¿Por qué te amo?

Capítulo 1:

Dos chicas, una pelirroja, con ojos verdes brillantes, y muy bonita. Y otra con cabello negro y largo y ojos castaños, hacían su primera tarea de Defensa contra las Artes Oscuras del año, recostadas debajo de un árbol, frente al lago.

-¿Qué contestaste en la seis?-le preguntó Esmeralda a Lily

-"La forma de repeler a un dementor es el encantamiento Patronus" ¿tú?

-Yo también, pero… ¿También hay que describir el hechizo?

-Mmm…puede ser, lo pondré más tarde.-dijo y, soltando el pergamino se recostó sobre la hierba y cerró los ojos.

-¡Ahí viene Potter!-escuchó que exclamaba Esmeralda.

-¡Dónde!-gritó Lily, levantándose y escondiéndose tras un árbol con una rapidez increíble.

La morena comenzó a reírse muy fuerte. James no estaba ahí, había sido una broma.

-Tenía que hacerlo-se excusó secándose las lágrimas.

-Qué graciosa-dijo Lily, y volvió a recostarse en el suelo.

-Oye, ¿No viste a Cris?-preguntó Esmeralda mientras escribía el pergamino.

-No, hace bastante que no la veo. Desde esta mañana.

-Hmm, debe estar haciendo una de sus locuras otra vez.

-Sí…

Lily se estaba quedando dormida, sentía el viento soplando con delicadeza en su cara, el suave rasgueo de la pluma de su amiga, y el fresco olor a hierba que la embriagaba.

Tomó una bocanada de aire puro y se acomodó mejor en el césped, estaba muy relajada, todo era tranquilidad…

-¡Tierra llamando a Evans!-exclamó una irritante voz masculina.

Ambas chicas se sobresaltaron, por lo visto James había llegado muy sigilosamente.

-¡Potter!-gritó Lily, enojada-¡Largo de aquí!

-¿Durmiendo una siesta, Evans?-preguntó el moreno, sin hacer caso a lo que acababa de decirle ella. Y se sentó a su lado.

-No es de tu incumbencia-dijo con frialdad y se apartó de él. Sentándose junto a Esmeralda.

-Que mal carácter para una prefecta-opinó, acomodándose al otro lado de la morena.-Lunático no tiene ese genio.

-Siento lástima por Lunático-dijo Lily, fulminándolo con la mirada.-Tiene que aguantarte a ti las veinticuatro horas. Pobre. Lo compadezco.

-¿Lo compadeces o le tienes envidia?-preguntó con una sonrisa.

-Le tengo tanta lástima que le enviaré una caja de chocolates.-contestó con indiferencia-Y tal vez a Black también, él también tiene que aguantarte.

-Tampoco debe ser muy fácil tener que aguantar a Black-agregó Esmeralda, mientras seguía escribiendo.

-No…a ti te gustaría más aguantar a Remus, ¿verdad?-preguntó James con una sonrisa maliciosa.

La joven se sonrojó ligeramente, le dirigió una rápida mirada a James, y luego de nuevo al pergamino.

-No…-respondió simplemente.

-Sí…claro.

-Potter tienes permiso para irte.-anunció Lily, con el entrecejo fruncido.-Es más, lo tenías desde antes de que llegarás.

-Me alegra oír eso. Pero, ¿No me das un besito de despedida?

-¿No prefieres un golpecito de despedida?

El moreno sonrió ligeramente.

-Bien, bien. Veo que no estás de humor. Nos vemos Evans, Green.

Y se marchó en dirección al castillo.

-Oye-dijo Esmeralda, cuando James se perdió de vista-¿Vamos a ver que hace Cris?

-Está bien-respondió Lily-Pero por un camino distinto al que va Potter.

Las dos chicas recogieron sus cosas y comenzaron a caminar al castillo. Entraron en un pasillo y en menos de dos segundos, escucharon pasos que corrían detrás de ellas. Ninguna se volteó, ya sabían de quien se trataba. Los pasos se acercaron, hasta que las pasaron y una chica quedó delante de ellas.

Estaba muy agitada, era delgada, alta, con el cabello largo y lacio, le llegaba hasta las caderas, y estaba verde brillante como los ojos de Lily.

-Hola, chicas-dijo ella, jadeando. Y se colocó junto a sus amigas.

-Hola, Cris-contestaron al unísono.

Cristine, era su amiga en Hogwarts desde primero, y desde el primer día en que se conocieron, insistió en que la llamaran Cris. Siempre estaba sonriente y hacía todo tipo de locuras, como bien había demostrado ese día. Teñirse el pelo de verde, en lugar de su rubio rojizo natural.

-¿Les gusta?-les preguntó señalando su cabello.-Es un hechizo. Solo durará una semana pero aún así, ¿No es fantástico?

-Pareces una lechuga parlante, Madness.-dijo una voz fría. Snape pasaba a su lado y aprovechó para hacer su comentario.

-¿A sí? Pues tú pareces un muñeco de cera con nariz de más, y con un trapo muy sucio por cabello.

Lily y Esmeralda se rieron, solo a Cris se le podía ocurrir ese insulto. El Slytherin la miró con arrogancia unos segundos y luego siguió caminando.

-Ey, ¿Ya hiciste la tarea de Defensa?-preguntó la pelirroja.
-Ehh…no, en realidad no.-confesó sonriendo-En fin, tengo todo el día para hacerla.

-Sí, pero luego lo olvidas y te quedas en la sala común a las tres de la mañana haciéndolas.-le recordó la morena, también riendo.

-Es verdad, pero las tres de la mañana cuenta como "todo el día". Además, para dormir tengo las clases de Slughorn.

Las tres se rieron y siguieron conversando mientras caminaban. De repente, se toparon con tres chicos más.

-Oh, no es Black-dijo Esmeralda con dramatismo, tapándose los ojos.

-Yo tampoco estoy muy contento con verte, Green.-dijo Sirius. Un joven de cabello negro hasta los hombros y ojos grises, el blanco de todas las chicas de Hogwarts.-No la mires, Remus, puede matarte.-exclamó cubriéndole los ojos a su amigo.

-Ni que fuera un basilisco, Canuto.-dijo Remus, era más alto que Sirius, con cabello castaño claro y ojos color miel, casi dorados. Era muy amable, y también era otro blanco de las chicas, pero él no les hacía mucho caso.-Hola, chicas.

-Hola, Remus.-saludaron las tres.

-¿Y a nosotros no nos saludan?-preguntó James, que se encontraba junto a Black.

-Lamentablemente, ya tuve el desagrado de encontrarte, Potter.-dijo Lily.

-¿Y yo qué?-preguntó Sirius.

Lily se encogió de hombros.

-¿Pasaste un buen verano, Remus?-preguntó Esmeralda, con un pequeño toque rojo en sus mejillas.

-Sí, la pasé muy bien.-contestó él, sonriendo.- ¿Y tú?

Sirius comenzó a toser estruendosamente. Y todos, se voltearon a verlo. La morena rodó los ojos.

-Yo también lo pasé bien.-respondió, sin hacer caso al fuerte catarro de Canuto.-Pasé unos días en la casa de Cris, con Lily…

Él siguió tosiendo cada vez más fuerte.

-Me alegro-respondió Remus amablemente.-Y viste el partido de Quidditch de…, Sirius ¿Quieres parar?

El moreno no paraba con su molesta tos.

-Bueno, mejor nos vamos, antes de que Black comience a soltar los pulmones por la boca. Nos vemos, Remus.

El castaño saludó a las tres mientras se alejaban, justo entonces, Sirius detuvo su falsa tos.

-¡Lindo cabello, Madness!-le gritó a Cris, cuando estaban a considerable distancia.

Ella se dio vuelta, lo miró de arriba a abajo y exclamó.

-¡Lindas orejas, Black!-Y se dio vuelta. Dejando a Sirius completamente confundido y tocándose las orejas.

Sus amigas la miraron, interrogantes.

-¿Qué? Fue lo primero que se me ocurrió. Y además es verdad, lo único más grande que las orejas de Black es la nariz de Snape.

Siguieron conversando de las orejas de Sirius hasta llegar a Transformaciones. Cris y Esmeralda se sentaron juntas. Y Lily se sentó sola en la mesa de al lado.

-Llegan tarde, señores.-anunció McGonagall. A los tres merodeadores, que llegaron unos minutos después de las chicas.

Después de disculparse, Remus y Sirius se sentaron delante de ellas dos. Cris pudo escuchar que el moreno le susurraba a su amigo.

-En serio. ¿Qué tienen mis orejas?

Y ella y Esmeralda se reían silenciosamente.

-Señor Potter, veo que quedó solo.-observó la profesora, mirando a James, que seguía de pie.-Puede sentarse con la señorita Evans.

-Gracias, profesora.-dijo él, con una sonrisa radiante.

Lily resopló enojada mientras James se sentaba, ese sería un día largo…