía cosas como "No, por favor, detente" o "Ya basta, detente", al final terminaba despertándose como si hubieran pasado solo cinco minutos.
Lime abrió la puerta de su habitación, miraba al frente de la puerta de la habitación de Gohan escuchando su voz implorando piedad. No era la primera vez que lo escuchaba así, no podía quedarse de brazos cruzados sin hacer nada.
Hizo menor ruido posible, pisando lentamente el piso de madera para no despertar a Gohan o a su abuelo, abrió la puerta y entro a la habitación de Gohan cerrándola con la perilla. Se acostó en la misma cama que él, no había mucho espacio, pero por lo menos pudo abrazar al saiyajin sintiendo su fuerte abdomen causándole un rubor en sus mejillas.
El saiyajin sintió la suavidad de Lime despertandolo de repente de su sueño – Lime, ¿Qué haces aquí? – le pregunto fregándose los ojos, por un momento pensó que era de día.
-Eh… Esto… - no tenía un buen fundamento, su cara estaba tan roja como un tomate, tanta presión en su cabeza no la dejaba pensar.
-¿Acaso tenías una pesadilla? – le pregunto.
-¿Eh? No, el que tenía pesadillas eras tu, tonto. Solo vine para despertarte – le contesto evitando el contacto visual.
-Pudiste susurrarme al oído, no hacía falta que estorbes el poco espacio que me queda – dijo el saiyajin, soltó un suspiro luego de esto, la verdad es que le gustaba que su amiga se preocupara por él – Si quieres podes dormir acá por hoy –
Lime creyó haber escuchado mal al principio, no estaba equivocada. Gohan le hizo un espacio en su cama para que entre, el saiyajin se acostó evitando el contacto visual.
Lime seguía con su rubor en las mejillas, no pudo evitar poner un brazo suyo en el abdomen del joven terminando abrazándolo por completo hasta quedarse dormida.
El joven Son se sentía extraño sintiendo la suave mano de la chica sonriente a su lado, se detuvo a pensar unos segundos en lo que estaba pensando y se dispuso a dormir.
A la mañana siguiente, los rayos de sol que pasaban por la ventana de la habitación de Gohan (que esta al lado izquierdo de la cama) golpearon su rostro despertandolo de su sueño. Volteo para fijarse en Lime que seguía dormida junto a él, paso una mano en su delicado rostro.
Se levantó de la cama y se dirigió al baño a cepillarse los dientes, sus ojos parecían un par de líneas horizontales que trataban de abrirse. Luego de unos minutos, Lime y Gohan estaban en la barra del mostrador desayunando juntos, la chica de pelo castaño estaba un poco avergonzada por lo de anoche, claro que al saiyajin no le importaba en absoluto.
-Umm… ¿Gohan-kun? – Gohan detuvo el sorbo de leche para prestarle atención a la chica - ¿Quieres… salir conmigo? – su pregunta dejo perplejo al saiyajin, no entendía a donde quería llegar con eso, pero no iba rechazarla.
-De acuerdo – contesto con indiferencia volviendo a poner sobre sus labios el vaso de vidrio de leche. Su respuesta dejo muy contenta a Lime, incluso su abuelo que estaba escuchando su conversación en una mesa de madera que limpiaba con un trapo, sabía que Gohan era buen chico y no tenía problema, mientras que no se sobre pase claro.
Una vez que terminaron, los dos estaban paseando por la calle pensando en que podían hacer. Lime opto por ir al parque, Gohan acepto, pero no le importaba demasiado. Después siguieron paseando hasta llegar a una tienda de ropa tradicional, Lime se probaba cada camisa, blusa, vestido hasta contentar al saiyajin, pero seguía sin importarle.
Ahora estaban sentados en una banca cerca de la misma tienda viendo como pasaba la gente. Lime no era tonta para saber que Gohan no estaba para nada interesado en su cita.
-Gohan-kun, lamento haberte obligado a esto. Puedes irte si quieres – su mirada se clavó al piso con melancolía, el saiyajin se preocupó por esto y se estaba dando cuenta lo que estaba haciendo.
¿Dónde se había ido toda esa emoción de antes? ¿Qué paso con la típica sonrisa que ponía día a día? Sacudió la cabeza reflexionando por lo sucedido y puso su mano izquierda en su hombro llamando la atención de la chica.
-Descuida, ¿Qué es lo que quieres hacer ahora? – su pregunta finalizo con una sonrisa con los ojos cerrados en "U" riendo entre dientes, Lime se sintió mejor al verlo así dejando salir un rubor en sus mejillas.
Lime se levantó de la silla agarrando la mano que tenía en su hombro y empezaron a correr como cuando eran niños. Fueron a otra tienda de ropa, los dos se probaron distintas camisas, chaquetas, vestidos y trajes. Fueron a una florería, había una cantidad increíble de flores, de distintos colores, tamaños, olores.
Por último, compraron un helado, Gohan de chocolate y Lime de vainilla. Se sentaron en una banca para hablar entre ellos, jugandose bromas y compartiendo su propio helado.
Ambos estaban caminando directo a la tienda de Lao lado a lado. Estaban muy felices, sobretodo Gohan, parecía ser que fue la primera vez que había sonreído. Lime estaba muy feliz de que Gohan volviera a ser el mismo de antes, feliz, quisiera que este momento durara para siempre.
Lime se aferró a la mano derecha del saiyajin, sus mejilla se pusieron coloradas al sentir el tacto de sus fuertes y suaves manos. Se detuvo en el momento algo que dejo a Gohan confundido, su mirada era baja, pero el color de sus mejillas era evidente.
Estaban enfrente del otro, mirándose a los ojos, cuando Lime volvió a subir su cabeza se fue acercando al rostro de Gohan lentamente algo que él no entendía hasta que por fin sus labios se encontraron en un beso.
El saiyajin impresionado e inmóvil abrió de una forma amplia sus ojos oscuros. El sonrojo de Lime se hacía cada vez más fuerte, sus ojos estaban cerrados dejando que su lengua explore sin detenerse.
Gohan se dejo llevar por la reacción de su amiga, un sonrojo, que parecía ser el primero en su vida, se mostró en sus mejillas. Dejo que su cuerpo actuara por si solo, enredando la espalda de Lime en un tierno abrazo y dejando caer las pestañas de sus ojos.
No duro mucho tiempo, por alguna razón desconocida, una imagen se mostraba en su cabeza y solo era sangre. No sabía porque, tuvo muchas pesadillas después del incidente, la sangre era lo primero que veía al quedarse dormido. El dolor toco su corazón como un punzón, la soltó y la aparto dejando un hilo de saliva entre sus labios, le saco la vista de inmediato y se volteo para correr dejándola sola.
-Perdóname, Lime, pero no puedo... - se dijo en su cabeza corriendo sin detenerse contra ningún peatón, dio un salto en picada para lanzarse en el vuelo. Se maldecía mentalmente por lo que acaba de hacer, no quería regresar por ella o volver a la ciudad por un tiempo, necesitaba estar solo en casa.
Cuando llego a la Montaña Paoz no pudo evitar sentir nostalgia y melancolía a la vez, la puerta de entrada estaba sucia y mugrosa con una cinta amarilla con las palabras escritas "NO PASAR" y como si no hubiera pasado nada en cuatro años, la puerta estaba semi abierta. Nunca olvidaría lo buenos y malos momentos que pasaron en su hogar, su mente nunca lo engañaría, ha dejado su casa hace mucho tiempo y no tenía el valor para entrar otra vez.
Respiro profundo, agarro la cinta y la despego dejándola en el pasto, dando el primer paso hacía adentro pudo sentir la viga suelta rechinando. Todo el entorno estaba oscuro, no había señal de vida, parecía una casa de terror en otros aspectos, las manchas de sangre estaban secas y aun eran visibles.
-¿Que pensaste, que mamá estaría preparando la cena? - pensó pasando por la cocina, en la esquina de la pared se podía notar como las manchas estaban agrupadas, el mismo lugar donde vio la tumba de su madre.
No importa cuanto lo intente, la imagen en su cabeza se quedara grabada para siempre, cuando lo recordaba o cuando leía algo del diario de Lao sobre asesinatos, en especifico en los casos de familias, no podía evitar llorar o a veces le daban ganas de vomitar.
Se dio la vuelta directo a su habitación, los libros en su escritorio, ni el mismo mencionado, estaban ahí. La habitación estaba oscura por la luz de noche, lo único que tenía para acostarse era el colchón de su cama sin sabanas, ni frazadas, ni almohadas solo tiro a la cama y cerro los ojos.
-Supongo que no he cambiado en nada... - dijo después de cerrar los ojos y quedar profundamente dormido. Era débil, siempre se lo dijo a él mismo desde el principio, no era como su padre el guerrero más fuerte, su muerte fue causada por él y no pudo perdonárselo.
Estaba solo, no tenía a nadie, pensaba que si seguía ignorando esos pensamientos no se volverían en su contra, error, se hicieron más fuerte. Debía quitarse eso de la cabeza de una buena vez por todas, tenía que volverse más fuerte para no cometer el mismo error una y otra vez.
Los rayos de Sol pasaron a través de la ventana golpeando los ojos de Gohan, abrió los ojos y por lo que se veía parecía tener resaca, ¿Esperen, eso no pasaba cuando alguien se despertaba con un dolor de cabeza después de tomar una gran cantidad de alcohol? Pues parece que su cara era idéntica.
Salto por la ventana y se dirigió volando al templo de Kami-sama, era el único lugar donde podía estar solo cuando se trataba de entrar a la Habitación del Tiempo. No tuvo la necesidad de desayunar aun, el hambre fue disminuyendo aunque claro seguía comiendo la misma cantidad.
Cuando por fin vio la Torre del maestro Karin encendió su aura blanca para obtener una mayor velocidad, no paso a visitarlos hace cuatro años, sería una sorpresa que lo vieran tan maduro. Se elevo directo hacía las nubes pasando de largo la pequeña plataforma que estaba unida a la atalaya de Kami-sama, se detuvo de inmediato cuando una voz familiar le grito.
-¡Oe, Gohan, toma! - le lanzo el gato Karin una pequeña bolsa café que contenía varias semillas del ermitaño, tan pronto como le dio las semillas se adentro en su pequeña casa junto con Yajirobe.
El joven saiyajin siguió su camino por las alturas del cielo hasta llegar a la gran y pacifica plataforma donde se encontraba Piccoro, Dende y Mr. Popo. Cuando piso un pie en el suelo llamo la atención de los tres habitantes, Dende estaba feliz de ver a su amigo de la Tierra después de un tiempo, Piccoro solo mostraba indiferencia, Gohan no dijo nada al verlos solo siguió adelante a la entrada.
Dende solo se quedo mirando en silencio al ver la extraña actitud de él, pero después de perder a su madre y a su padre debió dejarle un trauma que cambio por completo su forma de ser.
Piccoro solo se quedo de brazos cruzados sin esperar que su viejo alumno le diera la palabra, él solo paso por encima de el sin darle siquiera la mirada. Para su sorpresa fue cuando se detuvo de paso sin dar la vuelta.
-Piccoro-san, ¿Cambie en algo? - su pregunta lo dejo pensando, por lo que podía sentir de él se veía claramente que estaba dañado por dentro, no tenía idea que responder, es algo que debería saber él.
-Es algo que deberías darte cuenta por ti mismo - le respondió, Gohan por su parte soltó una pequeña risa, no habían cambiado en nada en estos cincos años.
-Lo tomare como un si - conocía a su maestro desde que tenía cuatro, siempre le decía cosas que no eran o le daba una respuesta corta. Entro a la habitación dejándolos solos a los tres.
La Habitación seguía como siempre, no había ningún cambio alguno, el ambiente era igual de blanco y la gravedad pesaba 10 veces más que la gravedad de la Tierra. Cuando puso el primer pie en el suelo podía sentir la presión aunque ya no daba efecto en él como en la primera vez que entro.
Le trajo recuerdos cuando estuvo con su padre en este lugar, cada vez que se desmayaba al llegar a su limite su padre tuvo que dejarlo en la cama, fue muy amable durante el entrenamiento nada comparado con el que tuvo con Piccoro.
A veces se preguntaba si su padre lo estaba poniendo a prueba o si era muy blando para no tomarlo en serio por que era... Débil. Hoy no, pondrá todo su esfuerzo en este entrenamiento hasta quedar casi muerto si es necesario.
El primer día fue muy rápido, entrenar sin una pareja era algo difícil y aburrido, su cuerpo estaba con algunos rasguños, transpiraba y su respiración era profunda. No se sentía muchos cambios en él, aunque pasara un par de días en la habitación no podría romper sus limites como la última vez.
Se fue a tomar una ducha y con lo que tenía para preparar la cena era suficiente, al final termino durmiendo en la habitación de descanso. En el último día se puso al corriente con dominar la segunda transformación, como no lo intento hace mucho tiempo perdió la capacidad de mantenerse a raya.
Tuvo que usar su mente para esto, visualizo a Cell frente a él de brazos cruzados, todo lo demás era negro, se lanzaba con todas las intenciones de atacar sin piedad o descanso. Cada golpe que daba siempre tenía un fallo, era muy lento, su precisión era muy mala o no tenía confianza en el mismo.
Se frustraba fácilmente ante el enemigo, verlo a Cell con esa sonrisa sin siquiera esforzarse y sin levantar un solo dedo, el orgullo y el espíritu saiyajin fluía por sus venas y le decían que no se detenga. Paso al siguiente nivel como Super Saiyajin y sus movimientos se volvieron más fluidos, rápidos y fuertes, el lado de su padre se transmitía por la emoción de las peleas y a él también.
No se podría saber por cuanto tiempo paso luchando, ni él mismo sabía por cuanto tiempo o por donde estaba, sip, todo el tiempo estaba lanzando puños y patadas al aire con los ojos cerrados sin tener la menor idea por donde iba.
-Oh, no... - sus ojos se abrieron como platos al ver que estaba en el borde de la nada, literalmente, no solo perdió la noción del tiempo sino que también se fue alejando inconscientemente.
Ya no había forma de volver, una vez que pasa el limite de tiempo de dos días o si te alejabas lo suficiente para perder de vista la habitación estabas perdido para siempre sin poder regresar. No se lo pudo creer, ahora si que estaba jodido, aunque Piccoro entre a la habitación no habría forma de que lo encuentre, la Habitación del Tiempo estaba conectada a otra dimensión y ahora mismo podía estar en cualquier parte del universo.
Tomo aire para evitar entrar en pánico, tenía que pensar claramente para volver siempre estaba metido en algún problema y siempre buscaba la forma de solucionarlo. Podía esperar a que Dende y Piccoro se den cuenta de que haya pasado más de dos días y que invoquen a Shenlong, pero lo más probable es que se muera de hambre por la espera.
-Podría... - se pudo un dedo sobre su labio inferior tratando de buscar una respuesta más rápida. Su cabeza vio todas las variables posibles, pero por más que lo intentaba no podría funcionar - Un momento, si concentro toda mi energía podría generar un portal afuera de la Habitación del Tiempo, pero no creo que funcione solo con la fuerza del Super Saiyajin se requeriría una gran cantidad como el Super Saiyajin 2 -
Parecía la solución más lógica y riesgosa ya que al pasar a una transformación que no tiene control sobre él mismo lo llevaría al suicidio, su cuerpo podría estallar y sobrecargarse, pero si lograba mantener la transformación por unos segundos podría salir sano y salvo, o no.
-¡AAAAAAAAAAAAAAH! - gritaba a todo pulmón generando una gran aura de Ki dorada alrededor de él, varios rayos empezaban a salir y su pelo se erizaba rompiendo la ley de gravedad dejándolo con un flequillo ondeando por la gigante cantidad de fuerza que se liberaba.
Su Ki era cada vez más intenso, sus músculos se volvían más grandes, su mirada era fiera y fría, su poder era ridículo comparado con el de su padre o con el de Vegeta. No obstante, era inestable, podía sentir como su propio cuerpo se contraía al igual que su propio poder, pero estaba funcionando.
Notó como una pequeña partícula de luz apareció en frente de sus ojos y se hacía más grande de a poco, un gran agujero se formo a unos pocos pasos de él y por lo que mostraba estaba en algún parque en el atardecer sin ninguna persona cerca.
No se tomo el momento de pensar y solo salto hacía el. Cuando toco el piso con sus pies miro para ambos lado, con la respiración entrecortada, y no pudo notar el Ki de Piccoro o el de Dende, de hecho, no podía encontrar ningún Ki reconocido.
Perdió su transformación al instante y cayo al piso apoyándose con ambas manos temblorosas, su visión estaba borrosa y sus ojos estaban en blanco, su piel pálida y caliente. Vomito sangre al sentir como su presión bajaba, su Ki estaba por debajo del limite, cruzaba una situación critica.
-Vaya, lo arruine todo una vez más... - dijo fingiendo una sonrisa como cualquiera, ya no habría nadie que lo salve de esta situación, iba a morir eso era definitivo. Una parte de él estaba feliz, podría ver a su madre y a su padre y podrían estar juntos, pero que pasara con los otros y con... Lime, no podría verla a la cara aunque pudiera o quisiera.
Sus ojos se cerraron y la fuerza de sus brazos llego a su limite, estaba muriendo solo, je, irónico, ya se lo había imaginado de algún modo. Su cuerpo y alma no reaccionaban, solo fueron unos breves segundos cuando escucho una voz hermosa y también el sonido de unas alas desplegándose.
Tu vida... Vive por mi.
Yo, Rias Gremory, te ordeno que tu alma descienda una vez más. Para convertirte en mi nuevo esclavo.
Como tu nueva ama, te concederé una nueva vida.
Todo lo que veía era oscuridad, oh, esperen, tenía los ojos cerrado. Podía sentir el aire en el ambiente, fresco, su Ki estaba en un nivel estándar y no estaba en peligro, estaba totalmente bien.
Lentamente abría los ojos, su visión era borrosa, cuando su visión óptica se aclaro vio a una chica hermosa de pelo largo y de un color rojo tan brillante como el rubí y puro como la sangre, sus ojos eran azules color zafiro, traía puesto un uniforme escolar con una falda roja, camisa blanca, chaleco negro sobre la misma y unos zapatos color café.
La habitación en la que se encontraban ellos, y tres personas más, parecía un living de los '90, tenía muebles de madera, adornos y por lo que parecían eran moderadamente costosos, tres sofá con los colchones color verde.
-Al fin despertaste - le dijo su salvadora con una sonrisa que podía cautivar a cualquiera, si fuera más consciente en este momento tendría un rubor en sus mejillas, pero no en cambio de eso le extendió una mano - ¿Necesitas algo? -
-P-Por favor... Acércate... Es sumamente importante... - dijo y Rias con cierto interés en sus palabras aproximo su oreja lo bastante cerca de su boca y escuchar sus palabras - ¡Quiero carne! -
Continuara...
