Hola, este es uno de mis primeros fics de CCS, esta es una historia que se me ocurrio hace poco,m aqui esta el prologo, por favor diganme si les gusta para continuarlo.


Prologo

Todo comenzó una noche en la ciudad de Tomoeda, un joven de cabellos castaños caminaba hacia su casa después de un arduo día en la universidad, se le había hecho tarde y no conocía bien el lugar pues era extranjero y apenas llego al dia anterior a Japón, estaba cansado así que decidió tomar un atajo que le había dado uno de sus nuevos compañeros a pesar de que le advirtió que solo pasara por ahí en las tardes jamás después de media noche, miro su reloj y vio que faltaba poco para las 12:00 am., se pregunto porque la advertencia de su amigo pero pensó que era por algún ladrón u otro loco que se paseara a esas horas, por lo que no le importo pues tenia una vida practicando artes marciales así que se dirigió hacia el atajo con un extraño presentimiento de que algo sucedería pero no le presto atención.

Pasado unos minutos se empezaron a escuchar los sonidos de las campanas de la catedral indicando que era media noche pero decidió seguir caminando, cosa que le fue imposible pues su cuerpo quedo estático al sentir un aroma, un dulce aroma a flor de cerezo, por un minuto pensó que era uno de sus amigos intentando hacerle una broma pero entonces vio que frente a el aparecía un figura, era una mujer muy hermosa de largos cabellos castaños y vestida con una túnica blanca tenia la apariencia de un ángel, ella comenzó a caminar hacia el con elegancia cual una modelo de pasarela, le tomo la mano mientras él la miraba con una mezcla de terror y encanto, entonces no pudo evitar notar que sus ojos permanecían cerrados pero no tuvo tiempo de pensar en ello porque la chica poso sus labios sobre los de él, entonces una lagrima callo en su ropa y ella se separo de él, le dedico una sonrisa y siguió caminando mientras él la veía partir, a medida que se alejaba su cuerpo se desvanecía hasta el punto que se podía ver a través de él y fue tomando la forma de una niña quien antes de desaparecer completamente se volteo y le volvió a sonreír, luego siguió su camino y desapareció en las calles justo en el momento en que dejaron de sonar las campanas.

El muchacho perdió el equilibrio y callo al suelo pero no se levanto, su mirada parecía hipnotizada mientras se pasaba los dedos de su mano derecha por los labios y con su otra mano sostenía algo que parecía ser un pañuelo con hermosos bordados.

Pasados unos minutos paso un anciano en bicicleta y vio al joven con algo de tristeza diciendo una frase que confundió más al joven "ese monstruo siempre haciendo de las suyas" al escuchar eso el castaño se levantó sin siquiera ver al hombre y comenzó a caminar tratando de convencerse de que lo que vio era una ilusión, un juego de su imaginación.