"Yo seré tu luz"

By: Hikari Mitsune K.

-Dedicado a Debbye y a Anto-chan-

Los rayos del sol se colaban por entre las lunas del carro de un joven de largos cabellos grises, que manejaba con destino a un lugar al cual nunca habría pensado ir. Se detuvo frente a un pequeño edificio algo alejado del resto de la ciudad. Aun no podría creer que hubiera terminado ahí.

En una oficina se encontraba sentado frente a la mesa de un escritorio un joven de tez morena y pelo castaño que miraba unos papales, y sentado al frente suyo se encontraba el mismo joven de cabellos grises.

En estas últimas semanas después de la muerte de su hermana.- dijo el joven de pelo castaño sin quitar la vista de sus papales, a lo que el otro hizo una mueca de disgusto y tristeza al recordarle el hecho. –Su nivel de actuación se ha visto en decaimiento, así que hemos decidido enviarlo a un lugar donde pueda soltar sus emociones señor Leon.

¿A dónde Kallos- preguntó Leon con la misma frialdad que obtuvo después de ese fatal accidente.

Hemos decidido que ira a una casa de niñas ciegas.- respondió el que parecía su jefe. – Estará ahí por una semana, esperamos que eso sea suficiente si no tendrá que despedirse de su carrera de actor. Aquí esta la dirección, se le espera mañana. Puede retirarse.- le entregó un papel y después volvió a su trabajo.

Leon recibió el papel y se retiro de la oficina con un gesto neutro. Aunque por dentro solo pensaba que eso seria tan solo una perdida de tiempo. Admitía que no deseaba perder su carrera de actor, ya que era fallecida golpeaba su mente sin dejarlo en paz. ¿Como podía sonreír si el único recuerdo que le quedaba de ella y toda su familia eran los recuerdos? Miró la hoja que Kalos le había dado y leyó el encabezado "Casa para niñas ciegas: Una Esperanza". Leyó la dirección. Un lugar apartado de la ciudad. ¿Y eso de que le serviría? Bueno solo sabía que haría lo que sea para no perder su carrera.

Se bajó de su auto y se quedó un rato observando el edificio que tenía al frente suyo. Sus paredes eran de color blanco y se veían algo resquebrajadas. El lugar estaba rodeado por frondosos árboles que parecían proteger el pequeño edificio de las molestias del sol y de otros percances climatológicos. Se acercó con cierta lentitud al edifico observando cada rincón. Buscó por todas partes la oficina principal, pero no la encontró. Se resignó y decidió que lo mejor era pedir indicaciones. Buscó con la vista a alguien, pero no había a nadie. Hasta que de una puerta salió una joven de cortos cabellos morados, dándole la espalda. Leon se acercó a la joven y tocó su hombro.

Disculpa.- dijo a lo que la joven se volteó para verlo. Leon se sorprendió ante lo que veía los ojos marrones de la chica carecían de pupila, demostrando su ciegues, sabía que era ilógico sorprenderse ante esto ya que estaba en una casa para niñas ciegas. El no estaba acostumbrado a eso, pero sabía que debería hacerlo.

¿Sí- preguntó la joven sacando de golpe a Leon de sus pensamientos.

¿Sabes donde se encuentra la encargada de esta casa- preguntó Leon aun algo perdido entre los inquietantes ojos de la chica, agradeciendo que esta no pudiera verlo.

¿Se refiere a la señorita Layla no? Claro, sígame por favor.- respondió la joven esbozando una sonrisa y dándose la vuelta para ir caminando en dirección a donde se encontrara la encargada.

Leon la siguió aun algo consternado, sabía que no debía sentir lástima por las personas ciegas que ahí habitaban, era algo así como una falta de respeto; peor le era difícil. Además la joven caminaba sin ningún problema, tanteando un poco de vez en cuando, pero nada muy fuera de lo normal. No entendía nada realmente, pero si había algo que si sabía eso era que las cosas cambiarían durante su estadía en ese lugar.

Ya llegamos, aquí es.- dijo la joven volviendo a sacar a Leon de sus pensamientos. -Señorita Layla, este joven desea verla.- le habló la joven a una chica de largos cabellos rubios y ojos azules, que hablaba amenamente con una joven largos cabellos azules y ojos del mismo color, que volteó a verlos al escuchar la voz de la joven de ojos marrones, ambas sentadas en una cama.

Ah, gracias Sora.- dijo Layla, levantándose de la cama y acercándose a donde Leon y Sora estaban parados. -Usted debe ser el joven Leon Osvald.- Leon asintió. -Bien, Kallos me dijo que estarías aquí una semana. La encargada de cuidar a Sora se enfermó, así que será tu deber cuidarla. Pero no te preocupes ya que ella sabe muy bien cuidarse sola, así que solo tendrás que cuidar de que no le pase nada y hacerle compañía.- dijo Layla al ver la expresión de cierto desconcierto en la común expresión fría de Leon. -Sora, ¿le podrías mostrar al joven Leon tu cuarto y el suyo?

Claro.- accedió Sora.- Ven sígueme.- dijo con un tono de cierto aire infantil, tironeando a Leon de su camisa y caminó en dirección a su cuarto.

Leon la siguió a su lado. Mirando la expresión infantil y alegre de su rostro. Las antiguas preguntas que se hizo volvían a inquietar su mente, ella era ciega más sin embargo era feliz, su actitud se lo demostraba.

Aquí es.- dijo Sora abriendo una puerta de color marrón claro. -Esta es mi habitación.- agregó a la vez que entraba en ella.

Leon entró y miró la habitación, las paredes eran de color blanco, había una cama, una mesita y una silla. Nada fuera de lo normal, lo único extraño era un póster de una actriz, era una joven de largos cabellos marrones con ojos del mismo color, que tenía un extraño parecido a Sora.

Ella es mi mamá.-dijo Sora. Leon la miró sorprendido.

¿Cómo sabes que yo...- preguntó confundido.

¿Como lo sabía si no puedo ver? Solo lo supuse las personas suelen preguntar siempre eso al entrar a mi habitación.- respondió Sora -Mi mamá era una antigua actriz, siempre quise ser una actriz aunque no puedo serlo por que no puedo ver.- dijo con cierto aire de melancolía.

Leon la miró con cierta compasión, la chica se veía tan indefensa, tan frágil; una sensación de tener que protegerla lo invadía. Tan apenas la conocía, pero al verla así nacían en él una incontenibles ganas de abrazarla. Pero se negó a sus impulsos, temiendo que estos causaran malas consecuencias.

Una sustancia cristalina salió de uno de los ojos marrones de la joven y surcó su mejilla convirtiéndose en una lágrima, que fue atrapada por el dedo de Leon.

No llores.- dijo usando su habitual tono frío, solo que esta vez mezclado con algo de compasión.

Gracias.- susurró ella frotándose los ojos y quitando su expresión de tristeza dándole lugar a una sonrisa.

Toc Toc...

Sora Naegino.- dijo una voz al otro lado de la puerta.

Ya voy.- dijo Sora y se levantó de la cama en dirección a la puerta.

Leon se quedó observándola. ¿Con que Sora Naegino? Recordó momentos antes la extraña ansiedad que sintió por abrazarla. Sintió un ligero temblor en su cuerpo y sacudió su cabeza, tratando de apartar esos pensamientos de su mente. Aunque después de todo no estaría tan mal pasar una semana en ese lugar.

¿Continuara?

Pues no tengo ni idea. Eso depende si quieren que lo continúe. Como ya lo dije arriba dedico este fic a mi amiga Debbye y a mi prima Anto-chan, se que a las dos les gusta mucho Kaleido Star tanto como a mi y la pareja LeonxSora. Bien sé que aun tengo fics pendientes pero al leer el fic de NaTsumi-san "Frialdad rota" (el cual se los recomiendo mucho) me inspiré a escribir. Solo espero que les haya gustado.

Dejen reviews n.n.

Dewa matta!