Las tres de la mañana… eran las tres de la mañana, y como siempre él seguía despierto, siempre había sido así, él no dormía mucho, eso era para simples mundanos, el no era como todos, hay estaba solo en la oscuridad y el silencio, ¿dormir? el no tenia esas inútiles necesidades, y mucho menos esos insignificantes sentimientos, no, el era superior a los demás, el era el gran Sherlock Holmes, y se encontraba solitario, acostado sobre el sofá de 3 piezas…

La noche era silenciosa, como cualquier otra noche, el silencio que inundaba el departamento era reconfortante, tranquilizante, sin embargo, como una que otra noche, este era roto por unos ruidos, que casi siempre provenían de la misma habitación.

-pesadillas…

Los quejidos provenían de la habitación donde John descansaba. Sherlock estaba enterado que en sueños John aun sufría de los crudos recuerdos de la guerra, en forma de esas oscuras y rojas pesadillas.

Tomo el violín entre sus manos y lo puso en posición, con el arco sobre aquellas finas cuerdas, empezando a tocar una suave melodía, una armoniosa y rítmica melodía.

En un principio el tocaba para poder despejar sus ideas, le ayudaba a pensar, en un principio para eso era. Sin embargo, la presencia de John cambio eso. Las primeras veces Sherlock tocaba para poder despertarlo y así se apaciguaran esos murmullos y gritos que de su boca provenían, y sin pensarlo, poco a poco comenzó a tocar conciertos cada vez más hermosos para John.

Quería que todo aquello que lo perseguía en sueños se alejara, quería que su dolor se disipara, y él como un ser que no comprendía los sentimientos, no encontró una mejor forma de poder ayudarlo, más que su música fuera lo primero que escuchara al despertar.

De la oscuridad, salió el doctor con los ojos adormilados, caminando lentamente dirigiéndose a la cocina, y regreso con 2 tazas de té.

La primera taza fue colocada frente a Sherlock, le dio un sorbo a la segunda y cerró los ojos, escuchando la melodía que salía del instrumento.

El concierto duro unos minutos más y el silencio regreso.

-eso fue hermoso- pronuncio John en un susurro- me has salvado otra vez.

-no es nada.

Eran las tres de la mañana, y como siempre él seguía despierto, siempre había sido así, el no dormía mucho, eso era para simples mundanos, el no era como todos, el no tenia esas inútiles necesidades, pero, el ya había admitido la derrota ante esos sentimientos que con anterioridad consideraba innecesarios, pero ahora, eran lo que le daba fuerzas para seguir siendo el gran Sherlock Holmes, el que ahora, ya no estaba en la oscura soledad ni silencio, ahora tenía alguien que le acompañaba a iluminar el salón con bellas melodías. Aquel al que salvaba de sus pesadillas, al salvador de su vida.


Hey!

bueno, lamento que no sea de esos que te lleguen a lo mas profundo de tu ser pero... jksaiufgsahauguaksa

¡Gacias por leer!