Disclaimer: Desde las profundidades siniestras de nuestra mente, hemos creado esta historia uniendo a las familias Potter-Malfoy, desafiando los estándares de la sociedad mágica. Claro, los personajes le pertenecen a JK Rowling.

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UNA VEZ EN DICIEMBRE

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The Darkness Princess & Lady Muerte


Para ustedes que están en el cielo.

Siempre vivirán en nuestros corazones.

D.B.M.

*º*º*º

Deseo de navidad.

Lily se removió en la cama jalando la manta, sentía un poco de frío. Mantuvo los ojos cerrados haciendo una lista mental de las actividades que realizaría ese día de navidad, sus labios se curvaron al recordar que presentaría en su reunión familiar en la Madriguera a su novio: Jagger, un apuesto metamorfago.

Una sensación de nervios se desató en su estómago, confiaba en que todo saldría como lo había imaginado.

Todo iba muy bien hasta…

—Eres muy hermosa —susurró una voz aterciopelada.

Abrió sus ojos de golpe, parpadeó un par de veces acostumbrándose a la luz pero eso no evitó que sus pupilas se dirigieran inmediatamente a la persona a su lado, en la cama. Lo que no esperaba era encontrarse al mismísimo Scorpius Malfoy, con el torso descubierto mirándola fijamente.

Su boca se abrió en una perfecta "o", se había quedado anonadada. «¿Qué hace Malfoy en mi cama y así? Ok, esto debe ser una horrible pesadilla.»

Se aferró a la manta, percatándose de un pequeño detalle: estaba desnuda. Esto cada vez se ponía peor.

Cerró sus ojos con fuerza, esperando que con eso desapareciera esa horrible imagen de su némesis.

«Lily todo esto es una pesadilla. Ahora despertarás, otra vez en tu cuarto y refundirás esto en lo más profundo de tu ser y de ser posible le pedirás a Jagger que te lance un Obliviate, claro después que él termine de reírse de ti.»

Una risa agradable resonó en la habitación, logrando que perdiera su concentración y abriera nuevamente sus ojos. ¡Diablos! Esto no era ni una ilusión, ni un sueño, ni la dimensión desconocida… era la realidad.

—¿Por qué esa reacción cohibida?

—¿Q-qué haces en mi cama y así…? —inquirió entre balbuceos, sintiendo que las mejillas le ardían.

—¿Estamos de broma, eh? —preguntó con una exquisita sonrisa torcida en sus rojos labios.

Potter frunció su ceño. Claro que no estaba bromeando, esto era serio y mucho. Ella tenía un novio y lo había engañado con alguien que ni siquiera consideraba entre su lista de hombres con los que debía salir. Vamos, ni siquiera se llevaba bien con él.

Inesperadamente Scorpius tomó su rostro entre sus manos, atrayéndola hacía sí y la besó. Fue un roce breve y absolutamente devastador.

—Vamos dormilona, quiero que abramos juntos los regalos.

Lily estaba estupefacta, aún podía sentir un cosquilleo en sus labios. Lo vio incorporarse y si tenía dudas sobre si había hecho algo más que dormir con él, se esfumaron al igual que todos sus pensamientos al verlo desnudo. Su mandíbula cayó, su cuerpo parecía haber sido esculpido por el mismísimo Miguel Ángel.

No fue si no hasta que él desapareció detrás de una puerta que pudo volver a respirar, no sabía en que momento había dejado de hacerlo. Después de unos segundos, que ocupó para recuperarse de semejante impresión, se dio cuenta que no se encontraba en su habitación.

—Tranquila, no te asustes —se dijo a si misma observando todo el lugar. —¿Cómo termine aquí? ¿Y por qué estoy con Malfoy?

«No voy a gritar, voy a tomar mis cosas y a salir de aquí antes de que ese pervertido vuelva. Yo jamás me hubiese acostado con él, debió obligarme, quizás me hechizó, me dio de beber alguna poción.»

Se levantó con rapidez, jalando la sabana para cubrirse en lo que recogía su ropa.

—Pelirroja, ¿por qué no vienes?

Alzó sus ojos con rapidez dirigiéndolas al chico, semiescondido detrás de la puerta, llevaba el cabello húmedo, algunas gotas se resbalaban por su torso. ¡Por Merlín, ese chico era un exhibicionista!

Sus mejillas se encendieron, ¿cómo se atrevía a proponerle algo así? En cuanto encontrara su varita, le daría su merecido. No entendía nada de lo que estaba sucediendo.

—Mejor no.

Él la miró con aire confuso, su novia realmente estaba actuando muy extraño esa mañana, aunque quizás presentía cuál era la sorpresa que le iba a dar.

—Como quieras preciosa, pero si cambias de opinión, estaré aquí al menos 10 minutos más. —Le dedicó una mirada sugerente, sonriéndole malicioso.

Lily casi se va de espaldas, esto era demasiado. Respiró a fondo tratando de calmarse, de repente sentía que el calor en la habitación había aumentado.

—Debo… —calló abruptamente al ver una foto de ellos dos juntos sobre la mesa de noche. La tomó de inmediato observándola fijamente, ahí estaba ella abrazada él, sonriéndole—pero qué… yo no recuerdo haberme tomado una foto con él.

Se llevó una mano a la cabeza, esforzándose por recordar, pero por más que trataba nada sucedía. Oficialmente estaba más que asustada, dejó que su mirada viajara por la habitación en busca de algo más que le dijera que ocurría.

Conforme los minutos pasaban su angustia crecía y ahí en la pared estaba su pista, con la mayor rapidez que le permitían sus piernas y la sabana, llegó al calendario. Sus ojos se abrieron desmesuradamente al ver el año 2028.

—¿Cómo fue que perdí dos años de mi vida? —Su voz sonó apagada, en ese momento estaba tan blanca como una hoja. Necesitaba explicaciones y si para eso tenía que hablar con Malfoy, lo haría.

La puerta del baño se abrió dejando salir una nube de vapor y con ella al rubio únicamente con una toalla amarrada a su cadera. De inmediato buscó con la mirada a la chica, encontrándola recargada en un pared, no tenía buena pinta.

—Lily ¿estas bien? —inquirió acercándose a ella, tocó su rostro preocupado por su falta de color, sus labios estaban secos y su mirada perdida.

—Eh…—Salió de su estupor al sentir la mano del ex Slytherin rozando su mejilla. —Si, me voy a bañar, necesito que hablemos. —Literalmente huyo de él, encerrándose en el baño.

«Analicemos las cosas. De alguna extraña forma termine involucrándome con Malfoy, lo cual quiere decir que deje a mi adorable novio de ojos verdes y cabello blanco en ocasiones, multifacético y atractivo por el paliducho, nariz respingada… ojos de serpiente y con un cuerpo que…».

—No, no… olvidemos eso. No tiene que importante que tan… tan… —Prefirió callar antes de seguir enredándose en eso, debía detener el tren de sus pensamientos porque se estaban yendo en una dirección muy peligrosa y comprometedora.

Abrió las llaves de la ducha y cerró la puerta con seguro, no quería otra sorpresita con ese oxigenado, aunque sabía que si él quisiera entrar lo haría con un simple hechizo. Pasó su mano por el espejo empañado, estudiando su reflejo.

Lily soltó por completo la sabana, descubriéndose totalmente. Se veía diferente a la última vez que se había visto, había crecido apenas unos centímetros, su cabello lo llevaba más largo y sin duda sus curvas estaban más delineadas. Si definitivamente estaba esto muy mal, no ella claro… la situación.

—¿Cómo fue que termine con Malfoy? Nunca nos hemos llevado bien a pesar de su amistad con Albus, siempre lo deteste por engreído, arrogante… insufrible ¡Arggg! — gruñó, recordando sus desencuentros en el Colegio— ¿Cómo le pude hacer esto a Rose? A ella era a la que le gustaba, no a mi.

Aún sin entender nada y quejándose de su suerte, se metió bajo el chorro del agua. Su cerebro trabajaba a marchas forzadas tratando de darle una explicación razonable a lo que estaba viviendo. Aunque eso no evitó que sus pensamientos la llevaran al beso que él le había dado, un tenue sonrojo se apoderó nuevamente de ella, no había sido tan terrible, contrariamente a lo pensado.

*º*º*º

Potter salió del baño cubierta por un albornoz blanco que había encontrado colgado, secando con otra toalla su cabello. Hasta ese momento no había encontrado una explicación a lo que estaba viviendo y menos una solución, así que solo le quedaba nuevamente la primera opción: Malfoy.

Ahora el problema era que su ropa había desaparecido del suelo, la cama se encontraba ya hecha, seguramente tenía un elfo domestico. Resopló desanimada, no pensaba andar con el albornoz todo el día, ni tampoco desnuda aunque era claro que el rubio ya la había visto como Merlín la había traído al mundo. No había mucho que ocultar después de compartir la cama.

Observó el closet, quizás podría tomar ropa prestada del oxigenado. Tomó las perillas y lo abrió de par en par, vaya que ese gastaba dinero en su vestimenta. Recorrió con su mano los trajes, las camisas… hasta que llegó a un apartado dónde había ropa de mujer.

Enarcó sus cejas, entrecerrando sus ojos. ¿Por qué había ropa de mujer en el closet del chico? Esa había sido una pregunta muy obvia, se abofeteó mentalmente. La acarició con las yemas de sus dedos, pues debía de ser de ella o era que el desgraciado vivía con alguien y ella era su amante.

Descartó la idea al notar en la etiqueta, la talla. No había más, era suya, lo cual agravaba más la situación. «Ok. Despierto una mañana desnuda y con Malfoy, lo cual me hace tener algo con él y ahora descubro que hay ropa mía en su cuarto, ¿eso a qué me lleva?».

—¡No puede ser estoy viviendo con él!, ¡¿cómo fue que deje mi casa para irme con ese?!

—¡Lily! —Se escuchó la voz de Scorpius desde la planta baja.

—¡Enseguida bajo!

*º*º*º

Al llegar a la sala, se encontró con Scorpius sentado leyendo El Profeta con una taza humeante en su mano izquierda. Sonrió al ver que aún no notaba su presencia o eso creía ella, caminó hacia la chimenea encontrándose con más portarretratos. Pasó su vista por las fotos en movimiento, en todas aparecía ella con él en diferentes lugares.

Una horrible sensación se apoderó de la base de su estómago. «¿Por qué no recuerdo nada de esto?». Su corazón se oprimió y contuvo sus ganas de soltarse a llorar.

—¿Recuerdas ese día?

Lily se tensó al sentirlo detrás de ella, no lo había escuchado acercarse. —Eh… claro.

—Lo sé, es tu favorita —Sus manos serpentearon su cintura, abrazándola. Su mentón descansaba cómodamente en el hombro de la pelirroja. —fue nuestra primera cita.

Lily abrió su boca sorprendida, sin despegar sus ojos de la foto. Ignorando incluso el cálido aliento del rubio que cepillaba la piel de su cuello. «Rayos, no lo recuerdo, fue nuestra primera cita.»

En aquella foto una risueña Lily sostenía un cono grande de helado, uno de sus dedos estaba manchado de crema batida, Scorpius tenía helado en su nariz y estaba con rictus de molestia.

Tragó con dificultad dejando la foto en su lugar.

—Ven, vamos a abrir los regalos que nos queda poco tiempo, aún tenemos que ir a la Madriguera. No quiero tener problemas con James o con Hugo, ya tuve suficientes peleas con ellos por este año y ni hablar de tu tío Ron…

Esbozó una débil sonrisa, al menos algo seguía siendo normal. Se sentaron en el sillón de dos plazas frente a la chimenea. Scorpius tomó una caja de regalo mediana del árbol, la retuvo entre sus manos con una sonrisa misteriosa. Tomó una bocanada de aire y se la entregó.

Luna la sostuvo con duda, buscó su mirada antes de comenzar a abrirlo, le quito con delicadeza el papel logrando que Scorpius se desesperara, se notaba ligeramente nervioso. Abrió la caja, pero en ella no había más que otra caja, frunció su entrecejo.

—Anda, abre la otra.

Ella lo obedeció, abrió la siguiente y la que siguió a esa, hasta llegar a una última la destapó con cuidado, pero lo que descubrió en ella la dejó perpleja.

Scorpius sonrió instintivamente, esa era la clase de reacción que esperaba, notó en su mirada la sorpresa que se había llevado. Tomó delicadamente la caja de sus manos, sacando el gran anillo que guardaba.

—Lily, ¿quieres casarte conmigo? —Recogió su mano izquierda con suavidad, deslizando en su dedo la joya.

*º*º*º

Miguel Ángel: (1475-1564) Pintor, escultor y arquitecto del renacimiento.

*º*º*º

Continuará...

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