Hola hola :D Bueno he de decir que este es mi primer fic o al menos el primero que me atrevo a publicar. Hace ya meses que tengo los primeros capítulos preparados y solo tenía que pasarlos a pc y modificar algunas cosas pero he de decir que me daba un profundo terror publicar. La idea empezó como One Shot y se extendió, se lió, se fue de vacaciones y volvió a extenderse.

Antes que nada avisar que los personajes en la historia son ya adultos y que hay bastante lenguaje ofensivo. La historia principal es un UmiKotori pero encontrareis otras muchas parejas.

Por último decir que ni Love Live ni sus personajes me pertenecen.


Me quedé mirando el café fijamente durante minutos. En él podía ver mi reflejo, un reflejo que quedaba lejos de mostrarme la mujer de hace unos días. Miré el reloj, sabía que llegaba tarde a trabajar pero no importaba, ni siquiera tenía ganas de ir. Observé la claridad que entraba por la ventana, otro día soleado, lástima que no lo sienta así. Me levanté de mi asiento y me dirigí a mi habitación, aquella que durante noches se había convertido en mi santuario de penas, mi refugio, mi purgatorio personal. Abrí la puerta sin cuidado alguno viendo que evidentemente todo seguía como lo había dejado rato antes.

-Podéis iros cuando queráis. Tenéis café en la cocina- dije a las chicas que aun seguían en la cama desperezándose. –Ha sido un placer conoceros – comenté viendo que no decían nada y cerrando la puerta tras de mi dejándolas solas.

Volví a mirar el reloj y efectivamente llevaba una hora de retraso así que simplemente recorrí el departamento cogí las llaves del coche y me dirigí a empezar mi rutina diaria.


-Parece que si es como dijeron las demás- comentó una de las jóvenes con tono de tristeza.

- *suspiro* Ya sabíamos que sería así. Nadie ha conseguido pasar más de una noche con ella, no deberías sorprenderte- contestó la mayor de las jóvenes mientras se levantaba y empezaba a vestirse.

-A dónde vas?

-A dónde crees que voy a ir? A casa.

-Pero así sin más? Ni una despedida de ella?

-Acaso no has escuchado lo que ha dicho? – la chica miró con tristeza a su amiga quien seguía en la cama mirando a la nada. – Vamos Hideko, sabes que no vas a obtener más que una noche loca a su lado- se sentó en la cama acompañando a su compañera abrazándola para que consiguiera desprenderse del llanto que llevaba rato aguantando- Se que esperabas algo más, que creías que podría ser diferente pero así son las cosas, así es ella.

-Pe…pero yo la quiero.

-Lo sé.– suspiró y le dio un beso en la cabeza -pero por algo la conocen como la dama hielo. Umi la rompecorazones.


Llamé al ascensor con toda la tranquilidad del mundo. Sabía que acabarían echándome la bronca por llegar tarde así que lo mismo daba llegar ya 20min antes. Miré mi reflejo en el cristal del ascensor notando como empezaban a formarse unas bolsas oscuras bajo mis ojos. Últimamente no había estado durmiendo mucho y no era porque no me la hubiera pasado en la cama. Noté como mi teléfono empezó a sonar en el bolso. Ni siquiera hizo falta mirar el identificador para saber quién seria.

-Qué es lo que quieres?- contesté disgustada mientras abría la puerta del coche.

-Llegas tarde- se escuchó al otro lado de la línea.

-Estaba ocupada.

-Ocupada con dos morenas? –preguntó en tono de réplica.

-No es asunto tuyo en lo que estuviera ocupada o no. –contraataqué.

-Empieza a ser asunto mío que siempre llegues tarde y colocada a trabajar. Somos compañeros lo recuerdas no? Si tú caes también caigo yo! Así que mueve tu culo y te quiero en 10min en la oficina.

-Si si lo que digas- colgué y tiré el teléfono contra el asiento del copiloto.

Odiaba que mi compañero siempre me llamara echándome la bronca de esa manera pero a decir verdad llevaba así la mayor parte de la semana. Hacía tiempo que había perdido el sentido de la responsabilidad que tanto me caracterizó en el pasado pero después de la última junta en la discográfica aun había empeorado más. Solo de recordarlo volvía a hervirme la sangre. Intenté controlar mi rabia y saqué la bolsita mágica de la guantera. Cogí una de esas esferas azules de la bolsa y sin pensarlo dos veces me la eché a la boca. Comprobé que todo estuviera correcto y ahora si encendí el coche y me dirigí a mi 'infierno' personal.

*FLASHBACK* (1 semana antes)

-Umi tenemos reunión con los jefes en dos horas así que haz el favor de llegar puntual y estar presentable.

Miré con disgusto a mi amigo. Lo conocía desde que empecé la universidad y me mudara a su apartamento en Yokohama. Habían pasado 10 años ya de eso y se había convertido en el hermano que nunca tuve. A decir verdad agradecía seguir estando junto a él ya que fue acabar la universidad y por alguna suerte del destino entramos a trabajar en la misma empresa juntos. Seguía mirándolo con desaprobación pero tantos años juntos me hacía conocerlo bastante bien como para saber que cuando me decía las cosas con esa seriedad en la mirada era por algo importante.

-Qué es lo que quieren esta vez?- pregunté intentando averiguar de lo que iría la reunión.

-No lo sé. Solo me dijeron que debíamos estar presentes aunque me pareció escuchar algo sobre una colaboración con la discográfica de Akiba. Al parecer tienen algo bueno entre manos.

-Bueno eso es lo que siempre dicen. Y encima tendremos que colaborar con los de Akiba, estupendo- dije irónicamente. –Creo que iré a por un café, bien cargado a ser posible para aguantar ese tostón de reunión. Quieres algo? –pregunté dirigiéndome a la puerta.

Había pasado esas dos horas hasta la reunión tomando café. Sin saber porque sentía una sensación extraña en el cuerpo, algo me decía que ese día no iba a ser bueno que algo en esa reunión iba a pasar. A decir verdad en cuanto escuché la palabra Akiba algo en mí se activó. Y ahí estaba, tomándome mi tercer café tratando de 'calmar' los nervios pero era eso o quedarme dormida por pasarme la noche en vela. –Que es lo que puede salir mal?- me dije a mi misma levantándome de mi asiento y encaminándome hacia la sala de reuniones.

La empresa donde trabajaba no era especialmente grande pero por alguna razón se me estaba haciendo más largos que de costumbre recorrer todos esos pasillos. Conforme avanzaba notaba como el cuerpo se me tensaba. Sentía una presencia cercana, sentía como alguien me miraba fijamente. Ya sabía que muchos en esa oficina me miraban como perros babeantes, sinceramente podía admitir que me había convertido en una mujer de gran potencial pero la mirada que sentía era extraña, no era la típica mirada que me desnudaba, no, era diferente, incluso podría decirse que me estaba dando escalofríos. Cansada de sentirme así viré para encararme a quien me estuviera mirando de esa manera.

-Umi?- preguntó la joven de la mirada penetrante antes de que pudiera decir nada.–Sonoda Umi, eres tú?.

Hacia cerca de 8 años que no escuchaba esa voz pero a pesar del tiempo nunca la olvidaría. Algo en mi se retorció, me quedé totalmente petrificada. Frente a mí se encontraba una despampanante mujer de mi misma altura, mi mismo color de ojos, cabello plateado y ese característico peinado que la diferenciaba de todas. No podía creer lo que mis ojos estaban viendo. Esa mujer que ya creía olvidada y enterrada en lo más profundo de mí ser estaba de nuevo frente a mí. Esa sonrisa y esos ojos que me quitaron la respiración en su tiempo. Esa por la que mi vida dio un giro total.

-Ko…Kotori?- conseguí articular después de un buen rato.

-Oh dios mío! Pensé que nunca más te vería.- exclamó lanzándose contra mí y dándome un abrazo que ni siquiera correspondí. -Mírate cómo has cambiado.- dijo separándose de mí y mirándome de arriba abajo. -Estas sorprendente y…y…y mucho mas adulta- consiguió decir.

-Eh…si, si –reí falsamente- tu también te ves muy bien- *perfecta* pensé. A decir verdad los años le habían pasado de buena manera podría decir que incluso mejor que a mí. -Podríamos quedar un día para tomar un café pero ahora tengo que ir a trabajar, me esperan en una reunión- dije fríamente, mas fríamente de lo que esperaba sonar. Me golpeé mentalmente por lo que acababa de decir. Lo que menos quería en ese mundo era ir a tomar un café con la persona que había destrozado mi corazón sin piedad pero sabía que después de tanto años no iba a poder huir de la situación si no decía algo que quisiese oír. No esperé siquiera por su respuesta, me di media vuelta y salí a paso ligero hacia la reunión.

-Eh? Acaso trabajas aquí?- preguntó sin recibir contestación. –Ey! Umi! Deja de correr no vas a llegar tarde a la reunión.- grito acelerando el paso en mi dirección.

-Si me sigues distrayendo si lo haré.- contesté secamente. En un pasado no habría sido capaz de hablarle en ese tono pero ahora ni siquiera era capaz de verla, no, no quería verla. –Tengo una reunión muy importante y ya llego tarde.

-Umi espera!- gritó atrapándome por el brazo haciéndome parar en seco. Por una extraña razón mi cabeza empezó a cortocircuitar.

-Akiba…. Kotori.- de pronto esos pensamientos se unieron. –Mierda.- susurré para mí misma y girándome hacia ella. –Dime que la reunión no es contigo.

-Sí Umi! –contestó haciéndome sentir como si un balde de agua fría hubiese sido arrojado sobre mí. –Volveremos a trabajar juntas!

-Qué?!

*FIN DEL FLASHBACK*

Maldita seas Kotori!- grité dándole un fuerte puñetazo al salpicadero del coche. –Kyah! –El golpe había sido tan fuerte que empecé a sangrar por los nudillos. –Joder! Qué más puede pasar esta semana!?

Llegué a la oficina más rápido incluso de lo normal. Bajé del coche y divisé el garaje. Ahí estaba el coche de cierta peliplateada que me confirmaba que nada había sido un sueño y que un día más tendría que lidiar con ella.
Subí al ascensor y volví a mirarme al espejo. Unos jeans ajustados, una camisa blanca y una americana negra. Todo estaba correcto hasta que llegaba a mi cara. Me di un par de golpes haciéndome reaccionar y mostré mi sonrisa, esa sonrisa capaz de paralizar corazones pero tan falsa como un billete de 3€. El timbre del ascensor sonó dándome la señal de que había llegado a mi piso.

-Buenos días señorita Sonoda. –habló un hombre vestido de oficial.

-Buenos días Arthur. –contesté. No era una empresa muy grande como para tener guardas pero era una discográfica a la que evidentemente iban famosos y alguna que otra vez se había escapado alguna fan loca irrumpiendo en las oficinas y causando un gran alboroto.

-Buenos días señorita puntualidad.

-No empieces a tocarme las narices. –Contesté a mi amigo el cual al parecer había estado esperándome impaciente. –O es que no puedes hacer nada sin mi?. -dibujé una sonrisa irónica que duró un segundo antes de volver a mi cara habitual.

-Vaya veo que ya ni pasando la noche con dos buenas mujeres en la cama se te sofocan las ansias asesinas.

-Necesito más que dos mujeres en mi cama para sofocar mis ganas de matarte cada día.

-Oh que alago. De verdad merezco tanta atención de la gran dama de hielo?. O es que quizás más que a dos mujeres necesitas a cierta peligris. –dijo esto último casi susurrándolo.

-YUUKIIII!. –grité de tal manera que todos se me quedaron mirando. Había conseguido sobrepasar mi línea de estabilidad mental. Uno de los hobbies del chicho era estar siempre pinchando a la gente, sobre todo a mí por lo que ya aguantaba sus bromas con normalidad pero nombrar a cierta persona estaba prohibido para mí.

-Admítelo de una vez, empiezo a cansarme un poco de esta actitud tuya! –gritó llamando más aun la atención de los presentes.

Normalmente ya estaban acostumbrados a nuestras discusiones. No es que discutiéramos siempre pero éramos de esa clase de amigos que siempre andan provocándose el uno al otro. Pero esta vez ese límite había sido sobrepasado y sin pensarlo mucho lo agarré del cuello de la camisa y lo zarandeé. Me sacaba una cabeza y era como un armario andante pero poco me importaba, una cosa era soportar sus bromas y otra tolerarle que hablara de lo prohibido.

-Otra vez drogada? –contestó cogiéndome de las muñecas y consiguiendo soltar mi agarre con facilidad. –Deberías tranquilizarte. Lo siento de acuerdo. Sé que no debo hablar de eso, es solo que desde que ella llegó has vuelto a ser como años atrás. Umi, me preocupo por ti no quiero que vuelvas a caer en lo que caíste hace años.

-Suéltame.- le grité soltando mis brazos de su agarre. Sabía muy bien a lo que se refería, una época muy negra en mi vida pero de igual manera no le daba el derecho a hablarme de esa manera.

-Umi! Qué es lo que estás haciendo?

Escuchar esa voz me hizo volver a la realidad. Miré a mí alrededor viendo como todos los presentes se nos quedaban mirando. Y ahí estaba ella, la persona culpable de todo como si nada hubiera hecho. Esa indiferencia que mostraba era la que me tenía así. Desde que llegó se ha estado comportando como si nada pasara, como si fuéramos aquellas amigas que éramos cuando teníamos 16 años. La veía acercarse, era la única en toda aquella escena que se movía.

-Ko…Kotori.- conseguí articular su nombre viéndola a los ojos, ojos que mostraban ¿enfado?, ¿decepción?. -Yo…agh!. –mi mirada mostró todo el odio que en esos momentos sentía. Miré a mi amigo quien estaba despistado lo que aproveché para darle un empujón haciendo que cayera al suelo y saliendo de esa situación rumbo a mi oficina.

-Os comportáis como críos. –Gritó. Se le notaba enfadada a la vez que cansada. Ya era la tercera pelea entre nosotros que había presenciado en solo una semana. –Os necesito a los dos en diez minutos en mi oficina.- habló autoritaria. –Me has escuchado Umi?!

-Si jefa. -contesté con desdén mientras me alejaba de los dos para ir a por mí café matutino.


Kotori POV

Me quedé estática mirando como se alejaba la que alguna vez había sido mi amiga. Es cierto que hacía años que no la veía y a decir verdad aun ni siquiera le había preguntado porque se fue de esa manera sin dar explicaciones a nadie y cuando más la necesitaba.

Desde que había llegado había querido hablar con ella pero me era imposible, se la pasaba evitándome.

-Qué es lo que le pasa? No reconozco a la Umi dulce y disciplinada que conocía hace años.- pensé sin darme cuenta de que mis palabras habían salido en voz alta.

-Sigue estando ahí, sigue siendo una buena chica es solo que hay que hacerle ver que ese no es el camino que debe tomar.

Al escuchar esa voz me percaté que efectivamente había hablado en alto y el chico con el que Umi había estado peleando segundos antes me había escuchado.

-Solo llevo aquí 5 días pero empiezo a creer que ya no queda nada de aquella Umi. Quiero acercarme a ella, saber qué es lo que le pasa pero esa actitud suya no me deja.

-Créeme, está ahí. Esa es solo su manera de ocultar lo que siente.

-Pues espero que vuelva pronto porque no me gusta nada la nueva Umi.

-Pues tendrás que esforzarte en sacarla . –susurró levantándose del suelo y observándome para seguidamente mirar con tristeza en la dirección que se había ido su amiga.

-Eh? Has dicho algo?. –pregunté confundida. Me había parecido escuchar claramente lo que dijo pero no sabía bien a lo que se refería.

-mm… no, nada, solo que espero que no llegue tarde. –volvió a clavarme su mirada como si intentara descifrar algo de mí.

-Cuanto hace que la conoces?.

-Desde que empezamos la universidad.- contestó con naturalidad.

-Vaya… supongo que sois muy buenos amigos entonces. Cualquiera podría decir que después de tantos años vuestras peleas parecen de un matrimonio. Será mejor que no se retrase ninguno de los dos. Nos vemos en un rato.- sin dejar que dijera nada más me di media vuelta y me dirigí a mi oficina.

'En que estoy pensando' me recriminé. No entendía de donde habían salido esas últimas palabras que le dije a ese chico. Algo en mi se removió cuando dijo que se conocían de hacia tanto. Umi nunca me había hablado de él. Por una extraña razón le molestó saber que existía alguien que ella desconocía pero que había estado todos estos años a su lado. 'Y si quizás fue él, el motivo por el que nos abandonó hace 8 años?' pensé a la vez que desechaba ese pensamiento.