Pero la Dirty siempre será mi amada ;A; *llora* aunque la tenga algo desatendida útlimamente n_nU
POT no es mio.
Silencio
A Yuushi le agradaba la sensación de tener a Gakuto cerca, en especial cuando estaba en silencio. Le gustaba ese sentimiento que le daba cuando le acariciaba tranquilamente la cabeza, pensando en que el champú de la mayor de los hermanos Mukahi funcionaba mejor en el cabello de su hermano que en el de ella y sonriendo al imaginarse lo enfurruñado que se pondría el chico si decía aquello en voz alta. De seguro le tiraría la revista que leía, apuntando definitivamente a su cara, y saldría maldiciendo en busca de chatarra en la despensa. Pero como disfruta demasiado de poder quedarse con Gakuto al lado mientras que este se queda quieto, decide no romper el silencio y seguir con los mimos sobre el cuero cabelludo del acróbata, envolviendo un dedo en hebras cerezas que luego se deslizan como agua hasta volver a quedar perfectamente acomodadas en su lugar incial y el proceso se repite una y otra vez más.
Gakuto nunca se queja, si bien tanto toqueteo en su cabello lo deja todo grasoso y su madre lo manda a bañarse, porque también le gusta como se siente cuando Yuushi se olvida de su novela romántica y le dedica su completa atención a él. O a su pelo, da lo mismo... Le agrada porque las manos de Yuushi le agradan, porque son grandes y de alguna manera lo estremecen deliciosamente, sintiéndose luego completamente relajado. Le agrada porque Yuushi sabe cómo acariciarlo, de tal manera que a veces incluso siente ganas de ronronear de puro contento. Obvio que nunca lo hace, porque de hacerlo provocaría un comentario burlón, y eso a su vez evocaría una respuesta negativa en él, echando a perder la tarde de mimos. Y a ninguno le gustaba la idea.
Por eso ambos callaban.
