El enemigo se ha ido
pero pronto ha de volver
cuando suenen sus tambores
de seguro moriré.

Desde que se fue Rukia su vida había cambiado, ahora era un muchacho mas apartado y más serio y siempre que le era posible se metía en alguna pelea para desahogarse, ero estaba vez la pelea en la que se había metido no podía salir bien.

Han muerto todos los míos,
solo yo sigo en pie.
Todos eran mis amigos
pero pronto los veré.

La pelea había empezado por culpa de unos idiotas que se habían metido con sus hermanas y con sus amigos, podía ser una persona seria y fría pero si molestaban ha alguien de su familia acabaría mal quien fuese el que lo hubiera hecho y ahí estaba el pegándose con un grupo de 15 personas mayores que él y todas ellas armadas.

Pues yo también estoy herido
herido de gravedad
se ve al correr mi sangre
la vida de mi escapar...

Sentía las heridas en su cuerpo y su mente solo era capad de pensar en una persona, solo podía pensar en aquella pequeña shinigami que le había cambiado la vida y que además le había robado el corazón.

De este cuerpo malherido
que nunca dudó en arriesgar
su vida de pos de un sueño
que ya no conseguirá.

Le dolían las heridas que habían sido causadas por las diversas puñaladas y golpes que le habían dado, nunca debió de haberse metido en aquella pelea, pero el haría cualquier cosa con tal de defender a sus amigos y a sus familiares.

Me ataré a mi estandarte,
fiel símbolo de mi fe
si llega antes la Muerte
que ellos me encuentren en pie.

Le dolía mantenerse en pie, pero no se rendiría, no caería, agarraba con fuerza el emblema que en su tiempo le entregaron como shinigami sustituto, ese objeto le había demostrado que todo lo vivido como shinigami no era un sueño, que él de verdad había conocido a Rukia y se había enamorado de ella.

En pie y desafiante
como yo siempre viví:
que tengan claro en sus mentes
que yo jamás de rendí.

Mucho eran los golpes que había recibido ya pero el que de verdad le causo daño fue cuando sintió que su piel se rompía por culpa de una navaja que le atravesaba el estomago, ese iba a ser el último golpe que causaría la muerte de Ichigo.

Estoy perdiendo el sentido,
ya casi no puedo ver...
Muerte, espera un momento
que pronto han de volver.

Su vista se nublaba y por sus ojos pasaron imágenes de su vida, pero en su mente se quedo la imagen de cómo conoció a Rukia y como hace un año que se había despedido de ella y de sus poderes, ahora solo espera la muerte y con suerte el poder volver a verla.

Veo venir una dama
sonriendo hacia mi.
Si esa dama es la Muerte...
¿Quién tiene miedo a morir?

Su cuerpo cayó al suelo y de él salió su alma con las ropas de shinigami, había recuperado los poderes con su muerte, se puso de pie y frente a el se encontraba la pequeña shinigami.

-¿No se te ocurrió otra manera de volver a verme?-dijo la shinigami con lagrimas en los ojos.

-No-dijo Ichigo mientras abrazaba a Rukia-te eche de menos enana.

-Te dije que vivieras no que murieras-dijo Rukia mientras lo abrazaba.

-No podía vivir sin ti-dijo Ichigo abrazándola mas fuerte

Viene cantando una nana
de mi tierra natal.
La cantaba mi madre...
nunca la podré olvidar...

-Te quiero enana-dijo Ichigo mientras la besaba.

-Y yo a ti idiota-dijo Rukia volviéndolo a besar.

-Por lo menos ahora tengo una vida junto a ti.

-Te me has vuelto cursi durante este año fresita.

-No jodas el momento enana.

-Anda vamos-dijo la shinigami mientras le cogía de la mano y se iban juntos a la sociedad de almas.