CAPÍTULO 1

La pequeña Isabel y su breve periodo en la corte

"Cosas que nunca vi a pesar de mirar.

No puedo decir dónde está la verdad".

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Desde principios de agosto de 1533 se celebraban banquetes, bailes y justas por el nacimiento del primogénito; tanto astrólogos como científicos daban por hecho que el hijo de Ana Bolena, la segunda esposa del rey Enrique VIII, sería un varón:

-¿Well, que te parece si se llama Edward... o qué tal Henry?, no me decido entre éstos dos nombres.

-Mientras nazca sano es lo que más importa...- se encogía de hombros.

-Pero Arthur, es el primogénito, con mi amada.

-Sigo sin entender porqué te casaste con ella si Katherine of Aragón había sido una gran mujer en todo sentido de la palabra, su esposa actual de costumbres francesas no es más que...

-¡Una ambiciosa idea Arthur! Los mejores muebles para el aposento de mi esposa y mi heredero, ¿No te lo he dicho?, será amueblado con muebles de Francia.

-Bloody...-se palmeó la frente -¿Porqué desde allá?

-No hay que negar que Francia tiene buenos gustos, por cierto quiero que quites todos los cuadros donde haya personas y animales si mi reina durante el parto piensa o llega a alucinar con alguna imagen parecida mi hijo saldrá deforme.

-Como digas...- se alejaba para obedecer la orden del rey.

El 26 de agosto de ese mismo año la reina y su sequito fueron en procesión a misa para después dirigirse a su aposento donde a Ana Bolena le dieron un cáliz de vino con especias ante toda la corte. Otro grupo acompañó a Ana Bolena hasta la misma puerta de su preparada habitación. los hombres fueron los primeros en despedirse, siguieron las damas; entre ellas su hermana, sus primas y aquella dama quién más tarde sería una esposa más del rey.

-Oremos para que el heredero nazca sano y sin contratiempos- les pedía el clérigo.

-Que así sea- dijeron al unísono y la puerta de aquel cuarto de había cerrado.

Sólo las mujeres podían entrar al cuarto para atender o acompañar a la reina durante el parto. La espera había terminado aquel 7 de septiembre de 1533, a las tres de la tarde en el palacio de Greenwich, la reina dio a luz:

-¿Que fue?

-Señor- decía una de las enfermeras -ha nacido una niña.

Toda esa emoción de pronto se tornó en desilusión, Arthur Kirkland vio como la sonrisa del rey desaparecía drásticamente:

-Se llamará Elizabeth, como mi madre...- anunció con voz seca, ahora tenían que cambiar la carta donde anunciaba el nacimiento del heredero tuvo que ser cambiada. Afortunadamente sólo se tuvo que agregar una "s" puesto que eran las reglas gramaticales del inglés en el siglo XVI.

-... Y cancela todos los eventos que se tenían preparado para el nacimiento de mi hija- se alejaba.

-Bloody drama por una niña...

Al caer la noche, todo era incertidumbre por la obsesión del rey por un hijo varón el ambiente tenso se sentía por todo el reino:

-Arthur, cuida a mi hija. Trataré de hablar con mi esposo- y sin decir más se fue embrocándole a la niña que ya estaba limpia y arreglada para dormir.

-No me gusta ser el niñero de nadie...- refunfuñaba -¿y tú qué me ves?- le reclamaba a la bebita de tez blanca y ojos castaños que trataba de agarrar algo con sus pequeños puños.

-¿También las ves?... bien no me extraña, eres muy pequeña pero ya crecerás- la pequeña sólo reía pero después quedó asombrada por unos segundos.

-Viste nacer un hada, eso es lo que veo todos los días... mientras no les hagas nada ellas podrán jugar contigo- le decía con una sonrisa.

Mientras en la habitación real la reina rogaba a su esposo que le diera una segunda oportunidad. Ella le perjuraba que el próximo sería niño a lo que el rey al parecer la perdona.

Tres días después, la princesa fue bautizada y la celebración fue en grande, esta vez inglaterra se había encariñado de la niña y de vez en cuando la cargaba para arrullarla o contarle historias mágicas mientras disfrutaban de la compañía de las hadas que sólo ellos dos veían.

La nena iba vestida con su ropón de bautizo hecho de la tela más fina que su mamá consiguió.

Muy lejos de la corte y de los invitados se encontraba una chica de diecisiete años quién los observaba con solemnidad y tristeza consecuencia de todo lo vivido con el sufrimiento de su madre y el desdén de su padre.

-Rey, aquí le entrego a la niña- se fue hacia María Tudor.

-Debería de preocuparse más por si mismo, yo me encuentro muy bien.

-Tú y yo sabemos lo cruel que es mi superior, pero no puedo hacer nada.

-I know... veo que ya se enamoró, no lo culpo... mi padre cayó de ese modo ante esos encantos.

-What?!, ¡Yo no me enamoraría de Ane Boleyn!

-Tal vez no tenga buena vista pero sé cuando un hombre está enamorado, sólo espero equivocarme.

-¡KIRKLAND, DEJE DE HABLAR CON LADY MARY Y VENGA CON NOSOTROS!

-Es mi padre, debe cumplir con su deber ya sabré vivir con esto. Después de todo soy considerada hija bastarda- le dijo con voz plana.

Pronto Isabel tendría la misma suerte que su media hermana cuando Ana Bolena de a luz por segunda vez a un varón muerto, sea acusada por adulterio y traición para después ser decapitada. Inglaterra dejaría de ver a Isabel por mucho tiempo. La niña tenía sólo tres años cuando la dejaron a cargo de Lady Margaret Bryan y más tarde de Katherine Ashley.


El clima de donde yo vengo inspira este fic, da alusión a las campiñas inglesas... ojalá que salga bien esta historia y que esta escritora dandere logre captar lo tsundere de su personaje principal. Gran parte de los datos vienen del blog "Lios en la corte"

Con cada capítulo que suba voy a subir un verso o una parte de este que son parte las dos versiones de una misma canción, en inglés y en español... más tarde les diré cual canción es (los que se la sepan solo diganlo por inbox para no echar a perder la sorpresa a los que todavía no la han descubierto) Está hermosa la canción en especial en inglés.

No duden en poner un review o agregarlo a favoritos. :3