El campo de los sueños

Prólogo

En un lugar lejos de este mundo, hay un templo misterioso situado sobre una tumba, en un rincón de la luna. Dicen unas leyendas que en él se guardan unas almas caóticamente perfectas, y que aún con el paso de los años y las vidas separadas por períodos, se han amado eternamente y han jurado protegerse.

Extrañamente y por obra divina, estas almas salen del templo para encontrarse en el mundo, y para sorpresa de los dioses en cada una de sus vidas al encontrarse se enamoran. Para infortunio de los mortales ambas son hermosas mujeres, que al observarse atentamente quedan atrapadas por el destino de amarse hasta la muerte. Pero ese destino que las guía tiene por final una agonía, y lamentable hecho para una de esas almas es, que la otra tiene que morir por su mano. Este es un muy mal juego de las divinidades que, al mirar a este par de bellas jóvenes, han podido descifrar que su amor tan real, es sencillamente eterno.

Por desgracia para estas chicas, en el universo descansa un dios maligno que por destruir una vez al mundo, ha sido condenado a morir en mano de unas sacerdotisas, aquellas almas enamoradas. Para sellar por temporadas a este mal, una de las almas ha de ser encerrada en aquel solitario templo lunar; en compensación por salvar al mundo la deuda es el alma de una chica.

Pero una luz celestial blanquecina, posose sobre el camino de aquellas almas para recompensar la esperanza de estas de vivir su amor eterno en profunda paz. Este es un relato simple sobre el amor más puro y sicero que ha existido, digno de ser compartido con las mentes libres de todo prejuicio. Esta es una de esas tantas vidas en que nuestras protagonistas tienen que existir.

~En una mansión~ Mahoroba

Toc toc (suavemente se escucha el golpe de unos nudillos sobre la madera)

-Adelante- (una fina voz responde a aquel gesto)

-Compermiso, he traído el té para la señorita-

-Muchas gracias Otoha-san (prueba el líquido que para su frustración, está hirviendo).

(Suspiro) -Está caliente, no lo quiero beber-

-Mis disculpas señorita, si quiere puede esperar a que se enfríe-

-Esta bien, es solo que no quiero beberlo-

-¿Se encuentra bien señorita?-

-Estoy bien, quiero estar sola ahora, por favor-

-Como desee señorita, compermiso-

(Se retira de la habitación dejando atrás a una joven taciturna)

La noche cae sobre el firmamento y la luz de la luna alumbra tenuemente la habitación de la elegante señorita, pintando de blanco todo a su paso, esta hace que sea perceptible la suave piel que cubre a la joven, hermosa y blanca en extremo y brillante como una perla.

(Sobre su cama, la atractiva joven suspira con desgano, regalándole al aire unas palabras musitadas con profunda desesperanza)

-Porqué será que me siento tan vacía, es como si algo en mi interior me dijera que necesito de algo para seguir adelante, pero no sé que es; como se supone que voy a dormir sintiéndome sin motivos para vivir, solo espero que mañana en el instituto el día sea tranquilo-

~En un departamento~ Mahoroba

-Himeko, es hora de dormir, apaga la luz y deja ya de estar soñando con ese libro(risilla burlona)-

-No es un libro, es mi álbum de fotos, siento que algo les falta para que sean buenas, pero que será?

-Himeko, si no te duermes ya, llegaremos tarde mañana, no te preocupes tienes todo el día para pensar que les falta a esas fotos tuyas, aunque yo creo que eres buena-

-gracias, pero creo que me falta mucho para que sean excelentes, aún asi tienes razón, ya es muy tarde, buenas noches Mako-chan-

-buenas noches Himeko-

(Apaga la luz y se acuesta, brindándole una pequeña mirada a aquel álbum de fotos tan preciado para ella y con una sonrisa satisfecha se entrega en las manos de la onírica dimensión)

~Al día siguiente~

-Himeko, se hace tarde y es tu primer día en el instituto, termina de alistarte para que nos vayamos-

-lo siento mucho Mako-chan, ya casi estoy lista-

(Arregla su cabello rubio que como oro, brilla con la luz del sol que entra por la ventana de la habitación)

-Estoy lista- (se habla así misma mirándose en el espejo)

-Muy bien, ya es hora así que en marcha!-

(La castaña tira del brazo de Himeko y va arrastrándola por las calles hacia el instituto, que por mucho esfuerzo que pusiera, ya había presenciado el sonido que indica el inicio de clases)

-Parece que ya sonó el timbre de entrada Himeko, aunque todavía faltan muchos estudiantes por entrar-

-Espero con ansias estar en la misma clase contigo Mako-chan, no se qué haría sin ti en este lugar-

-yo también Himeko, así puedo burlarme de la cara que pones cuando estas en matemáticas (risa malvada)-

-que mala eres Mako-ch...-

(La rubia queda estática, y sin poder hablar observa atentamente a una elegante señorita de cabello negro que va andando por los pasillos de manera refinada)

-Himeko, estas bien? (pregunta su amiga curiosa)-

(pero esta no le responde pues parece que ni siquiera la ha escuchado)

-hola?, tierra llamando a Himeko! (se burlaba pues no lograba entender qué era aquello tan especial e interesante que había atraído la atención de su amiga, así que muy disimuladamente sigue la mirada de Himeko para encontrarse con la estudiante más distinguida y hermosa del instituto)

-ajá, ya veo que es lo que te tiene tan embobada, (se burla Mikoto, mientras zarandea a Himeko por los hombros para que vuelva en sí; esta muy apenada la mira con timidez)

-lo siento Mako-chan, no sé que me sucedió-

-no te disculpes Himeko, a todos los estudiantes les pasa lo mismo cuando miran a Miya-sama-

-Miya-sama? (preguntó Himeko confundida)

-si, así se le conoce en el instituto, ya que su notoria belleza y sus habilidades la convierten en la estudiante más popular de aquí, que por cierto es de una familia adinerada-

-me pregunto si tendrá novio... jeje que pregunta estoy haciendo, es obvio que una chica tan hermosa como ella tiene-

-¿porqué, estas preocupada por eso?, dime, qué es lo que tanto admiras de ella que ahora te interesa eh? (preguntó su amiga con una sonrisa picarona)

-lo que pasa es que...-

-es que?-

-su cabello lucía hermoso con la luz del sol sobre él, tan brillante y azulado, y ese rostro blanco y perfecto hacía un contraste increíble-

-mmm Himeko, será que te sientes atraída por Miya-sama?-

-oh Mako-chan, pero qué sandeces estas diciendo, es muy hermosa lo admito, pero eso no omite el hecho de que es una chica-

-recuerda que el amor no conoce género jaja-

-aún asi, es imposible que la importantísima estudiante adinerada y popular se fije en mí, una chica que está en su primer día en el instituto y que no se compara con su belleza, además de que no soy de familia rica-

-mira Himeko, eres hermosa, creo que si Miya-sama o cualquier otra persona no admira eso, entonces es ciega-

-gracias Mako-chan, pero no hace falta que mientas-

-no estoy mintiendo, de verdad lo creo, ya que eres mi amiga y te conozco bien-

-yo pienso que eres una persona maravillosa, que algún día conocerá a alguien que no es digno de tanta amabilidad y belleza-

-jaja no hace falta que me adules Himeko, pero ya sabía yo que estabas enamorada de mí-

(abrazó a su amiga haciendo que esta se sonrojada por el gesto).

Estaban tan risueñas que ninguna de las dos notó que una mirada, no muy lejos de ellas las observaba con recelo.

(en la sombra de un árbol una figura miraba la escena con celos, muy en lo profundo de su ser sabía que la pequeña rubia de ojos amatistas era solo amiga de Makoto Saotome, su amada; ella es castaña, fuerte y amable con todos, pero parecía tan lejana abrazando a su amiga; eso le hizo enojar y fue creciendo un extraño sentimiento de odio que por poco termina desatándose por sus brazos, que ardían de deseos de golpearla, pero se contuvo para no herir a su encantadora Makoto).

-vamos Mako-chan sueltame ya, que vamos muy tarde a clase-

-tienes razón, lo olvidé por completo-

(Fueron corriendo hasta las aulas solo para ser sorprendidas por las listas, al mirarlas se dieron cuenta que serían compañeras por todo el año, eso provocó que de los labios de Himeko saliera un grito de emoción que llamó la atención del profesor)

-no cree que es suficiente con llegar tarde, el ruido está prohibido durante clases, así que por las dos faltas tendrá que recoger al final de la lección los materiales de sus compañeros-

(le regañó el profesor severamente provocando que el hermoso rostro de Himeko se arruinara con pequeñas lágrimas)

-profesor, le pido disculpas por la interrupción pero creo que fue demasiado severo, si me permite voy a llevar a esta estudiante para que se lave la cara y después puede entrar a su clase-

(habló una estudiante en defensa de Himeko, esta no supo quien era ya que tenía su rostro agachado por la vergüenza, aún así escuchó con atención aquella melodiosa voz que estaba de su lado)

-me parece que tiene razón señorita Himemiya, si es tan amable la dejo a su cuidado-

(Miró a Himeko que sollozaba en silencio y se disculpó con ella por ser tan grosero, luego entró a su aula y se dispuso a continuar con la clase).

-quién se cree para hablarle así a una estudiante, me encargaré de que tenga su merecido castigo; bueno ya no es importante, oye tú levanta la cabeza y mirame-

(se dirigió a Himeko, cuando ella levantó su rostro se encontró con unos ojos azules, tan hermosos como un cielo despejado y tan profundos como el abismo del mar; quedó como hechizada por ellos y sin querer se sonrojó, cuando la señorita observó el rostro de Himeko sintió como si olas golpearan su pecho, su corazón latía desesperado, sintió como si toda la sangre que corriera por sus venas estuviera estancada en su rostro y sus manos ardían de ganas de tocar la morena piel de aquella chica, que al parecer estaba pasando por lo mismo que ella)