Disclaimer: Naruto no me pertenece, es de Masashi Kishimoto.

Aviso: Este fic participa en el reto: ¡Humor de Cuarta! del foro Secreto en el Valle del Fin. HashiFem. AU.

Palabra sorteada: Brujería.

Quinientas palabras.


—Hashirama, son las tres de la madrugada…

La voz perezosa de Madara se abría paso en la línea telefónica. La castaña debería estar acostada al igual que su interlocutor, pero parecía que algo no estaba dejando que durmiera. Madara esperaba que fuera algo que realmente valiera la pena.

—Maddy, es imposible que se trate de algo sin importancia, tiene que ser alguien que conozco bien, ¿sabes qué significan los tulipanes rojos?

—…

—¡Amor eterno! Amor eterno —repitió en vista de que Madara no decía nada—, ¿tú crees que alguien se tomaría la molestia de comprar tulipanes holandeses para dejármelos en el pupitre antes de que todos lleguen al salón de clases y no investigó lo que significan las flores que me regaló?

—...

—¿Sabes que es la primera vez que me regalan flores? Debe ser alguien que sabe que me gustan…

—Todos sabemos que te gustan.

—Fue Mito.

—…

—El joven Mito, de cabello pelirrojo y hermosos ojos verdes.

—Sé quién es Mito. Buenas noches.

—¡Maddy, no me cuelgues!

—Son las…

—Tres de la mañana, sí, sí. Pero escúchame lo que te digo. Debe ser alguien que me conozca, que sepa que hace mucho quería comprar tulipanes pero no podía porque papá me quitó la tarjeta de crédito por juntarme contigo, alguien que sepa cuál es mi pupitre y además para darme flores que signifiquen algo tan bonito… no aparecieron por arte de magia, y si no fue Mito...

—Hashirama, no es Mito.

—¿Cómo lo sabes?

—Porque yo lo sé todo.

—¿Sabes quién fue? ¿¡Tú viste quién me las dejó!?

—No vi una mierda, déjame dormir.

—¡Voy para allá!

—¡Hashirama, no vengas!

—¡Sí voy!

—¡Que no!

—¿Te digo un secreto?

—…

—En realidad estaba saliendo de casa cuando te dije lo que significaban los tulipanes rojos…

—…

—¡Ábreme!

—¿Por qué demonios se nos ocurrió mudarnos a cinco minutos de unos Senju fastidiosos?

La muchacha esperó en el umbral, su cabello castaño se revolvía con el viento frío de octubre. El malhumorado de Madara le abrió la puerta y la jaló hacia adentro, más resignado que enfadado. Prendieron la luz de la cocina y se sentaron en la barra. Madara agradeció que Izuna tuviera el sueño pesado y que su padre hubiera salido a concretar negocios en otra ciudad.

—Maddy, ¿puedes decirme quién fue? Dijiste que sabes todo, así que debes saber quién lo hizo.

—Esa persona no quería que supieras que te regaló los tulipanes, de lo contrario, habría anotado su nombre en la tarjeta.

—Es porque le daba miedo no ser correspondido. ¿Estás seguro que no es Mito?

—Debió ser brujería.

—¡Hablo en serio!

—Fui yo.

—¿Eh?

—Fui yo.

—No es cierto.

—…

—…

—¿En serio?

—Vete a tu casa de una puta vez.

—¡Maddy! ¿Me regalaste tulipanes?

—Tu cumpleaños…

—Mad…

—Hashirama, son las tres de la mañana…

—¿Por qué no querías que lo supiera?

—Porque eres fastidiosa.

Hashirama sonrió y no se contuvo de abrazarlo. Al final no le preguntó si sabía lo que significaban los tulipanes, después de todo, era Madara. Él sabía todo.