Nota: Este fic está dedicado a Jasmin Malfoy. Espero que te guste aunque sea un poco. Me costó mucho empezarlo, pero después se escribió solo y ha resultado algo que no me había esperado.
Contiene Slash y un poco de violencia.
Pareja: Remus/Lucius
CRIATURA MALDITA
Un chico rubio paseaba por los corredores del castillo haciendo su ronda. Como prefecto le tocaba esa noche de jueves vigilar que ningún alumno estuviera fuera de su sala común sin permiso.
Era difícil encontrar a alguien por allí a esas horas. La oscuridad que envolvía esos corredores hacía que el lugar pareciera encantado, con armaduras que se aparecían en cada esquina y cuadros que se movían cuando menos lo esperabas.
La verdad es que no era la mejor hora para pasear, pero a Lucius no podía gustarle menos esa tenebrosidad. Él era un ser oscuro y, como a tal, le atraían los lugares más sombríos.
Miro por la ventana a los terrenos de Hogwarts iluminados solo por fugaces relámpagos acompañados de su ensordecedor sonido. Las ramas de los árboles se movían violentamente al ritmo del viento, mientras la lluvia caía fuertemente sobre él. Miro al cielo y vio como la luna se escondía detrás de una nube. Entonces recordó el día anterior.
Iba caminando cerca del Bosque Prohibido, cuando de repente pudo escuchar un aullido aterrador. Levantó la cabeza hacia el cielo y a través de las nubes pudo ver la luna llena.
"¿Un hombre lobo¿Aquí?"
En ese momento vio salir corriendo a dos personas cerca del Sauce Boxeador. Se acercó un poco y consiguió reconocer a Potter y a su amigo Severus. Este último parecía herido.
-Sois unos asesinos ¿Que pretendíais¿Matarme?
-No es culpa mía. Te advertí que no entrarás, pero tú tenías que hacerlo. Te pudo la curiosidad por saber que le pasaba a Remus.
-No entiendo como el director puede haber permitido tener un licántropo en la escuela. Es un peligro para todos.
-Nunca ha causada ningún problema. Si tu no te hubieras metido donde no te llamaban.
-Si Black no me hubiera hecho venir, no lo hubiera hecho, es culpa suya. Él sabía lo que podía pasar. Lo hizo a propósito.
-Muy bien, muchachos. Os quiero dentro de diez minutos en mi oficina.- Lucius se escondió al escuchar la vos del director.
"Con que el dulce Lupin es un hombre lobo. Muy interesante."
Los escucho alejarse y él se quedo allí parado hasta que amaneció y vio salir a Black llevando a un Lupin herido. Tenía el cuerpo lleno de rañazos y, cuando pasaron por delante de donde estaba escondido, consiguió ver la cicatriz que le debió dejar el lobo al morderle. Si no hubiera sido él, hubiera sentido pena por ese joven. Pero lo era y lo único que sintió fue un fuerte deseo por aquella criatura maldita.
Esa misma mañana, Lucius había intentado sonsacarle información a su compañero. Lo único que consiguió de él fueron reproches en contra del director y de esos Gryffindors. Al rubio le hacía gracia el comportamiento de Severus, conocía muy bien el odio que le tenía a ese grupo y solo le había faltado que el viejo director se pusiera a favor de ellos y el mayor castigo se lo llevara él. El moreno le había dicho que Dumbledore lo había amenazado con expulsarle si decía algo sobre Lupin y, aunque Lucius sabía que si se hacia público que había un licántropo en Hogwarts los únicos que iban a salir mal eran Lupin y Dumbledore, no le quiso decir nada. Quería al lobo para él y de nada le servia que lo expulsaran.
Y eso es en lo que estaba pensando esa noche: como hacer suyo a alguien que nada más sentía indiferencia por él. Pero no por nada era un Malfoy.
Continuó su camino hasta que escuchó unos sollozos que salían de una habitación. Se acercó a la puerta y la abrió silenciosamente. En el fondo de la oscura habitación había un chico hecho un ovillo. Justamente el chico que había ocupado sus pensamientos todo el día.
Remus Lupin sintió que alguien lo observaba y levanto la cabeza avergonzado de ser encontrado en esa situación. Pero precisamente, allí de pie estaba la última persona que hubiera deseado que lo viera en ese estado.
¿Malfoy?- preguntó asustado.
Lupin, que sorpresa encontrarte aquí.
Remus no sabía que hacer. Estaba seguro que Malfoy utilizaría esta situación para humillarle ante todos. Ya tenía suficientes problemas para, encima, tener que aguantar esto también.
¿Vas a quedarte mirando?
¿Por qué no? no me disgusta lo que veo, aunque prefería hacer otras cosas más placenteras que simplemente observarte.
¿A qué te refieres?- preguntó temiendo la respuesta.
No se. Estamos tú y yo solos en una oscura habitación sin nadie que pueda interrumpirnos. Creo que hay muchas cosas que podemos hacer juntos. ¿Tú que opinas?
Hay un pequeño problema en tu plan, Malfoy.
¿A sí¿Cuál?
Yo no quiero hacer nada contigo. Cuanto más lejos estés de mí, mejor.
¿De verdad? Es toda una pena. Nos lo hubiéramos pasado muy bien los dos, especialmente tú que parece que necesitas que alguien te anime un poco.
Para eso ya tengo a mis amigos. No necesito tu ayuda.
¿Donde están tus amigos ahora que los necesitas? Yo no los veo en ningún lado. Creo que están muy ocupados para preocuparse por ti.
Ellos se preocupan por mí.- dijo con completa convicción.- más de lo que nunca nadie se preocupara por ti.
¿Crees eso? Yo no estaría tan convencido. Potter ya tiene bastante con Evans, pronto se cansará de vosotros. Petergrew... bueno, él es un caso a parte. Y Black, ahora puede estar en cualquier lugar del castillo muy bien acompañado haciendo lo que podríamos estar haciendo tú y yo ahora. Y mírate, aquí solo, llorando. Y, por si no te has dado cuenta, la única persona que está contigo soy yo.
Todos tenemos nuestras vidas. Es normal que ellos también quieran estar con sus parejas, pero eso no quiere decir que no estemos alí cuando uno de nuestros amigos necesita ayuda.
Es cierto, todos tienen a alguien en su vida. Todos menos tú. Dime¿A quién tienes tú? A nadie.- concluyo con una sonrisa cruel.
Tú no sabes nada de mi vida. ¿Por qué no te vas y me dejas en paz? Lárgate. Vete.
¿Ahora te pones a la defensiva? Te estás dando cuenta de que tengo razón¿no? Yo podría ayudarte a alegrar un poco tu vida si me dejarás.
No quiero que hagas nada por mí.
¡OH! Pero si no lo hago por ti. Yo solo hago lo que me interesa a mí, y ahora, eso eres tú.
Pues tú a mí no me interesas.
Debería. ¿Sabes? En el fondo tu y yo somos iguales. Somos seres oscuros.
No se a que te refieres.- dijo con un temblor en la voz.
Lo sabes y muy bien. Ayer vi a Potter y a Snape discutiendo sobre tú condición. Pero tranquilo que no se lo diré a nadie.
Tú no puedes saberlo. ¿Qué quieres?
Eres una persona muy mala, casi matas a mi amigo. Jamás imagine que el tímido y silencioso Lupin llevara en su interior a toda una bestia asesina.
Eso que dices no es cierto. No soy una bestia.- dijo con lágrimas en sus ojos dorados. Yo no quería hacerle daño. Fue el lobo.
Pero Remus, el lobo eres tú.- dijo enfatizando la última parte.
NO. NO. NO.- gritó desesperado- Cállate. NO quiero seguir escuchándote.
¿Por qué? Si nos lo estamos pasando muy bien.
Sal de aquí. Fuera- Remus empezó a ponerse furioso, los ojos le brillaban de una manera peligrosa llenos de ira.
Mírate Remus, mírate bien. No hace falta que sea luna llena para que te transformes en un lobo. Eres una bestia.
Sí, soy una bestia, soy un bestia que podría destrozarte sin siquiera inmutarse y con un simple mordisco podría convertirte en una como yo.
No me das miedo. Al contrario, con tus amenazas lo único que consigues es que mi deseo aumente a cada segundo.
Remus se lanzó sobre él fuera de control, como si el lobo hubiera tomado posesión de su cuerpo. El impacto hizo que los dos cayeran sobre el suelo. Remus comenzó a golpear al rubio mientras este se retorcía entre su cuerpo y el suelo intentando evitar los golpes.
Finalmente, Remus se cansó de pelear y acercando sus labios a los del rubio lo besó con rudeza mientras desgarraba la camisa del rubio.
¿Es esto lo qué quieres, Malfoy?
Sí, quiero hacerte mío.
Lo siento, eso no va a poder ser. Aquí soy yo el que manda y voy a ser yo el que tenga el control sobre ti.
Remus se inclinó para lamer la piel pálida del rubio hasta detenerse en uno de los pezones y mordió con algo de brusquedad logrando arrancar un sonido de dolor.
Terminó de desnudarlo para observar con admiración la belleza de ese cuerpo que tenía a su completa disposición, aquella belleza tan deseada y codiciada por la mitad de Hogwarts y tan envidiada por la otra mitad. Remus, aunque le costara admitirlo, siempre se había encontrado entre el primer grupo.
Lucius intentó invertir las posiciones, no estaba acostumbrado a ser el dominado, pero Remus no estaba dispuesto a que le quitará esa posición de privilegio. Y, así se lo hizo saber. Finalmente, Lucius desistió de todo intento.
Remus tomó entre sus dientes la delicada piel para morderla. A cada mordisco, iba dejando un fino rastro de sangre que lamía para saborear aquel sabor metálico.
El rubio intentaba evitar sin éxito que de su garganta escaparán esos sonidos de dolor que tanto le gustaban provocar en sus amantes. Pero parecía que Remus iba a hacer todo lo posible por seguir escuchándolos.
Hoy vas a ser mío, Malfoy. Voy a hacer que jamás olvides esta noche.
Remus tomo entre sus manos el creciente miembro del rubio y apretó con fuerza. El rubio dejó escapar un gemido que, al lobo que había dentro de Remus, le acabó por excitarlo.
Hoy soy tuyo, Lupin. Pero te juro que algún día me vengare y seré yo el que te haga recordar ese día para siempre.
Remus acercó su boca al miembro de Lucius y lo lamió para luego morder la punta con fuerza. Sonrió ante el gesto de dolor que apareció en su rostro.
Remus se quitó la ropa que llevaba y tomó las caderas del rubio para colocarlo en una posición más cómoda para lo que iba a venir. Con brusquedad clavó los dedos en las nalgas.
Remus miró a los ojos de Lucius antes de penetrarlos. Unos ojos redondos y plateados como la luna llena.
El mero recuerdo de la luna acabó de enloquecer a Remus que penetró sin piedad en el interior del rubio. Este dejo escapar un grito y le saltaron unas lágrimas de los ojos, incapaz de soportar ese dolor. Remus siguió embistiendo, como si no fuera consciente de lo que pasaba a su alrededor, aumentado el ritmo con cada embestida.
¿Qué le importaba a Remus lo que pudiera pasarle a Malfoy?
Finalmente, entre los gemidos de placer y dolor que salían de la garganta del rubio, Remus alcanzó el orgasmo y se vino en el interior del cuerpo del otro. Lucius lo imitó al poco rato.
Remus salió de aquel cuerpo y se levantó de encima de él. Parecía haber recuperado la cordura y cuando vio horrorizado la condición en que había dejado al cuerpo del rubio.
Este tenía la piel, normalmente blanca, llena de marcas rojizas y sangre. Estaba lleno de moratones y en su cara todavía podía leerse el dolor.
No podía creer que él hubiera hecho eso. Lucius había tenido razón cuando le había dicho que él era el lobo, que no hacía falta transformarse para comportarse como esa bestia que era los días de luna llena.
¿Ves como tengo razón? Eres una criatura maldita por más que intentes negarlo.- dijo entre quejidos de dolor.- En el fondo somos iguales los dos.
Puede que sea una criatura maldita. Puede que sea un monstruo. Pero nunca, NUNCA, seré igual que tú. ¿Me oyes, Malfoy?
Después de decir esto, Remus se vistió y se dirigió a la puerta. Sin siquiera voltearse, salió de la aula dando un portazo.
Lucius se quedo allí estirado sobre el suelo, todavía dolorido, pero con una sonrisa complacida en su rostro. Tal vez no había sido como había planeado, pero había conseguido lo que quería. Y iba a cumplir su promesa de venganza, de eso no tenía la menor duda.
FIN
