Antes de leer esta historia ud debe considerar lo siguiente:

Debido a que se me da muy mal eso de cuidar personalidades, este fic puede contener algunos "fuera de personaje"

Con respecto al punto anterior; si deseas leer algo donde no se dañe o se juegue con las personalidades de las protagonistas, pues leete la obra original de Namori y ya!

Si es la primera vez que lees este fic, me gustaría mucho que me dejaras un tu opinión, es algo que te agradeceré por siempre.

Al principio esta historia iba a tener un final trágico, pero cambie eso porque a muchos no les gusto.

Gracias por tu atención. No olvides dejarme tu review, te lo agradezco de corazón


Una vez la gran Chitose dijo la definición propia de acampar al aire libre:

Ser picada por mosquitos, ser mojada por la lluvia, echar a perder el arroz…

Y lo más importante:

Situaciones donde compartes el dolor y el sufrimiento. Son una perfecta combinación para el amor…

"oye Toshinō Kyōko… a donde me llevas?" pregunto la vicepresidenta tsundere del consejo estudiantil. Sugiura Ayano…

"bueno… no se" le contesto su alocada amiga y amor secreto. Toshinō Kyōko.

"COMO QUE NO SABES… NO ME DIGAS QUE ESTAMOS PERDIDAS"

Habían salido en un viaje de campo de la clase de biología, su objetivo era subir una montaña hacia un jardín botánico ubicado en la cima. Aunque no había que preocuparse por si te perdías, ya que el camino estaba señalado.

Cierta rubia estaba aburrida, entonces se le ocurrió tomar un camino diferente, uno más… extremo. Pero necesitaba compañía, su mejor amiga Yui estaba a tres cabezas por delante de ella hablando animadamente con Chitose.

Tus mejores amigos siempre están a tu lado en las buenas y en las malas, no importa cual descabelladas sean tus ideas, siempre estarán ahí para ayudarte en lo que puedan, aunque Yui se opondría al principio, con unos ojitos de cachorro de seguro cede a las demandas de Kyōko. Pero la rubia tenía otra idea en mente, una idea que ha estado pensando durante toda la semana.

"hoy es el día" pensaba la rubia con un ligero tono rosa cubriendo sus mejillas.

Mirando por encima de su hombro, Kyōko podía ver a la única persona que estaba detrás de ella, dicha persona caminaba con la mirada baja, jugando con sus dedos como si estuviera en una especie de conflicto interno, un tanto lindo. Cuando Ayano se dio cuenta de que la rubia la observaba, trato lo más pronto posible recuperar su compostura de segunda al mando…

"que… miras Toshinō Kyōko" dijo con un claro nerviosismo en sus palabras

"nada… solo lo linda que te ves hoy" dijo mientras volvía su mirada al frente

"n-no di-digas… tonterías" el rostro de Ayano había adquirido un tono rojo intenso y se le dificulto un poco el andar.

Viendo su oportunidad y el hecho de que Ayano se había quedado atrás Kyōko pregunto "estas bien"…

"Toshinō Kyōko se preocupa por mi… esto es un sueño" pensaba una anonadada Ayano. Pero saliendo de su transe se apresuró a decir "si-si… no te… preocupes por mi"

No sabían cuánto tiempo se habían quedado paradas ahí, mirándose la una a la otra. Pero ya se habían quedado bastante atrás del grupo…

"no… nos han dejado atrás" dijo Ayano mientras esquivaba a Kyōko para alcanzar a las demás. Viendo que la rubia no se movía, le llamo "Toshinō Kyōko que haces… debemos apresurarnos"

"Ayano… quieres acompañarme a un lugar"

"que!… Toshinō debemos alcanzar a las demás" dijo mientras señalaba con el dedo el sendero delante de ella

"quiero mostrarte… algo, solo será unos minuto y volvemos, te lo prometo" Kyōko dijo juntando las palmas

"que será lo que quiere mostrarme" pensó Ayano, sacudió la cabeza y agrego "no hay tiempo para tus juegos, tenemos…"

Dedicándole una mirada que Ayano nunca pudo resistir, agrego… "por favor Ayano… si"…

Sin decir palabra alguna, Ayano solo pudo asentir rindiéndose a la petición de Kyōko. La rubia se acercó a ella y la tomo de la mano, halándola hacia la profundidad del bosque.

El sentido común de Ayano desapareció en el momento en que Kyōko la tomo de la mano, y por dicho motivo no pudo hacer un mapa mental del camino de regreso. Kyōko estaba tan distraída pesando en las palabras correctas que le dirá a la chica de pelo morado.

El plan de Kyōko era simple. Ella sabe sobre la existencia de un claro en dicha montaña donde hay un hermoso riachuelo que desemboca en una hermosa laguna. Ella quiere crear la atmosfera perfecta para el momento perfecto. Kyōko había visitado ese lugar antes, cuando tenía 8 años, sus padres y los de Yui les gustaba hacer días de campo en ese lugar, por la belleza natural que solo ese punto ofrece.

Habían caminado durante una hora, fue en ese momento que Kyōko salió de su meditación interna. Ella sabía que deberían haber llegado hace apenas diez minutos después de dejar el sendero, lo cual empezó a preocupar a la rubia, deteniéndose de golpe fue motivo suficiente para que Ayano también despertara de su sueño.

"oye Toshinō Kyōko… a donde me llevas?" pregunto Ayano mientras soltaba la mano de Kyōko

"bueno… no se" contesto Kyōko mientras sonreía y se sobaba detrás de la cabeza

"COMO QUE NO SABES… NO ME DIGAS QUE ESTAMOS PERDIDAS" grito la tsundere un tanto alterada.

"bueno… es que, es que" trataba de explicar la rubia

"eso no ayuda… no importa regresare por donde vine" al darle la espalda a la rubia Ayano se encontró más desorientada que nunca, no ayudo el hecho de que no tenía puntos de referencia.

Grandes árboles se erguían a sus alrededores, no había vegetación en el suelo, lo que dificultaba el seguir huellas. Ayano se le ocurrió usar su móvil pero este estaba sin cobertura, y a Kyōko se le olvido traer el suyo. Dando un suspiro de frustración, la chica de pelo morado empezó a caminar por donde creía que sería más conveniente, la rubia la siguió apenada y en silencio, culpándose interiormente.

Después de media hora de andar deambulando sin rumbo por el bosque, Ayano diviso una luz brillante que venía desde adelante, siguiendo dicha luz se encontró en un claro donde había un río pedregoso que desemboca en una laguna, gran parte de la superficie terrestre la cubre hermosas flores silvestres. Sin duda es un lugar muy hermoso.

"lo encontramos" dijo Kyōko, y empezó a caminar hacia el rio atravesando el campo de flores

"espera Toshinō Kyōko" Ayano empezó a seguir a la rubia "que encontramos" pregunto

"el sitio indicado" se detuvo a orilla del rio y dio la vuelta para observar a Ayano "quiero decirte algo"

"que tienes que decirme… Toshinō Kyōko" Ayano se detuvo a pocos metros de ella.

"yo…" Kyōko empezó acercarse para quedar al nivel de Ayano "yo… te-te-te" las palabras se le habían quedado atoradas en la garganta "vamos Kyōko tu puedes" se repetía mentalmente la rubia "te a-a-amo… Ayano"

La noticia la dejo en un estado de shock total, Ayano no movía ni un solo dedo. Kyōko tomo entre sus manos el rostro de Ayano y deposito un beso en sus labios, el beso no duro mucho ya que Kyōko se apartó triste porque Ayano no le correspondió.

"lo sabía… ella me odia" con ese pensamiento, los ojos de la rubia se llenaron de lágrimas, "lo siento" dijo y empezó a caminar hacia el río pedregoso, con el objetivo de cruzarlo.

Ayano despertó después de procesar bien lo que la rubia le había dicho, vio que Kyōko tenia lagrimas recorriendo por su mejilla las cuales trataba de limpiar con sus manos, mientras está a punto de pasar por completo el río.

"espera" dijo Ayano pero la rubia no volteo a verla, entonces empezó a correr para tratar de alcanzarla y decirle lo mucho que también la ama.

Cuando estaba cruzando el río, su pie resbaló de una roca y cayó al agua. "KYOKO" grito ella mientras trataba de ponerse de pie sin mucho éxito "TE AMO, TE AMO".

Al escuchar estas palabras, el corazón de Kyōko se llenó de mucha alegría, volteo a ver a la chica de sus sueños con una hermosa sonrisa que se desvaneció al ver como Ayano trataba de ponerse de pie. Ayano hacia muecas de dolor y pequeñas lágrimas escapaban de sus ojos, usando solo sus manos trato de arrastrarse hasta la orilla, fue entonces que la rubia vio que algo andaba mal. Kyōko se apresuró a ayudarle, no le importo mojarse un poco, tomo a la chica y pudo sacarla hasta la orilla, recostándola sobre la hierba comprendió después de mirar a Ayano detenidamente.

Todo es mi culpa…