Disclaimer: Boku No Hero Academia/My Hero Academia y sus personajes pertenecen a Horikoshi Kohei, el uso de ellos es sin ánimo de lucro y con fines de entretenimiento. Lo único que me pertenece son mis OCs y la idea para la trama de este fic.
Capítulo 1
Dentro de un héroe
— ¡Adiós, mamá!
Inko Midoriya contempló a su hijo marchar, ambas manos entrelazadas en su regazo y su sonrisa marchitándose conforme los pasos de Izuku se alejaban. Era su primer día en la UA, la preparatoria más prestigiosa del país y en especial, la escuela donde los mayores superhéroes eran formados. Estaba cumpliendo su sueño, y como madre, nada podía hacerle más feliz; por eso mismo, también le anegaba el miedo y la preocupación.
Ser héroe, en caso de su hijo, había parecido un objetivo imposible hasta hacía poco, ya que por mucho que entrenase y acondicionase su cuerpo seguía careciendo de Quirk: entonces, llegó la sorpresa. No solo tenía Quirk, sino que era uno bastante autodestructivo y difícil de controlar.
Era un largo camino, cuanto menos complicado, el que le esperaba a Izuku Midoriya junto a sus compañeros.
El Símbolo de la Paz había mantenido al mal lo más lejos posible, como el faro de esperanza que era.
Pero su luz se apagaba, y entre parpadeos, la oscuridad aprovechaba para rodearlo, clamando de nuevo su lugar en el mundo.
No hicieron falta palabras para que toda la clase se sumiera en silencio y corriera a sus pupitres. Shouta Aizawa, el tutor, atravesó la puerta con las manos en los bolsillos y su expresión de cansancio perpetuo, mirándoles por el rabillo del ojo. Ligeramente encorvado, tomó entre sus manos algunos papeles que ojeó brevemente antes de dirigir toda su atención a los alumnos de la clase 1-A.
—Hola de nuevo—saludó al fin, como si hasta hablar gastase su energía. —Dentro de unas horas se celebrarán varias charlas y conferencias para todos los cursos, aunque están más enfocadas a los de segundo y tercero. Normalmente, se os entregaría un horario y una hoja para que os inscribieseis en las que gustaseis, pero…—una sonrisa retorcida ocupó su rostro, dándoles escalofríos a todos los jóvenes—me he tomado la libertad de hacer un pequeño itinerario para toda la clase. No queremos perder el tiempo, ¿verdad?
Aizawa llevaba apretándoles los tornillos desde el momento en que los había conocido.
Ninguno sabía qué conferencias habría y aun así la gran mayoría se quejó en voz baja o para sus adentros. A Izuku le entusiasmaba hasta la más mínima actividad que pudiese hacerse en Yueei, pasando por su mente a toda velocidad las diversas posibilidades y beneficios de esa en concreto. Iida mostró su conformidad con un vigoroso asentimiento, cuando los demás lamentaban profundamente perder esa autonomía.
—Si os hace felices, he dejado un hueco a última hora y antes del almuerzo para que asistáis a la queráis, o que descanséis. Ahora, os repartiré los folletos…
Más bien me han obligado a hacerlo.
Aquello pareció aliviar un poco la tensión generada por el plan de estar todo un día de una charla a otra sin siquiera poder decidir cuál, encima después de hacer pruebas físicas que contemplaban la expulsión. Aizawa entregó unos cuantos trípticos al primero de cada fila para que los pasara hacia atrás.
"Héroes y el trabajo en equipo: agencias, compañeros y trato con los servicios públicos"
"Protocolo y comportamiento durante una situación: Rehenes"
"Trajes, equipamiento y cómo mantenerlos"
"Cómo lidiar con villanos y no morir en el intento"
"Salud mental y desempeño del héroe"
"La importancia de la imagen pública de los héroes"
Con solo mirar los nombres era obvio cuáles eran las obligatorias, y teniendo en cuenta la opinión de Aizawa sobre los medios, la última no estaba entre ellas.
—Aunque todos son importantes—empezó a decir, con cierta reticencia—hay que priorizar. Os he marcado a cuáles iremos, el resto es cosa vuestra. También habrá puestos de algunas agencias que se han prestado voluntarias para explicaros su trabajo y el tipo de personas que colaboran en ellas. No descartéis pasaros por allí en las horas libres. Hasta entonces… sacad vuestros libros.
Nedzu había sugerido que el propio All Might hablase a toda la UA, como Símbolo de la Paz y profesor: la idea le encantaba. E iba hacerlo, con todo el gusto del mundo. Una buena entrada dramática, su sonrisa sempiterna y unas palabras motivadoras, quizás contar alguna anécdota con la que enseñarles una lección y marcharse dejando un poco de sí mismo en los corazones de todos los alumnos.
Era un plan maravilloso. Con su límite de tiempo de tres horas, no habría problema alguno.
Si el héroe que llevaba dentro no se detuviese ante el más mínimo delito, y no hubiese bajado a tres gatos de un árbol, burlado el robo de un bolso, ayudado a una ancianita a cruzar la calle, posado para fotos con fans y colaborado con unos agentes en un caso con rehenes, agotando la mayoría de su tiempo…
Shit. ¡Cómo he podido ser tan desconsiderado! Dejar tirado al director de esta manera, y a los chicos…
Hizo tantas reverencias para pedir disculpas que la herida de su costado acabó resintiéndose, sacándole un gemido de dolor. Nedzu intentaba hacer que parase, diciéndole que no sucedía nada, después de todo no habían llegado a hacer oficial su participación, pero parecía que nada haría que All Might se sintiese mejor al respecto.
—Amigo mío, hiciste lo correcto. Los niños ya te tienen como profesor, puedes hacer esto en cualquier momento, no necesitas una aparición estelar ni un comunicado. Tendrás muchas más oportunidades—dijo, dándole un sorbo a su té.
All Might alzó el rostro lentamente, una expresión de cierto alivio surcándolo.
—Sí… ¡Daré lo mejor de mí!
—No me cabe duda de que así será—contestó el animal, dejando su taza en la mesita baja de madera. Contempló al rubio por unos segundos, mientras se enderezaba de nuevo. —All Might, ¿recuerdas de lo que hablamos el otro día, sobre lo que haría hoy?
— ¿Hm? Oh, sí. ¿Por qué?
—Creo que sería mejor si tú hablases con ella. Después de todo, ha sido recomendación tuya.
All Might comenzó a toser una considerable cantidad de sangre. Tomó un pañuelo de papel que el director le ofreció, limpiándose los labios. ¿Pero me acercaré a ella así? ¡La asustaré! ¿Y qué le digo…?
Nedzu le dio unos golpecitos reconfortantes en la pierna antes de marcharse, dejándolo a solas con sus pensamientos.
Cada grupo seguía, en dos filas indias, a sus tutores. Había gente de todos los cursos y años ya reunidos en las puertas de las salas de conferencias, algunos con aspecto de estar a punto de quedarse dormidos, otros aburridos y unos pocos aunque fuese ligeramente animados por la jornada. Izuku tenía suerte de que Iida y Uraraka, las dos personas con las que más se juntaba por el momento, tuviesen una perspectiva parecida a la suya. Las palabrotas de Bakugou se escuchaban desde lejos, seguidas de las risas de Kaminari y Kirishima. Aizawa miraba de vez en cuando sobre su hombro, vigilando que no hiciesen ninguna tontería hasta que les dejasen pasar.
Present Mic apareció al poco tiempo, abriendo las puertas de la forma más llamativa que pudo para un acto tan banal. Aizawa suspiró, ese tipo tenía que hacer un show con todo. A veces se preguntaba cómo llevaba soportándolo desde hacía quince años.
— ¡Bienvenidos, oyentes!—gritó, como si los alumnos fuesen su público.
— ¿Por qué nos llama así?
—Supongo que será la costumbre, por lo de su programa…
—Es jodidamente molesto.
Aizawa se giró por completo, sus ojos adquiriendo un tono rojizo, su pelo y bufanda comenzando a flotar a su alrededor. Los que estaban más cerca de él retrocedieron alarmados, y los del fondo agacharon las cabezas, tragando saliva.
—Sugiero que guardéis silencio. No me obliguéis a tomar medidas drásticas—declaró el profesor, volviendo a la normalidad y dándoles la espalda. Sacó un colirio de uno de sus bolsillos, pero antes de usarlo, les instó a que fuesen pasando y sentándose.
La primera fila parecía estar maldita, ya que la gente solo se sentaba allí si eran obligados. Izuku, Iida y Uraraka, ocuparon esos primeros asientos, seguidos de otros compañeros que ya no cabían atrás, entre ellos Todoroki, Yaoyorozu y las demás chicas. La cara de Izuku adquirió un intenso color rojo, al contrario que sus nudillos que palidecían con el agarre firme a la dañada libreta que traía consigo. Una chica… sentada tan cerca…
A Todoroki no pareció importarle estar rodeado de mujeres, aunque hasta el momento no había demostrado que le afectase realmente nada.
—Is everybody ready?!
Al igual que en el examen de admisión, nadie contestó al héroe vocal, y tampoco se dejó afectar por ello. ¡Qué tímidos estos niños de hoy día!
La pantalla tras él se encendió, mostrando el inicio de lo que parecía una presentación de diapositivas. Antes de que Present Mic continuara con su despliegue de "inglés" y preguntas a la nada, dos hombres subieron al estrado, pidiéndole lo más educadamente posible que les dejase a ellos las introducciones y demás. Izuku los reconoció al instante: Ruvik y Clockwork, ambos compañeros desde hacía décadas. Clockwork era capaz ralentizar los movimientos de aquello que le rodease en un rango de diez metros durante un tiempo, mientras que el Quirk de Ruvik le permitía identificar las partes que formaban un todo y unirlas, por muy pequeñas que fuesen.
Así, dio comienzo "Héroes y el trabajo en equipo: agencias, compañeros y trato con los servicios públicos".
Fue una montaña rusa de una hora, donde lloraron y rieron con las anécdotas de algunos casos, gritaron cuando a Ruvik se le coló la imagen de un caso de descuartizamiento y quedaron impresionados con el vídeo del tiroteo donde Clockwork desarmó y apresó a toda la banda criminal por sí solo. No solo hablaron de lo importante que era la buena comunicación y la fuerza que daba tener a alguien luchando a tu lado, sino de cómo los policías, bomberos, médicos, todos tienen un importante papel en la sociedad, y que no llevasen capa no los hacía menos heroicos. "No son los otros, no trabajan para nosotros ni sus profesiones son menos dignas o cool. Esto es una gran cadena, y si uno de los eslabones se rompe, el resto cae con él".
Los despidieron con un sonoro aplauso. Viendo el gran comienzo que el día había tenido, ahora afrontaban la jornada con renovadas fuerzas.
Mic les estrechó la mano, despidiendo a los héroes para dar paso a dos agentes de policía. Se presentaron como Tenma Kitachi y Kazuko Marui, oficiales especializados en la mediación, y como decía el nombre de la conferencia, en rehenes. Kazuko podía teletransportarse a distancias cortas, y en un sitio donde ya había estado o visto, lo cual era bastante práctico para poner a salvo a civiles.
A pesar de no despertar tanto entusiasmo, hubo más participación e incluso representaron cómo debían actuar y cómo no en esas situaciones, haciendo ellos mismos de víctimas y después de héroes. Sana, una de las chicas de la clase 1-A, fue de los que más se entretuvo, reteniendo a Mineta quien solo había voluntariado por estar más cerca de la mujer. Cada vez que empezaba a comportarse como el pequeño pervertido que era, Sana hacía más firme la llave con la que apresaba su cuello y le daba pequeños tirones.
— ¡Eh, cualquiera diría que estás disfrutando esto!—fue la queja de Mineta, con la respiración agitada, incapaz de aprovecharse de la situación ni encontrar el lado divertido al contacto de todo menos amistoso con la otra joven.
— ¿No se supone que estás aterrorizado y bajo amenaza de muerte, enano?
—Esto ya no me gusta tanto…
Tras tres horas, a nadie le interesó particularmente estar ni un minuto más sentado. Ya tendrían tiempo para saber de trajes y demás, ni siquiera llevaban una semana. Sumado a que estaban realmente hambrientos; tuvieron que abrirse paso en la cafetería prácticamente a codazos y empujones, ganándose una reprimenda de los profesores. Cuando por fin se sentaron, la clase 1-A permaneció junta, apretujada en los bancos y sillas.
—Sabéis, me esperaba una mañana realmente aburrida—habló Mina, sin terminar siquiera de masticar su comida. Antes de que Iida le regañase por ello, Kirishima se sumó a la conversación con la misma demostración de modales.
— ¡Ya te digo! Ha sido toda una sorpresa-especialmente lo del pobre tipo descuartizado.
—Dios mío…—murmuró Uraraka, llevándose ambas manos a la boca.
— ¡Por favor, que estamos almorzando!—protestó también Yaoyorozu.
—Sois unos debiluchos, si con tan poco ya os ponéis así no duraréis nada como héroes.
—Venga ya, si eres el primero que ha mirado para otro lado, Bakugou.
La conversación fue interrumpida por un grito proveniente de Kaminari, que dio un salto en su asiento, sujetándose la mano y ocultándola a la vista de los demás.
— ¿Qué demonios pasa?—le preguntó Jirou, que por desgracia estaba al lado suya.
—Me… ¡me he cortado un dedo!
—No seas quejica, por un cortecito de nada liar tal alboroto…
— ¿¡Cortecito dices!?
Todos observaron en tensión a Kaminari, que alzó de nuevo la mano con una mueca de dolor. No lo veían, pero Mineta y Ashido hacían su mejor esfuerzo por no soltar una carcajada.
De repente, algo realmente parecido a un dedo voló de su mano y aterrizó en la cara de Jirou, seguido de un pequeño chorro del color de la sangre. Los chillidos no solo de la chica, sino de todos sus compañeros podrían competir con la voz de Present Mic; todo el comedor se giró para mirarlos. Tokoyami y Bakugou retrocedieron asqueados, Iida intentando tranquilizarlos aun estando más nervioso que ellos, y si pudiesen ver a Hagakure, se darían cuenta de que se había desmayado.
El pánico generalizado opacó las risas de Kaminari, Mina y Mineta, que golpeaban la mesa y se sujetaban el estómago, fuera de sí. Aunque el rubio fue el perpetrador, los tres recibieron una buena golpiza en cuanto los demás se dieron cuenta de que se trataba de una broma. Una salchicha y un poco de kétchup jamás habían desembocado tal contienda.
Lograron regresar a duras penas a la sala de conferencias, con una decena de ojos clavándose como cuchillos en sus nucas.
Si se perdiese en medio de un desierto, probablemente estaría menos sedienta y acalorada de lo que estaba en ese momento. La chaqueta del traje de repente se le antojó un estorbo. Ignorando las protestas de su acompañante, acabó por quitársela, lanzándola contra una silla plegable.
—Esa blusa no te estaba pequeña hace dos días.
—Encogió en la lavadora. Te dije que ese transformer no iba a traer nada bueno.
—Primero, que la tecnología de un electrodoméstico te supere no la convierte en un ser alienígena. Y segundo, ¿por qué te la pusiste aun sabiendo que ya no te quedaba bien?
—Si me la compré, más bien me obligaste a comprarla, fue porque no tengo ropa elegante, según tú. Me puse nerviosa y no tenía con qué sustituirla... Pensé que con la chaqueta encima, no se vería nada raro. Tampoco calculé que haría un calor de mil demonios.
Hayato movió el cuello en un círculo, estirándolo. Esa mujer iba a matarlo un día de estos.
—Cuando le saltes un ojo a alguien porque te ha reventado la camisa, no vengas a quejarte.
— ¿Eso te gustaría que pasara? ¿Acudirías entonces como un caballero a cubrirme?
— ¿Y perder la oportunidad de reírme de ti, con el añadido de unas hermosas vistas? Ni de broma.
Ella entrecerró los ojos, pensando en lo mucho que le gustaría quedarse a limpiar el suelo con él. Sin embargo, era la hora, y en el fondo agradecía un poco esa conversación tan tonta para distraerla de su miedo escénico. Exhaló, intentando que toda preocupación la abandonase. Empezó a caminar, sin terminar de coordinar la forma en que quería hacerlo con la respuesta de su cuerpo.
—Enséñales lo que hay dentro de un héroe, Akira.
Las palabras de Hayato traspasaron la coraza y dieron justo en su capa más sensible, conquistando al miedo. Solo él podía saber lo mucho que significaba esa frase para ella.
—Lo haré.
Apretó los puños, una sonrisa repleta de determinación acompañándola como una vieja amiga.
— ¡Recibamos con un fuerte aplauso a la psicóloga de héroes, la Doctora Akira Izumi, más conocida como Asylum!
Su lado más nerd estuvo a punto de salir a flote cuando Present Mic pronunció su nombre, en un anuncio que nunca pensó que llegaría a escuchar. Guardó ese impulso en lo más profundo de ella, pues ya tendría tiempo de hacer de fan. Se sorprendió al escuchar sus propios pasos, los tacones produciendo un golpeteo rítmico que desprendía seguridad y firmeza. Se colocó frente al atril, manos apoyadas a los lados, y examinó a su público. Habría más de ciento cincuenta personas, probablemente entre todos las clases del curso de héroes y puede que de otros. Eran muchos rostros, y lamentaba profundamente no poder saber más sobre ellos. Tanto potencial, tanto poder y tantos sentimientos reunidos en una sola habitación para escucharla a ella.
—Agradezco de todo corazón el que me acompañéis y me permitáis compartir mi trabajo con vosotros, alumnos y profesores, en este día. La gente suele asustarse un poco cuando digo a qué me dedico: es comprensible. Los héroes siempre se muestran fuertes, inquebrantables, afrontan el peligro con una gran sonrisa y dicen "no os preocupéis, porque ya he llegado". Ese es su papel, y así es como deben ser. Porque aquellos que necesitan ayuda, a quienes debemos proteger, proyectan en el héroe lo que no tienen, lo que anhelan, cimentan sobre ellos su fe, sus principios y esperanzas. Aun así, seguimos siendo humanos, padecemos, enfermamos, lloramos, pero si nos ven hacerlo, no se sentirán seguros. ¿Es egoísta? Por supuesto.
"Tantos héroes rotos por el dolor de una pérdida, carcomidos por la culpa y la impotencia, rostros, fechas y lugares grabados a fuego en la mente, consumiéndolos desde dentro, convirtiendo en cenizas lo que tocaban. Y hay quienes son incapaces de detenerlo, y quienes consiguen renacer de esas cenizas. Como psicóloga, es mi trabajo ofrecerles el apoyo y las herramientas para ganar esa batalla. Héroe o no, la mayoría de las veces uno mismo es su mayor enemigo".
All Might, quien se había colado en el último minuto, ocupando el asiento contiguo al de Aizawa en la última fila, sintió una quemazón de sobra conocida en el pecho. No era un dolor físico: trascendía la barrera del tiempo y le perseguía en pasado, presente y futuro; cientos de agujas atravesándole, le inmovilizaban para que no pudiese reaccionar ante los recuerdos que le asaltaban, porque eso hacían, llevar a cabo un ataque repentino y por sorpresa, dañándole de tal forma que cualquier herida real parecía superficial. Lo siento tanto, Nana.
Las palabras de la doctora parecían no solo haber afectado a All Might. Aizawa se hundió aún más en su bufanda, la somnolencia pasando a segundo plano. Present Mic buscó sus ojos desde el marco de la puerta, turbado también, pero su viejo compañero tenía la cabeza levemente ladeada hacia la dirección contraria.
La atmósfera adquirió un nuevo peso sobre los hombros de los más jóvenes, demasiado absortos para darse cuenta de que la propia mujer retenía las lágrimas como mejor podía. Carraspeó, evitando que la voz se le quebrase, y prosiguió con su discurso. Izuku, como el joven sensible e incluso empático de más, tuvo que aceptar más de un pañuelo de sus compañeros para secarse el rostro. Para cuando Akira Izumi acabó, todos tenían la sensación de tener una perspectiva distinta sobre el trabajo de un héroe.
—Quisiera despedirme con el lema de la academia—Akira se acercó al micrófono, simulando un susurro—, más os vale no dejarme sola. ¿Listos?
Todos se unieron para gritar "¡Plus Ultra!", alzando los brazos y saltando de sus asientos para ir más allá.
Akira esbozó una sonrisa de satisfacción, y antes de marcharse, dijo, acompañado de un guiño de complicidad:
—Contamos con corazones como los vuestros para mantener viva la llama.
La inmensa mayoría recogió sus cosas y volvió a casa, pasando antes por algunos puestos en los alrededores de la academia. Ruvik y Clockwork los despidieron enérgicamente, comentando lo increíbles que iban a ser los héroes de esa generación.
Hayato también se había sentado afuera con los otros profesionales, más por ocio que por promoción, así que Akira se quedó en el interior, exhausta, acalorada y hambrienta, recogiendo sus cosas mientras murmuraba para sí misma.
—Hey!
La mujer dio un repullo, llevándose una mano al pecho por acto reflejo. La voz de Present Mic le había pillado completamente desprevenida, y teniendo en cuenta que era un poco fanática de él, las palabras se quedaron atrapadas en su garganta y salieron como un galimatías que sacó una carcajada al rubio.
—Lamento si te he asustado, quería felicitarte por la charla, nada mal para ser la primera vez —el halago consiguió hacer sonrojar a Akira, que le restó importancia con un aspaviento. —Anyway, pensé que te gustaría saber que hay una sala de descanso con algunos aperitivos y refrescos al fondo del pasillo.
Aceptó, con la reafirmación de un gruñido por parte de su estómago, que Mic le acompañase hasta allí. Tuvieron una charla más bien casual, y ella se sorprendió con lo agradable y simpático que el presentador era, aun con sus excentricidades. Él se despidió una vez estuvieron en la puerta, alejándose con una sonrisita enigmática. Akira frunció el ceño, con la sensación de que ahí había algo raro. Las dudas de que se tratase de una broma, o una trampa, se disiparon cuando vio que en verdad era lo que le había dicho. Sobre una mesa cubierta por un mantel azul cielo, había todo tipo de bocadillos, canapés, incluso dulces.
El hambre pareció poseerla, moviendo su cuerpo como una marioneta directa hacia la comida. Llenó un plato de plástico con todo lo que fue pillando. Tan ensimismada estaba, que no se percató de la presencia del hombre en el sofá, quien le contemplaba con cierta diversión.
— ¿Están buenos, verdad? Yo mismo no he podido resistirme y probar un poco de cada—dijo, alzando su propio plato con piscolabis variados, rompiendo la falsa soledad.
Akira se giró lentamente, limpiándose las comisuras de los labios con un el pulgar, maldiciéndose a sí misma y su impulsividad. Ambos se miraron, ella con sorpresa y él con timidez, dejando el plato sobre una mesa y poniéndose en pie para presentarse debidamente.
Decir que era alto se quedaba corto. Akira tuvo que estirar el cuello para observar su cara, rozando lo esquelético, de marcados pómulos y ojos hundidos, cubiertos por la sombra de su propia delgadez. Sin embargo, se distinguía en esa oscuridad dos pequeños iris de un azul casi neón. Vestía un traje de color dorado, parecido al de su pelo caótico y los dos mechones que le enmarcaban el rostro, que le iba claramente varias tallas más grandes acentuando su escualidez. A pesar de todo ello, Akira sintió el calor agolpándose en su rostro, mirando fugazmente su mano, diminuta entre las de él, que la sacudían vigorosamente.
All Might estaba haciendo acopio de todas sus fuerzas para no imitar el tono rojo de la joven. Ahora que la veía más de cerca, confirmó que sus ojos, grandes y rasgados, eran lilas. Una vez que dejó libre su mano, acomodó algunos mechones de pelo de su flequillo que se interponían en su examen. El resto de la melena, rubia oscura, estaba recogida en un intento de moño algo desastrado.
—Doctora, he de decir que admiro profundamente su trabajo. Realiza una labor encomiable y muy necesaria para la sociedad, tengo esperanzas de que con el tiempo se haga más común. Héroes que protejan mente y cuerpo—manifestó, poniendo una mano tras su cabeza algo avergonzado. —Ah, perdone, me he dejado llevar. No quiero entretenerle más de la cuenta, tiene que estar cansada.
—Oh, no se preocupe…
¿Son todos así de encantadores aquí? Me están dando un subidón de autoestima. Tenerlos a diario alrededor ha de ser toda una experiencia.
—La verdad, no estoy aquí por casualidad. Estaba esperándola. Tengo una oferta que hacerle.
Akira parpadeó lentamente, procesando la información tan rápido como podía en ese momento.
—Creemos que es el tipo de persona que necesita Yueei. El director, y todo el profesorado, estaría encantado de tenerla aquí como profesora y psicóloga.
Una sonrisa tensa, incrédula, que le recordó a la de Aizawa cambió por completo el rictus de Akira. Empezó a desternillarse, su mandíbula encajada y las manos temblándole ligeramente. All Might tenía la sensación de que la joven iba a desmayarse de un momento a otro, ya que el color había abandonado su rostro otrora risueño.
— ¿Esto es una broma, verdad? Ni siquiera sé quién es. ¿Está en esto con Present Mic? Porque no tiene gracia—farfulló, las palabras saliendo a toda velocidad de sus labios. —No la tiene. Yo…
No la tiene y aun así me estoy tronchando de lo nerviosa que me he puesto.
— ¿Se encuentra bien? Si nos sentamos, quizás podamos discutirlo con más tranquilidad.
Ella alzó una mano para hacerle callar.
—Cuando decidí que quería ser una heroína, mi mayor sueño era poder estudiar aquí. Con mi Quirk no habría podido ni aprobar el examen, y mis notas no eran excelentes. Tuve que resignarme a una escuela de héroes mediocre, hice lo que pude con lo que tenía… Todos estos años después, me parecía un honor el mero hecho de poder dar una charla. Y llega usted, ofreciéndome esto. ¿Cómo sé que es cierto?
Akira le miró directamente a los ojos, pidiendo una respuesta que él, en esa forma, no creía poder darle. Nedzu le había encargado eso, ¿y no iba a hacerlo? Si no fuese porque sabía que ella quería desesperadamente que eso fuese verdad y le parecía demasiado bueno para serlo, no habría tomado la decisión de hacer lo que hizo a continuación.
Mientras la respiración de Akira se agitaba y peleaba con los primeros botones de su blusa, una nube de vapor caliente la rodeó junto al hombre misterioso. Confundida, dejó lo que estaba haciendo y retrocedió. Lo llamó, ante la ironía de no tener un nombre con el que hacerlo, sin tener la más remota idea de lo que estaba sucediendo. Cuando la nube comenzó a disiparse, le vio.
Igual de alto pero más imponente y musculoso, se erguía ante ella el más grande de los héroes, All Might.
Los engranajes de su cabeza se pusieron a trabajar como nunca antes, vagando entre el asombro y el desconcierto. Sus ojos lilas estaban abiertos de par en par, al igual que su boca. Debía parecer un pez fuera del agua.
—Porque estoy aquí.
Eso era lo único que necesitaba oír.
Lo último que esperaba cuando empecé a ver/leer BNHA era volver a tener los ánimos y la inspiración de empezar un longfic con OCs. Pero me enamoraron sus personajes y su mundo, y aquí estoy. Este fic estará centrado en los profesores/adultos, aunque los chicos por supuesto tendrán también su parte :D
He escogido publicarla hoy precisamente, 8 de noviembre, como regalo de cumpleaños a Aizawa, mi segundo personaje favorito de MHA después de All Might.
Suelo escribir romance, angst y comedia, este fic lo tendrá, pero me aventuraré en el maravilloso mundo de la acción también al ser un componente central del anime/manga.
En mi perfil directamente podéis acceder a la página de Facebook donde iré subiendo dibujos y añadidos secundarios de la historia, como el hilarante chat de los profesores, donde Mic parece buscar que le maten xD También, si queréis apreciar la portada en todo su esplendor podéis verla en mi Deviant Art o en el grupo ya mencionado ;)
El título de la historia está basado en la canción "Counting on hearts"de Icon for Hire, la cual me pareció muy apropiada como "tema" del fic.
Y por último, darle infinitas gracias a Mischievous Whisper, sin el cual todo esto no sería nada. Además, su -genial- obra Legacy y esta comparten personajes, yo tomo a Sana y podréis ver algo de Akira allí, aunque no comparten sucesos exactos.
Gracias por leer y embarcaros conmigo en esta nueva aventura ^_^ Un review siempre es bienvenido, ¡me encantaría saber vuestras opiniones! Si véis algún error o cosas que mejorar, soy toda oídos.
