CAPITULO UNO: PRISIONERO

POV EDWARD

¿En qué parte permití que llegáramos a esto? Me preguntaba mil veces. Me pasaba la mano por el cabello. De pie viendo con fastidio ese papel que tanto me molestaba. Lo leía y leía, no daba crédito a las cosas que hacía por la empresa. Me paré y me aproxime para ver la ciudad. Desde el piso 35, se veía pacífico, callado, la gente pasaba y no molestaba.

Me sentía rígido con la ropa formal que llevaba puesto, de marca por supuesto, pensar que hace unos años detestaba esta ropa… ahora ya forma parte de mi piel. Me di vuelta, contemplando el reloj que tenía a un costado del escritorio. Estaba ordenado, completamente limpio y amplio. Observe mi oficina, gris, del color que ahora me representa, con sillones exclusivos, los más caros con recuadros de artistas que son mis favoritos y un stand llenos de libros, algunos de ellos hechos por mí, otros de autores que simplemente me gustan. Suspire, sabía que le estaba dando vueltas a todo esto. Evadiendo las cosas que no me gustan, claro que no es muy propio de mí pero es que… ¿Acaso no he dado ya todo de mí? Me pregunte con enojo. ¡Qué rayos! ¡No voy a firmar eso! ¡Ellos no pueden obligarme! ¡No soy un niño! Me decía mientras me sentaba con molestia en la silla para tomar los papeles y botarlos pero no conté con la intuición femenina de mi "madre", que me interrumpió antes que yo pudiera hacer algo.

- ¿Qué crees que haces?

Decía mientras caminaba con presunción. Creyéndose la dueña del lugar. Traía su vestido verde oscuro. Con los diamantes que cada año le regalaba Carlisle. Su reloj de 100 mil dólares, pagados por mí empresa y esos tacos que no dejaban de sonar por toda mi oficina haciéndome enojar. Es un verdadero fastidio cada vez que venía. Puse mi vista en los papeles mientras respondía.

- Lo evidente - dije con tono ácido tratando de que captará mantener su distancia mientras apoyaba mi espalda en el respaldar de mi asiento traído de Francia. Tense mi mentón y lo alce, no iba a amilanarme por con su presencia.

- Firmarás esos papeles - dijo al detenerse en frente del escritorio y con fuerza coloco su detestable bolso negro de Gucci. ¿Por qué no iba a molestar a alguien más?

- ¿Con qué propósito? – le dije mientras cruzaba las piernas y tomaba un poco de té.

- ¿Quieres tú empresa bien? ya sabes que tiene que hacer… Edward esto no es un juego, no puedes ser egoísta… además deberías estar agradecido…

Esa tortura de documentos que no me permitían ser el único dueño. Esa estupidez, todos sabían que mi hermana y yo somos los únicos dueños de todo esto pero no, un juez determinaba que hasta que no se cumpliera todos los requisitos no podía heredar todo. Me paré con mucha tranquilidad con la poca que ya tenía y sosteniéndole la mirada me acerque furioso hacia ella.

- Ustedes deberían estar agradecidos más bien – tensando mi mentón con los puños hechas rocas continúe - Carlisle sólo llevo a la quiebra este lugar sino fuera por mí no saldríamos adelante.

Amenazarme a mí, está estaba equivocada.

- Pues todo eso se va a ir, hasta que firmes eso – dijo al pararse desafiante y poner sus manos en sus caderas – no voy a permitir que tu humor de insolente nos eché a perder todas las cosas.

- ¡ES MI EMPRESA! ASI QUE CIERRA TÚ BOCA Y LARGATE DE MI PRECENCIA – espeté. Me puse frente a frente la mire hacia abajo porque es más baja que yo, estaba al costado de mi mesa. Di un golpe a mi escritorio poniéndole las cosas en claro. Ella está acostumbrada a mis exabruptos por eso no se sorprendió.

- Sólo representante legal, no dueño

- Dirijo la compañía – rebatí con firmeza arrastrando las palabras – tu aquí no eres nada… recuerda esto no es tuyo, es de mi familia

- Si… eso pronto ya no va a ser… sino firmar ¡Esos benditos papeles! – grito Esme con molestia enojo y rabia mientras su moño se desarreglaba.

Fue tan dulce al ser "pobre", que ahora que es rica no le importa nadie, cambio al instante que tenía todo, sigo pensando que quizás siempre fue así pero nunca quiso demostrarlo. No me dio tiempo de pensar hasta que me di cuenta que ya estaba respondiéndole.

- ¿Te cambio el dinero no madre? Ahora ya no te importa nada. Sólo tus carros, joyas, esta herencia que no fue tuya... y tampoco lo va hacer…

De pronto su mano chocó con mi rostro. Me tiro una cachetada y me dijo mientras yo la veía con furia.

- No me faltes el respeto, insolente

- Y tú no me vuelvas a tocar – grite tan fuerte, que la oficina se creó un eco, pude notar que se reprimió un poco pero no se iba amilanar… pero jamás la había hablado así

- Soy tu madre - dijo ella queriéndose ofenderse

Por favor, no seas ridícula.

-¿Madre? ¿Sigo llamándote así? O mejor dicho ¿Quieres que te siga diciendo eso?

De pronto mi risa amarga suplantó los gritos para sorpresa de ella. Que puso ojos de no entender nada.

- Mi madre fue Elizabeth Masen medía hermana de tu actual esposo. Así que te prohíbo que me vuelvas a faltar el respeto de esa manera ¿Te quedó claro?

Enfurecido comencé a tomar mis cosas del sillón, si me quedaba un minuto más en esa habitación es muy probable que yo terminé renunciando a este cargo y eso no es una posibilidad.

- Pues actualmente soy tan representante al igual que tú. El dueño de todo es Carlisle. Mi esposo

- Todo porque mi madre dejo un testamento muy bien definido con tantas cláusulas que uno tiene que cumplir - respondí al guardar mis papeles en mi maleta

De pronto ella tomó los papeles que contenían un contrato de matrimonio, me los extendió con molestia tanta que comenzaba a arrugarlos.

- Edward firma esos papeles – me los puso en mi escritorio

- ¡CARAJO CUANTAS COPIAS TIENES DE ESTO! SINO TE QUEDO CLARO MI ESPUESTA ES UN NO - dije mientras yo rompía las hojas al instante de tomarlas - tu sobrina no pertenecerá a todo esto, suficiente con soportarte a ti

- Ángela es la mejor opción para ti… - dijo con furia al observar las hojas rotas y cayendo al piso

- Para mantener la reputación, sociedad - musite mientras me dirigía a la puerta – esas estupideces no van conmigo

- Carlisle ya habló con su familia… - decía mientras buscaba algo en su cartera, seguro le lloraría a su esposo para que pudiera consolarla

Estaba tan molesto que sólo dije lo primero que se me ocurrió.

- A Carlisle ya no le cree nadie, así que no veo el problema… pero ¿Quieren que me case? Ok me casaré – dije mientras me dirigía hacia la puerta para poder irme de una buena vez de mi oficina

- ¿Que? ¿Pero? – dijo sin saber que hacer o decir

Me detuve en la puerta, está ya estaba abierta, la vi con determinación y prácticamente escupiendo las palabras musite:

- No haré las cosas que me pides, no las hare a tu manera… para heredar todo esto tengo que casarme ok. Lo haré a mi modo. Te quiero fuera de esta oficina al volver. Sino yo mismo te sacaré de aquí.

Salí y note que Kate se paró rápidamente. Tan nerviosa por los gritos pero ya debe estar acostumbrada. Trato de seguirme el paso pero corrió un poco musitando.

- ¿Señor se va?

- ¿Qué crees que hago? - le grite molesto e irónico de inmediato mi guardaespaldas Sam vino hacia a mí, él sabía tenía órdenes estrictas de obedecerme en todo instante, y me tiene que acompañar a donde vaya.

- Señor es que...

No, no me pongas excusas patéticas Kate.

- Llama a Emmett dile que estoy en camino - logré decir antes que me encontrará al frente de las puertas del ascensor privado, colocando los números de contraseñas

- Sí señor. - respondió Kate poniéndose a mi costado anotando cosas

- Y que salga Esme de mi oficina - se abrió la puerta del ascensor, entre con Sam y antes que se cerrará musite serio - la próxima que entre esa mujer considérate despedida, solo llamo la atención una sola vez Kate advertida

- Claro señor – su voz tembló, es de esperarse en serio la iba a despedir.

Baje por mi ascensor privado con Sam, este no decía nada tampoco me dirigía la mirada. Estaba molesto furioso quería golpear a alguien. Al abrirse la puerta me topé con la persona que menos quería ver. Preocupado, agotado, en sus ojos se notaba que no soportaba una discusión más, pero eso se debe gracias a su esposa. Se quiso acercar pero Sam le impidió su paso, definitivamente Sam sabía que en mi estado no es bueno acercarse.

- Hijo – dijo desde la posición de Sam lo ignore camine hasta mi carro, donde Paul me tenía la puerta del piloto ya abierta, mi segundo guardaespaldas.

- Retira a tu… - contrólate, ante todo - esposa de mi oficina, tío - dije serio entrando a mi Mercedes Benz, acomodando mi traje, baje la luna para que pueda hablar.

- Pero – dijo con ganas de excusarse, Sam se había subido al carro de adelante rápidamente, note que los dos carros que siempre me escoltaban en las mañanas ya estaban en encendidos el ronronear de los motores se escuchaba suavemente. Coloque mi maletín en el asiento del copiloto. Mi tío me susurraba algo que me incomodaba entonces no soporte más.

- ¡AHORA, SACALA AHORA DE MI EMPRESA SINO SAM TENDRA QUE BAJAR Y NO LA SACARAN DE BUENA MANERA! – grite con mucha fuerza, no le di mi mirada - no quiero que este en mi oficina ¿Ok Carlisle?

Subí mi ventana, Tyler coloco en primera y yo salí detrás de él junto con el segundo auto que me cuidaba. La imagen de un angustiado Carlisle se desvanecía en mi espejo retrovisor. Me daba un verdadero coraje tener que lidiar con ellos todo el puto tiempo. Con la soberana presunción de la estúpida y engreída de Esme más la inexplicable paciencia y ternura de Carlisle, me ponían al límite de mis emociones. Manejaba rápidamente apreté el volante con mis fuerzas por cada calle que cruzaba. Me sentía molesto, fastidiado y de pronto noté unos jóvenes estaban reunidos caminando felices de todo. El semáforo cambio a verde y me pregunté qué último recuerdo tengo de haber sido feliz. Y ese recuerdo llegue a mi mente tan violento que tuve que frenar el carro violentamente, los dos carros que me estaban cuidando frenaron también de golpe, mi celular sonó y en primera conteste, algo agitado y cortante.

- ¡No vengas Sam! – grite prácticamente un poco agitado

- Si señor

Mis manos retornaron al timón estaba petrificado, tan sólo recordar el rostro de mi madre en la chimenea leyendo un libro mientras yo estaba acompañándola con el sonido del piano que tocaba para ella y mi hermana a un lado mientras se echaba en el sillón con sus diseños de ropas. Se me escaparon algunas lágrimas, me limpie con el pañuelo que Rosalie me había regalo hace dos años. ¡Rayos! golpee el volante tratando de poder frenar mi recuerdos, cerré mis ojos y apoye mi cabeza en el respaldar del asiento. Solté un suspiro y recordé que me queda mi hermana tenía que luchar por ella por la empresa de mamá. Hice que el motor sonara lo suficiente para que los demás pudieran avanzar. Puse en quinta y volví a manejar, me perdía por las calles hasta salir de la ciudad estaba a veinte minutos. Pensaba en una manera de evadir el matrimonio, repasaba las cláusulas una y otra vez pero nada todo se complicaba más. Voltee a derecha y me encontré con el típico portón de rejas negras. Sabía quién era yo, así que me dejaron entrar con todo mi guardaespaldas. Me dejaron entrar y conduje algo más lento. Los de seguridad me vieron mientras estacionaba el Mercedes Benz. Ya es de costumbre Sam solo bajo, y se puso a mi derecha, Emmett salió a recibirme estaba serio por eso no hubo sonrisa de su parte sino una movida de cabeza en forma de negación.

- Edward ya te iba a preguntar porque… - dijo mientras me acercaba hasta donde estaba. Esa casas que años visito, que años me recibe con la misma angustia que me atormenta, esa casa extensa de jardines y gran mansión me puse a su lado con rapidez y entrábamos a su casa para interrumpí abruptamente su pregunta con molestia

- ¿Necesito una esposa para heredar? – de forma desesperada y molesta con hastió

- Y ahora mi pregunta ya fue contestada - se respondió con un suspiro – Sam que gusto tenerte aquí – musito al darle la mano – puedes servirte lo que gustas

- Gracias señor Emmett

Pasamos por la estancia semi-grande que tenía. La sala que siempre andaba limpia y ordenada con esos toques de cerámica que la madre de Emmett traía de Londres y España. La sala desapareció a nuestras espaldas y con ella Sam, para dar paso al gran despacho. La típica biblioteca me daba la bienvenida por novena vez en la semana. Soy un hombre tan desesperado por este tema que si Emmett no fuese el encargado de llevar todas las cosas legales de la empresa y mis asuntos personales, podría ser psicólogo y conmigo tendría una fortuna tan sólo meses después de haber acabo su carrera.

Cerró la puerta al estar adentro los dos, paso a su cómodo asiento y yo realizó la misma acción. Se sentó adelanto mío con la única separación de su amplio escritorio.

- Ya hemos hablado de esto - decía con pesar hablándome de forma que estuviera con un niño pequeño haciendo un berrinche.

- ¡Rayos Emmett estudiaste esto! ¿No hay forma de tenerlo todo?

Si. Otra vez de mal humor.

- No. Ya me fije - musito mientras sacaba las hojas y se colocaba los lentes.

- Es que no necesito a… - dije parándome y poniendo mis manos detrás de la silla apretando con fuerza

- Tienes que entender… - me dijo con tranquilidad mientras dejaba las hojas para verme - quieres tú herencia sencillo cásate luego… - tomo una pausa, sabía que las cosas que dirían después le es difícil para él. Tomo un poco de aire y musito - te vas.

Tome el control de nuevo, no podía permitir que mi desesperación me ganara, no ya tuve mucho tiempo para entender que antes de controlar a alguien primero me tengo que controlar yo, me aclare la garganta y retome mi postura fría, fuerte y distante.

- ¿Se te ocurre a alguien? – me dije mientras me acomodaba las mangas de mi saco

- No… solo consigue a alguien - dijo encogiéndose de hombros volvió a tener su humor cordial, pero no entendía a qué se debe

- No sé por dónde… - me puse una mano en el mentón para pensar

- Tus conquistas… quizás… - susurro mientras trataba de ocultar una sonrisa

Ok. Ahora ya sé porque volvió su humor. Casi nunca Emmett sonríe. Siempre fue un hombre serio, después del accidente que tuvo su hermana con su padre en un viaje. Él se quedó a cargo de la familia, todo rastro de diversión de la universidad lo opaco ese día. Ver a su hermana enyesada y su padre con algunos golpes, vio la vida de un punto de vista distinto. Nunca más volvió a relajarse, tomar un respiro. Después que de eso

- No gracias Tia no puede ser – le dije volviendo a la conversación

- Edward te dije no hagas escandalo… - saco de su cajón el periódico de hoy por la mañana - tu salida de la semana pasado traería esto... ¿Que querías que hagan? Es obvio que Esme presionaría - dijo mientras observaba el encabezado - y esto sigue apareciendo

- Claro quiere manejar todo - musite arrebatándole el periódico y botándolo a la basura Emmett se quitó los lentes y me vio con ojos de preocupación. Se tomó un segundo y musito serio.

- Pues tu tío no lo ve así

- Está enamorado - dije molesto y con rabia - ¡Tonto! No puede fijarse que Esme ya no es una mujer sencilla.

Mi amigo me veía caminar de un lado a otro, suspiraba y se colocaba sereno. Yo con furia, encima de aguantar a Esme, Carlisle, la compañía de mamá. Tortura de más de cinco años.

- ¿Pues qué vas hacer? - dijo Emmett haciéndome notar que estaba callado

- No le daré el gusto - Musite enderezándose y me pare de golpe, poniendo una mano en el bolsillo mientras la otra mano la cerraba en forma de puño. Pensé en mis palabras, quería algo que sonara convincente para todos.

De pronto mi vista se posó en Emmett y supe la respuesta.

- ¡Consígueme a un esposa! – dije con firmeza.

- ¡¿Espera que yo que?! - musito mientras se paraba y apoyaba sus dedos en el escritorio. Sorprendió por completo.

La verdad no veo porque.

- Emmett comprende – ok habrá que persuadirlo… un poco

- No – dijo firme también guardando sus lentes en su caja, se acomodó la camisa

¡Rayos se negó de inmediato! Tengo que convencerlo y ahora.

- Oh vamos Emmett, necesito esto ahora – dije poniéndome firme, en realidad sino lo hacia él tenía que recurrir a alguien de la empresa, lo cual no me he es un problema pero de todas formas, no quiero meter a nadie para eso.

- Edward yo creo en el matrimonio - dijo mientras movía la cabeza tratando de encontrar una lógica a mi petición, claro que ya sabía de sobra su discurso - Casarse no teniendo amor… no es algo…

- No tengo más opción. – Dije para verlo con determinación - Además esto es un negocio. Que no se te olvide. – me encogí de hombros

- ¿Un negocio? – ok creo que está empezando a molestarse. Bote un suspiro de rabia - ¡No Edward no!

Mierda no debí decirlo así. Tenía que entender, Emmett tiene más escrúpulos y moral que yo, sus padres le dieron ese ejemplo siempre. Los Cooper es la familia más honorable que he conocido, aparte de la mía, la que fue mi familia. Suspire, no me gustaba pero sabía manejar a la gente ahora voy a tener que hacerlo con Emmett.

- No quieres ayudarme, lo entendiendo – me aproxime a la puerta – esto debe ser mucho para ti, le pediré a cualquier persona que haga esto, total sólo necesito una chica

- Con esa desesperación podrían timarte – dijo prácticamente escupiendo las palabras

- ¡Que importa! Tengo que darle una solución ahora

Gire mis talones a la puerta, escuche un suspiro y de pronto me detuvo con su voz

- Ok haré los papeles… ¿Alguna en especial…?

Sonreí antes de voltear. Si siempre me salía con mi antojo

- No, sólo consíguela – me encogí de hombros

- Lo publicaré en… - decía al tomar nota en su laptop

- No, discreción. Por favor. – dije hablando ridículamente bajo. Trague saliva - Hasta darle la noticia a Esme y a todos.

Ya estaba de pésimo humor, tendría que irme ahora antes que cambie de opinión, Emmett es la única persona en quien confío. A pesar que no muestro mis sentimientos porque considero que nos los tengo, a él lo estimo mucho. Es lo más cercano a un hermano.

- Ok… te consigo a alguien y le haces una entrevista

- No hay tiempo sólo consigue a alguien necesitado nada más. – siempre las personas con alguna necesidad terminan accediendo más rápido, un ejemplo yo pero no lo demostrare claro, ya que puedo buscar mis propias soluciones. Tenía el dinero que quiero. Si, el dinero es por el cual me trae aquí – Es un trabajo y punto.

No necesito más. - Emmett anotaba en su laptop personal. Eficiente. Eso es bueno.

- Espero puedas aparentar lo necesario. – susurro al tener mi mano en el picaporte

Golpe bajo, pensé

- ¿Cuánto tiempo?

Pase desapercibido ese pequeño gran detalle.

- 13 meses mínimos – volvió a susurrar

Abrió mis ojos de sorpresa, olvide por completo eso. Emmett río bajo y musito fuerte

- ¿Ya cambiaste de opinión?

- No - dije firme esto no iba hacer cambiar de opinión - Y esto me permite salir de los Cullen bien. ¿Y podré despojarla a Esme de todo?

- Pues te conviertes dueño de todo, pero Esme sólo tendría una parte importante en la

Empresa no más.

- Ok.

Eso es manejable, podría echar a patadas las veces que quisiera a Esme. Eso podría significar una gran recompensa.

- Pero ya sabes, solo tendrías el cuarenta por ciento de todo, un diez para Esme, otro diez para Carlisle y bueno treinta de tu hermana y el resto para los accionistas minoritarios. Sabes que eso solo es de la empresa, las propiedad, mansiones, acciones en otras empresas, carros y todo lo demás, es otro cantar, aquí tu madre fue más que generosa así que una vez que salga tu matrimonio, no dudes que vendrán varias personas para reclamar lo posiblemente tuyo al menos que…

- Lo sé… pero eso es un límite que no pienso pasar – definitivamente eso no iba a pasar, ya lo había planteado varias veces y esa regla no estaba en mi lista - Para qué día lo tendrás… - musite de pronto haciendo que Emmett volteara a verme

- Máximo sábado

- Viernes. Prepara todo. Te llamo después

- Sí que estás con apuro - susurro para verme molesto

- No aguanto ni un minuto más a Esme y su sobrina caprichosa.

- Bien - dijo volviendo a su seriedad habitual - Te llamo al estar todo listo y Edward sé que acabas de hacer, no apliques tus trucos a mí para acceder porque no te convendría ser estafado. Con eso salí de su despacho, no importaba que pero tendría las cosas que quería.

.

Estamos miércoles. Tiene sólo dos días para poder conseguir una esposa. Lo soportare sólo 13 meses. No más. Me decía en la reunión, mientras recordaba la conversación que hace días tuve con Emmett. Movía mi lapicero rápidamente, no tenía idea que estaban hablando los presentes en la fastidiosa reunión. Reunión que yo mismo convoque pero ya le había perdido el interés. Se acabaría esto en dos horas. Creo que no fue el día que tocara una reunión con ellos. Suspire y decía en ocasiones sí, no, nada prestaba atención y sólo se daba cuenta, Rafael, mi mejor amigo, mi socio y mi mano derecha en toda la compañía. Aparte de Emmett, es el único que sabe toda mi historia. Además como no saberlo si lo conozco tan solo dos años antes que conociera Emmett, y eso fue al cumplir los dieciocho años y mucho antes que yo fuera quien soy ahora.

- Yo opino que es todo por ahora, señores

- Pero señor Collins no hemos si siquiera tocado el tema de los proveedores

Esto hizo detener mi lapicero de golpe. Observé con cuidado a Rafael para saber qué iba a responder. El solo sonrió y musito

- Lo entendemos señor Tom pero por ahora no es un tema vital, además yo sé que usted solucionara los problemas de imprevisto. Confiamos en su buena toma de decisiones

Esa manera de manejar a la gente me sorprendía de Rafael, tenía ese don que yo no podía dar. Yo solo soy frío y tajante. Mi socio podía dar la calidez y la calma. Podía brindar las palabras necesarias para que el personal haga las cosas pero con mayor facilidad. Tom sólo sonrió y se paró para poder irse. Los demás lo copiaron, se despidieron de mí y se retiraron tan rápido, que no me di cuenta que mi amigo se sentó frente a mí y garraspo.

- ¿Bien que hiciste?

- ¿De qué hablas? – me defendí

Enarco una ceja se quitó la corbata mientras daba un suspiro y se desabotonaba el saco para estar cómodo. Yo dejé el lapicero y seguía perdido en mi pensamiento.

-¿Es por Esme no?

- Si – arrastre las palabras sé que más me iba a decir

- Edward tienes que entender que es dueña de todo esto

- No por mucho - sonreí triunfante - ahora podré despojarla de todo

Él se paró, camino hasta el vidrio que reemplazaba la pared y musito:

- ¿Ya es un hecho el matrimonio?

- Si Emmett ya está en busca de la chica

Se quedó en silencio tampoco estaba de acuerdo, es más se molestó más que Emmett pero entendía la situación. Dos segundos de silencio estuvo Rafael para luego decir

- Amigo ven y acércate

Me paré de mala gana, a veces me trataba de hermano menor, yo no lo soportaba. Sólo cinco segundos me tomo llegar hasta él. Coloque mis manos en mi bolsillo y musito:

- ¿El paisaje de todo este lugar es hermoso no?

- La verdad si – hasta yo no podía negar aquello

- Pero no siempre es así, normalmente esta nublado y a veces soleado pero lo importante es que si traspasas las nubes encontrarás las luces del sol iluminándolo de una forma bellísima, eso es lo más semejante del matrimonio. Tendrás que aparentar el clima que traspaso las nubes pero por dentro estarás con esos climas tan variados al frente de todos. Dime ahora ¿Tú crees que podrás con eso?

Me tomé unos segundos para contestar pero nada. El siguió.

- No estoy de acuerdo, nadie podría fingir esas luces tan bellísimas sino está enamorado pero tu… estas en un caso absorbente. Te apoyaré - musito viendo el paisaje y los rayos del sol que daba su última luz para dar paso al crepúsculo

- Gracias - musite con un poco de pesar por las cosas que iba a pasar

- Recuerda que no solo es un negocio es una persona quien va a compartir esto. Espero no se te olvide. Mañana tenemos reunión por favor discúlpame con tu hermana por la cena de hoy que no podré ir.

Antes que le dijera algo, se retiró y yo me quedé viendo el paisaje. Sí, no estaba de acuerdo pero tenía su apoyo eso es bueno. Tome mis cosas y me fui a oficina, seguía molesto por las cosas que hacía por la empresa. Casarme a mis veinte y cinco años. Tan joven. Pero no tenía de otra. Es eso o que Esme se quede con esta fortuna, que no le costó trabajo obtener. Podía detenerla y está es la única forma que había. Hasta ahora no entendí porque mamá puso tantas condiciones, ¿Que quería mostrar? ¿Que su hijo podía ser padre de familia? ¿Qué podía ser alguien exitoso mientras lleva una esposa y un hijo en brazos? Recuerdo que mamá siempre quiso nietos. El día que se lo dijo a mi hermana casi se atora y mi madre reía. Ay Elizabeth Masen espero que me envíes la mujer indicada por favor, pensé al estar aparcando mi Mercedes en la casa. Estaba en la sala y Hans ya estaba en la puerta para recibirme.

- Señor Masen buenas noches

- Que tal Hans

- ¿Gusta su taza de té? - me pregunto en el instante que le daba mi abrigo.

- Por ahora no… ¿La familia Cullen está aquí?

Por favor no, di no.

- Siempre señor - musito con un poco de molestia, lo entendía - su tía está en su cuarto privado, el señor Carlisle la está acompañando. Sus primos, Alec y Garrett están en el jardín disfrutando lo poco que queda de la tarde

Al menos ellos son los únicos Cullen que aprecio, me parecía extraño no ver a mi hermana paseándose por la casa con sus audífonos a todo volumen y disfrutando de la música. Caminé hacia la cocina mientras Hans me seguía, con mi abrigo en la mano. Hans no es simplemente un mayordomo es parte de mi familia, desde que cumplí 15 años

- ¿Mi hermana? – demande saber

- En el único lugar que le gusta estar señor

- La cocina - musitamos al mismo tiempo

Reí un poco, me dirigí a la cocina para poder verla. Pase las dos ambientes tan rápido mientras decía.

- Hans sabes que no puede estar en la cocina la última vez casi quema toda la casa. - terminé de decirlo al instante que me paraba al filo de la puerta para cruzarme de brazos.

- Eso es totalmente falso - dijo la ricitos de oro, con los cabellos lleno de harina y cubierta de pies a la cabeza

- Lo tomaré en cuenta señor, ¿Me necesita para algo más?

- No Hans – le dije viendo cómo se reía un poco

- Con permiso señor, los llamaré para decirle que ya está listo la cena

- Por supuesto – le dije mientras me aproximaba hacia a ella

Se retiró rápidamente, yo me senté en la mesa. Había un tazón llena de frutas. Tome una manzana y le di un mordisco rápido. Me vio con algo de suspicacia.

- No hagas eso - musite con algo de enojo - mamá tenía la misma reacción

- Cada vez que ocultabas algo - terminó por contestar fingiendo que no le importaba

- Ya déjalo Rosalie - musite gruñendo un poco

- Hummm seguro es por lo de Esme – sonrió al ver su pastel

- Que rápido se propaga la noticia – dije desviando mi mirada

Se encogió de hombros mientras se volvía a concentrar en el pastel que estaba decorando. Le ponía un empeño enorme, creo que debió estudiar pastelería y no administración. Que tanto le sugerí para que estuviera al pendiente de la empresa. Ella abandono sus sueños al igual que yo. Me puse algo melancólico pero moví mi cabeza para poder disiparme

- Si no quieres hablar de eso… - sugirió sin darle importancia

- No, sólo que no quiero amargarme más – confesé para ver si así dejaba el tema

Ella sonrió pareciera que estuviera contando un chiste. Yo moví la cabeza de enojo. Respiro un poco y musito:

- Tú siempre paras amargado hermano, no necesitas ayuda de nadie para eso

- Sólo haz el pastel - musite mientras le pique la cubierta de chocolate

- ¡Hey! falta para que esté listo

Yo sonreí y ella volvió a realizar su pastel. La cena tardaba y comencé a comer todas las frutas que había en el tazón. Es agradable que Rosalie siga siendo la misma después de las cosas que pasaron. Rosalie nunca perdió su buen humor, quizás su melancolía se lleve por dentro. Muy pocas veces, la escuche llorar pero rápido se recuperó.

- Te enteraste que lloro por todo el edificio. Carlisle quiere hablarte. - dijo al poner las cerezas de adorno.

- Lo de siempre - musite encogiéndose de hombros

Claro la bofetada le dio algo distinto pero seguía siendo lo mismo. No, es mejor evitar esa parte.

Ella volvía a observa el pastel viendo si le faltaba algo. Parecía que estuviera revisando algún documento antes de firmarlo. Su concentración en esto es muy fuerte podría ser como yo. Pero no quería que fuera como yo.

- ¿Te vas a casar con Ángela? - pregunto de repente mientras acomodaba un poco el glaseado

- Crees que me casaría con… - rayos pronunciar su nombre se me hacía difícil

- Tu amas a la empresa de mamá - me interrumpió para luego hacer una pausa. ¿Amar la empresa de mamá? No, es no es la palabra que utilizaría es… Cuidar, yo cuido la empresa de mamá. Tomó una bocanada de aire y coloco el último adornito comestible. Lo hizo tan lento que ya comenzaba por aburrirme, hasta que lo consiguió y se paró derechita admirando su obra de arte.

- Pues no. No la convertiré en Masen, que vaya con Austin. No soy el único Masen que puede casarse

- Hummm ¿Austin?... él no está disponible Eleazar dijo que ya se iba a casar – musito mientras se servía un vaso con agua

- No es mi problema – dije empujando el plato

- Edward madura - musito después que tomará un poco de agua

- ¿Quieres que me case con ella? – en carajos estaba pensando Rosalie

- Solo decide bien quien va ser Masen - tomó un poco más agua para ver el vaso y luego verme a mí.

- Rosalie, tú también puedes casarte – solté de pronto para verla

Se atoró un poco, dejo el vaso y empezó a toser fuerte para luego respirar y musitar:

- ¿Casarme yo? De ningún forma Edward.

- Algún día te casarás Rosalie…

- Pues el pronto ya es para ti… - sonrió para disimular su preocupación, al igual que yo, tampoco podía recibir su fortuna completa sino está casada. Esas ganas de mamá de que nos casemos. ¿Es para formar la familia que no pudimos tener? Bueno cualquiera que fuera la razón a Rosalie no le parecía importar nada del dinero siempre y cuando yo esté a cargo de todo. De repente ella me da un golpe en el hombro para hacerme reaccionar

- ¿Quién te conseguirá a tu esposa?

- Emmett – musite para verla con una sonrisa

- ¿Tu defensor? - se sorprendió tanto que casi bota el vaso

- Si porque… - no me resultaba ilógico, pensé

- Es un chico muy serio, no ríe, no sale, solo… solo… - trataba de decirlo lo menos ofensivo posible - sólo trabaja, trabaja, trabaja - dijo pasando su torta a una bandejita de plata

- Algo que deberías hacer tú… a todo esto, ¿Dónde está el balance que te pedí?

- Lo tiene Kate desde la tarde – me interrumpió enarcando un ceja

- Ok, estuve en reunión por eso no me lo paso – le corregí

- Al menos no se acercó sino ya la hubieras despedido - camino al lavadero para poder lavarse las manos

- ¿Te contó que la iba a despedir? – hablare con ella si fuese así, no me gusta que tenga contacto con mi familia. Mi única familia.

- Siempre terminas despidiendo a alguien Edward - terminó de lavarse y se secó con el papel de cocina. Se volteó y me guiño el ojo – además porque sé que te gusta despedir a la personas…

- Cuando no son eficientes – le dije para verla algo serio - No creas que no me di cuenta las cosas que hacías - le dije en e l instante que guardaba su pastel en el refrigerador personal que tenía. Su cocina personal. Significaba que nadie podía sacar algo de ahí. Sino pobre aquel que hiciera eso.

- No entiendo en lo absoluto a que te refieres. – se defendió al guardar su vaso. Mi hermana es muy ordenada, hasta se podría decir que es más ordenada que yo y eso es mucho más.

- Si claro – le dije sarcástico

Mi hermana tenía una habilidad de hacer hablar a las personas muy sutilmente. Entabla conversación si ve que no funciona cambia de táctica, y está es distraer a la persona con sus movimientos, fingir que tiene la concentración máxima en algo más, para que pienses que no está poniendo atención así podría hacer que la persona hablé y hablé. Sin esfuerzos, interrogatorios. Una habilidad muy útil en una empresa. En nuestra empresa.

- Pues que te digo… es una habilidad natural - se excusó mientras se sacaba el delantal y sacudía la harina. Esta se extendió en toda la cocina y me cayó un parte a mí. Me paré para sacudirme pero ya la harina se había encargo de marcharme.

- Lo siento - musito tratando de contener la risa

- Bueno con más razón a darme una ducha

De pronto Hans se acercó a la cocina, y sonrió, nos veía como niños traviesos. Siempre nos vio de esa forma. Desde que tengo uso de razón. Hans estuvo con nosotros. A falta de un padre lo teníamos a él. Siempre nos cuidaba sobre a todo a Rosalie que no mostraba su dolor después de la tristeza que tuvimos todos.

- Al parecer la cena tarda un poco

- Rosalie se encargará de limpiar - respondí rápido, este desorden no me haría cargo yo

- Edward tú también estuviste...

- Yo no hice el pastel… - levanté mis manos fingiendo inocencia hacia mi hermana

- Si Edward muy maduro - reí un poco ante su comentario

- Nosotros lo haremos, niños - dijo Sue al estar de pie hacia nosotros, mientras traía algunos sirvientes más

- Buenas noches y gracias Sue - musite mientras Rosalie y yo salimos de la cocina privada de ella y subimos las escaleras

- Recuerden que en media hora está lista la comida

Nos gritó desde la sala. Yo corrí hacia mi cuarto. Con Rosalie es fácil soltarse un poco. No sé si es porque es mi única familia o porque Rosalie podría conservar esa juventud veinteañera que tenía. Es bueno saber que protegí a Rosalie de todo ese frío mundo. Estaba involucrada en la empresa claro pero no paraba tampoco las veinte y cuatro horas como yo. Es mejor así. Mamá lo hubiese querido así.

Salí de mi cuarto y me encontré con Rosalie, llevaba algo ligero unos jeans, zapatos bajos y una blusa blanca. De pronto recordé el encargo que me dieron para ella.

- ¿Listo para quedarte con hambre?

- ¿A qué te refieres?

- Nunca he visto que hayas terminado una cena estando con toda la familia Cullen

- Espero que lleven la fiesta en paz - musite mientras caminaba hacia las escaleras.

- Rosalie más bien, Rafael no podrá venir hoy

El color de sus ojos perdieron un poco de brillo, esto me hacía sentir pésimo. Sabía que sentía algo más por él pero no lo decía. De pronto como siempre ocultaba todo sus emociones y sonrió

- Tu lo hiciste enojar… - su una afirmación tome un poco de aire y voltee mi cabeza para un lado

- No, solo que tenía trabajo

- Ajá - dijo mientras no creía mi mentira se encogió de hombros se adelantó al barandal de la escalera. Se sentó en el barandal. Coloco sus manos para tener un equilibrio.

- ¿Espera que haces?

- Algo que no sabes hacer tu… - dijo mientras poco a poco comenzaba a deslizarse - divertirte - musito al final

- Espera Rosalie es peligroso - grite pero ya fue tarde. Rosalie se deslizaba por el barandal tan rápido que dio un pequeño salto para quedar de pie al costado de la escalera.

- Temeraria - le grite al bajar las escaleras y quedarme a su costado. Desaprobaba su actitud.

- Sólo me divierto - se excusó mientras avanzaba rápido al gran comedor. Todos estaban sentados.

Me senté en mi silla, la cabecera y Rosalie a mi derecha. La comida estaba más silencio de lo normal. Al menos es mejor así antes que alguien empiece hablar. Sin embargo Garrett comento que tal la nuestro día, yo solo decidí pasar en seco mi comida. Rosalie no dijo nada. Pero Carlisle no se lo ocurrió mejor instante que arruinar la cena, claro alentado por su esposa.

- Hemos comprado una casa cerca a la de Edward para poder estar todos juntos. Podremos visitarlos más a menudo.

Mi vista fue completamente dirigida hacia Esme que sonreía. ¿Rayos más tiempo metidos aquí? A estos les faltaba tener una habitación para cada uno. Cosa que si había habitaciones de sobre pero al menos tenía criterio para no quedarse.

- ¿Con el dinero de quien compraron la casa? - susurre muy bajito Rosalie me dio un pequeño golpe en la mano disimuladamente mientras evitaba reírse

- Escuchamos tu comentario - musito Esme mientras clava su mirada en mí, yo sonreí y antes de comer un pedazo de papa musite:

- Que bien así no tengo que estar diciéndolo dos veces.

Note que Hans movía su cabeza, y se comenzó a retirar junto con Sue. Si la cosa no iba por buen camino. Ella movió su boca con desagrado junto sus labios y arrugo su nariz. Sí que estaba molesta… ¿Y eso debía importarte? No. En lo absoluto.

- Fue con el dinero de tu tío y mi mío

- Ha entonces le pediré a Tom que me pase el informe sobre las cuentas de la empresa. ¿Quiero saber el monto que le costó a la empresa por las chistosas que hiciste?

- ¿Edward no te cansas de ofender? – anuncio a punto de llorar una dramática Esme

- Ajá y aquí vamos de nuevo - dijo Rosalie mientras tomaba un poco de agua.

- ¿Ofender? Creo que no eres la indicada de decir eso…

- ¿A qué te refieres? – se puso una mano en el pequeño agitada

- Estoy comiendo Esme - indique mi comida para que supiera que no me interesa seguir su conversación

- ¿Ves? ¿Cómo me trata? - se quejó ante Carlisle

- ¿Edward porque no cenamos tranquilos?

- Si tu esposa se calla y deja de gastar todo el dinero, podremos cenar – comente para verlos de frene a los ojos y tomar un poco de vino

- ¡Edward Masen! - me llamó la atención mi tío, su tono no me gustó pero lo dejé pasar

- Somos familia

- Tu si - respondí viéndolo directamente - ella no… sólo es política

- Edward por favor - musito Garrett - ya hombre solo come

- Cada vez que abres tu boca siempre pasa eso - hablo Alec empujándolo a su hermano

Rosalie estaba en sus cosas, comía mientras todos discutían para ella no significaba nada. Al menos que se metieran conmigo un poco más fuerte o con mamá.

- Ya basta por favor. Edward hemos comprado esa casa con el dinero que recibo de la empresa y la de Esme. Ya está todo visto nadie ha sacado dinero de la empresa. No es necesario que hables con Tom porque ya está arreglado todo, mañana tendremos nuestra casa.

- Que bueno entonces algo porque celebrar - alce mi copa y musite viendo a Rosalie - por favor coge tu copa vamos a celebrar que no tendremos que verlos aquí todo el día.

Todos me vieron sorprendidos, Esme me vio desafiante y me gruñó por lo bajo. Alec y Garrett bajaron las miradas. Mientras Carlisle sólo movía la cabeza y yo musite.

- Chicos no me mal interpreten. Ustedes son más que bienvenidos a mi casa.

Ambos se iluminaron el rostro y yo reí un poco. Carlisle se paró y tiro la servilleta a la mesa. Inmediatamente deje la Copa y comencé a comer.

- ¿No? - musite - al parecer no habrá brindis

Rosalie se rio y bajo su copa. Sabía que estaba molesto espere que me dijera algo para luego irse pero me sorprende que Esme se paraba y hablará.

- Edward que falta de respeto. Por eso te di la cachetada.

Todos se quedaron en silencio. Rosalie me vio entornando los ojos. Estaba confundida y por los ojos se cruzaba la sorpresa. No quería que se altere, deje el cubierto. Le tome la mano y moví la cabeza para que no le diera la importancia. Pero ella no lo iba a dejar pasar. Volteo para ver a Esme y traía esa mirada de enojo. Rosalie es muy calmada y hasta despreocupada pero podría ser muy hiriente si se lo propone. No quería que se alterará por nada. Es mi hermana y la protejo al igual que hacia mamá.

- Esme tengo dos opciones para ti. - limpiándome la boca con la servilleta - o te vas con tu esposo y dejas de alterar a mi hermana así también tus hijos terminan la comida o simplemente cierras la boca y te sientas a comer

- Que falta de respeto Edward - se llenó de enojo su voz. Carlisle siempre saldría a favor de su esposa es normal. - Esme, Alec y Garrett vámonos

- Pero papá. No quiero irme - se quejó Garrett protestando mientras comía más rápido

- Todo es tu culpa Edward no pensé que esa educación te dieron tus padres…

- Eso fue todo. Ahora lárgate de mi casa, Esme - dije botando la servilleta y parándome mientras Rosalie también hacia lo mismo.

- ¿Me estás echando? - me respondió la petulante de Esme

- No sólo Edward sino yo, también - se interpuso Rosalie – no insultaras la memoria de mi madre, estúpida… nos educó muy bien, es mas no educo también que nos enseñó a botar la basura a gente como tú – dijo mientras caminaba a su dirección y solo se detuvo al final de la mesa - porque no te vas al hotel familiar… ¿Para ver si te reciben?

La familia de Esme es adinerada pero por un tema legal, a su madre y a ella la echaron de su casa, su padre se quedó con todo y ahora ella literalmente no tiene familia. Ella estuvo lleno de lujos pero siempre fue sencilla. Sin embargo ahora que tiene todo y en exceso simplemente se volvió materialista.

- Sabes muy bien que la familia de Esme no la aceptan - interrumpió Carlisle – Esme hijos mejor vámonos, por hoy fue suficiente de charla familiar.

Los hermanos Cullen, se fueron detrás de sus padres. Tenían el rostro avergonzado mientras Rosalie ponían un gesto de molestia para nuestros tíos. Me senté en la cabecera, tome el cubierto para intentar comer pero se me quitó el apetito, tire la cucharada con furia y está salió disparado al centro de la mesa. Rosalie Volteo y musito:

- ¿Ella te pego?

- Sólo fue algo ligero… - para que preocuparla no tenía sentido

- ¿Ligero? - pregunto tratando de creerme

- Si - dije sonriendo para calmarla

Se sentó con total frustración se tomó la cien, estaba callada por mucho más tiempo de lo normal esto me alarmó, estuve a punto de preguntarle qué ocurre pero se me adelantó. Fijo sus ojos en mí y musito

- No estoy de acuerdo que te cases por salvar la empresa de mamá pero – volteo hacia donde se habían ido los Cullen y me vio - si es necesario para que ellos, sobre todo Esme no vuelva a poner un pie en esta casa entonces dile a Emmett que se apure - decía al pararse de la silla - sin embargo si puedes conseguir un amor antes… podría ser mejor… para ti

Se volteó y camino hasta las escaleras para ir a su cuarto. Son muy pocas las veces que veía a Rosalie tan… sería. Me sorprendía.

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Dos días ya habían pasado tan rápido que no sentí nada. Entre reuniones y charlas con los accionistas no tuve cabeza para nada hasta que me golpeé con el documento que por encabezado tenía acta de matrimonio. Emmett esperaba paciente, al extremo de mí escritorio. No es necesario que leyera además confío completamente en Emmett. Suspire y me cogí el cabello con mal humor. Veía el papel tan reluciente y con la letra legible. Me obligue a recordar porque hacía todo esto y un solo nombre vino a mi mente. Elizabeth Masen. Tenía que proteger a la única cosa que tenía de ella. En esto venía Rosalie también. Pero ¿Realmente esto hubiera querido mi madre? ¿Qué tan dispuesto estaba yo de brindar mi felicidad por una empresa? Lo pensé un poco teniendo el lapicero jugando con mis dedos. No tenía felicidad alguna para empezar, pero ¿Que importaba eso ya? No creo que mi madre hubiese querido esto para mí. Un matrimonio arreglado por el novio para salvar algo. Pero esta decisión ya no dependía de mí. Me presionan por casarme, bien me adelantare. Pensé mientras me disponía a firmar.

- ¿Estás seguro?- Pregunto Emmett parado y apoyado en el stand de la biblioteca

- Me quieres hacer dudar ¿Porque? – lo vi con curiosidad

- No es un juego, no es negocio más…. - musito Emmett mientras se aproximaba al escritorio

- Lo sé pero si puedo verlo de esa forma, lo haré

- Hablamos de la vida de una persona - dijo viéndome con preocupación y se movía por toda la oficina

- ¿Crees que me vida no está en juego?

- No sabía que tenía una - susurro con fastidio

- Si la tengo sólo que esta absorbida por la empresa

Si. Mi vida también forma parte del inventario de Masen Enterprise.

- Puedo buscar otras formas… sólo dame tiempo para… - me quería hacer durar… ¿Por qué? No Emmett no ahora.

- ¡NO! - grite - no soporto más la actitud de Esme y tampoco la forma en que Rosalie trata de entenderme, sabiendo que su herencia también está en juego pero no le importa - musite golpeando la mesa

- Hazlo entonces… - dijo dándose una pausa - sabes que de todas formas te voy ayudar a pesar que no piense que es correcto

La última palabra de Emmett me basto para darme la fuerza necesaria para firmar ese documento. Tome el lapicero y firme el papel que me comprometía un año y un mes considerarme alguien casado. El tiempo pasaría rápido, me decía al ver que la tinta del lapicero dibujaba el punto que finalizaba mi firma. Suspire y tire la pluma al escritorio. Me pasé las manos por el cabello. Emmett recogió esto y antes de irse musite:

- No quiero que Rosalie se entere de esto

- Ocultar a una esposa no es fácil - me decía mientras veía su reloj

¿Estaba apurado?

- No por mucho… sólo quiero que se entere en un mes, yo voy a manejar la situación – le asegure

- Siempre manejas todo - musito mientras fruncía el ceño - ¿Que le vas a decir?

- Las cosas que quiera escuchar - dije mientras ordenaba algunos papeles

- Felicidades señor Cullen - hablo irónico Emmett al salir de la oficina - ya está casado

Ninguna persona estaba de acuerdo con esto tampoco yo pero es una buena solución, sólo en un mes se podrá decir que esta empresa es mía y ya nadie sentirá que tiene propiedad de esta. Me senté en la silla, dejándome caer con todo mi peso, gire y me topé con ese panorama que hacía sentir tranquilo. Apreté el botón de intercomunicador.

- Kate, que nadie me interrumpa hasta que empiece la reunión

- Sí, señor Cullen