Primero de todo, ALERTA, SPOILER. El spoiler, si vas por el anime, empieza en el capitulo 541. Si sigues el manga, es del capitulo 622.
Disclamer: Bueno, bueno, bueno... hace mucho que no subo una historia por aquí, tanto que ni siquiera recordaba cómo se subía (100% verídico). Como sabéis, One Piece no es mio, es del gran Eichiro Oda, yo sólo hago el intento de escribir algo medianamente decente. Espero que os guste.
Las lágrimas se escurrían por su nariz mientras corría todo lo que le daban las piernas. Acababa de enterarse de una noticia que llevaban años ocultando en su pueblo, era algo que al parecer nadie quería que supiera. Por un breve momento, los odió. Odió a su madre, a sus abuelos, a los vecinos, a los aldeanos.
Se dejó caer en una cueva cercana a la playa, la lluvia acababa de desatarse y la niebla no le dejaba ver más allá de dos pasos. Frotaba las manos intentando entrar en calor, no entendía cómo podían formarse charcos líquidos, cuando lo normal hubiese sido pensar que el agua se congelaría a esas temperaturas.
Rato llevaba ya descansando cuando comenzó a levantarse las capas de abrigo y camiseta que llevaba encima. En uno de los charcos formados, detrás suyo, pudo ver reflejado los rayos del sol que tiempo atrás le habían grabado a fuego. Esto sólo significó que volvieran a brotar pesadas lágrimas de sus ojos.
Acababa de enterarse de que su héroe, el tan famoso pirata Fisher Tiger, había sido asesinado por la marina en su propia isla, por culpa de la traición que había sufrido por algunos vecinos del pueblo.
Años, desde que fuera entregada de vuelta a su isla, había invertido en concienciar, o al menos intentarlo, sobre la verdadera naturaleza de los Gyojin. Les había contado las locas anécdotas que recordaba, como Hachi jugaba con ella, como Aladdin la curaba cuando se caía por correr demasiado, las locas conversaciones que de vez en cuando se podían mantener con Jinbei… Y sin embargo, todo había resultado en vano. Si ella, a la que habían inculcado miedo y odio hacia los Gyojin, había podido aprender a dejar de temerlos… ¿Por qué no podía cambiar la opinión ni del hombre más sabio del pueblo? ¿Ni de la mente más inocente?
Un observador, que se encontraba más adentrado que ella en la cueva, analizaba los pocos detalles del grabado que tenía la chica en la espalda. Tiempo atrás, cuando su fuente le había contado la historia de cómo una humana había conseguido dicho grabado, se había sorprendido mucho. De hecho, no mentiría si dijera que la historia de la niña humana que rompió el hielo en esa larga historia de disputas interraciales le había inspirado y dado fuerzas en su peculiar lucha con los revolucionarios.
–Eres Koala, ¿verdad? Me gustaría hablar contigo un momento –se echó atrás la capucha dejando ver sus singulares tatuajes faciales.
–¡Sabo-senpai! –gritó la chica, corriendo tras él hacia la fábrica de dulces
Habían llegado hacía menos de media hora, pero Sabo había saltado del barco antes de tocar el agua de la isla, tras las dos grandes burbujas de aire. Estaba deseoso de encontrarse con su hermano, aunque por desgracia aún no podía revelar su existencia. Hack acababa de informarle de la partida de Mugiwara de la isla, y aunque le hubiera gustado seguir su camino después de tenerle tan cerca, no podía interferir lo personal con el trabajo. Por eso, había iniciado su marcha hacia la fábrica, el lugar acordado para encontrarse con el ex-Shichibukai Jinbei. Había tanto por hablar…
