Aquí con un nuevo fanfic, esta vez un tanto sad. Pero bueno, agradezco a Samy2586 por ayudarme con la idea del fic. Espero sea de su agrado.
Creadores: Samy2586 y Zaracu-senpai.
Diclaimer: Ni Mágical Girls Lyrical Nanoha ni sus personajes me pertenecen, son de sus respectivos dueños.
¡JAMAS ESTARAS SOLA!
CAPITULO I.
Sientes un vacío en tu corazón, sin saber la razón, lloras en silencio. Abrumada por recuerdos antiguos, te torturan, te alejan de las persona. No ves luz en esa oscuridad.
Escuchaba resonar esas palabras una y otra vez en su mente. Quería gritar que parará de mostrarle esos recuerdos de su vida pasada. Simplemente quería una vida normal. Mucho pedir, para alguien con tantos pecados que ataban su alma a una terrible oscuridad, se sentía encerrada en un triste cuarto. Sólo oscuridad, ni un alma, ni una sola pizca de luz.
Vivio Takamachi, se encontraba sentada en el parque, a esa hora siempre estaba sólo, tenia una buena vida, no podía decir lo contrario. Fate Testarossa y Nanoha Takamachi. Sus madres. Personas que la salvaron de su destino. Capaces de dar sus vidas por ella.
— Debería de estar feliz. Tengo una excelente vida, mis madres que me adoran, personas que están a mi lado. Protegiéndose y demostrándome su cariño hacia mí. Entonces ¿Porque me siento tan sola y triste? — Pensaba para si misma. Esa pregunta se la había repetido muchas veces. — ¡Siento que esta vida es demasiado perfecta para mi! Para alguien con un pasado como el mío.
Quieres hallar la luz que te guíe por el verdadero camino. Necesitas la llave para abrir la puerta de tu destino. Saber la razón por la que aún están aquí, viva, cuando piensas que no lo mereces.
Suspiro pesadamente observando el cielo, se veía tan bien, sentía una calma en su corazón cuando miraba al cielo. Dejaba volar sus pensamientos junto a sus sentimientos. Un poco más lejos de ahí. Se encontraba una chica peli verde, de ojos bicolores, igual que Vivio, una chica con un misma pasado que ella, su nombre Einhart Stratos. La observaba atentamente, veía la tristeza que reflejaba Vivio. Pero jamás se atrevía a acercarse y decirle todo lo que su corazón guardaba como el tesoro más valioso que existe.
— Vivio... ¿Como lograr calmar la tempestad que hay en mi corazón? ¡Quiero acércame a ti! Pero siento que no sabría que decir al tenerte frente a frente. Que tus ojos llenos de tristeza me observaran fijamente sería dejar mi mente en blanco. Simplemente no puedo... ¡Espero perdones algún día mi cobardía!
Y así se quedaba, quedita en su lugar, sólo observando a la chica de tristes ojos observado el cielo. Sin saber que hacer o que decir. Ambas sufrían, una por recuerdos tormentosos del pasado. La otra por no poder estar ahí con ella, apoyándola, dándole consuelo, todo por su estúpida cobardía.
Nanoha y Fate no eran tontas, sabían perfectamente bien, por lo que Vivio estaba pasando, al igual que Einhart. No sabían como actuar en ese aspecto, de que servía el poder y la inteligencia, sentían impotentes ante el problema. Vivio estaba siendo atormentada por recuerdos pasados, recuerdos que no deberían de marcar el presente y el futuro de ella.
Quieres gritar, decir que todo estará bien, pero tu corazón te contradice, te duele el pecho al ver a tu hija así. Sin poder hacer nada, palabras de aliento, ya no bastan en esta situación. Rabias de coraje al recordar que se culpa de haberte hecho daño. Aún luego de que le has dicho en repetidas ocasiones que no es la culpable.
Nanoha se encontraba muy pensativa, aparentaba estar leyendo unos documentos, pero Signum sabía que eso era sólo una pantalla para ocultar sus pensamientos. Sus ojos estaban perdidos, al igual que su mente. Volaban lejos, tratando de hallar la manera de sacar a Vivio del abismo en el que empezaba a caer. Pero ¿Como lograrlo? ¿Porque tenían que volver los recuerdos, cuando Vivio era feliz? Escuchaba a alguien hablarle a lo lejos, pero no prestaba atención. Un golpe en su escritorio, hizo que volviera el mundo para mirar lo que ocasionó el golpe. Se encontró unos ojos azules que la observaban con preocupación.
— Nanoha... ¿Te encuentras bien?.
Nanoha observó por un momento a Signum, suspiro un par de veces, la verdad era que aunque quisiera mentir, Signum la conocía bastante bien, habían trabajado juntas un par de veces, pero fueron suficientes para que la conociera muy bien, sabía cuando estaba pensando, cuando algo la preocupaba.
— ¡Vivio! Ha estado recordando cosas de su pasado. Desde entonces una gran tristeza se ha apoderado de ella, no se que hacer. — Dijo inclinándose en la silla.
— La respuesta la tienes en frente de ti. — Nanoha puso cara de confusión ante lo que la peli rosa le había dicho, ante ese gesto Signum prosiguió. — Simplemente has lo que hiciste con Testarossa. No la dejes sola, demuestra a tu manera el apoyo. Tal vez sólo desea que alguien se siente a escucharla. — Nanoha sonrió ante lo que Signum había dicho, tenía toda la razón, la respuesta estaba a su lado, Vivio sólo necesita que la escuchen y le den todo el apoyo que puedan.
— ¡Muchas gracias! No puedo desmoronarme ahora, Vivio necesita de nuestra ayuda.
— Así se habla, Testarossa y tu necesitan estar más unidas que nunca. Deben de transmitirle seguridad a Vivio.
Nanoha siempre de había preguntado. ¿Como hacia Signum para leer su mente? Sabía ocultar sus sentimientos de todos, excepto Hayate y Signum... Ellas eran las únicas capaces de ver detrás de su máscara.
— ¡Ve con Vivio! Yo termino estos papeles. — Dijo la peli rosa guiñándole el ojos a Nanoha.
— ¡Muchas gracias! — Exclamó abalanzándose en la guardiana.
— ¡No tienes nada que agradecer!. Ahora ve con tu hija.
Nanoha salió de la oficina como flecha. Corrió rápidamente hasta donde sabía que Vivio solía estar cuando se sentía mal. Al llegar pudo observar a Einhart observando a Vivio a una prudente distancia.
— Einhart ¿Que haces aquí?. — Preguntó la cobriza, haciendo que la peli verde se asustara.
— Nanoha-san, esto... Yo... — Trataba de articular palabra, el sólo hecho de tener en frente al gran Demonio Blanco, la hacia temblar de pánico. — Observaba a Vivio, ya que desde hace algún tiempo, la veo muy decaída.
Nanoha sin decir palabra, se colocó a lado de Einhart y se quedó ahí. Viendo a su hija, se veia tan calmada pero con una tristeza en su mirada.
El dolor no se puede borrar con facilidad, aunque las cicatrices estén sanando, ya que sólo son consecuencias de nuestros pecados.
— ¿Porque se atormenta de su pasado? — Preguntó quedito Nanoha.
— No podemos cambiar nuestro pasado, un pasado llenos de errores que ahora de vuelven a nosotras.
Nanoha salió del lugar y se acercó a Vivio, Einhart al ver eso, se armó de valor y junto a Nanoha, llegaron a donde estaba Vivio.
No hallas una salida, sientes que caes en el abismo del pasado, sin esperanza a poder escapar. Sólo escuchas una risa desquiciada. Que te invita a acabar con todo.
— ¡Vivio! No puedes seguir atormentándote por algo que ya paso. — Dijo seriamente Nanoha.
— Nanoha-san tiene razón. No puedes seguir así.
— ¡Ustedes que saben de mi sufrimiento! — Grito exaltada. — ¡No saben! Porque no han pasado por lo que yo pase. Nadie entiende mi dolor. — De levantó del suelo y salió corriendo lejos de ahí.
Nanoha y Einhart se observaron mutuamente, para luego dar ub largo y hondo suspiro, lo mejor era que por el momento, la dejaran sola, así como estaba. No era buena idea querer hablar con ella.
Sientes que ya no puedes más, tienes miedo y sufres mucho por el tormento de tus antiguos pecados. Pero cometes un error, te desquitas con las personas que intentan ayudarte.
Quieres reponer tus errores, por eso sufres, pero no puedes sola. Tienes que entenderlo en algún momento.
Vivio corría velozmente, el sentimiento de culpa, se había apoderado de ella. ¿Porque se desquitó con ellas? Era su madre y el amor secreto de su vida.
— ¿Porque les dije eso? ¡Ellas no tienen la culpa de esto!. — Pensaba recordando la escena, otro error más en su vida. Las lágrimas caían, como la lluvia que empezaba a blandir sus alas en la oscuridad. Se dirigió a la casa de su amiga Caro, no tenía el valor de enfrentarse a Nanoha, no después de como la trató. Tal como lo pensó, su gran amiga no le hizo preguntas de ningún tipo. Ya estando en casa de Caro, envió un mensaje a Einhart y a Nanoha para avisar donde estaba y que no se preocuparan. Suspiro pesadamente dejándose caer en el suelo.
— ¡Esperó que mañana todo mejore!. — Murmuró mirando al techo.
Porque la tormenta en tu corazón, cae fuertemente, nubla tu sentido de la realidad y no te deja ver que la oscuridad no puedes cruzarla tu sola. Sólo sigues escuchando el sonido de esa risa desquiciada, que te dice que acabes con todo, que en esta vida, no tienes ninguna esperanza de poder continuar.
Fuera de la casa de Caro, una sombra de una persona se encontraba en medio de la tormenta, se estaba mojando, pero parecía no importarle. Observaba la ventana que daba en donde estaba Vivio.
— ¡No creí que Vivio actuara así! Le hace falta mucho camino por recorrer. Si desea dejar que sus pecados pasados, la sigan atormentando. — Dijo la persona mientras el agua bajaba por si rostro. — Supongo que esperaré un poco más, si las cosas siguen así, tendré que intervenir. — Fue lo último que dijo, antes de desaparecer entre la tormenta.
Porque todos tenemos pecados pasados. Que nos atormentan en algún momento de nuestras vidas.
Sientes que te empiezas a marchitar, como una frágil flor, cada recuerdo es una daga que apuñala tu alma, desquiciado tu mente en el proceso debido al dolor que sientes. Desgarrador como garras afiladas que te desgarran poco a poco.
Las pesadillas nuevamente obstruyen el sueño en Vivio, ya no logra dormir. Ya no puede cerrar los ojos, sin que los pensamientos lleguen a su mente. Sentimientos de culpa. Sangre y lágrimas es todo lo que hay en los recuerdos de su pasado. Pensó que tal vez con el tiempo, dejaría el pasado en el olvido, como lo que es, sólo pasado. Jamás pensó que su pasado, la perseguiría y atormentaría hasta el punto crítico de su existencia.
Lágrimas y sangre, era lo único que recordaba, incluso en sus pesadillas alguna que otra vez, veía a Nanoha y a las demás... Peleando con ella, una lucha feroz que acaba en la muerte de todas ellas. ¿Cuantas veces deseo gritar lo que soñaba, decirles que se alejaran de ella? ¡Muerte! Parece ser un sello único, en sus recuerdos siempre es lo mismo. Sangre, lágrimas, muertes. Demasiado peso para una niña de diez años.
Einhart también era de su tiempo, así que compartían el mismo pasado. Sólo que parecía que a ella no le afectaba igual, se le veía tranquila, serena y sin ningún tipo de sufrimiento. Incluso los guardianes de Hayate parecían haber olvidado el pasado. ¿Porque ella no? ¿Porque el pasado se obstinaba tanto en hacerla sufrir?. Demasiadas preguntas sin ninguna respuesta.
¿Porque mejor no acabas con esto de una buena vez? Eso resonaba en su mente, su conciencia empezaba a dejarla a su merced. Todo huía ya de su sano juicio, sus pensamientos empezaban a volverse toscos y repulsivos, de una o de otra manera, su mente ya no pensaba.
— ¿Porque me mantengo viva?. Necesito que alguien más sienta ni sufrimiento. — Pensaba con una sonrisa retorcida en su rostro. De repente la cordura vuelve a su mente. Sabía que su mente no estaba bien, le aterraba el solo hecho de pensar que por su falta de cordura, pudiera realizar los actos que su pasado le recordaban. Hasta que al final logró por fin quedarse dormida.
En el pasado están todos nuestros errores y pecados. ¿Porque no entiendes que el pasado esta aquí, para que corrijas tu vida? Estas al borde de la locura, sin salida y perdiendo tu propia humanidad.
Einhart Stratos, se encontraba observando la tormenta caer desde la ventana de la casa, sin saber que hacer, sentía a a Vivio alejarse de ella cada día más. Seguro que si seguía así, la perdería para siempre. Pero ¿Como llegar hasta ese corazón que parecía no querer dejar entrar a nadie? Mentiras, engaños y muchas otras cosas eran parte de el pasado de ambas. Algunas lágrimas atrevidas se deslizaban por sus mejías, ambas con la misma historia, rescatadas por buenas personas. Eso la hacia no caer en los recuerdos tormentosos.
Observó de reojo a la persona sentada en el sofá, con la vista fijada en el techo, suspirando de vez en cuando. La comprendía, era su madre después de todo.
— Einhart... ¡Deberías de decirle sobre tu sentimientos a Vivio!. — Soltó la cobriza haciendo que la peli verde se atragantara con su propia saliva.
— ¡Nanoha-san! Eso...
— Tal vez esa sea la clave para que Vivio deje atrás el pasado. — La interrumpió. — ¡Solo es una simple sugerencia! La decisión al final es tuya. — Se levantó del sofá. — Me voy a dormir, buenas noches. — Se despidió y se fue ha su habitación a descansar.
— ¡Si! Buenas noches... — Contestó estirándose. — Yo también me voy a dormir. — Bostezo para retirarse a su habitación.
Porque cuando quiero levantarme y comenzar de cero. Mi pasado me tiende una emboscada y me lanza al abismo de mis pecados, dejándome en la absoluta oscuridad y desesperanza.
CONTINUARA.
