Antes de comenzar este fanfic el cual es el segundo que escribo, me gustaría dedicárselo a 2 buenos amigos míos, a la Hechicera Kali, por apoyarme como lo ha hecho desde mi primer fanfic "Céfiro, una nueva era" y también a mi amigo Jair o Paris el namagomi como yo le llamo.



"CURA MILAGROSA"

Prólogo



- Tuve un sueño bastante agradable.

- ¿En verdad hermano?, ¿qué soñaste?

- Soñé que volvía a ser humano.

Era de mañana en el bosque, un par de viajeros conversaba mientras se preparaban para marchar.

La chica era un joven de 19 años con el cabello castaño bastante oscuro un poco debajo de sus hombros que denotaba algunos rayos de castaño claro, casi amielado; era un poco morena y de ojos extraños, parecían café amielado siendo en realidad cafés con una estrella castaña en el centro y un arillo verde esmeralda alrededor de su iris, eso sin olvidar el extraño artefacto por el cual veía; eran sus lentes.

El chico era un joven como de 21 años de ojos azules un poco más alto que su acompañante, su piel azul parecía tener piedras incrustadas que a la luz parecía brillantes gemas, esto, junto a sus orejas picudas y sus cabellos metálicos lo hacían ver un tanto "extraño". Iba vestido completamente de blanco mientras la chica, con un traje similar, usaba ropas en tonos lilas y violetas. ¿Sus nombres? Zelgadiss Graywords y Tirsa Latya Reality, en estos momentos se encontraban en el bosque del pueblo natal de Tirsa, un pueblo que no aparecía en ningún mapa y solo se sabía de él por la gente que de ahí salía, el pueblo de Treasure, buscado por el incontable número de minas subterráneas y cuevas con joyas preciosas pero, ¿cómo se habían conocido ambos personajes?, ¿qué tenían en común para viajar juntos?

Vayamos 2 meses atrás...

Faltaba poco menos de una semana para que se cumpliera un año de que Zel se había separado del grupo para buscar la Biblia de Claire y encontrar así una cura para su maldición.

Zel. – ¡Qué tranquilidad!, bueno, si este mapa está en lo correcto llegaré al

próximo pueblo al atardecer.

Zelgadiss estaba en un bosque cuando oyó unos gritos, se apresuró a llegar al lugar del cual provenía el ruido, cual fue su sorpresa al encontrar a 10 hombres que trataban de asaltar a una chica, que a juzgar por su aspecto, bien podría ser de la misma edad que Lina; la pobre muchacha estaba 7un poco asustada mientras sostenía una espada con ambas manos.

Hombre 1. – Vamos linda, entréganos esa bolsa.

Chica. – Ya les dije que no, es demasiado valiosa para mí.

Hombre 2. – También para nosotros, nos dará de comer y quien sabe, tal vez

nos divirtamos un poco.

Chica. – Nunca, prefiero morir antes que eso.

Hombre 1. – Si así lo quieres, así se hará, ¡GABO!, ¡LUM! ¡YA SABEN QUE

HACER!

- BOLA DE FUEGO

Todos voltearon al lugar del cual provenía el hechizo, era Zelgadiss.

Zel. – ¿No creen que es algo injusto 10 contra 1?

Hombre 2. – ¿Jefe, tiene razón, ¿porqué no mejor 10 contra 2?

Jefe. - En ocasiones tienes buenas ideas Califa, ¡RODÉENLOS!

Zelgadiss y la chica estaban espalda con espalda mientras los ladrones los tenían rodeados.

Chica. – Gracias, necesitaba ayuda.

Zel. – Aun no me agradezcas nada, primero hay que deshacernos de estos

ladrones.

Zelgadiss comenzó a lanzar hechizos simples mientras la chica lanzaba certeros golpes con su espada que herían a los demás ladrones que, a fin de cuentas, salieron huyendo.

Chica. – Muchas gracias aunque si hubiera podido usar mi magia no habría

necesitado tu ayuda.

Zel. – De nada, mi nombre es Zelgadiss Graywords.

Chica. – Mucho gusto, mi nombre es Tirsa Latya Reality, una vez más,

gracias.

Zel. – De nada, oye, no es que me importe pero ¿porqué te atacaron?

Tirsa. – Lo que pasa es que hace varios días que me venían siguiendo porque

en una ocasión me vieron sacar un collar muy valioso.

Zel. – ¿Todo eso por un collar?, ¿porqué no se los entregaste desde un

principio?

Tirsa. – No puedo, es un collar encantado, lo necesito para un hechizo

especial, por cierto, hacia donde te diriges Zelgadiss?

Zel. – Al pueblo de Tullmorac.

Tirsa. – ¿Puedo acompañarte?

Zel. – Seguro, no hay problema.

Los 2 viajeros prosiguieron su camino en silencio, finalmente llegaron luego de que cayó la noche así que buscaron una posada.

A la mañana siguiente Tirsa y Zelgadiss se encontraban en el bar de la posada tomando su desayuno, Zelgadiss su típico café y unas tostadas y Tirsa unos huevos estrellados con jamón y un vaso de leche, todo estaba tranquilo así que siguieron con la conversación del día anterior.

Tirsa. – ¿Y qué es lo que buscas?

Zel. – La Biblia de Claire, tengo la esperanza de encontrar una cura, ¿y tú?

Tirsa. – También busco la Biblia de Claire.

Zel. – Esta relacionado con ese collar tuyo ¿cierto?

Tirsa. – Es más que eso, tú pareces de confianza así que te contaré...

"Hace siglos, existió una hechicera muy poderosa llamada Claire, Claire

venía del mismo pueblo que yo, en fin, viajó por el mundo acumulando

tantos conocimientos que escribió un gran libro con todos sus

hechizos..."

Zel. – La Biblia de Claire.

Tirsa. – Así es, sin embargo el hechizo que busco es el último escrito por

ella; como te dije antes, Claire provenía del mismo pueblo que yo, en

aquel entonces era un pueblo constantemente atacado por los ladrones

puesto que las piedras preciosas se dan en exceso, entonces, Claire

inventó una barrera mágica que hace que, salvo los que vivimos ahí, nadie

pueda llegar; Claire sabía que el hechizo se rompería algún día así que

nos dejó este collar mágico que debe usarse al convocar la barrera otra

vez.

Zel. – Veamos, tu pueblo es rico en joyas por alguna razón, Claire hizo una

barrera que se está rompiendo y tú eres la encargada de buscar el

hechizo ¿no?

Tirsa. – Si, así es.

Zel. – Y encima de todo no hay mapas que muestren la ubicación de tu

pueblo.

Tirsa. – Exacto.

Zel. – Entonces ... un momento, no me digas que vienes de ...

Tirsa. – Si, vengo del pueblo perdido de Treasure.

Fue así como se conocieron, con el pasar de los días se hicieron muy amigos, al grado de llamarse hermanos.

El tiempo pasó hasta el día actual; tenía solo una semana que habían encontrado el hechizo que Tirsa necesitaba así que fueron a Treasure a rehacer la barrera.

Se habían quedado en el bosque durante la noche porque Tirsa necesitaba un material especial que solo conseguiría en el bosque al amanecer, una mezcla entre marfil y plata bastante suave, Zelgadiss, que aun no sabía para que necesitaba eso Tirsa, se había resignado a acompañarla.

Zel. – Entonces ¿no me vas a decir para qué quieres eso?

Tirsa. – No, si lo hiciera ya no tendría chiste, por cierto, ¿a dónde iremos

mañana?

Zel. – No lo sé pero creí que te quedarías aquí, ya hemos encontrado el

hechizo que querías y te ayudé a rehacer la barrera.

Tirsa. – Y por eso te acompaño, tengo que pagar un favor con otro así que

escúchame Zelgadiss Graywords, no te librarás de mí hasta que

encontremos la cura a tu maldición y conozca a la princesa Amelia.

Zel. – Sabes bien que no tienes que acompañarme y no sé porqué la

insistencia en conocer a Amelia.

Tirsa. – Simple, tú la vez como algo más que una simple amiga y quiero

conocer en persona a la causante de semejante milagro.

Zel. – Hay no, ya vas a empezar.

Tirsa. – Tú preguntas y yo contesto.

Zel. – ¿En qué momento te pregunte algo?

Tirsa. – Jajajaja, solo imagine la pregunta que estabas formulando.

Zel. – Pues ni hablar, por cierto, ¿ya encontraste lo que buscabas?

Tirsa. – Si, y ahora que lo recuerdo, toma, quédate con esto.

Zel. – ¿Qué...?

Tirsa abrió la mano de la quimera y depositó 3 gemas en ella, un diamante, un rubí y un zafiro, cada uno de la mejor calidad según pudo observar Zelgadiss.

Zel. – Gracias, pero no puedo aceptarlos.

Tirsa. – Claro que sí, mira, este diamante es por salvarme aquella vez, este

rubí es por soportarme durante todo el viaje, mi madre te lo envió y

este zafiro es por ayudarme con la barrera y es de parte de mi pueblo.

Zel. – De todas formas, no puedo aceptarlas, deben valer una fortuna.

Tirsa. – No te preocupes, para nosotros son simples piedras de ornato y si no

las aceptas me sentiré ofendida.

Zel. – Bueno, ya que me la pones así, me parece que no tengo opción.

Tirsa. – Como siempre estás en lo correcto hermano; bueno, es hora de irnos,

tendremos que llegar a la ciudad de Cilton ya que no sabes a donde

iremos.

Zel. – Pues en marcha.

Y así, Tirsa y Zelgadiss se disponen a marchar de nuevo en busca de una cura, ¿la encontrarán? Y ¿dónde están los demás?



Notas de autor:



Konnichi wa a todos. Pues bien, déjenme presentarme, mi nombre es Luisa Inverse o como todos me llaman, LuIn Chan, ¿qué les ha parecido esta especie de introducción a la historia? Díganmelo a la siguiente dirección:

luin_chan@hotmail.com pero no solo eso, quejas, sugerencias, cartas bomba y todo cuanto se les ocurra.

Solo les advierto que no será la primera vez que sepan de mí, jajajajajaja.

Un saludo del tamaño del mundo a por brindarme la oportunidad de escribir para su page, y bueno, me despido . . . por el momento.



SARABA