-¿algún trabajo?-pregunto el pelirrojo desarmando una caja metálica

-no-bufo molesto- iré a tomar aire

-que no te maten mientras tomes aire

Buena forma de decirle "cuídate" de su compañero, Roy Harper era seguramente la persona que más confiaba en la vida ¿y cómo no? Era el único que después de más de 80 personas muertas por él seguía pensando que era una buena persona, y él podía decir lo mismo de su compañero, que a pesar de que se gastaba todo su dinero, intentaba quemar su morada más de una vez a la semana y le fastidiaba todo el día, aún seguía creyendo que él siempre le cubriría la espalda. Pero esta noche le tocaba un poco de diversión a solas, a pesar de su trabajo de superhéroes a sueldo "Rent-a-Bat", era la primera vez que agradecía traer el murciélago en su pecho, ahora con esto no se lo quitaría más.

Bajo a un callejón silbando tranquilamente buscando algo que hacer, se metió a un almacén y cuando estaba dentro ya todos estaban en el suelo, un poco de sangre además del sonido tranquilo de las sirenas de la policía acercándose a prisa, era hora de correr. Vio una figura moviéndose a lo lejos, seguro que era el responsable de ello, al menos había hecho un buen trabajo, así que siguió moviéndose buscando otro lugar del cual ocuparse

Pasaron las horas y banda que intentaba detener ya había llegado tarde, aquella sombra ya les había detenido a todos, así que no le quedo de otra que volver a casa. Los Ángeles era un poco aburrido para él, en Gotham podía ir a molestar a Cobblepot y también a Black Mask cuando no tenía más que hacer, como eran populares en el crimen organizado era fácil encontrarles, pero los Ángeles… sinceramente no sabía que iba mal pero esa noche no querría averiguarlo

-¿tan temprano en casa?

-necesito pensar

-que novedoso en ti-dijo riendo

Se metió a la ducha y luego se recostó en la cama, tenían que conseguir un trabajo o si no conseguir dinero, no quería tener un trabajo estúpido y mundano como ser camarero, el nunca trabajo si no era para matar personas, casi un mercenario, no le gustaba de todo esa palabra pero le definía en ese tiempo. Busco algo que comer entre herramientas, aceite y viejas parte de quien sabía que, una manzana alcanzaría por el momento mientras seguía observando lo que pensaba era una caja negra de un avión

-¿Cuánto tardaras con eso?

-solo un par de horas mas

-¿para qué diablos quieres una caja negra?

-no es una caja negra, Jaybird… esta hermosura es una sofisticada pero simple antena y memoria de 5 drones de vigilancia de L.A.

-¿drones?... me asombra que no tengas uno, o que fabricaras uno

-la verdad estoy esperando el siguiente trabajo para comprar uno

-espero que encuentres algo interesante y que pronto tengamos un maldito trabajo de Battleworth pronto

Sonó el teléfono de milagro, en la siguiente noche tenían que ser mensajeros de una maleta, diamantes desde San Francisco hasta de vuelta a los Ángeles, todo legal, eran para una exposición de joyas y han intentado robarlas muchas veces ¿y qué mejor que un murciélago para eso?

Finalmente pudieron conectar las memorias y analizar los datos, cuando vio la sombra moverse entre los edificios. Jason le pidió que siguiera con la imagen cuando vio la sombra moverse a prisa, estaban robando las imágenes de hace poco, fue cuando 5 minutos después el entro y había hombres en el suelo

-es una mujer

-pareciera… espera… luego entraste tu ¿Qué había?

-bueno… 25 hombres en el suelo, armados… fue rápida, le corto algunos tendones a algunos, anda con cuchillas también vi disparos de balas pero… no estoy del todo seguro si tenía un arma

-Jaybird-dijo riendo- esta chica es ruda, me agrada

-no te ilusiones Roy, no sabemos que quiere con nosotros… no te confíes

Ignoraron el tema, o al menos no hablaron más de ello por el momento, tomaron un vuelvo corto de tan solo 1 hora y media hasta San Francisco, un auto ya les esperaba en el aeropuerto, fue difícil mantener su identidad en ese momento, cambiando de ropa sin que fuera un alboroto en el aeropuerto. Finalmente llegaron a donde su empleador, revisaron cada pieza del maletín y luego con una esposa la sujetaron a la mano de Red Hood, ahora consiguieron un auto, ya que tanto era el afán por las joyas que si iban en avión sería un peligro para las más de 100 personas que irían con ellos, la vieja carretera y unas cuantas horas hasta Los Ángeles era su mejor opción, escuchando la voz de Roy resonando cuando cantaba y contaba algunas de sus extrañas historias. Habían tenido que perder a cientos de personas en la calles, cambiar el auto dos veces y golpear a algunos idiotas en el camino, se habían tardado varias horas en llegar y ya era de noche, el pelinegro ya estaba atrasado para su rutina de salir un rato, pero no importaba. Cuando al fin se detuvieron con el automóvil sintieron un golpe en el techo, fue cuando una cabeza se asomó por el parabrisas, un antifaz negro con una sonrisa y la piel levemente oscurecida.

-disculpen caballeros, los siguen hace dos calles

-amigo, el auto es rentado-dijo el pelirrojo

-la sombra…

-así es, Slow Hood… tú me debes una

La mujer se bajó del auto con un salto, eran sensual debía admitirlo, pantalones cortos, un corsé de kevlar con una chaqueta con capucha, unas botas y medias negras rasgadas, todo completamente de negro, una sombra exactamente. Roy con la mujer le cubrirían así que se apresuró a hacer la entrega. Se dieron el tiempo de revisar cada una de las piezas, cada minuto se hacía eterno hasta que finalmente, depositaron en la cuenta compartida con su compañero.

No tenía tiempo que perder así que se apresuró a salir, pero Arsenal ya estaba afuera con una bandita en la barbilla, la mujer estaba desaparecida, había buscado fotografías de la mujer y todas se veían igual de oscuras y misteriosas que las otras, la única vez que pudo verle con claridad fue un vistazo antes de hacer la entrega.

-¿Qué paso?

-sí que te tardaste Jaybird, ella ya se fue, dijo que le debes otra más y se largó de aquí a prisa

-esa mujer-dijo con el ceño fruncido- ¡¿Quién diablos cree que es?!... yo no le debo a nadie nada

-vámonos a casa, hoy pediremos la cena, yo invito

-es nuestro dinero Roy… como sea, pide la cena pero yo iré a patrullar un rato

¿Cómo que le debía una? Ni siquiera la conocía, ¿Cuándo apareció? Ni siquiera se había dado cuenta, se quedó en la azotea de un edificio, colgando sus pies en la orilla, el aire cálido y las brisas que corrían en ese alto lugar le gustaba. Los Ángeles tenía un aire muy diferente a lo que tenía Gotham, prácticamente en Gotham podías oler el crimen, pero este lugar tenía un no sé qué le hacía querer estar en ese lugar, era como unas vacaciones permanentes. Se quitó su casco un momento, dejando ver su antifaz rojo, quería respirar profundamente a pesar de que el aire no era del todo limpio, aun así se llenó los pulmones con Los Ángeles

-¿Qué haces aquí, Red?

Se volvió para ver a la mujer que caminaba lentamente hasta el, con una sonrisa pegada a sus labios, se sentó junto a él en silencio observando la brillante cuidad, busco en su bolsillo una pequeña bolsa de Jelly Bellys donde tomo uno y se lo metió a la boca, luego le ofreció en silencio, un poco dudoso tomo uno hasta sentir aquel dulzor en la boca seguida de su textura gelatinosa, exclamo un gracias casi como un susurro cuando ella se volvió y le miro

-pensé que tenías algo raro en la cara pero eres bastante guapo, Red

-¿acaso es un cumplido?

-puede decirse que si

-tú no estás tan mal-dijo tomando otro dulce- hace años que no comía estas cosas

-me encantan, dan energía en las noches

-¿acaso tus papis no se enojan de que salgan en las noches?

-¿acaso tu Bat papi no se enoja por venderte, RedBat?

-ok, mala pregunta

-bueno, cariño-dijo levantándose- no soy la chica que piensas

Le lanzo un beso antes de lanzarse al vacío, lanzando un cable para balancearse tranquilamente por el lugar, tenía dinero eso era seguro, corsé de kevlar, cables de tensión para lanzarse por los aires, incluso podía sentir un buen perfume emanando de ella, le gustaba su actitud.